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Fútbol a este lado
Un verano sin ti
“La estoy pasando bien, no te voy a mentir, pero a veces tu nombre no me deja dormir”. Lo dice Bad Bunny en Un verano sin ti, su nuevo disco donde parece llorarle con carácter preventivo (un día hablaremos sobre performar el bajón) a esa época en la que el tiempo se expande un poco, los mails de los afortunados rebotan y uno tiene más oportunidades de estar con esa persona recién descubierta. Al Conejo Malo le podrán entender en este caso los aficionados más hardcore al fútbol. La frase anteriormente citada —ese “pasarlo bien, pero”— la harían suya esos seguidores para los que no hay chapuzón playero y botellín de neverita que sean incompatibles con la orfandad. No hay para ellos sustitutivo alguno de la salsa de las competiciones y todo lo inventado hasta la fecha, en declive desde hace años, ya sea Teresa Herrera, giras yanquis, cromos raros o Guía Marca, es metadona. Como en el caso de cualquier enganche, del balón a la dopamina romántica, de nuevo recurrimos a Benito Antonio Martínez Ocasio: mejor una cura, una limpia radical para superar el mono. Sin sucedáneos, sin parches, sin partidos amistosos ni ver sus historias creyéndote más fuerte de lo que eres.
Pero, ¿y si Benito está errado lamentando el verano? ¿Y si ha estado componiendo en pleno secuestro llevado a cabo por matones de la industria de la ceniza? Esa que conjuga en pasado y en condicional. Cómo estábamos, cómo estaríamos y dale molino. Así no hay fallo. Así cualquiera. En el amor, en el fútbol, en la patraña de la guerra generacional, siempre lo mismo: stop the count, árbitro la hora y a casa. ¡No! Porque bad boni y cualquiera que no se resigne a hacerse el muerto saben que el viejo lema de que bajo los adoquines estaba la playa servía al menos para levantarlos. Para no pensar en el nombre de ella ni en este fútbol moderno que lucha desde los despachos por distanciarse del aficionado (“whatsapp sin el retrato, no guarda mi contacto”) y que para colmo nos empuja a un verano de mundial sin mundial. Y así, levantando adoquines, verás Bad Bunny cómo descansas sin insomnio del cora, y levantando adoquines para estrellarlos contra el destino lo mismo un día vais a coger el mismo pedrusco tú y ella y esa ella es una ella con un nombre diferente del que no dejaba dormir. Recordarías durante tiempo, si te gustase el fútbol, que cuando os conocisteis el Madrid seguía haciendo que ser antimadridista fuera agotador, pero eso no es novedad. La conocerías siendo Italia campeona europea y Francia del mundo. No son las verdades eternas de San Agustín pero sí unas que duran cuatro años. Tal y como está el percal, algo de anclaje ya es.
Hace veranos que a las patronales del fútbol le cantamos “sube algo, dame contenido”. De ahí pasamos al “me siento como el sol cuando te pones sunblock”
Pero no, Benito no se equivoca. Si uno escucha entero Un verano sin ti es fácil que esté de acuerdo con la afirmación que el cantante portorriqueño ha hecho a la prensa: que es el más feliz de su carrera. No es un quejido a más de un mes vista. Es más bien verbalizar una realidad. Será un verano sin ti y, aunque no sea lo mismo, un verano sin mundial, injertado en Catar y en invierno, cuando el “no me da la vida” esté otra vez en pico, ok. Hace veranos que a las patronales del fútbol le cantamos “sube algo, dame contenido”. De ahí pasamos al “me siento como el sol cuando te pones sunblock”. Cuando en unas semanas vengan a buscarnos para llevarnos de los pelos a la rutina y la pena, con la coartada de sus primeras jornadas y esa palabra odiosa, rentrée, que usan los aguafiestas, diremos sin mirarles a la cara, como si no estuvieran presentes, “no me quiero ir de aquí, que se vayan ellos”. Hábrase visto ridículo, presentarse a una playa con chaqueta y pinganillo. Nah, un corazón no es un yoyó. Otra que te robo, Benito: ojalá que el verano nunca se acabe.