Francia
Mélenchon, el “candidato de la paz”, se acerca a la segunda vuelta de las presidenciales francesas

El líder de la izquierda insumisa afronta el inicio oficial de la campaña como tercero en los sondeos, por detrás de Macron y Le Pen. Pese a los reproches de una supuesta condescendencia con Putin, la guerra en Ucrania no lastra sus opciones.
Jean-Luc Mélenchon
Jean-Luc Mélenchon se dirige a los manifestantes de La Francia Insumisa en París el 23 de septiembre de 2017. Teresa Suárez Zapater
3 abr 2022 06:00

Un posible epílogo en el final de ciclo del populismo de izquierdas en Europa. El candidato de la Francia Insumisa, Jean-Luc Mélenchon, cuenta con opciones para clasificarse para la segunda vuelta de las presidenciales francesas. El lunes empezó la campaña oficial de los comicios del 10 —primera vuelta— y 24 de abril —segunda vuelta—. Actualmente, los sondeos ubican en la tercera posición al aspirante ecosocialista —15-14%—, al acecho de la ultraderechista Marine Le Pen —19-16%—, aunque ambos lejos del presidente Emmanuel Macron —28-27%—.

Tras años de lamentos por la división y el declive de la gauche, no resulta descabellado un final electoral entre Macron y Mélenchon. Una hipótesis esperanzadora para la izquierda transformadora. No solo obligaría a todos los plumillas —incluido un servidor— a quemar sus sesudos artículos sobre la derechización de Francia, sino que también representaría el retorno de un candidato progresista en la segunda vuelta por primera vez desde 2012. A diferencia de hace diez años, con el duelo entre el conservador Nicolas Sarkozy y el socioliberal François Hollande, esta vez la derecha se confrontaría a un partidario de una ambiciosa planificación ecológica, de bajar la edad de jubilación a los 60 años o establecer una semana laboral de 32 horas.

Mélenchon, de 70 años, hizo el pasado domingo una demostración de fuerza con un mitin en Marsella, en el sudeste francés. Tras haber reunido a unas 100.000 personas el 20 de marzo en París, más de 35.000, según los organizadores, asistieron a la playa del Prado al acto electoral en la segunda ciudad de Francia. Más allá de las típicas guerras de cifras, el líder insumiso se ha consagrado como el presidenciable que organiza los actos públicos más multitudinarios —solo imitado por el polemista ultra Éric Zemmour — en esta descafeinada campaña presidencial, eclipsada mediáticamente por la guerra en Ucrania.

Resiste a las acusaciones de simpatizar con Putin

“Quiero dedicar nuestra concentración a la lucha por un alto el fuego en Ucrania y por acabar con la invasión rusa”, aseguró Mélenchon en el inicio de su discurso en la ciudad foceana. Tras el estallido de la guerra en Ucrania, sectores de la izquierda moderada creían que esta supondría un obstáculo difícil de superar para el veterano Mélenchon. El exministro socialista en el gobierno de Lionel Jospin (1997-2002) se presenta a sus terceras presidenciales tras lograr el 12% de los sufragios en 2012 y el 19% en 2017. Aunque muchos consideraban su figura desgastada y su programa demasiado radical, ha resistido como el único aspirante de izquierdas con opciones de llegar a la segunda vuelta.

Debido a su posición altermundialista, el insumiso había advertido en los últimos años sobre los riesgos de la expansión de la OTAN hacia el este de Europa. La costumbre occidental de poner el dedo en el ojo del oso ruso desembocó en la invasión del territorio ucraniano. Después de la brutal decisión de Vladimir Putin, la socialista Anne Hidalgo y el verde Yannick Jadot multiplicaron sus reproches contra Mélenchon sobre su supuesta condescendencia respecto al presidente ruso. Como también ha sucedido en España, el estallido de la guerra ha suscitado un cierto macartismo, alimentado desde la derecha hasta el centro-izquierda, contra el altermundialismo, acusándolo de unos vínculos con Putin parecidos a los de la ultraderecha, a pesar de encontrarse a las antípodas ideológicas del jefe del Kremlin.

Apostó por presentarse como el “candidato de la paz”, favorable a las sanciones económicas a los oligarcas, pero contrario a un envío de armas que favorezca una escalada

No obstante, Mélenchon supo adaptarse con cierta habilidad táctica ante este nuevo escenario. No solo condenó desde el minuto uno la agresión rusa, sino que también recuperó dos conceptos clásicos del altermundialismo francés: el pacifismo y la independencia diplomática. Apostó por presentarse como el “candidato de la paz”, favorable a las sanciones económicas a los oligarcas, pero contrario a un envío de armas que favorezca una escalada. En su intervención en Marsella, insistió en la necesidad de enviar cascos azules, “bajo mandato de la ONU, para proteger las centrales nucleares ucranianas”, una de sus propuestas predilectas en las últimas semanas.

“Sin duda, la guerra no resulta una ventaja para él, ya que tiene la imagen de ser un dirigente pro-Putin”, reconoce Paul, 28 años, un simpatizante ecologista y empleado en el sector de las energías renovables que acudió al último mitin. “No es cierto que defienda a Putin, pero tampoco apoya la actual escalada de discursos belicistas”, afirma, por su lado, Bruno Morit, 63 años, quien asistió al acto con una bandera arcoíris con el símbolo de la paz. “Creo que la mayoría de franceses se identifican en su posición”, añade con una visión excesivamente optimista. “Macron es mucho más cercano a una dictadura como la de Arabia Saudí y nadie dice nada”, recuerda Sophie, 26 años, que trabaja para el Ministerio de Justicia.

Un referéndum social contra Macron y Le Pen

Aunque la guerra en Ucrania no resulta el marco ideal para Mélenchon, ha comportado una ventaja: la desaparición del radar mediático de los obsesivos debates sobre la inmigración y el islam. El principal perjudicado por el conflicto ha sido Zemmour, ya que desde hace un mes su veneno islamófobo dejó de impregnar en las ondas. En cambio, con las consecuencias económicas de la guerra, ganaron en relevancia las medidas sociales para hacer frente a la inflación y la crisis energética; por ejemplo, la propuesta insumisa de bajar y bloquear los precios de la electricidad, gasolina y otros productos básicos. En este terreno social el insumiso pretende hacerse fuerte. Y quiere convertir los comicios en un referéndum contra el neoliberalismo de Macron y Le Pen.

Con las consecuencias económicas de la guerra, ganaron en relevancia las medidas sociales para hacer frente a la inflación y la crisis energética, como la propuesta de bajar y bloquear los precios de la electricidad, gasolina y otros productos básicos

“Macron es el programa económico de Le Pen con el añadido del menosprecio de clase, mientras que Le Pen es el programa de Macron con el añadido del menosprecio de raza”, criticó Mélenchon en su discurso en la ciudad sureña. Según el candidato populista de izquierdas, ambos coinciden en su voluntad de alargar la edad de jubilación, mantener congelado el salario mínimo, su falta de ambición para bloquear los precios energéticos y su apuesta por disminuir los impuestos a las empresas o construir nuevas centrales nucleares.

Para seducir al electorado conservador, la líder del partido de extrema derecha Reagrupación Nacional moderó de manera significativa sus promesas en materia económica. Pero a base de banalizarse, Le Pen se ha vuelto más insípida. Corre el riesgo de volverse invisible y alejarse de una parte de los votantes “antisistema”. “Desde 2017, casi todos los sondeos dieron a la RN unas intenciones de voto superiores a su resultado final”, advierte Jean-Yves Dormagen, director del instituto de sondeos Cluster 17, sobre la posibilidad de que la aspirante ultra logre menos votos de lo pronosticado.

Como ya hizo en el multitudinario mitin en París, Mélenchon centró buena parte de su discurso en criticar el programa de Macron, presentado el 17 de marzo y con una orientación más conservadora que el de 2017. El dirigente centrista quiere alargar la edad mínima de jubilación hasta los 65 años —tras haber cotizado 43— y obligar a ejercer una actividad laboral o formativa, de entre 15 o 20 horas, a todos aquellos que reciban el RSA —de 565 euros mensuales—, el equivalente galo del Ingreso Mínimo Vital. También propuso una reforma neoliberal del sistema educativo en aras de dar una mayor autonomía a las escuelas e institutos en la contratación de profesores y favorecer la competencia.

Un camino lleno de obstáculos hasta la segunda vuelta

“Señor Macron, es demasiado, el buen pueblo puede aceptar muchas cosas, ¡pero no toquéis a nuestros niños!, clamó Mélenchon, acusando al presidente de “transformar la educación pública en un caos”. Ante un dirigente centrista claramente anclado en la derecha, el candidato ecosocialista aspira a seducir a los votantes de otros partidos de izquierdas a través del clásico argumento del “voto útil”. “Si queréis hacer un cordón sanitario a la extrema derecha, tengo una propuesta para vosotros: haced este cordón sanitario desde la primera vuelta votando por mí”, afirmó en la playa del Prado. Como ya había pronosticado en enero en El Salto el politólogo Manuel Cervera-Marzal, este efecto de “voto útil” está funcionando y así lo reflejan los sondeos.

A pesar de ello, el camino hacia la segunda vuelta parece empinado. “Al menos se confrontará a cuatro obstáculos”, apunta el analista Fabien Escalona, periodista en el digital Mediapart. “El primero de ellos es su imagen personal mucho más desgastada que en 2017”, explica este experto en socialdemocracia. El segundo, la división de la izquierda, acentuada en estos comicios debido a la voluntad del histórico Partido Comunista de presentar su propia candidatura. El tercero, la posición de Mélenchon sobre Putin, “que lo aleja de una parte de los votantes del centro-izquierda”. Y el cuarto, un “posible efecto de voto útil en la ultraderecha” a favor de Le Pen a medida que Zemmour queda relegado en los sondeos.

Tampoco le beneficia la ausencia de debates televisivos, anulados tras la negativa de Macron de participar en ellos antes de la primera vuelta. “Teniendo en cuenta su reputación de brillante orador, es un lastre para el insumiso que no haya este tipo de programas”, apunta Dormagen. Otro obstáculo mayor puede ser la abstención, probablemente muy elevada en medio de una campaña descafeinada.

El riesgo de la abstención

Los estudios de opinión apuntan a una participación de entre el 63% y el 71%. Es decir, serían las presidenciales con el porcentaje de votantes más bajo en la historia de la Quinta República. “Aquellas categorías de la población que parecen menos movilizadas son los jóvenes y el electorado de izquierdas, justo aquellas más propicias a votar por Mélenchon”, advierte Escalona. De hecho, su clasificación para la segunda vuelta puede depender de una movilización popular en este final de la campaña.

Si Mélenchon llega a la segunda vuelta, en lugar de sobre inseguridad o inmigración, se debatiría sobre los derechos de sucesión —el insumiso quiere establecer un límite a la exención e impuestos situado en los 12 millones de euros— o la planificación ecológica

Si se confirmara esta hipótesis nada descabellada, una victoria de Mélenchon contra Macron en la segunda vuelta resultaría casi imposible. Sería un sueño de una noche de primavera. Pero simplemente su presencia en la segunda vuelta supondría un punto de inflexión para la izquierda en Francia y en el resto de Europa. No solo comportaría un batacazo para la ultraderecha, sino que cambiaría los temas de debate. En lugar de la inseguridad o la inmigración, se debatiría sobre los derechos de sucesión —el insumiso quiere establecer un límite a la exención e impuestos situado en los 12 millones de euros— o la planificación ecológica.

También daría un rol preponderante a una izquierda transformadora y popular en la reconstrucción del progresismo en Francia. De hecho, empujaría a los verdes y sectores del Partido Socialista a ser menos reticentes a pactar con los insumisos. Sin duda, supondría un capítulo inesperado en el final de ciclo de los indignados.

Archivado en: Francia
Informar de un error
Es necesario tener cuenta y acceder a ella para poder hacer envíos. Regístrate. Entra en tu cuenta.

Relacionadas

Francia
Cloacas policiales El caso Squarcini: la trama de espionaje que une al Villarejo galo con el hombre más rico de Francia
El Tribunal de París juzga al excomisario Bernard Squarcini por el espionaje al diputado de izquierdas François Ruffin y su revista Fakir, promovido por el gigante del lujo LVMH.
Francia
Francia El Gobierno de Francia, a la deriva tras la caída de Barnier en una moción de censura
La moción de censura impulsada por la Francia Insumisa sale adelante con 311 votos a favor. Barnier presenta su dimisión en el Palacio del Elíseo en el que ha sido el Ejecutivo con menor duración de la historia.
#94720
3/4/2022 14:02

La gran esperanza para la izquierda francesa y europea. Francia no puede ser tan de derechas.

0
0
Oriente Próximo
Oriente próximo La diáspora kurda ante la caída de Bashar al-Assad
Siria enfrenta el fin de un régimen que durante décadas pareció inquebrantable. Desde la diáspora, la esperanza contenida de quien ha vivido demasiadas traiciones y promesas incumplidas.
Análisis
Análisis Rojava en peligro
Las intenciones de Turquía en Siria ponen en peligro no solo la Administración Democrática Autónoma del Norte y Este de Siria (AADNES) sino también la convivencia del resto de minorías presentes en el país.
Amazonía
Caso Chevron Pablo Fajardo: “Sacrificaron la Amazonía y la vida de la gente por racismo y por la ganancia económica”
El activista y abogado Pablo Fajardo fue elegido hace casi 20 años por la Unión de Afectados por Texaco para el juicio más importante contra la petrolera Chevron. Dos décadas después sigue luchando por la justicia ambiental y social en Ecuador.
Especulación inmobiliaria
Especulación en Madrid Las vecinas de Tribulete, 7 denuncian la especulación de Élix Rental Housing con una acción musical “fúnebre”
30 inquilinas de este bloque resisten en sus hogares pese a que este fondo buitre ya ha adquirido la totalidad del edificio para convertir los pisos en apartamentos turísticos. Este sábado, han vuelto denunciar el proceso de gentrificación del barrio
Ley de Seguridad Ciudadana
Congreso de los diputados Reforma de la Ley Mordaza: ¿esta vez sí se puede?
Una de las mayores deudas de toda la izquierda del Estado español parece que está a punto de saldarse.
La vida y ya
La vida y ya Ya no sé quién vive en el primero
El barrio se ha transformado tanto que pueden pasar semanas sin ver por la calle una sola cara conocida porque los vecinos han sido sustituidos por turistas.
Que no te cuenten películas
Comunidad El Salto Suscríbete a El Salto y llévate seis meses de regalo a Filmin
Estas navidades, haz posible que El Salto llegue más lejos con sus contenidos críticos y llévate de regalo medio año de Filmin. Y si ya tienes Filmin, suscríbete a El Salto y regala el acceso a esta plataforma a quien quieras.
Análisis
Análisis El independentismo se reorganiza, pero ¿sigue siendo independentista?
Los partidos independentistas han sufrido la crisis del procés y el posprocés, y todavía no la han resuelto, sino, a lo sumo, la han aplazado. El PSC aparece como el ganador de una carrera con corredores agotados.
Literatura
Gustavo Faverón Patriau “Quizá la novela sea ahora mismo más relevante que nunca”
El escritor peruano Gustavo Faverón Patriau quería narrar en su nueva novela la historia de un boxeador que no sabía boxear pero tumbaba a sus rivales recitándoles al oído versos de César Vallejo. ‘Minimosca’ acabó siendo un cuentacuentos inagotable.

Últimas

Opinión
Tribuna Todas las razones para decir ‘Altri non’
Aquí van unos cuantos motivos para juntarnos este domingo en Compostela y dejar clara nuestra postura frente a un expolio que nos están tratando de imponer disfrazado de progreso, pero que sólo trae beneficio económico a unos cuantos indeseables.
Relato
Relato Descubrirse las manos
Descubres tus manos: el palmar y el dorso, la posibilidad futura de la pinza atrapacosas, dos miembros que te vinculan al chimpancé y al lémur. Aprendes su mecanismo.
Música
Música Un coro para homenajear las luchas obreras: “La canción protesta del pasado es historia viva”
El coro de canción protesta de Madrid nació para rescatar del pasado las tonadas de la lucha obrera y ponerlas al servicio de distintos activismos en el presente.

Recomendadas

Galicia
Memoria histórica Así fue como el Patronato de Protección a la Mujer transformó Galicia en un convento de clausura
Las mujeres que cayeron en las redes del Patronato iniciaron un periplo de encierro, humillaciones, abusos y explotación que es desconocido para la mayor parte de la población. Queda hoy en la impunidad de un silencio que tenemos el deber de romper.
Palestina
Eyad Yousef “No cuentes lo que queremos ser, cuenta lo que nunca hemos dejado de ser: un pueblo que quiere la paz"
Eyad Yousef es profesor en la Universidad de Birzeit, Cisjordania, y comparte su experiencia en una universidad que “representa el pluralismo y la libertad que tanto anhela la sociedad palestina”
Pensamiento
Sarah Jaffe “En realidad tenemos que hacer menos. E impedir que algunas cosas sucedan”
La escritora y periodista Sarah Jaffe aborda el desengaño cotidiano al que nos aboca el mundo laboral e investiga cómo, a pesar de todo, las personas se organizan colectivamente en sus empleos para que “trabajar apeste menos”.
Ocupación israelí
Palestina Vivir en alerta: la resistencia palestina frente la ocupación israelí
La cruda realidad de las feministas palestinas que, ante la represión y las detenciones arbitrarias, continúan su lucha por la libertad, la justicia y los derechos humanos.