Estados Unidos
Colombia y Brasil denuncian el trato inhumano a los migrantes deportados por Trump

“Los EE UU no pueden tratar como delincuentes a los migrantes colombianos. Desautorizo la entrada de aviones norteamericanos con migrantes colombianos a nuestro territorio”. Con esas palabras el presidente colombiano Gustavo Petro iniciaba una crisis diplomática con Estados Unidos que duró menos de un día.
Las fotos de aviones militares que transportaban migrantes esposados de pies y manos levantó protestas de varios países latinoamericanos. El 26 de enero, la cancillería de Brasil denunciaba el uso indiscriminado de esposas y cadenas para la deportación de ciudadanos de este país, algo que supone una violación al acuerdo bilateral firmado en 2018, que prevé un “trato digno, respetuoso y humano” para los ciudadanos deportados. Las imágenes de 88 migrantes brasileños que llegaron al aeropuerto de Manaos, en el norte amazónico de Brasil, con los pies y las manos atadas indignó al Gobierno de Lula, que consideró “inaceptable” el trato recibido.
Las denuncias y el choque con EE UU fueron a más en Colombia. El 26 de enero, el presidente Petro declaró que no toleraría más vuelos de deportación en aviones militares y con migrantes esposados. “Un inmigrante no es un criminal”, subrayó. La respuesta del presidente Donald Trump no tardó en llegar: acusó a Colombia de vulnerar la seguridad nacional y amenazó con aranceles del 25% para todos los productos colombianos, un porcentaje que podría subir al 50% en una semana. El choque diplomático entre ambos países finalizó en la madrugada de este lunes después de que Petro aceptara las condiciones de Trump, incluida el uso de aviones militares, según el comunicado de la Casa Blanca.
“Puede con su fuerza económica y su soberbia intentar dar un golpe de Estado como hicieron con Allende. Pero yo muero en mi ley, resistí la tortura y lo resisto a usted”, le llegó a escribir Petro a Trump
“Seguiremos recibiendo a los colombianos y a las colombianas que retornen en condición de deportados, garantizándoles las condiciones dignas como ciudadanos sujetos de derechos”, dijo el canciller colombiano, Luis Gilberto Murillo, en la lectura de un comunicado en el que anunciaba que se había finalizado el “impasse” entre los Gobiernos de ambos países. Según afirmó, el Gobierno ha puesto a disposición el avión presidencial para “facilitar el retorno de los connacionales que iban a llegar hoy al país”.
En las horas más duras de negociación con Estados Unidos, Petro lanzaba por redes sociales un largo texto que resume su posición sobre Trump y el papel de Estados Unidos en el pasado, presente y futuro de América Latina. “Quizás algún día, junto a un trago de whisky qué acepto, a pesar de mi gastritis, podamos hablar francamente de esto, pero es difícil porque usted me considera una raza inferior y no lo soy, ni ningún colombiano”, escribía en formato de carta al presidente Trump. En la misiva, acusaba al presidente republicano de intentar acabar con su Gobierno, pero advierte que no lo tendrá fácil: “Puede con su fuerza económica y su soberbia intentar dar un golpe de Estado como hicieron con Allende. Pero yo muero en mi ley, resistí la tortura y lo resisto a usted. No quiero esclavistas al lado de Colombia, ya tuvimos muchos y nos liberamos”.
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