Portada Chiara

Enfoques
Los invisibles, un relato fotográfico desde Bosnia y Herzegovina

Donde los migrantes quedan atrapados.
20 may 2022 11:05

“Sé lo que significa sentirse invisible”, me dijo Lejla cuando nos encontramos en una bonita cafetería cerca del río Una, en Bihać (Bosnia y Herzegovina). El curso del Una señala las distintas secciones de la frontera con Croacia antes de confluir con el río Sava, que continúa por la frontera y desemboca en el Danubio. Esa misma frontera ha dejado a miles de personas atrapadas en el país durante meses después de ser repelidas por la policía croata mientras intentaban llegar a Europa a través de los Balcanes.

En 1992, durante la guerra de Yugoslavia, Lejla tenía solo 12 años y hubo de huir junto con su familia. Se llevó consigo solo una muñeca Barbie. Lo que se suponía que iba a ser un viaje de dos semanas fuera de casa acabó en varios años viviendo como refugiados en Alemania.

Tras la guerra, regresaron a su país para comprobar que ya no tenían casa. Con el tiempo se establecieron en Bihać. “Siempre miro a los ojos cuando me cruzo con un migrante —explica Lejla—, sienten lo mismo que yo sentí entonces, aunque sé que la mayoría tienen un pasado más duro”.

Lejla se refiere a las personas que deambulan por las calles de Bihać en un limbo temporal al que les obligan a vivir. La mayoría proceden de Afganistán y Pakistán, pero también hay de Irán, Iraq o Siria. Suelen ser jóvenes quienes hacen esta ruta, aunque también se ven familias con niños y ancianos. Han huido de guerras, persecución o adversidades, con la esperanza de encontrar una vida digna.

Después del cierre formal de la ruta de los Balcanes en marzo de 2016, la única vía para quienes migran es optar por la entrada irregular. Si en un principio la mayoría lo hizo a través de Serbia, el endurecimiento de las fronteras en esta ruta implicó que, a partir de 2018, mucha gente empezó a hacerlo desde Bosnia y Herzegovina. El país se ha convertido en parada obligatoria. De hecho, son habituales las denuncias por los ataques que sufren cuando intentan cruzar la frontera hacia Croacia, lo que se conoce como “el juego”.

El viaje implica normalmente caminar por bosques, cruzar montañas y ríos durante dos o tres semanas a través de Croacia y Eslovenia hacia Italia. Cuando la policía o las fuerzas especiales, utilizando drones, les localizan en Croacia, les devuelven a la frontera.

Desde 2018, la Red de Observación de la Violencia en las Fronteras (BVMN, en sus siglas en inglés), un comité de vigilancia que recoge testimonios a través de varias organizaciones sobre el terreno, ha denunciado el uso de violencia física y psicológica durante los rechazos policiales. La situación no ha mejorado en los últimos años, como ha señalado recientemente una investigación conjunta de Der Spiegel y Lighthouse Reports, y los agentes de las fuerzas de seguridad continúan disfrutando de impunidad, como ha denunciado la Comisaria de Derechos Humanos del Consejo de Europa, Dunja Mijatovic.

Las devoluciones en esta frontera se suelen hacer en furgonetas a gran velocidad, sin ningún cuidado por las personas que llevan hacinadas en su interior, a quienes les requisan dinero, móviles y objetos personales. No es raro que también les quiten el calzado, por lo que han de volver caminando descalzos durante horas hasta que encuentran refugio, en ocasiones en el insoportablemente frío invierno bosnio.

Las familias con niños no pueden afrontar ese camino lento y peligroso como lo hacen los jóvenes en grupo. Al cruzar la frontera, suelen pedir el traslado a un centro de acogida en Zagreb, Croacia, normalmente en vano. Los pequeños presencian “actos muy brutales y humillantes contra sus padres”, según BVMN, que muestra su preocupación por el “impacto duradero de estos hechos traumáticos”.

La mayoría asegura que ha intentado cruzar varias veces, hasta una docena, antes de poder alcanzar un país europeo en el que solicitar protección internacional. Esto supone meses, o incluso años, en un limbo que únicamente complica el trauma que sufren estas personas. En ese tiempo, a menudo viven en improvisadas carpas de tiendas de campaña o edificios abandonados. Los centros oficiales de acogida están lejos de la frontera y en ocasiones ofrecen condiciones inapropiadas y su capacidad es insuficiente para alojar a todas las personas que llegan. Allí, no hay mucha más opción que vivir en refugios temporales en los que han de lidiar con frío, falta de electricidad y agua corriente y carencia de servicios básicos. La falta de apoyo gubernamental más allá de las instancias oficiales de acogida significa que que esta es proporcionada por organizaciones humanitarias locales e internacionales, dependientes de fondos y donaciones que no siempre son suficientes para cubrir las necesidades.

Bosnia y Herzegovina, donde los migrantes quedan atrapados, tiene una historia reciente muy compleja. Los recuerdos de la guerra en Yugoslavia durante los años 90 son aún muy vívidos y sus habitantes recuerdan lo que es abandonar tu hogar y dejar todo atrás. Aunque ha habido algunas reacciones racistas, muchos muestran su solidaridad con quienes atraviesan el país, se preocupan y no miran para otro lado sino que se involucran y tratan de ayudar. Ríen y lloran juntos. Algunas veces la solidaridad también pasa factura, una carga emocional compartida.

Reir y llorar juntos - 1
Ampliar
Un joven de Pakistán mira hacia la frontera que ha intentado cruzar una veintena de veces en Bihać, Bosnia y Herzegovina.
Un joven de Pakistán mira hacia la frontera que ha intentado cruzar una veintena de veces en Bihać, Bosnia y Herzegovina.
Reir y llorar juntos - 2
Ampliar
Nisar Alì y Zakar Khan, de Pakistán, hacen chai en el pasillo de la casa ocupada donde viven temporalmente en Bihać, Bosnia y Herzegovina. Las paredes ennegrecidas recuerdan todos los fuegos encendidos por la gente que pasó antes, para cocinar, hacer chai o calentar el agua para una ducha. “Ahora no es el momento de soñar”, dice Nisar Alì. Necesita llegar a Europa, conseguir papeles y un trabajo, para ayudar a su familia.
Nisar Alì y Zakar Khan, de Pakistán, hacen chai en el pasillo de la casa ocupada donde viven temporalmente en Bihać, Bosnia y Herzegovina. Las paredes ennegrecidas recuerdan todos los fuegos encendidos por la gente que pasó antes, para cocinar, hacer chai o calentar el agua para una ducha. “Ahora no es el momento de soñar”, dice Nisar Alì. Necesita llegar a Europa, conseguir papeles y un trabajo, para ayudar a su familia.
Reir y llorar juntos - 3
Ampliar
Azra tiene un pequeño café cerca de la estación, en Tuzla, Bosnia y Herzegovina. Otros comercios no dejan entrar a la gente migrante, pero ella siempre atiende a todo el mundo, aunque eso signifique tener problemas con los que no están de acuerdo. "Ha habido algunos problemas [con los migrantes], pero no todos son iguales - dice - Hay mucha gente buena, me ayudan". Con el último gran desalojo, cuando 500 personas fueron trasladadas a los campamentos de Sarajevo, perdió a muchos amigos. “Fue desgarrador”. Algunos lugareños le dijeron a Azra que no iban a ir a su café porque no querían beber en los mismos vasos que los migrantes. “Fue muy duro volver a este ambiente después del cierre por la pandemia”.
Azra tiene un pequeño café cerca de la estación, en Tuzla, Bosnia y Herzegovina. Otros comercios no dejan entrar a la gente migrante, pero ella siempre atiende a todo el mundo, aunque eso signifique tener problemas con los que no están de acuerdo. "Ha habido algunos problemas [con los migrantes], pero no todos son iguales - dice - Hay mucha gente buena, me ayudan". Con el último gran desalojo, cuando 500 personas fueron trasladadas a los campamentos de Sarajevo, perdió a muchos amigos. “Fue desgarrador”. Algunos lugareños le dijeron a Azra que no iban a ir a su café porque no querían beber en los mismos vasos que los migrantes. “Fue muy duro volver a este ambiente después del cierre por la pandemia”.
Reir y llorar juntos - 4
Ampliar
Las personas que se desplazan en Bosnia y Herzegovina a menudo viven en campamentos improvisados o edificios abandonados. Los centros oficiales de recepción están lejos de la frontera y a menudo ofrecen condiciones de vida completamente inadecuadas. A mucha gente no les queda otra opción que vivir en refugios improvisados, donde tienen que lidiar con el frío, la falta de electricidad y agua corriente, y la falta de acceso a las instalaciones básicas.
Las personas que se desplazan en Bosnia y Herzegovina a menudo viven en campamentos improvisados o edificios abandonados. Los centros oficiales de recepción están lejos de la frontera y a menudo ofrecen condiciones de vida completamente inadecuadas. A mucha gente no les queda otra opción que vivir en refugios improvisados, donde tienen que lidiar con el frío, la falta de electricidad y agua corriente, y la falta de acceso a las instalaciones básicas.
Reir y llorar juntos - 5
Ampliar
Un migrante espera para llamar en una vía de tren en desuso. Dadas las condiciones de los alojamientos, muchos prefieren llamar desde la calle.
Un migrante espera para llamar en una vía de tren en desuso. Dadas las condiciones de los alojamientos, muchos prefieren llamar desde la calle.
Reir y llorar juntos - 1
Ampliar
Azra mira por la ventana de su casa en Sarajevo, esperando recibir peticiones de ayuda. Tiene 61 años y ha estado ayudando a los migrantes desde hace tres años. Recoge donaciones de los lugareños y distribuye comida y ropa a quien lo necesita.
Azra mira por la ventana de su casa en Sarajevo, esperando recibir peticiones de ayuda. Tiene 61 años y ha estado ayudando a los migrantes desde hace tres años. Recoge donaciones de los lugareños y distribuye comida y ropa a quien lo necesita.
Reir y llorar juntos - 6
Ampliar
Azra se señala a si misma en una vieja fotografía. Ella luchó en la guerra de Yugoslavia en los años 90. Muchos de sus amigos murieron allí.
Azra se señala a si misma en una vieja fotografía. Ella luchó en la guerra de Yugoslavia en los años 90. Muchos de sus amigos murieron allí.
Reir y llorar juntos - 7
Ampliar
K. del Kurdistán iraquí y A. de Afganistán están preparando la cena en un pequeño refugio en el ciudad de Ključ, bajo la luz de un teléfono. Aquí los lugareños han construido un pequeño refugio de madera, administrado por voluntarios de la Cruz Roja, para que pasen la noche o unos días antes de emprender el siguiente tramo del viaje.
K. del Kurdistán iraquí y A. de Afganistán están preparando la cena en un pequeño refugio en el ciudad de Ključ, bajo la luz de un teléfono. Aquí los lugareños han construido un pequeño refugio de madera, administrado por voluntarios de la Cruz Roja, para que pasen la noche o unos días antes de emprender el siguiente tramo del viaje.
Reir y llorar juntos - 8
Ampliar
Ibrahim es de Pakistan y vive desde hace meses en una carpa de tiendas de campaña en las afueras de Bihac. Espera poder llegar a Italia.
Ibrahim es de Pakistan y vive desde hace meses en una carpa de tiendas de campaña en las afueras de Bihac. Espera poder llegar a Italia.
Reir y llorar juntos - 9
Ampliar
"En este mundo todos somos iguales, puede haber una manzana podrida, pero la mayoría de la gente es buena", dice Asim desde su pequeña tienda.
"En este mundo todos somos iguales, puede haber una manzana podrida, pero la mayoría de la gente es buena", dice Asim desde su pequeña tienda.
Reir y llorar juntos - 10
Ampliar
Mubarez tiene 25 años y viene de Afganistán. Trabajaba en el ejército antes de que los talibanes tomaron el país. Se lesionó la espalda y el brazo en una explosión, lo que lo hizo no apto para el trabajo.
Mubarez tiene 25 años y viene de Afganistán. Trabajaba en el ejército antes de que los talibanes tomaron el país. Se lesionó la espalda y el brazo en una explosión, lo que lo hizo no apto para el trabajo.
Reir y llorar juntos - 11
Ampliar
Shakila, de Afganistán, sirve té en la habitación donde vive con su familia en un casa abandonada en Velika Kladusa, Bosnia y Herzegovina. Vino a Europa en busca de seguridad, con su esposo e hijos. Trabajaba para una organización europea, igual que su marido. Esto hacía peligrar sus vidas en Afganistán.
Shakila, de Afganistán, sirve té en la habitación donde vive con su familia en un casa abandonada en Velika Kladusa, Bosnia y Herzegovina. Vino a Europa en busca de seguridad, con su esposo e hijos. Trabajaba para una organización europea, igual que su marido. Esto hacía peligrar sus vidas en Afganistán.
Reir y llorar juntos - 12
Ampliar
Mara vive en un pequeño pueblo cerca de la frontera con Croacia. Trata de ayudar a todas las personas que acuden a su localidad. Muchas familias pasan semanas en esta zona tratando de cruzar a Croacia. Los centros oficiales de acogida a los que tienen acceso están demasiado lejos de la frontera. Mara es una serbobosnia, originaria de un pueblo cerca de Banja Luka, y se mudó aquí después de la guerra. “No me importa la religión o la nacionalidad, mientras la gente sea de buen corazón” dice..
Mara vive en un pequeño pueblo cerca de la frontera con Croacia. Trata de ayudar a todas las personas que acuden a su localidad. Muchas familias pasan semanas en esta zona tratando de cruzar a Croacia. Los centros oficiales de acogida a los que tienen acceso están demasiado lejos de la frontera. Mara es una serbobosnia, originaria de un pueblo cerca de Banja Luka, y se mudó aquí después de la guerra. “No me importa la religión o la nacionalidad, mientras la gente sea de buen corazón” dice..
Reir y llorar juntos - 13
Ampliar
Mara regresa a casa después de llevar lo que podía ofrecer a los migrantes que viven cerca: un poco de pan, verduras y frutas. "Me siento muy mal, sobre todo por los niños" dice Mara. "Yo Tengo que darles algo, pero lamento no poder ayudar más.
Mara regresa a casa después de llevar lo que podía ofrecer a los migrantes que viven cerca: un poco de pan, verduras y frutas. "Me siento muy mal, sobre todo por los niños" dice Mara. "Yo Tengo que darles algo, pero lamento no poder ayudar más.
Reir y llorar juntos - 14
Ampliar
Maha y dos de sus hijos regresan al alojamiento temporal en Bosanka Bojna (Bosnia Herzegovina) tras ser rechazados en la frontera croata.
Maha y dos de sus hijos regresan al alojamiento temporal en Bosanka Bojna (Bosnia Herzegovina) tras ser rechazados en la frontera croata.
Informar de un error
Es necesario tener cuenta y acceder a ella para poder hacer envíos. Regístrate. Entra en tu cuenta.

Relacionadas

Fotografía
2023, un año en imágenes 2023, un año en imágenes
Un resumen visual de una actualidad repleta de pequeñas y grandes luchas, resistencias, debates, conflictos, derrotas y algunas esperanzas.
Biocombustibles
Ecología Activistas ecologistas despliegan una pancarta gigante en la Gran Vía de Madrid contra los biocombustibles
Cuatro activistas de Ecologistas en Acción escalaron un edificio de La Gran Vía de Madrid y desplegaron una pancarta para exigir al Gobierno español medidas contra los biocombustibles.
Lawfare
Del shock a la reacción El PSOE sale en tromba a resistir el ‘lawfare’ que antes negaba
Este jueves por la tarde comenzaron a delinearse las primeras acciones de calle y estrategias de movilización. El grupo parlamentario, atónito ante un Sánchez bunkerizado. En Sumar piden recordar que el proyecto político supera los nombres.
Derecho a la vivienda
Derecho a la vivienda Vivir y resistir en Andalucía, la comunidad con más desahucios del Estado español
En Andalucía, la comunidad con mayor número de desahucios, se producen 11 al día. En todo el territorio surgen experiencias que luchan por la vivienda digna en un lugar donde tener un techo “se ha vuelto una utopía”.
Palestina
Genocidio en Gaza La Flotilla de la Libertad acusa a Israel de parar su salida con una nueva maniobra de presión
Los esfuerzos de Israel para impedir la partida del barco Adkeniz con destino a Gaza ponen otra traba que puede ser definitiva para el destino de una misión que pretende romper el bloqueo marítimo sobre Gaza.
Cine
Estíbaliz Urresola “El cine no debe quedar impasible ante las atrocidades que suceden”
La directora de ‘20.000 especies de abejas’ sigue recibiendo reconocimientos por su película, pero pide que se transformen en aplicación de mejoras concretas para el colectivo trans.
Ley de Memoria Histórica
Niños y niñas de la polio Víctimas de la polio y postpolio, desesperadas ante la nula respuesta de las administraciones a sus demandas
Claman por un apoyo inmediato o “van a acabar extinguiéndonos después de años de sufrimiento y abandono”, afirman desde la Plataforma niños y niñas de la polio que este viernes se concentran frente a Sanidad.
Crisis climática
Crisis climática ¿Cómo sería una transición ecosocial en la industria española?
El sector industrial es el segundo consumidor de energía, solo por detrás del de transporte. La transición ecosocial debe pasar obligatoriamente por la transformación de este sector de la economía.
Migración
Migración València suprime el Consejo municipal donde se abordaban las problemáticas migrantes
La supresión de este órgano consultivo pone en riesgo las iniciativas realizadas para facilitar la relación de la administración con el 22% de la población local.
Madres protectoras
Madres protectoras Escúchalas
Si un niño o niña le cuenta a su madre que su padre le toca, lo más probable es que al cabo de unos años ella acabe perdiendo a su hijo. Mira a tu alrededor, porque es posible que alguna de tus conocidas esté a punto de vivir algo como esto.

Últimas

Lawfare
Justicia a la derecha Pedro Sánchez no está solo: estos son los precedentes a su caso de ‘lawfare’
El presidente del Gobierno aseguraba en su carta que el suyo era un caso de lawfare “sin precedentes”. Lo cierto es que esta estrategia de judicializar la vida política se ha enraizado durante los últimos años.
El Salto n.74
Revista 74 Cuando los algoritmos te explotan: no te pierdas el número de primavera de la revista de El Salto
De cómo los algoritmos y la IA gestionan el trabajo de cientos de millones de personas con ritmos y condiciones del siglo XIX, y de mucho más, hablamos en nuestro número de primavera. Ya disponible para socias y en los puntos de venta habituales.
Política
Lawfare ¿Qué decisiones puede tomar Pedro Sánchez tras amagar con dimitir?
Tras el anuncio del presidente, se abren varias posibilidades que no se resolverán hasta el lunes: ¿Una moción de confianza? ¿La convocatoria de elecciones? ¿Un cambio de marco? ¿Dimitir y dar el salto a la presidencia del Consejo Europeo?
Eventos
Evento Un Salto al periodismo del futuro: súmate a nuestro primer evento para estudiantes y jóvenes profesionales
El viernes 10 de mayo, El Salto organiza una jornada de periodismo joven para profundizar en temas clave, nuevos lenguajes y formatos, desde un enfoque eminentemente práctico.
Lawfare
Guerra judicial Las izquierdas brindan el apoyo unánime a Sánchez que él les negó durante la era del ‘lawfare’
Todos los partidos con representación en el Parlamento y ubicados a la izquierda del PSOE, también los soberanismos, han mostrado sus posiciones públicas en solidaridad con el acoso mediático y judicial contra el presidente del Gobierno.
Más noticias
Opinión
Opinión Cuando la mierda nos come
El panorama mediático se ha convertido en una amalgama de espacios a cada cual más insano. Basura fabricada por gabinetes ultras, aceptada por jueces afines y amplificada por pseudomedios de propaganda regados con dinero público. Hay que pararlo.
Medios de comunicación
Opinión ¿Y qué esperabas, Pedro?
Los gobiernos de derechas llevan años alimentando con dinero público a sus medios afines que esparcen bulos y manipulan sin que el Gobierno haya hecho nada para evitarlo.
Sanidad pública
Ribera Salud Hospital del Vinalopó: el último rehén de la privatización del PP valenciano
La vuelta del PP al gobierno valenciano ha supuesto un balón de oxígeno para la principal beneficiaria de la privatización sanitaria, que mantendrá la concesión de Elx-Crevillent a pesar del malestar social.

Recomendadas

Derechos reproductivos
Luciana Peker y Cristina Fallarás “El aborto se ha apartado del relato feminista porque genera consenso”
Las periodistas Cristina Fallarás y Luciana Peker forman parte del grupo motor de una campaña europea que quiere blindar el derecho al aborto mediante una iniciativa ciudadana que necesita un millón de firmas para llegar a ser debatida.
Música
Música Aprendiendo filosofía con el punk patatero de La Polla Records
Los cáusticos esputos lanzados por Evaristo en las canciones de La Polla Records contenían materia adecuada para hablar de filosofía política en el instituto. Así lo entiende el profesor Tomás García Azkonobieta, autor de ‘La filosofía es La Polla’.