Derrota suave del PSOE en unas elecciones en las que la derecha obtiene la mayoría

PP, Vox y Se Acabó la Fiesta han obtenido conjuntamente 31 diputados, uno más que el bloque de la investidura de noviembre. El PSOE cae 2,6% puntos respecto a las elecciones de 2019.

El PP ha ganado las elecciones. Saca tres puntos y 700.000 votos al PSOE que, no obstante, parece salvar otra bola de partido únicamente por las expectativas que los de Alberto Núñez Feijóo habían puesto en quemar los tiempos antes del desembarco en La Moncloa. La hipótesis del empate ha penalizado en campaña al Partido Popular que, casi un año después de que comenzara la campaña electoral para sacar a Pedro Sánchez de la presidencia del Gobierno sigue en el mismo punto que entonces. Gana, saca dos escaños a los socialistas, pero Sánchez aguanta una vez más el tirón.

Ni la aprobación de la Ley de Amnistía ni los estrafalarios intentos de situar a Begoña Gómez en el vértice de una trama corrupta —los intentos seguirán aunque su impacto electoral sea menor— han conseguido un resultado que signifique el fin inmediato de Sánchez, aunque la derecha y sus versiones ultras siguen sumando votos. 

La gran sorpresa de la noche, ya avanzada por todas las encuestas preelectorales, es la victoria incel a través de Alvise Pérez. El intoxicador de extrema derecha entrará en el Parlamento Europeo con tres escaños, donde no se espera que pegue ni sello, pero desde donde contará con los medios y la atención suficiente para incrementar su capital político en las cloacas de los grupos de Telegram. 

Rasca un poco del apoyo a Vox, que se mantiene en el 10%. Repite el falangista Jorge Buxadé como jefe de la facción española de los Conservadores y Reformistas Europeos (ECR), grupo que sale claramente fortalecido en la foto general de los comicios en el conjunto de la Unión Europea.

PP, Vox y Se Acabó la Fiesta han obtenido conjuntamente 31 diputados, uno más que el bloque de la investidura de noviembre

El campo de la derecha queda otra vez dividida en tres. Sale Ciudadanos, que nominalmente era de centro, y entra un actor más histriónico. De este modo, sale fortalecida pero no victorioso el PP, que gana hoy, pero que seguirá en su indefinición larvada entre una estrategia moderada y otra de enfrentamiento por tierra, mar y bulo. Vox se mantiene y copa cada vez más espacios periodísticos del “extremo centro”, es decir, el de los grandes consensos, y el artefacto Alvise, que puede estropearse mañana, habla de un nuevo tiempo de infrapolítica, muestran que la excepción española no es tal. Posiblemente lo único que cambia es el componente plurinacional, que transforma el mapa y deja casi un empate. Casi: PP, Vox y Se Acabó la Fiesta han obtenido conjuntamente 31 diputados, uno más que el bloque de la investidura de noviembre.

La “excepción española” es el aguante ante la victoria arrolladora de una derecha que, cada vez más, se viste con los ropajes de la extrema derecha en las dos materias más sensibles del debate político en el continente, la llamada “seguridad” y la llamada “defensa”. Pero, aunque no sea arrolladora, la victoria es inapelable, en votos y en sensaciones.

La izquierda, derrotas dulces y luchas fratricidas

El PSOE vuelve a cosechar una derrota dulce. Cae un escaño respecto a las elecciones de 2019, lo que, para un partido en el Gobierno en el contexto de una no declarada crisis política en toda la Unión Europea, no es un mal resultado. No, al menos, un desastre. Los socialistas han exprimido al máximo el voto que en 2014 fue del cambio y hoy es de la continuidad. Esa transformación se basa en que la gestión económica del PSOE y de sus socios (ahora Sumar) no ha sido percibida en ningún momento como calamitosa. 

Empleando la fuerza del ataque del adversario, que ha contado con el inefable apoyo de las asociaciones judiciales conservadoras y las instancias que controla, principalmente el Consejo General del Poder Judicial, Sánchez ha conseguido trasladar a la ciudadanía que la crisis es exclusivamente política, que esta debe ser interpretada en términos de una batalla cultural, y que solo los socialistas pueden concitar las voluntades y los apoyos de aquellos que sienten alergia hacia los modos y las formas de la derecha. Hoy esa suma es inferior a la de la derecha, pero el resultado no invita a miradas catastrofistas. Se esfuma, o parece una mala idea, plantear una moción de censura contra Sánchez. Siguen sin dar los números en el Parlamento y la calle, a la que el PP apeló con su propaganda electoral, parece cansada también en su vertiente derechista.

El PSOE no cede demasiado a la derecha y consolida su papel primordial en la izquierda, donde se tenía que producir un literal ajuste de cuentas tras el pacto frío y doloroso alcanzado para el 23 de julio de 2023. Desde aquel día, Sumar, el artefacto político ideado por Yolanda Díaz, evitó cualquier gesto de acercamiento a un Podemos al que había castigado en las elecciones con el descarte/veto de Irene Montero, el gran activo de los morados. El cisma tenía que arrojar unos resultados que, aunque en las europeas, sirvieran para calibrar la fuerza real de unos y otros. 

Manu Pineda, relegado a la cuarta posición en esa lista, no ha conseguido ese escaño, lo que dificultará más el entendimiento de Sumar con Izquierda Unida

Los magenta tomaron las elecciones europeas en modo continuista. Llegaron a arreglos diferenciados con cada una de las fuerzas que compusieron el invento y pusieron a Estrella Galán, candidata independiente, al frente de una campaña en la que Izquierda Unida estaba obligada a pelearse por un escaño en el cuerpo a cuerpo con Podemos. Manu Pineda, relegado a la cuarta posición en esa lista, no ha conseguido ese escaño, lo que dificultará más el entendimiento con Izquierda Unida, un factor fundamental para mantener vivo a Sumar en el próximo ciclo.

Las cuentas quedan claras para Podemos, que ahora conoce su peso específico en el conjunto de la sociedad, lo que es distinto de conocerlo en cada una de las circunscripciones electorales, donde la pelea se mide con otra moneda. Las expectativas eran altas, pero el resultado deja a Podemos con apenas medio millón de votos después de una fuerte movilización. Un 3,27% suficiente en estas elecciones, pero que dice que hay mucho camino para andar, y que Podemos posiblemente no podrá caminar solo.

Sin embargo, la reivindicación de Irene Montero —la ministra más vapuleada por propios y ajenos en todo el periodo del Gobierno de coalición— sabe a gloria para un partido que tiene algo de boxeador a la vieja usanza: no es el más rápido, por momentos puede parecer perdido, pero aguanta golpes en el ring. Resisten para la próxima, lo que tampoco es poco.

Con casi el 5% de los votos y la victoria de EH Bildu en la Comunidad Autónoma Vasca, Ahora Repúblicas se constituye como la única buena noticia del espacio a la izquierda del PSOE

Los tres diputados de Ahora Repúblicas, que corresponderán a ERC, EH Bildu y BNG y el hecho de que por primera vez esta sea la fuerza principal “a la izquierda del PSOE” indica que estos partidos son mucho más que un acompañante de la izquierda, sino que tienen que jugar un peso progresivamente mayor en la determinación del “hacia dónde vamos” de la izquierda, sea soberanista, federalista o de otro tipo.

En los tres casos, son organizaciones con una trayectoria dilatada, que han tenido momentos de esplendor recientes (recientísimos en el caso de EH Bildu y BNG), y que no muestran en público sus enormes diferencias en el seno de la organización. Aun así, los resultados son tremendamente malos en Catalunya, donde la coalición liderada por ERC cae un 6%, pero el desempeño de BNG en Galicia (que sube un 4% respecto a 2019) y de la izquierda abertzale permite hablar de buenos resultados al conjunto de ese espacio. Con casi el 5% de los votos y la victoria de EH Bildu en la Comunidad Autónoma Vasca, Ahora Repúblicas se constituye como la única buena noticia del espacio a la izquierda del PSOE, en el que perdurará mucho tiempo el encono provocado a mediados de 2023, que en esta noche electoral ha dilapidado 900.000 votos respecto a los resultados de Unidas Podemos en 2019.

Elecciones
La fiesta de Alvise Pérez acaba de empezar (y se mantendrá alejada de los juzgados)
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