We can't find the internet
Attempting to reconnect
Something went wrong!
Hang in there while we get back on track
Arthur Fleck —el Joker— forma parte del lumpenproletariado. Ese grupo de gente que muere de sobredosis en un cajero; son imitados por traperos de mal gusto y desconocen donde se reúne el círculo de Podemos más cercano. Es una vida del montón, carente de ideología, que se cree pobre porque la tele le llama vago. Joaquin Phoenix se mete dentro de aquellas personas que se presentan al casting de Operación Triunfo después de rellenar el formulario de prestación por desempleo.
Antes de que se estrenara la película ya había ofendidos que aseguraban que Joker justificaba la existencia de los incel, lo que en España conocemos como esos blancos ultracatólicos y homófobos que se lían a tiros en las universidades yanquis una vez por trimestre. Warner Bros publicó un comunicado en el que recordó —porque ahora hace falta recordar estas cosas— que Joker es una ficción. No deja de ser sorprendente que el mundo se preocupe más por una película que por la realidad que refleja.
Y de todas formas, ¿qué pasaría si justificara la existencia de nada? ¿Vas a culpar a un guionista y a un buen maquillador de que se produzcan matanzas en tu país? ¿Más que a un negocio que en Estados Unidos generó 41.000 millones de dólares durante 2017? Con este tipo de organizaciones ofendidas ya no son necesarios think tanks que blanqueen a nadie.
la EXPECTATIVA frente a la realidad
Toda película prometedora que trata sobre marginados sociales se vende como la nueva Taxi Driver. Joaquin Phoenix lo ha vivido tanto en Joker como en En realidad nunca estuviste aquí. Su nuevo estreno ha trascendido el género de superhéroes y no tiene nada que ver con la cinta de Scorsese, pero da lo que promete. Tal vez, demasiado al pie de la letra. Viniste a ver una película de un marginado que acabará siendo el archienemigo de Batman; una cinta sobre los olvidados del capitalismo que se atreve a divagar por la perturbación mental. Pues bien, te da todo eso y nada más. No hay factor sorpresa.
El guion corre a cargo de Todd Phillips, también director, y Scott Silver. A Silver corresponde el trabajo en The Fighter y 8 millas. Tiene pillado el punto al marginado, al cual le resta todo el misticismo y el paternalismo. Para decepción de los críticos, Joker no justifica nada; su director —conocido por Resacón en Las Vegas— no es tan bueno. Quiere convencer al espectador que nunca vería Yo, Daniel Blake o Techo y Comida de que estas vidas son reales, aunque tenga que usar a un payaso con risa incontrolable.
El punto fuerte de la historia es darte a elegir —como Origen o Shutter Island, pero con más delicadeza— entre confiar en la versión de los hechos que más te agrade. Aunque su intención más artística, que a la postre ha generado toda la polémica, es la de querer que empatices con un psicópata. Aún con lo bueno, cojea por otros lados. No introduce en la locura mejor que Alguien voló sobre el nido del cuco, ni habla de las miserias del sistema mejor que Comanchería, además de que su mensaje, si tiene algo de político, también tiene algo de infantil.
En todos los barrios hay alguna —si no varias— persona con trastornos mentales. O piensas que el agua que beben en EEUU tiene polvos agresivos o das por hecho que un pequeño porcentaje de ellos serían peligrosos con un arma. Como también pasaría con el que pega a su mujer o con el que hace bullying en el instituto. Allí la violencia alcanza su plenitud gracias a la Segunda Enmienda, aquí no pasa porque Abascal no saca los escaños suficientes. Joker está a mil putas millas —como dirían en Pulp Fiction— de buscar una justificación a esos hombres blancos asesinos, simplemente pone el foco en todas esas fases, frustraciones y traumas que atraviesan antes de apretar un gatillo que pueden adquirir en un paseo al supermercado.
Aunque los vecinos digan en el telediario que siempre saludaba, nadie se vuelve loco de la noche a la mañana. Lo que pasa es que en EE UU el sistema te margina a la vez que te empodera de venganza, por lo que no hay un método para detectarlos antes de llevarse por delante a sus compañeros de clase. Si a un enfermo mental con brotes violentos le quitas la medicación, le maltratas y le das una pistola..., ¿de verdad te sorprende el final de la historia?
Relacionadas
Cine
Ramón Lluis Bande “Asturies tiene sin construir el relato de su tiempo revolucionario”
Notas a pie de página
Notas a pie de página La fantasía de las esposas perfectas
En el margen
Thimbo Samb “Ganar el Goya con ‘Los cayucos de Kayar’ implicaría que el mundo del cine español valora historias diversas”
A los amantes del cine, les recomiendo este libro sobre cine y la ideología de las películas (recientes) https://www.traficantes.net/libros/el-discurso-del-terrorismo
Lo más inteligente de la película es su decidida ambivalencia, la cual puede servir para aplicar las teorías postmarxistas como las más reaccionarias. Por lo demás, una guión previsible y una historia anodina que salva ese portento de la actuación que es Joaquin Phoenix.
Si quieren ir al cine a ver una buena película, no lo duden, Parásitos de Bong Joon Ho.
Es una pena que este artículo sea una ocasión, que imagino sin querer, para estigmatizar a las personas que sufren de enfermedades mentales.
Destilar la idea de que los trastornos mentales aumentan los estallidos violentos contradice los hechos. "La mayoría de las personas con enfermedades mentales no son violentas con los demás y la mayor parte de la violencia no está relacionada con la enfermedad mental, pero es algo que no se puede saber leyendo los informes de los medios de comunicación sobre los incidentes", dice Emma McGintyla autora principal un estudio sobre este tema . "Las personas que sufren de trastornos mentales sólo en raras ocasiones están involucradas en actos de violencia contra terceros: todos los tipos de violencia combinados, sólo entre el 3 y el 5% de los actos violentos se deben a personas que padecen trastornos mentales", escribió la Alta Autoridad de Salud francesa en 2011, tras una audiencia con expertos en peligrosidad psiquiátrica. Si esto constituye "un aumento real del riesgo de violencia en comparación con el de la población general no enferma", en términos absolutos representa a muy pocas personas, afirma el informe. El riesgo de suicidio en estos pacientes está más fuertemente relacionado con el abuso o la dependencia del alcohol o de las drogas que en la población en general, aún afirma.
Pero más que agresores, los pacientes psiquiátricos son a menudo víctimas: de 7 a 17 veces más que la población general, según los estudios. El abuso, el acoso y la violación son alentados por el aislamiento social que a menudo es su destino. Una proporción significativa de pacientes también devuelve la violencia contra ellos mismos (del 12 al 15% de los esquizofrénicos o bipolares se suicidan).
Los nazis, por ejemplo, no fueron un grupo de enfermos psíquicos. Los escritos de Hannah Arendt atestiguan esto. Los líderes nazis que fueron juzgados en Nuremberg fueron sometidos a extensos exámenes psicológicos y ninguno sufrió de enfermedad mental fuera de Rudolf Hess. En 2019, todavía no somos capaces de poner nombre a la supuesta "enfermedad mental" de Adolf Hitler. De hecho, la mayoría de los especialistas hoy en día creen que no sufría de ninguna patología, excepto por la aparición tardía de la enfermedad de Parkinson.
Los enfermos mentales, por otra parte, fueron sometidos a una intensa campaña de exterminio. Francia eliminó a casi 50.000 de ellos durante la ocupación nazi del país.
Todo esto para decir que los "enfermos mentales" son mucho más víctimas que agresores.
Son principalmente víctimas de prejuicios y de la obligación agresiva de cumplir siempre con la norma. Conviene definir algún día qué es en la práctica la "normopatía".
Puede que no sea la intención del artículo, pero creo que se obvia uno de los elementos más poderosos de la peli que es la relación entre"enfermedad mental" y miseria (decir que es simplemente uno de los 4 locos que hay en cada barrio es reducir bastante el planteamiento), así como el componente de clase de la violencia que acaba desplegando el Joker. Batman es un niño huérfano y desgraciado, sin embargo, sus traumas por lo visto no le convierten en un enfermo mental, puesto que la violencia que desata vela por los intereses del poder, es la violencia del Estado. Por el otro lado, las revueltas que se desatan como consecuencia de los actos del Joker se explican sobradamente, en el contexto de la peli, por una situación de desigualdad social, recortes, etc. De ese modo, el guión tiene la virtud de reflejar y hasta cierto punto explicar ese tipo de estallido espontáneo y desorganizado(Los Ángeles 1992, chalecos amarillos en Francia, Londres 2011...), sin caer en su simple espectacularización.
Más que blancos ultracatolicos habría que hablar de blancos fundamentalistas cristianos.
Vaya mierda de artículo, suena a cínico y faltó de empatía todo el rato, de quién te burlas? a quién te crees superior? En cómo se escribe se reconoce al escritor, parece que se burlara de la gente en paro, de los que votan a podemos y en general de las personas sin recursos, suena a desprecio.
Luego, tanta referencia a películas que él considerará "de culto" y que quien no las haya visto y le haya gustado el Joker, será porque es un "inculto" y si las ha visto, enhorabuena ya puede entrar en el grupo de los guays.
Y es un análisis cuyos puntos fuertes no son originales, sino que se dicen en otros artículos sobre la película.
La película "no te hace empatizar con un psicópata", sino con una persona en una situación sin salida, maltratada por una sociedad igual a la nuestra, que desprecia a los diferentes y margina a los enfermos mentales, de muchas maneras, como no considerarlos dignos de un trato normal o de amor. Los pone en un plano de inferioridad como si se tuvieran que avergonzar y no se les comprende, porque esa persona puede tener otras cualidades y puede mejorar. Igual que en la película yo he visto en la calle en dos ocasiones a uno o dos hombres golpeando a un loco porque molesta, y porque pensarían que pueden hacerlo porque está loco. Si sales del cine y no te ha hecho plantearte algo, entonces si has empatizado con un psicópata.
Ufff !...
Hay que trabajar más en comprensión lector o simplemente leer de nuevo..
Completamente de acuerdo en que parece haber déficit de comprensión lectora o interpretaciones tergiversadas desde posturas prejuiciosas, "encuentro lo que ya sabía de antemano".
Mis disculpas al autor por el primer párrafo de mi anterior comentario, mi primera lectura fue mala porque no se burla de nadie. Lo siento, en un primer momento malinterpreté el tono.
Aún así no sé si deberías disculparte, el artículo ya es despectivo desde su título. El término "lumpen", que en alemán significa "trapo", es un término que utilizan despectivamente algunos marxistas a la hora de nombrar a las personas de clase baja sin conciencia de clase o conciencia política de manera despectiva. No creo que haya que llamar a nadie "trapo" por muy poca conciencia política que tenga.
Unas notas:
"En todos los barrios hay alguna -si no varias- persona con trastornos mentales. O piensas que el agua que beben en EEUU tiene polvos agresivos o das por hecho que un pequeño porcentaje de ellos serían peligrosos con un arma": según la OMS, una de cada cuatro personas, a lo largo de nuestras vidas, vamos a sufrir algún tipo de "problema" de salud mental, así que sí, sí que vamos ha estar presentes en todos los barrios.
Otro apunte que quería hacerte es que no sé si es correcto llamar a estos "problemas" "trastornos" o debería llamárseles de otra forma.
Y otra cosa: las personas a las que nos afectan estos "trastornos" no nomos más violentas, ni más agresivas, ni más peligrosas con un arma, que las personas "no-trastornadas", de hecho, creo que hay datos de que las personas no afectadas por ningún "trastorno" sois bastante más violentas que las que si lo sufrimos.
Sobre el último párrafo: No sé si la categoría de "enfermo mental" es correcta, entre otras cosas, porque las llamadas "enfermedades mentales" no tienen los rasgos concretos de una enfermedad. Hay muchas personas que consideran/consideramos esta "cuestión" más como una parte de nosotres mismes que nos hace diferentes y úniques. Yo creo que Arthur es una persona afectada por el estigma de los "trastornos mentales" a que se le niega todo tipo de oportunidad y que a pesar de sus paranoias toma conciencia de la opresión que ejercen los de arriba contra los de abajo, y a partir de su situación "toma cartas en el asunto" y decide vengarse del mundo que le ha hecho daño, creo que es un estereotipo muy manido el asociar "enfermo mental" a violencia, para mí, la respuesta violenta de Arthur tiene que ver más con su situación que con su "enfermedad". Los "brotes violentos" no suelen ser más que situaciones en las que un individuo se hace daño a uno mismo, y en general, los "brotes psicóticos" son sufrimiento para la persona que los sufre y pocas veces hacen daño a les demás.
Sobre la medicación se pueden decir muchas cosas, pero no te creas que es una "panacea" que a los "locos" nos salva de hacer "locuras". La medicación psiquiátrica está llena de efectos secundarios que atentan contra las personas que las tomamos y, de hecho, hay muchas personas que deciden no tomarlas y que tratan a la "locura" de una forma colectiva (como ha de ser) donde el entorno se involucra de lleno en ayudar cuando hace falta a esa persona, llevando estas personas vidas "normales" que no tienen por qué convertirse en violencia ni asesinatos...
¡En fin! Me parece un artículo pobre y falto de empatía.
Otra cosa he de decir: por supuesto no simpatizo completamente con la figura del "Joker", pero si que veo en él a un personaje de ficción digno de ser analizado.
Gracias por el artículo y por generar comentario crítico.
Buen artículo que tiene algunas frases memorables. [...] No deja de ser sorprendente que el mundo se preocupe más por una película (de ficción sobre un personaje de comic) que por la realidad que refleja [...], [...] Quiere convencer al espectador que nunca vería 'Yo, Daniel Blake o Techo y Comida [...], [...] 'una cinta sobre los olvidados del capitalismo [...], [...] está a mil putas millas de buscar una justificación [...], [...] aunque los vecinos digan que siempre saludaba[...]