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Personas refugiadas
Cómo tratar a un refugiado según ‘El Cuento de la Criada’
‘El Cuento de la Criada’, la serie que se ambienta en una sociedad distópica en la que hay castas y las mujeres solo tienen como utilidad la creación de descendencia, tiene en sus episodios finales una demostración de humanidad que levanta muchas preguntas.
Todos damos por hecho que El Cuento de la Criada se basa en un futuro distópico. La serie ganadora de 8 premios Emmy y 2 Globos de Oro se enmarca en un Occidente en el que el fundamentalismo cristiano (¿tal vez presbiterianos?) ha ganado una guerra en EE.UU. y ha impuesto una sociedad de castas donde las mujeres solo sirven para tener hijos. Cómo dirían algunos de cierto dictador, algunas cosas buenas hay, ya que hay menos contaminación y todo el que no está ahorcado está empleado.
Protagonizada por Elisabeth Moss (integrada en la Cienciología) y Joseph Fiennes, en el espacio que no se ocupa a la ansiedad por la libertad y el miedo se observan muchos detalles e historias que nos son reconocibles en gobiernos actuales. Ningún embajador duda en mirar a esta dictadura por encima del hombro y sentir terror por sus prácticas, donde cientos de mujeres son sistemáticamente violadas, se persigue a opositores y no hay libertad de culto. Sin embargo, todos estos embajadores no dudan en establecer pactos con esta autocracia que ha conseguido que la fertilidad (el gran problema de todo el planeta) suba y vuelva a haber niños correteando por los salones.
Lo que parece el 'spin-off' de Hijos de los Hombres empieza poco a poco a mostrar la hipocresía de los caudillos y militares golpistas, de los gobiernos que los rodean y gracias a 'flashbacks', el cómo se llegó a ese punto. Poco a poco, uniendo la línea de puntos con el lápiz, se van observando rasgos que son familiares al espectador... empezando por el pasotismo de los ciudadanos hasta que es demasiado tarde.
La serie, que vuelve el 25 de abril con su segunda temporada, deja, de entre todas las lecturas, análisis, críticas y denuncias, una demostración de lo que es la humanidad realmente en los capítulos finales de esa exitosa y popular primera temporada.
Hay mujeres en El Cuento de la Criada que logran huir de esa EE.UU. que haría de Trump un icono de la izquierda. Es el caso de Moira (Samira Wiley), que tras atravesar los siete infiernos logra llegar a la frontera con Canadá. Allí, en calidad de refugiada, con miedo a ser deportada, vive una escena que por desgracia, es de ciencia ficción.