Drogas
La ayahuasca en el limbo: entre las redadas policiales y el uso terapéutico

¿Había ganas de marcha en la Unidad Central de Estupefacientes? La decisión parece haberse tomado con ese arrebato eufórico de las borracheras. Bastaron un correo electrónico remitido el 25 de septiembre por un pastor evangelista al buzón antisectas de la Policía Nacional y menos de una semana de investigación para plantar en Asturias el día 30 del mismo mes a medio centenar de agentes, varias lecheras, drones —los vecinos refieren haberlos visto los días anteriores— y un helicóptero preparado para evacuar a los detenidos si fuera necesario.

Desde la cámara del dron, los policías habrán tenido una privilegiada perspectiva del poblado minero de Tuilla (Langreo, Asturias), apenas unos bloques de ladrillo visto en varias alturas, la carretera y la estación de tren al fondo del valle y, al otro lado, el castillete oxidado del pozu Terrerón. Bordeando la elevación que cierra el valle podrían volar sobre una empinada carretera que recorre el costado de la montaña. Llegará a las piscinas de La Braña, de donde parte una pista forestal que, al fin, conduce a los agentes al lugar de los hechos: esa es la finca en la que, según las sospechas de la policía, una secta neochamánica iba a realizar un peligroso ritual con drogas en presencia de menores. Ni la Policía Local de Langreo ni la Policía Nacional del concejo estaban al tanto de las pesquisas dirigidas desde Madrid, lo que generó una gran indignación en ambos cuerpos.

“Los de Madrid vienen aquí pensándose que les van a salir los mineros con la dinamita —dice con sorna una de las personas que estaba en la casa durante la redada—, se montaron una película y vinieron a montar el espectáculo, aunque costase decenas de miles de euros a las arcas públicas. Se equivocaron en todo”.

Era viernes 30 de septiembre pasadas las 8 de la tarde, ya anocheciendo. Unas veinte personas estaban reunidas en una de las edificaciones de la finca, un salón amplio con techumbre de madera, el suelo cubierto de alfombras, una chimenea y libros de medicina natural en las estanterías. Había gente llegada de distintos lugares de España, e incluso del extranjero, que por el boca a oreja o por redes sociales se habían enterado de que Axel Rudin —un hombre alto y de melena rubia, con barba y aspecto de profeta— estaba de visita en Asturias. Rudin es un autodenominado chamán nacido en Suecia, pero residente en Venezuela, que se ufana de ser uno de los pocos hombres blancos autorizado por los indios arhuacos para utilizar “la medicina”.

Mientras en el salón se preparaban para la sesión ritual, varias lecheras de la Nacional aparcaban junto a las piscinas. Casi medio centenar de agentes cubren a pie el trecho entre el parking y la finca, como se puede ver en el vídeo que la Policía Nacional compartió en su cuenta oficial de Twitter. Todos con el casco puesto, con escudo y con el ariete preparado.

Irrumpen en la finca a gritos, “de forma muy agresiva”, y obligan a todos los presentes a tumbarse boca abajo en el suelo con las manos en la nuca. El registro se prolongó hasta pasadas las dos de la madrugada, tanto que los agentes pidieron pizzas a domicilio para entretener la espera. La nota de prensa de la Policía dice que se incautaron “sustancias prohibidas, como la ayahuasca y el yopo”; aunque el informe de laboratorio de estupefacientes que se presentó ante el juez solamente cita, como sustancias ilegales incautadas, 3,3 gramos de hachís y 1,61 gramos de marihuana.

La operación se saldó con cuatro detenidos: Axel Rudin, la propietaria de la vivienda y otras dos personas: “Bajamos esposados y en fila india, con los fotógrafos de la Policía grabándonos, ¡parecíamos la Santa Compaña!”. Pasaron dos noches en los calabozos de la comisaría de Oviedo y el domingo salieron en libertad. Tres de ellos sin cargos, y Rudin como investigado por un presunto delito contra la salud pública. Le retiraron el pasaporte y le obligaron a comparecer en el juzgado una vez al mes.

Solo un desenlace posible: archivo o absolución

Al día siguiente se leyeron palabras gruesas en la prensa asturiana, extraídas del comunicado oficial del cuerpo armado: secta neochamánica, rituales con menores, drogas, secta destructiva... Todo ello acompañado de un detalle que no se sabe bien cómo pudo filtrarse a los medios: la redada tuvo lugar en la casa de una exedil de Podemos en Langreo, también profesora en un instituto de la localidad.

Óscar Palet Santandreu, abogado de la defensa, tranquilizó a sus clientes desde el primer momento. El proceso solo podía terminar de la forma en que terminó: con la absolución

El devenir del proceso judicial fue invalidando esos titulares uno por uno, hasta que a finales de marzo el juez archivó definitivamente el caso. En un principio, la policía llegó incluso a pedirle al juez el embargo de las cuentas bancarias de los detenidos. Óscar Palet Santandreu, abogado de la defensa, tranquilizó a sus clientes desde el primer momento. El proceso solo podía terminar de la forma en que terminó: con la absolución. Palet, abogado con gran experiencia en esta clase de juicios, asegura que solo existe una sentencia condenatoria por posesión de ayahuasca en España: “Y además fue un acuerdo con Fiscalía, no un juicio propiamente dicho. Las sentencias en las que los jueces entran en materia son unánimes”.

El motivo por el que esto sucede es muy sencillo: la ayahuasca no es una sustancia fiscalizable en España. El propio atestado policial de la operación de Tuilla así lo reconoce. Tanto es así que el propio Palet dice ser el primer abogado de España que ha conseguido que a sus clientes les devuelvan la ayahuasca incautada por la policía. En marzo de 2020 logró la devolución de 18.420 gramos de esa sustancia, lo que demuestra “hasta qué punto no es ilegal, y por lo tanto no puede ser destruida siguiendo el procedimiento establecido para estas sustancias”.

“Tener un kilo de ayahuasca es, a efectos legales, como tener un kilo de café —continúa Palet—, al no poder considerarse una droga a efectos del artículo 368 del Código Penal cualquier caso se resuelve con el archivo o la absolución”

“Tener un kilo de ayahuasca es, a efectos legales, como tener un kilo de café —continúa Palet—, al no poder considerarse una droga a efectos del artículo 368 del Código Penal cualquier caso se resuelve con el archivo o la absolución”. ¿Cómo, entonces, es posible que un juez autorice un registro destinado a requisar una sustancia que no es ilegal?

“Para que haya entrada y registro tiene que haber indicios de delito, y teniendo en cuenta que la ayahuasca no es fiscalizable, no puede haber delito de tráfico ni contra la salud pública. Ante este escenario, la Policía suele utilizar un informe de la Asociación Española del Medicamento (AEM) que considera la ayahuasca una sustancia peligrosa. La AEM hace un análisis jurídico, cosa que resulta chocante, pero que es una interpretación independiente de la jurisdicción aplicable”.

Otra de las acusaciones a las que suele recurrir la policía para justificar estas intervenciones tiene que ver con las sectas destructivas. No en vano, la operación de Tuilla echó a andar por una denuncia recibida en el mail antisectas de la Policía Nacional, y en un principio a los detenidos se les acusó de pertenencia a banda organizada y de un delito contra la salud pública.

“No hay líder, no hay membresía, no hay juramento, no hay ordenadores, no hay cuenta bancaria. No hay absolutamente nada de secta”, cuenta Rudin. “De esas acusaciones de secta se dieron cuenta rápido de que no había nada —cuenta otra de las presentes en la operación—, aquí había peña que ni se conocía. Seremos hippies, pero no llegamos para tanto. Menos organizados, cualquier cosa”.

Según explica Palet, este uso del concepto de grupo organizado “no tiene plasmación jurídica, y solo tiene importancia en los atestados policiales o a efectos de la opinión pública. Muchos atestados policiales en estos casos tienen este discurso, pero suele ser un copia y pega muy genérico en todos los informes”.

El proceso se alargó debido a la baja de paternidad del juez encargado del caso. Durante los seis meses que se tardó en conocer su decisión, Rudin anduvo “dando vueltas de aquí para allá, sin saber lo que iba a pasar, sin dinero, sin poder volver a Venezuela. Mis hijos han perdido el año escolar por esto”. El magistrado se incorporó al trabajo el 23 de marzo y menos de una semana después dictó el “sobreseimiento provisional y archivo de la causa al no constar la existencia de indicios racionales de la comisión del delito contra la salud pública”.

Genealogía de la prohibición

Constanza Sánchez Avilés es Doctora en Relaciones Internacionales y Derecho Internacional y especialista en política de drogas. Sánchez Avilés forma parte de ICEERS (International Center for Ethnobotanical Education, Research & Service), una organización sin fines de lucro dedicada a transformar la relación de la sociedad con las plantas psicoactivas. ICEERS está formado por un equipo transdisciplinar que cubre tanto la investigación jurídico-social sobre política de drogas con énfasis en los Derechos Humanos como el aspecto científico-farmacológico de estas plantas.

“La ayahuasca es una decocción originaria del Amazonas, que tiene su contexto nativo en Colombia, Perú y Brasil, ligada a las religiones ayahuasqueras, como el Santo Daime, y que desde los años 90 empezó a expandirse y llegó a Europa”, explica la investigadora. Para comprender la regulación de esta sustancia hay que empezar remontándose a la Convención Única de 1961 sobre Estupefacientes, la que inaugura la política prohibicionista de las drogas y dio lugar a la Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes (JIFE), que “se centra en las plantas del opio, el cannabis y la hoja de coca, que se consideran sustancias tóxicas o perjudiciales y, por tanto, prohibidas”.

Una década más tarde, en el 71, se celebra un nuevo Convenio sobre Sustancias Sicotrópicas que “no prohíbe o fiscaliza ninguna planta, sino que se centra en sustancias sintéticas como el LSD, el MDMA o la anfetamina; o en los principios activos contenidos de manera natural en algunas plantas, como pasa con la psilocibina y los hongos, o con el DMT y la ayahuasca”. Países como España, donde no existe una política de drogas específica respecto a la ayahuasca, se limitan a adherirse a este tratado, lo que da lugar a confusiones entre la planta de la ayahuasca en sí misma y el DMT que esta contiene de forma natural.

“En España se analiza la sustancia y, como lleva DMT, se hace la equivalencia entre ayahuasca y DMT, cuando son dos sustancias bastante diferentes”, cuenta Sánchez, que además detalla que el DMT que está fiscalizado es únicamente el de origen sintético. Es esta confusión la que ha dado pie a numerosos procedimientos penales, al compás de los cuales ICEERS ha ido elaborando una serie de argumentos jurídicos en colaboración con varios abogados. Con estos argumentos han confeccionado un informe técnico, suscrito por múltiples especialistas de todo el mundo, y que les ha llevado a declarar como peritos en numerosos juicios.

“El primero de los argumentos es que la ayahuasca no supone un peligro para las personas ni una amenaza para la salud pública. Normalmente se usa en un grupo cerrado de personas que la toman con preparación, con un guía, en un espacio seguro que hace que se reduzca el riesgo de daños y la difusión a terceros. Además, es una sustancia que no genera dependencia”, expone Constanza.

“Hay otro argumento que utilizamos en los juicios, bastante contundente —continúa— y es que la ayahuasca no está fiscalizada en España ni a nivel internacional. Lo que dice nuestro Código Penal es que las sustancias psicotrópicas prohibidas están en la lista internacional de la JIFE de 1971. En esa lista aparece el DMT, pero no aparece la planta de la ayahuasca, aunque sí lo haga si principio activo. En las sentencias en España se ha interpretado que ayahuasca no es DMT”.

Sin embargo, no todos los países de nuestro entorno han seguido el mismo camino que España. “A nivel global hay tres modelos legales sobre la ayahuasca”, cuenta Sánchez, “uno es el caso español, donde la ayahuasca no está penalizada ni permitida, y son jueces y policías quienes deciden elevar un caso o interpretar esta relación entre ayahuasca y DMT”. Hay otros países, como Francia e Italia, en los que la ayahuasca “está específicamente prohibida, tanto la planta como los principios activos”.

Existe un tercer modelo “en el que se regulan usos específicos, como Brasil o Canadá, donde los grupos religiosos pueden solicitar un permiso para importar ayahuasca y usarla en un contexto religioso. En Perú, por ejemplo, está regulada como patrimonio cultural. En Holanda estaba más o menos tolerado, pero en 2019 hubo una sentencia que antepuso la salud pública a la libertad religiosa”.

Sánchez teme que operaciones policiales como la de Tuilla, junto con el “periodismo espectáculo” asociado a estas redadas, esté creando “la alarma social y el caldo de cultivo para la prohibición de la ayahuasca”. Para Sánchez, sería un error avanzar en ese sentido: “En lugar de que haya 30 agentes entrando en una casa, sería más interesante que las instituciones preguntasen e intentasen entender de qué va esto. ¿Realmente lo que quiere la policía es reducir los riesgos del consumo de ayahuasca? Porque cuanto más clandestina es una actividad, más riesgo para la salud va a haber siempre”.

Usos terapéuticos de la ayahuasca

Podría interpretarse el creciente interés por la ayahuasca que existe en los países desarrollados como una enmienda al orden inexorable del progreso: “Se tiende a pensar que los saberes tradicionales no se iban a expandir, que iba a ser la medicina occidental la que iba a llegar a otros contextos y a relegar a las medicinas tradicionales. En este caso ha sido al revés, y creo que la ayahuasca llega porque llena algunos vacíos de nuestra sociedad: soledad, ansiedad, depresión… Se ha revelado como una herramienta interesante para muchas personas”, reflexiona Constanza.

“El perfil de una persona que va a una ceremonia de ayahuasca no tiene nada que ver con el de quien consume otras sustancias, como cocaína y anfetamina, de forma recreativa en contextos de ocio”, prosigue, “en general se trata de personas de mayor edad, con una presencia importante de mujeres, y que suelen encontrarse en un proceso de crecimiento personal”.

El psicólogo Sergio Sanz Navarro está ahora mismo inmerso en un proceso judicial como resultado de una operación policial en la que 40 agentes irrumpieron en su casa de Sant Pol de Mar, donde iba a celebrarse un retiro de ayahuasca. Sanz defiende la eficacia terapéutica de la ayahuasca, que asegura que “no solo sirve para tratar trastornos psicológicos, sino también para prevenir que no aparezcan”.

Sanz cita los cuantiosos estudios que han indagado en el potencial de la ayahuasca para abordar clínicamente traumas infantiles o de abuso sexual, duelos prolongados, depresión o trastornos límite de la personalidad. ¿Y qué hay sobre los riesgos del consumo de ayahuasca?

“El doctor José Carlos Bouso [miembro de ICEERS], junto con la Universidad de Merlbourne, llevó a cabo el mayor estudio sobre los efectos adversos de la ayahuasca y entrevistó a 10.000 usuarios de los cuales más del 90% dijo que el principal o único efecto secundario o indeseado fue el vómito. No se encontraron efectos a largo plazo como sí los tienen los antidepresivos o ansiolíticos que sí producen síndromes de abstinencia, anhedonia y aplanamiento emocional”. Y remata: “No existe ningún caso reportado de alguien que haya ido a desintoxicarse de la ayahuasca a una clínica”.