¿Reanimación en Zaporiyia?

¿Por qué Estados Unidos, Ucrania y Rusia contemplarían esto cuando las energías renovables serían más rápidas y seguridas?
Central Nuclear de Zaporiyia bombardeada en Ucrania
La central Nuclear de Zaporiyia ha sido bombardeada en Ucrania
Beyond Nuclear International
22 sep 2025 00:19

Artículo publicado originalmente en Beyond Nuclear International.

La administración Trump ha estado presentando todo tipo de ofertas al asediado (literalmente) gobierno ucraniano últimamente. Estas incluyen la apropiación de los minerales de Ucrania por parte de Estados Unidos a cambio de su continuo apoyo en su guerra contra Rusia, y la solicitud de que Ucrania sirva como prisión en el extranjero para los residentes estadounidenses considerados “ilegales” y “criminales” por el departamento de (in)justicia de Trump.

Ahora, la Casa Blanca aparentemente sugiere que Estados Unidos debería primero reconstruir y luego operar la dañada central nuclear de Zaporizhia, de seis reactores, en el sureste de Ucrania, zona de algunos de los combates más intensos entre las fuerzas ucranianas y rusas.

Esta peculiar propuesta se detalla en una nueva columna del director del Centro de Educación sobre Políticas de No Proliferación, Henry Sokolski, en la edición del 6 de mayo de 2025 del Boletín de los Científicos Atómicos. Además de la pregunta de quién es en realidad la planta nuclear de Zaporizhia o quién la dañó, Sokolski también pregunta cuán complejo y costoso sería restaurar la planta y si realmente es necesario.

Ahora, la Casa Blanca aparentemente sugiere que Estados Unidos debería primero reconstruir y luego operar la dañada central nuclear de Zaporizhia, de seis reactores, en el sureste de Ucrania, zona de algunos de los combates más intensos entre las fuerzas ucranianas y rusas.

Al leer la lista de desafíos para la reanudación que describe Sokolski, la respuesta a esta última pregunta se hace cada vez más obvia: No. Es evidente que la energía nuclear es la opción equivocada para Ucrania en este momento (y, diríamos, siempre lo ha sido).

La construcción y puesta en funcionamiento de energías renovables puede tardar un par de años, y en algunos casos solo unos meses. Dada la dependencia previa de Ucrania de la energía nuclear para aproximadamente el 55% de la electricidad del país (antes de que la guerra interrumpiera el suministro), desarrollar un proveedor de energía que pueda entrar en funcionamiento rápidamente y no represente un riesgo para la seguridad (en condiciones de guerra o en cualquier otro momento) es, como dicen aquí, una obviedad.

Y, sin embargo, los tres países compiten por ser los responsables de la reanudación de Zaporizhia. Los tres también están comprometidos con la idea de un futuro basado en la energía nuclear y, por lo tanto, no se puede confiar en que adopten la vía más sensata de las energías renovables. Incluso en plena guerra, Ucrania ha manifestado su intención de construir hasta nueve nuevos reactores Westinghouse AP1000 en sus cuatro centrales nucleares existentes, ¡sí, incluso en Zaporiyia! Tanto Rusia como Estados Unidos están ampliando su capacidad de energía nuclear, tanto a nivel nacional como internacional, incluso mediante la exportación de tecnología de reactores.

Incluso en plena guerra, Ucrania ha manifestado su intención de construir hasta nueve nuevos reactores Westinghouse AP1000 en sus cuatro centrales nucleares existentes, ¡sí, incluso en Zaporiyia!

¿Por qué, entonces, alguno de estos países contempla siquiera intentar superar los desafíos, probablemente insalvables, que supone la resurrección de los reactores VVER de Zaporiyia, de construcción rusa, que constituyen la mayor central nuclear de Europa con 5700 MW?

Como pregunta Sokolski en el preámbulo de su artículo en el Boletín:

“Rusia destruyó la presa de Kakhovka aguas arriba de la planta. ¿Qué se necesitaría para garantizar un suministro constante y limpio de agua de refrigeración para los reactores? Los rusos colocaron minas alrededor de la planta; la zona también está plagada de municiones sin detonar. ¿Cómo se neutralizarán? ¿Quién lo hará? Los rusos saquearon y dañaron gran parte del equipo de control de la planta. ¿Cómo se reparará y reemplazará? ¿Quién certificará que el trabajo se ha realizado correctamente? ¿La Comisión Reguladora Nuclear de Estados Unidos? ¿La Inspección Reguladora Nuclear Estatal de Ucrania? ¿Rosatom?

Luego está la cuestión del coste.

“¿Pagarán los activos rusos incautados?”, pregunta Sokolski. “¿O serán los fondos del Banco Europeo de Reconstrucción? ¿Qué pasará con la inversión estadounidense, los fondos públicos y cualquier entidad privada que pueda estar interesada en contribuir? Una vez asignados los fondos, ¿quién recibiría los beneficios, si los hubiera, o sería responsable de las pérdidas? ¿Quién asumiría la responsabilidad de posibles accidentes y daños a la propiedad fuera del emplazamiento de la planta? Y, finalmente, ¿quién asumirá los costes de garantizar la seguridad de la planta para que sus reactores no vuelvan a ser blanco de futuros ataques?

No se trata solo de reparar los reactores, por supuesto. También se trata de reparar la red eléctrica dañada, y en parte destruida. Incluso suponiendo que Zaporiyia se restablezca, ¿cómo llegará la electricidad que genera a sus clientes? ¿Y acaso les quedan hogares donde puedan encender la luz? Recordemos una vez más que Ucrania está en guerra, una guerra sangrienta y prolongada que comenzó el 24 de febrero de 2022 cuando Rusia invadió a su vecino. (Las discusiones sobre por qué y cuáles fueron los precursores han sido intensas, especialmente en la izquierda, pero no son el tema de este debate).

Parece haber demasiadas preguntas en torno a la reanudación de Zaporizhia como para que tal posibilidad sea una propuesta siquiera vagamente racional. Y no habría necesidad de plantearse ninguna de estas preguntas si se planteara la alternativa obvia: las energías renovables. Hoy en día, se puede preguntar a AI —una fuente no del todo imparcial, por cierto—, que responde que Ucrania no ha recurrido a las energías renovables porque “requiere una inversión significativa y desarrollo de infraestructura”. Sí, pero ni de lejos tanto como intentar restablecer las centrales nucleares averiadas y reconectarlas a una red eléctrica destruida.

Hoy en día, se puede preguntar a AI —una fuente no del todo imparcial, por cierto—, que responde que Ucrania no ha recurrido a las energías renovables porque “requiere una inversión significativa y desarrollo de infraestructura”. Sí, pero ni de lejos tanto como intentar restablecer las centrales nucleares averiadas y reconectarlas a una red eléctrica destruida.

Nada de esto pasará por alto en las conversaciones de paz entre las partes en conflicto y Estados Unidos, en su autoproclamado papel de pacificador. Esto se debe a que los paneles solares y las turbinas eólicas no incorporan el inventario radiactivo que, de alguna manera, le ha otorgado a la energía nuclear un prestigio internacional y ambicioso. Lo que debería, en cambio, generar una serie de señales de alerta, y no las que cualquiera de nosotros querría que “siguieran ondeando aquí”.

Traducción de Raúl Sánchez Saura.

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