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Centrales nucleares
Cierran más centrales ante el colapso de la industria nuclear
Varias centrales nucleares en Estados Unidos han anunciado su cierre antes de tiempo, bien por sus elevados costes económicos, pérdida de contratos con clientes o riesgo de accidentes en el futuro. Todos estos casos muestran algunos de los serios problemas de esta industria que no hacen creíble ninguna solución en el futuro.
Artículo publicado originalmente en Beyond Nuclear.
Dos muestras del colapso financiero de la industria nuclear han procedido de los reactores Mark I de General Electric (GE) y sus problemas en la ebullición de agua. Estos reactores son idénticos a los de Fukushima, que explotaron en la catástrofe de marzo de 2011. Ahora hay evidencias de que la estructura organizacional de la industria se está viniendo abajo también.
El gigante nuclear Exelon Generation anunció el cierre de la central Oyster Creek, en Estados Unidos, para octubre de 2018. Pese a su licencia hasta marzo de 2029, Exelon ya había llegado a un acuerdo con el estado de Nueva Jersey para el cese de actividad el 31 de diciembre de 2019 en aras de evitar una retroadaptación de la torre de refrigeración del reactor, como mandaba el estado. Aunque llegue de manera temprana, este cierre para octubre de 2018 sigue llegando demasiado tarde para el primer y más antiguo reactor con el mismo modelo que Fukushima. Un inspector de la Comisión de Energía Atómica estadounidense había solicitado la pérdida de licencia y paralización de la construcción de todos los reactores GE en 1972 al identificar en ellos serios problemas, que finalmente conducirían a fallos sistemicos en Fukushima.
El gigante nuclear Exelon Generation anunció el cierre de la central Oyster Creek, en Estados Unidos, para octubre de 2018.
Al poco, la central nuclear Duane Arnold propiedad de Next Era, en Iowa, anunció su cierre para 2025 tras saberse que su principal cliente no renovaría contrato con ellos. Aun así, un lustro más de operaciones es demasiado dado que ya dimitieron tres ingenieros de GE ante el Congreso estadounidense en 1975 al considerar que su reactor no era “un producto de calidad”.
Estos tres anuncios de cierre, con los fracasos económicos que llevan aparejados, también nos han llegado junto con una fractura en la propia industria, en este caso, el Instituto de Energía Nuclear (NEI por sus siglas en inglés). Dos grandes empresas nucleares, NextEra y Entergy, han cortado relaciones con las oficinas de este lobby en Washington, DC. NextEra de hecho ha demandado al NEI por sus cuotas de afiliación, que considera “malas para toda la industria eléctrica".
El colapso de la energía nuclear revela su elevado coste y el peligro que esta supone al precipitarse la industria hacia la salida con tal de negar responsabilidad ante catástrofes futuribles.
Traducción de Raúl Sánchez Saura.
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