Culturas
AccióMigrant pone en el centro la producción cultural colectiva de las personas migrantes y racializadas

El festival AccióMigrant, celebrado el 6 de mayo, tiene como objetivo continuar abriendo espacios a las artistas y creadoras migrantes y racializadas de Barcelona.
AccióMigrant: Festival de Culturas en resistencia
AccióMigrant: Festival de Culturas en resistencia tuvo lugar el 6 de mayo en Barcelona. Foto cortesía de Pedro Vidal.
17 may 2023 06:00

El colectivo de artistas y promotoras culturales del Fes! Cultura celebró el pasado 6 de mayo AccióMigrant: Festival de Culturas en resistencia, que pone en el centro la producción cultural de las personas y colectivos migrantes y racializados de Barcelona, en Fabra i Coats: Fàbrica de Creació. Fue una jornada abierta llena de actividades, con un fórum sobre derechos culturales por la mañana, y una feria de proyectos y una programación de charlas y muestras escénicas durante la tarde.

Las propuestas presentadas se enmarcan en diversas disciplinas: música, artes visuales, editorial, artes escénicas, fotografía, audiovisual, diseño sostenible, educación artística, gestión de espacios culturales, radio, entre otros; y la mayoría forman parte de Fes! Cultura, una incubadora de proyectos culturales de impacto social impulsada por la cooperativa Connectats que este año acompaña, a través de un programa formativo, a un total de 27 creadoras y profesionales migrantes.

El festival AccióMigrant tiene como objetivo continuar abriendo espacios a las artistas y creadoras migrantes y racializadas de la ciudad; una iniciativa que, en palabras de las organizadoras, “busca no solo exponer, sino también tejer complicidades y redes en torno a una cultura en expansión, creativa, rica, innovadora y combativa”.

Por la mañana, y en colaboración con el Espai Avinyó, se celebró el Fórum Derechos Culturales: cómo y para quién, un espacio de reflexión y trabajo colaborativo con unos 50 agentes culturales de origen migrante, que se dividieron en cuatro mesas de trabajo, para crear un decálogo de propuestas para mejorar las condiciones de participación de las personas migrantes en el circuito cultural barcelonés, como sujetos y creadores activos y no pasivos, “con perspectiva antirracista y de derechos”.

“Si cocinar y cuidar no se considera cultura, entonces es difícil para muchas de nosotras acceder a subvenciones que tratan una definición bastante limitada de qué es cultura”, explica Kim Hernández

Kim Hernández, realizadora audiovisual barcelonesa de origen filipino, participó en la mesa de creación comunitaria que moderaba Gemma Ferreón, donde se valoraron políticas y recursos alternativos de creación que no fueran subvenciones públicas, a las que artistas migrantes y racializados tienen dificultades en acceder. Hernández menciona que una propuesta es la cesión de locales para comunidades migrantes donde reunirse, comer y conversar, haciendo hincapié en la importancia de la gastronomía como motor de tejido asociativo. “También problematizamos la noción de cultura que hay en la legislación. Si cocinar y cuidar no se considera cultura, entonces es difícil para muchas de nosotras acceder a subvenciones que tratan una definición bastante limitada de qué es cultura”, explica. “También aludimos a la barrera lingüística del catalán. Si hay personas con dificultades para acceder a clases de catalán en escuelas regladas, el profesorado debería ir y enseñar en los espacios donde está la comunidad migrante para que todas y todos por igual podamos ejercer nuestros derechos”, añade.

Por su parte, Youssef El Maimouni moderó la mesa sobre acceso a la cultura. Cuenta a El Salto que las conclusiones principales versaron sobre el reconocimiento de estos espacios como generadores de rizomas, de nuevos vínculos y de alianzas, y sobre la reivindicación de la producción de los artistas migrantes y racializados como una auténtica nueva escena underground en Barcelona, politizada en cuestiones raciales, de género, de clase social, y que a través del arte proclama derechos para todas las personas que residen o transitan la ciudad. “Este discurso más optimista es necesario para empoderar a las compañeras, y que no vean solo trabas, sino oportunidades, y no pierdan la ilusión de generar nuevas narrativas”, explica.

En el espacio de exposición y networking se presentaron alrededor de 30 proyectos artísticos y culturales, algunos seleccionados a través de una convocatoria abierta. Participaron propuestas como el estudio La Murga Visual, el podcast Ni de aquí ni de allí, la instalación de Garbage Guerrilla, el radio show Más allá de la Bossa Nova, la plataforma artística F.R.U.T.A. La fábrica rarita, el clown escénico Migra-ja: la visa alcanza solo para un payaso, o las propuestas editoriales Diccionario Migrante, Microhistorias Migrantes y PlataformaCero.

Paralelamente, 16 proyectos que participan este año en la incubadora del Fes! Cultura se presentaron sobre el escenario, algunos en formato charla, y otros con una actuación. Entre ellos, los monólogos Pentalogía migrante, el proyecto Nsisim (alma) de la rapera Crotchet Fiona, el spoken word travesti de Frau Diamanda, el álbum de música urbana antirracista Fukinesis de Mina Moe, el colectivo feminista Feito por Elas, el Festival Extramuros de fotografía anticolonial, el proyecto de democratización de la música a través de la Inteligencia Artificial Musik Thinking, o el espectáculo de poesía escénica documental Las dos islas de Natura poética. En su presentación, el colectivo audiovisual LGTBIQ+ Perú Diversiva apeló a las asistentes: “Si el peruano es el segundo colectivo migrante más grande en Barcelona, ¿por qué no nos sentimos representados en la política pública?”.

Para Connectats, la mayor parte de los proyectos participantes en Fes! Cultura nace de la fisura de la migración, “una herida de luz que está en el centro y que construye no solo la propuesta artística en sí, que discurre entre las violencias que expulsan, las del tránsito, la frontera, y la ciudad, sino también la motivación y la política de querer sacar la propuesta adelante sí o sí. Son proyectos culturales y proyectos de vida, donde lo profesional se liga a lo personal”.

“La participación en la vida cultural es un derecho humano que no está garantizado y en una sociedad multicultural es urgente garantizarlos para la población migrante y racializada”, afirma Diego Salazar, uno de los coordinadores

Uno de los coordinadores, Diego Salazar, reflexiona sobre la necesidad de este tipo de espacios: “La participación en la vida cultural es un derecho humano que no está garantizado y en una sociedad multicultural es urgente garantizarlos para la población migrante y racializada. Partimos de una desigualdad evidente en términos de participación activa que tiene que ver con la falta de redes, la precariedad, el desconocimiento del sistema cultural y muchas veces, de que las prácticas culturales que se quieren aportar desde los colectivos no encajan en la visión que se tiene sobre la cultura por parte de las instituciones, de una tendencia homogeneizadora y eurocéntrica que no se corresponde con la diversidad real de la sociedad. Si el 29,4% de la población que vive en Barcelona nació fuera de España, tenemos derecho a preguntarnos dónde estamos las personas migrantes y racializadas en el ecosistema cultural de la ciudad y por qué no estamos en esos espacios de representación social que también son políticos”.

Sobre el programa de formación del Fes! Cultura, que empezó el año pasado, sus coordinadores cuentan que muchas participantes se inscriben con propuestas muy claras pero con la necesidad de formalizarlas en formato de proyecto, y que más allá de la formación que reciben, “se descubren dentro de una comunidad en la que apoyarse, y en la que pueden pensarse tanto de forma individual, trabajando la confianza y la autoestima, que es lo primero que se pierde cuando se migra en situaciones no privilegiadas, como después en colectivo y en relación con el territorio y el resto de la sociedad”. En ese sentido, mencionan proyectos que interseccionan migración y vivienda, medio ambiente o salud mental, “temas que nos afectan a todas”. Para una de las coordinadoras, María Ríos, un problema estructural es “la falta de conocimiento de cómo funcionan las instituciones en la ciudad, pero sobre todo la carencia de red y de conocer a quiénes están haciendo cosas similares a ti”.

La propia experiencia personal de Salazar con instituciones y fundaciones revela que en muchas de las iniciativas que se proponen alrededor la diversidad son comunes las prácticas de tokenización, es decir, “se cumplen cuotas inocuas que hacen ver que se tiene en cuenta la diversidad cuando en el fondo ese aspecto no es central”. También alerta sobre ciertas dinámicas asistencialistas en las que se invita a participar a las personas migrantes como objetos de estudio o en acciones de participación que no dan acceso a los espacios de decisión. Por otro lado, denuncia que en muchos casos se ejercen prácticas extractivistas que se apropian de los saberes y del valor de “lo diverso” dejando fuera a las personas que han hecho esos aportes. O instituciones que pregonan enfoques interculturales que celebran las diferencias pero son incapaces de posicionarse en la defensa de los derechos de la población migrante.

Ríos y Salazar critican una realidad de precariedad laboral, en que personas “con muchas capacidades, habilidades, talento e inteligencia tienen que trabajar en sectores de servicios básicos y no pueden acceder a otros, como el cultural, que también generan economía. Este sistema les pone todos los frenos y están en un trámite perpetuo. ‘Sin papeles’ no puedes acceder a ciertos trabajos, fundar una cooperativa o una empresa… o simplemente tener la mente clara para concentrarse y acabar los proyectos. Por eso, iniciativas como la ILP de Regularización Ya son vitales”. Sobre las instituciones, perciben una pasividad autoimpuesta: “No es que sean directamente hostiles con nosotros, pues recibimos elogios por nuestras ideas, pero nos dicen que escribamos los proyectos y que ya nos dirán algo, pero o no sucede o los recursos acaban siendo insuficientes. Hay trabajo voluntario, horas no pagadas... y al final vamos a ciegas. Así, no podemos planear acciones más allá del año porque no sabemos si van a salir o no. No nos dejan soñar tanto”.

A pesar de todos estos inconvenientes, los proyectos afloran. En las dos ediciones del Fes! Cultura se han presentado un total de 253 propuestas de personas de 26 nacionalidades diferentes, que resisten día a día en la capital catalana. El subtítulo del AccióMigrant: Festival de Culturas en resistencias es, por tanto, más que adecuado.


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