Creaciones morales
Revista ‘Lily’, las sobrinas de Bruguera

Para las lectoras de mi generación, que Lily apareciese vestida como una estrella del pop, cuando no en unos bikinis minúsculos, y del brazo de un simpático chico negro, por ejemplo, era lo más normal del mundo.

Revista Lily
16 jun 2018 06:00

En 2005 el tebeo Esther y su mundo, que yo leía de pequeña, fue reeditado. Provocó tal fenómeno de nostalgia que llevó a la publicación de otra serie, titulada Las nuevas aventuras de Esther. Gracias a internet, descubrí que había una multitud que, como yo, había seguido las vicisitudes adolescentes de este personaje, bien en los cómics homónimos o dentro de la revista Lily, además de compartir la afición por otras publicaciones de historietas “para chicas”, entre las década de los años 70 y 80.

Esther sirvió, además, para reivindicar el trabajo de quien dio vida a sus increíbles dibujos, la artista Purita Campos, y de paso, reivindicar a tantas dibujantes que habían sido olvidadas, relegadas, lo que sea, para variar, en la historia del cómic español, de María Pascual a Tini Tinturé.

Creo que, con posterioridad, se llegó a escribir una novela aprovechando el tirón, obra del guionista de estas historias nuevas y de madurez de Esther. Reconozco que pese a haber disfrutado mucho de este personaje y el universo de su tebeo, tan marciano en las circunstancias de una pre-teen de barrio madrileño como fui yo, en ese momento de la reedición preferí guardar el recuerdo y, sobre todo, mi dinero, para otros caprichos.

El outing de las lectoras de tebeos para chicas me interesó mucho más. Sí, “para chicas”, pero lectoras. Éramos legión las niñas y adolescentes que consumíamos tebeos, junto con revistas musicales y de cine. Sí, a nivel fans, pero de música y cine. Las mujeres sostuvieron el tinglado del pop y sus publicaciones durante años, pero nadie ha reparado en ello. La periodista Patricia Godes ya lo defendía por entonces, y menudas broncas se llevaba del sector más “masculino”, críticos incluidos, esos que siempre han defendido, o no cuestionado, que la cultura, sea pop, rock o tebeística, es cosa de hombres…

Sí, yo leía Esther y su mundo, igual que había leído las colecciones de libros de la editorial Juventud, el Tío Vivo, el DDT y todos los libros y tebeos de Bruguera (entiéndase por todos que, por suerte, mi sexo no ha sido ni es un obstáculo a la hora de disfrutar de los cómics para chicos y los para chicas).

A los lectores masculinos de tebeos masculinos, por no hablar del lector-especialista en cómics, la existencia de esta literatura era, pues eso, “cosa de chicas”, lo que implica algo sin importancia, cursi, bobalicón y, si me apuran, hasta un poquito homosexual. Espero que comprendan esta última frase.

Los únicos comentarios sobre estas historietas de tebeos para chicas que recuerdo, y de parte de lectores de cómics muy experimentados, eran “bah, eso es una mariconada”, cuando no “bah, pero las muñecas dan para paja”. Supongo que por este motivo es complicado encontrar información objetiva sobre ellas, que no conlleve una mirada paternalista o de inclusión jocosa en la cultura gay. La cultura gay masculina, me refiero.

Con su redescubrimiento y el estudio del cómic a cargo de gente más joven, menos desprejuiciada y menos machista, la mirada ha cambiado, pero sobre esta parcela en concreto de la historia de los tebeos, la de los dibujos para público femenino, me temo que sigue pesando el prejuicio de que se trata de algo muy patriarcal, muy rancio, cuando no como muy chochi.

¿Eran necesarias las historietas para chicas? Tan necesarias como el resto de cómics. Solo responden a la ley de la oferta y la demanda de un mercado, más en el caso de España y su dictadura política, una forma como otra cualquiera de enviar dogmas y consignas.

Si los chavales habían sido carne para personajes épicos, héroes fascistas y astronautas responsables (er…, sí, los éxitos de Editorial Valenciana: El guerrero del antifaz, Roberto Alcázar y la Saga de los Aznar), las niñas serían objetivo de los cuentos de hadas, las tribulaciones de las chicas formales, las princesas y los bailes decimonónicos, boda obligatoria con el príncipe de cartón piedra.

Entre los dos extremos de este arco de estereotipos, los tebeos incluían un grupo de personajes cómicos, reflejo burlón de ciertas peculiaridades de la vida moderna. Por ejemplo, de la figura del niño malcriado y gamberro. El terror de profesores, vecinos y familia.

Por supuesto que también hubo niñas terribles, graves amenazas al orden establecido, las Jaimitas destroyer. Recuerdo entusiasmada las tiras de Los Cebollitas (The Katzenjammer Kids), dos hermanos capaces de destruir la casa donde vivían en cada aventura, que acompañaban a Carlitos en las ediciones de Buru Lan, y que son el precedente de Zipi y Zape. Pero también recuerdo a La Terrible Fifí, la niña perversa de coletas, lazo gigante y mirada maligna, dibujada por Nené Estevill. Era un personaje que disfrutaba castigando a su entorno con gamberradas de alta potencia, especialmente para burlarse de las torpes artimañas de los pelotas y los fatuos. Fifí, una versión malvada de la Pequeña Lulú, era una de mis preferidas del Pulgarcito, con su dibujo de trazo nervioso y punzante. Nunca entendí cómo un personaje como este pasara desapercibido para la censura. Bueno, también estaba Angelito, by Vázquez, lo que equivalía a poder leer las locuras de dos sociópatas infantiles en el mismo tebeo. Bruguera, lógicamente, la fichó para su elenco de personajes femeninos de Lily.

La prensa ya tenía interiorizada a la mujer como consumidora. Le ofrecía un catálogo de objetos e ideas en forma de productos publicitarios y patrones de conducta que se han ido acomodando a los cambios sociales. Las historietas han realizado el mismo camino, salvo que, en algunos casos, se adelantaron al marco socio-político de su tiempo, y sin ser conscientes. La revista Lily es un ejemplo.

En 1970, el magazine de historietas y contenidos pop para chicas Sissi (en honor a las popularísimas películas sobre tan polémico personaje real), que era una de las revistas más conocidas desde los años 50 en España, se transforma, como por arte de magia, en Lily (desconozco las razones de la elección del nombre, no sé si fue decisión de Segura, el autor del personaje, y si la inspiración vino de las tiras cómicas de Lilli, la pin up alemana, cuyas formas dieron vida a la Barbie de Mattel ).

El formato de la revista original se mantiene, pero no así la línea editorial. Lo que en Sissi era una mirada recatada al mundo del cine y la música pop, con tebeos divertidos, pero siempre dentro de un orden —chistes y personajes estilo “teléfono blanco”, orientados a niñas y adolescentes de cierto poder adquisitivo (había dos Sissi, la de los cuentos infantiles, y la Juvenil, la de adolescentes, repleta de moda, peinados y cuidados de belleza)—, con Lily se zambulle de cabeza en la fábrica de personajes y situaciones catastróficas de Bruguera.

Actualizaron el producto para conseguir el público nuevo, el de las chicas del tardofranquismo: más color pop (si esto era posible, con portadas que se veían a metros de distancia, y las páginas interiores en blanco y negro tintadas de verde o rosa puñeta), con más chismes, más famosos de la música y la tele, dejando el cine a un lado, las secciones habituales (Correo, Horóscopo, los tests de personalidad, y el consultorio “Charlando con María José”, letras de canciones y el poster central, de famoso o famosa).

Los protagonistas de las historietas eran todas chicas, muchas de cómics importados de agencias británicas, la I.P.C., aunque eran ilustradas por los y las profesionales de la editorial (Campos, que fue la encargada de dibujar la Patti británica y transformarla en Esther, Tinturé, Comos, Freixas…). Más adelante, Bruguera importaría otras figuras femeninas del cómic italiano y el francés, hasta llegar al manga, cuando publicó por primera vez en España la serie Candy Candy.

En Lily, como siempre hacía la editorial en sus revistas, teníamos las habituales adaptaciones ilustradas de clásicos de la literatura, en este caso muy centradas en personajes femeninos (de Grandes Esperanzas a Genoveva de Brabante, pasando por reinvenciones de figuras pop, como Jane Bond). Además, la revista tenía apartado para súper heroínas, como “Caty, la chica gato” (del italiano Giorgietti), y el mundo del fantástico: “Enma es encantadora”, la bruja moderna de Trini Tinturé y Andreu Martín, y la serie inglesa Los extraordinarios relatos del Tío Arthur, con dibujos de Santiago Hernández.

A La terrible Fifí, de Estivill, y Lulú estrella precoz, una genialidad de Íñigo, se unían, en el grupo de niñas bárbaras, los personajes ingleses de Pura Calamidad y Fina, terror de “El Remanso”. Íñigo y Schmidt aportaron dos clásicos que ya hacían en la revista Sissi en los años 60: Mari Pili y Leopoldino, un matrimonio muy fino (una de las historietas más sofisticadas, divertidas y críticas que se han realizado), y Polvorilla, traviesa modistilla.

Abundando en parejas complicadas y convivencia al límite, Peñarroya creó Apartamento para cuatro, y Redondo, Mili y Eduardo. Las viñetas de Enrich eran un lujo, en su serie Chicas. Ya en los años 80, Tran, el creador de Plurilópez, especialista en el costumbrismo laboral y sus estragos, aportó una nueva protagonista y nueva clase de curro: Purita, agencia matrimonial, con guiones de la directora de Lily, Montserrat Vives.

En mi experiencia, era una sensación muy curiosa la de leer tebeos que se hacían en Inglaterra, mezclados con los personajes creados por los dibujantes de la casa. Empezando por el que daba título la revista.

Lily fue creación de Robert Segura, el dibujante y guionista de Bruguera con estilo más vivaz y expresionista. De entre los genios de la editorial, fue Segura quien más se centró en historias sobre gente joven y chicas como protagonistas. Aparte, claro está, de sus historietas sobre el soltero más famoso de la tierra (Rigoberto Picaporte) y el matrimonio disfuncional más bruto (Los Señores de Alcorcón y el holgazán de Pepón).

En la senda de caos y velocísima destrucción del estilo Segura/Bruguera, suyas son las aventuras de La alegre pandilla, La Panda y La Panda Pop, una fantástica interpretación castiza del universo de Archie.

Y las muchachas, que tampoco se quedaban atrás en causar embrollos y terminar la última viñeta con una persecución, explosiones o cualquier otro desastre. Lily fue la imagen femenina de la editorial durante más de veinte años. Era moderna, con pelo corto (al principio, llevaba una coleta), fan acérrima de cantantes y famosos, siempre metida en problemas, por su mala cabeza o por las maniobras de su hermano pequeño, un auténtico monstruo de la gamberrada. Las chicas de Segura (Piluca, Marilú, Laurita Bombón, la directora de Agencia El Penúltimo Viaje, para la revisa Gina, cuya cabecera también era obra suya…), representaban un tipo de mujer muy diferente al de las muñecas suspirantes y pasivas de los años 50 y 60. Cierto que no eran adalides de causa alguna, pero su descaro y presencia abrumadora en revistas como Lily marcaron un antes y un después. Eran independientes, desvergonzadas, de rotunda presencia y con los mismos elementos críticos sobre los problemas sociales y psicológicos del país, que Bruguera introducía, consciente o no, en sus viñetas.

Para las lectoras de mi generación, que Lily apareciese vestida como una estrella del pop, cuando no en unos bikinis minúsculos, y del brazo de un simpático chico negro, por ejemplo, era lo más normal del mundo. Otra cosa, me temo, era lo que interpretaban los padres, hermanos, novios y figuras de autoridad de toda esa normalidad. Si hubiesen leído Lily, claro.

Informar de un error
Es necesario tener cuenta y acceder a ella para poder hacer envíos. Regístrate. Entra en tu cuenta.

Relacionadas

Creaciones morales
Orgullo de cancionero

Un breve paseo por la música pop, afín, de alguna manera, al colectivo LGTBIQ+.

Creaciones morales
El arte del transformismo español a través de sus grandes figuras

Cuando el artista masculino encarna a la feminidad, se abre un espacio interesante donde confrontar los estereotipos sociales y de género. Los transformistas son el ejemplo más arriesgado de un modo de vida que desplaza las fronteras.

Música
El efecto llamada, ¿Spain calling?

La presencia española en el continente americano y las oleadas migratorias en ambas direcciones han dado lugar a lo que se conoce como “sonido latino”, que es mucho más complejo y relevante que un chiste o la gala de los premios homónimos.

#72413
22/10/2020 9:31

Muy buen artículo.

0
0
#49146
14/3/2020 0:04

A mi me encantaba y encanta lily. Aun los releo de vez en cuando. Un piano para Lisa, más allá del arco iris... Historias maravillosas

0
0
#18894
18/6/2018 10:25

Echo en falta la desopilante "Mari Pili y Leopoldino, un matrimonio muy fino".

0
0
Gundar
16/6/2018 10:42

El Capitán Trueno lo editaba Bruguera, no la Valenciana. Su creador Víctor Mora era comunista lo que le costó ir un par de veces a la cárcel y finalmente al exilio en Francia. El dibujante, Ambrós, era un maestro republicano. De modo que de "personaje fascista" solo tenía lo que le imponía la censura del Régimen.

6
0
#18866
17/6/2018 15:38

Entiendo que se confunde con el guerrero del antifaz

1
0
#18909
18/6/2018 12:09

Eso entiendo yo también, pero cada vez que veo al Capi y la palabra "fascista" en la misma frase, me rechinan los dientes... Por cierto, "Tío Arthur" tuvo docenas de dibujantes (y guionistas, supongo) distintos. Y quisiera romper una lanza, de nuevo, por el casi siempre (¿conscientemente?) olvidado Philip Douglas, que era el guionista de "Esther". Sí, sí, un señor inglés.

4
3
Extrema derecha
Extrema derecha Estados Unidos declara la guerra contra los pobres con la ley “grande y bella” de Trump
VV.AA.
La norma presupuestaria, que contempla más de un centenar de disposiciones, convierte a ICE en el cuerpo de seguridad del Estado más financiado y es un cheque en blanco para las grandes contaminantes.
Comunidad de Madrid
Comunidad de Madrid Una “victoria moral” da alas a la Plataforma STOP Planta de Biogás en Colmenar y Tres Cantos
La aprobación en el último pleno de una moción para revertir la declaración de utilidad pública del proyecto infunde ánimos a la plataforma, que ya ha denunciado el procedimiento ante los tribunales.

Últimas

Palestina
Palestina Albanese presenta su informe ante la ONU: “Gaza es el escenario de un crimen”
El Consejo de Derechos Humanos atiende al reporte sobre el lucro de empresas y bancos en el actual genocidio de Gaza. The Guardian califica de “posible crimen de guerra” el ataque contra una cafetería en la que murieron 39 personas.
Opinión
Opinión Sirat y las zonas temporalmente autónomas
En la película de Olivier Laxe prevalece el relato sobre la deserción del mundo que una mirada a la propia creación de la comunidad que surge en torno a las raves.
Política
Política Feijóo radicaliza al Partido Popular en medio del terremoto Cerdán con la vista puesta en las elecciones
Miguel Tellado será el nuevo secretario general del partido. Un movimiento con el que Feijóo consigue el control casi absoluto del PP y le come espacio del discurso ultra a Vox, pero que lo aleja de eventuales pactos con PNV y Junts.
Galicia
Galicia Galicia elige el rumbo de la lucha contra Altri en las elecciones a la directiva de la plataforma Ulloa Viva
Vecinos y vecinas de la comarca más afectada presentan dos listas separadas tras no llegar a una propuesta de consenso. Por un lado concurre una candidatura continuista y, por el otro, una alternativa que se acerca más al nacionalismo institucional.
Madrid
Madrid Vecinas de Tribulete 7 presentan demanda colectiva por acoso inmobiliario contra Elix Rental Housing
Es la primera demanda colectiva que se presenta en España contra una socimi. El inquilinato quiere conservar sus hogares e impedir que se desarrolle el plan de pisos turísticos que pretende el propietario.
Más noticias
Comunidad de Madrid
Sanidad Pública Cae el techo de la entrada principal del Hospital Isabel Zendal
El hospital de pandemias, inaugurado por Isabel Díaz Ayuso en 2020 y que generó unos sobrecostes del triple de lo presupuestado en su construcción, ha visto cómo se desplomaba el techo de entrada.
El Salto Radio
EL SALTO RADIO Podcast familiar Caleidoscopio, episodio 26: Y... ¡Acción! (Segunda parte)
Los pequeños colaboradores y colaboradoras nos cuentan cómo sería su película ideal, cuánto creen que tardarían en grabarla... y cómo imaginan que sería su estreno.
Tribuna
Regadíos Regar con un agua que no tenemos ni tendremos
Se encona la lucha por el control de un agua de la que somos deficitarios, exponiendo amplios territorios a la desertificación y el abandono.

Recomendadas

En el margen
En el margen Aisetou Kajakeh: “Nosotras no estamos rompiendo techos de cristal, sino sorteando muros”
Esta socióloga española asegura que las asociaciones gambianas en España mantienen un vínculo directo con el lugar de origen, lo que hace que nunca pierdan la conexión con las raíces.
Salud mental
Laura Martín López-Andrade “La psiquiatría es una profesión potencialmente muy peligrosa”
La psiquiatra granadina defiende desde Málaga otro tipo de psiquiatría que huye de los diagnósticos y de la jerarquía y cambia la palabra tratamiento por acompañamiento.
Alquiler
Racismo y alquileres Siete de cada diez migrantes se ve en la necesidad de vivir de alquiler frente al 14% de los hogares españoles
“El precio del prejuicio” es el título del más reciente estudio del Instituto de Investigación Urbana de Barcelona, IDRA, en el que disecciona la relación entre las personas migrantes y su acceso a la vivienda.