Coronavirus
Vulnerables, frágiles, precarias: hacia una articulación política de los balcones

Si algo ha grabado a fuego la crisis del coronavirus es la constatación de nuestras fragilidades y, por ende, de nuestra interdependencia. Somos vulnerables, precarias, frágiles. Somos todo ello y, en consecuencia, somos comunidad.

Varios Coronavirus Madrid Norte - 8
Cacerolada en un barrio de Madrid en plena crisis del coronavirus. David F. Sabadell

El 11 de septiembre de 2001 marcó un antes y un después en muchos aspectos. Entre otros, lo que evidenció la serie de atentados efectuados por Al Qaeda en suelo estadounidense es la fragilidad de lo humano y lo precario de nuestros vínculos. Judith Butler habló de este momento histórico —así como de la violencia de la guerra desatada tras ellos— como el punto de quiebre en el que la crudeza del proceso de descomposición social quedó revelada: décadas de devaluación de los lazos sociales y dinámicas de disgregación que sobrecogen sin previo aviso. 

La crisis del coronavirus, además de evidenciar el sesgo criminal de recortar en servicios públicos, nos abre los ojos a otra realidad: la noción de autosuficiencia es una mierda. Una absoluta mierda y, además, una mierda peligrosa. El neoliberalismo nos conmina a deshacernos de cualquier apego a nuestra vulnerabilidad —y a la de aquellos que nos rodean— para imponer el paradigma de la autarquía privada y construir sobre este todo un sistema de relaciones sociales, económicas, laborales o familiares. Las redes de cuidados y afectos, el estrechamiento de los lazos vecinales o comunitarios, el reconocimiento devoto y del personal sanitario o la nueva toma de conciencia de la desventaja estructural de las clases populares que han protagonizado los últimos días vienen a desafiar esta idea neoliberal de autosuficiencia. 

La salida al balcón para aplaudir en reconocimiento de los sanitarios y en apoyo a la sanidad pública representa aquello que trasciende pese a todo

Debemos trabajar por reconocer en cada ventana una resistencia y una esperanza. La salida al balcón para aplaudir en reconocimiento de los sanitarios y en apoyo a la sanidad pública representa aquello que trasciende pese a todo. Se trata de un acto de solemnidad con una carga política avasalladora: terrazas y ventanales en Arganzuela, Lavapiés o Usera; en capitales y en pueblos de la España Vaciada. Así, asumiendo con Hannah Arendt que la imaginación es política, no debemos renunciar a poner a trabajar nuestra creatividad para imaginar nuevos escenarios en los que lo común ejerza de eje y lo público se revalorice. 

El estado de alerta global provocado por el covid19 nos acerca a un escenario similar, de cuya gestión del mensaje depende que produzca efectos transformadores en el imaginario colectivo. Si algo ha grabado a fuego la crisis del coronavirus es la constatación de nuestras fragilidades y, por ende, de nuestra interdependencia. Si podemos luchar por un halo de luz en medio de una lucha que se obceca en traducirse en términos sanitarios, esa batalla tiene que estar centrada en revaluar y abrazar dicha precariedad constitutiva. La simbología de esta contienda está llena de balcones y aplausos, de hilos invisibles que unen fachadas y estrechan el sentido de comunidad. 

Cambiar la primera persona del singular por la primera del plural es otro de los efectos cruciales que debería irrumpir tras la finalización del estado de alarma

En ese sentido, la situación de pandemia global ha echado por tierra cualquier intención, por remota que fuera, de ahondar en la noción autónoma del yo, frente a la revalorización que deberíamos encarar hacia una visión relacional de nosotros mismos. Cambiar la primera persona del singular por la primera del plural es otro de los efectos cruciales que debería irrumpir tras la finalización del estado de alarma. Se trataría, de alguna forma, de transformar lo excepcional del estado de excepción —el sentido constante de comunidad— en lo normal del estado de normalidad. 

Siguiendo a Butler, no podemos olvidar que el Otro constituye nuestra propia identidad y la carnalidad más cotidiana de nuestro ser. La ceremoniosa salida a los balcones parte de esto y termina por constatar que no existe vida posible sin los Otros. No hay posibilidad de supervivencia sin sentirse comunidad, desde el sentido más fisiológico al plano más simbólico. 

Es también por ellos, por las víctimas de una fría estadística que crece a diario, que debemos caminar hacia una articulación política de los balcones

Quizá sería iluso creer que el paradigma neoliberal de una individualidad exonerada de cualquier responsabilidad, instaurado en la ontología popular desde hace décadas, fuese a quedar liquidado por la intervención de un virus mundial, pero sería también pecar de ingenuidad el no visualizar las brechas, grietas y fisuras que estos días de comunión colectiva han producido en esa intentona sistémica de aislarnos y recluirnos. Más allá de los efectos que estas jornadas de excepcionalidad puedan producir en repensar el papel del Estado del Bienestar y de las políticas neokeynesianas, la incidencia del coronavirus en remover conciencias y estrechar lazos depende de las acciones políticas y las narrativas colectivas que se articulen a posteriori. 

Además del drama de multitud de familias afectadas por los estragos más letales del covid19 en nuestro país, la (super)vivencia colectiva de una preocupación social y sanitaria de semejante calibre puede iluminar caminos en los que la vulnerabilidad se abra paso como un carácter a reclamar. Es también por ellos, por las víctimas de una fría estadística que crece a diario, que debemos caminar hacia una articulación política de los balcones. Inmersos en lo que Pasolini hubiese llamado apocalipsis latente, transitamos hacia una política de lo común que lo muestra como abierto e incompleto, deseablemente imposible. Somos vulnerables, precarias, frágiles. Somos todo ello y, en consecuencia, somos comunidad.

Archivado en: Coronavirus
Informar de un error
Es necesario tener cuenta y acceder a ella para poder hacer envíos. Regístrate. Entra en tu cuenta.

Relacionadas

Comunidad de Madrid
Pandemia La Fiscalía abre diligencias por primera vez por muertes sin asistencia en domicilio durante la pandemia
Los padres de Francisco Rodríguez fallecieron en su domicilio de Madrid tras contagiarse de covid-19 y después de llamar de manera recurrente para conseguir asistencia médica que no consiguieron a tiempo.
Comunidad de Madrid
Comunidad de Madrid Presentan la primera demanda por mayores muertos en domicilios sin traslado hospitalario durante el covid
Los padres de Francisco murieron sin recibir traslado hospitalario ni asistencia médica a tiempo cuando enfermaron por covid-19 en su domicilio de Madrid, entre mediados de marzo y principios de abril de 2020.
Sanidad
Investigación La exclusión hospitalaria de mayores durante el covid en Madrid precedió a la existencia de protocolos
El primer protocolo de la Consejería de Sanidad sobre derivación a hospitales de pacientes de covid residentes en centros de mayores es del 18 de marzo, pero la disminución de residentes derivados empezó el 7 de marzo, según una investigación.
Pensamiento
Sarah Jaffe “En realidad tenemos que hacer menos. E impedir que algunas cosas sucedan”
La escritora y periodista Sarah Jaffe aborda el desengaño cotidiano al que nos aboca el mundo laboral e investiga cómo, a pesar de todo, las personas se organizan colectivamente en sus empleos para que “trabajar apeste menos”.
Ocupación israelí
Palestina Vivir en alerta: la resistencia palestina frente la ocupación israelí
La cruda realidad de las feministas palestinas que, ante la represión y las detenciones arbitrarias, continúan su lucha por la libertad, la justicia y los derechos humanos.
Que no te cuenten películas
Comunidad El Salto Suscríbete a El Salto y llévate seis meses de regalo a Filmin
Estas navidades, haz posible que El Salto llegue más lejos con sus contenidos críticos y llévate de regalo medio año de Filmin. Y si ya tienes Filmin, suscríbete a El Salto y regala el acceso a esta plataforma a quien quieras.
Análisis
Análisis El independentismo se reorganiza, pero ¿sigue siendo independentista?
Los partidos independentistas han sufrido la crisis del procés y el posprocés, y todavía no la han resuelto, sino, a lo sumo, la han aplazado. El PSC aparece como el ganador de una carrera con corredores agotados.
Madrid
Ciudades Fake Madrid, un paseo por los hitos del simulacro
Un recorrido por los grandes éxitos de la conversión de Madrid en una ciudad irreal.
Opinión
Opinión Sobrevivir pagando en el Álvaro Cunqueiro
Una de las victorias ideológicas del PP de Feijóo en Galicia ha sido hacernos creer que pagar por servicios esenciales en los hospitales durante el cuidado de nuestros enfermos es lo natural, que no hay otra manera de abordarlo, pero es mentira.

Últimas

Palestina
Eyad Yousef “No cuentes lo que queremos ser, cuenta lo que nunca hemos dejado de ser: un pueblo que quiere la paz"
Eyad Yousef es profesor en la Universidad de Birzeit, Cisjordania, y comparte su experiencia en una universidad que “representa el pluralismo y la libertad que tanto anhela la sociedad palestina”
Siria
Oriente Próximo Israel impone hechos consumados sobre Siria para condicionar la transición según sus intereses
“Está escrito que el futuro de Jerusalén es expandirse hasta Damasco”, dijo este octubre el ministro de Finanzas israelí, Bezalel Smotrich, uno de los exponentes ultras del Ejecutivo.
Ocupación israelí
Ocupación israelí Un tercio de los asesinatos de periodistas en 2024 fueron obra del ejército de Israel
Reporteros Sin Fronteras documenta la muerte de 18 periodistas en Palestina y Líbano este año “asesinados deliberadamente por hacer su trabajo” y habla de una “masacre sin precedentes” de profesionales del periodismo.
Crisis energética
Análisis Los aerogeneradores no son molinos, son gigantes
El megaproyecto eólico del Clúster Maestrazgo, punta de lanza del capitalismo verde, destruirá un área natural de alrededor de 1325 campos de fútbol.
Ecofeminismo
COP29 La brecha de género en las Cumbres del Clima
VV.AA.
Las cumbres del clima no están aisladas del resto de espacios políticos y también están atravesados por las dinámicas patriarcales, pero ¿en qué lo notamos? ¿cómo abordan las negociaciones climáticas las políticas de género?
Más noticias
Galicia
Galicia Activistas de Greenpeace instalan ‘una celulosa’ en la sede de la Xunta en protesta contra Altri
Los ecologistas han realizado una acción en la sede del Gobierno gallego de Alfonso Rueda para animar a gallegos y gallegas a asistir a la manifestación de este domingo en la Praza do Obradoiro, en Santiago de Compostela.
Comunidad de Madrid
Educación pública El Gobierno de Ayuso recula y aplaza hasta junio los despidos masivos en Educación
Integradoras sociales, enfermeras, educadoras, auxiliares y otros perfiles de personal laboral se enfrentaban a la incertidumbre de ser cesados en plenas vacaciones de Navidad.

Recomendadas

Fronteras
Túnez Túnez endurece la represión contra las ONG de ayuda a las personas migrantes
Mientras el presidente Kaïs Saied se prodiga en discursos racistas, el estado persigue a las entidades solidarias con quienes llegan al país, bajo el silencio cómplice de la Unión Europea.
Galicia
Economía ¿Quién lidera el negocio del eucalipto en Galicia al que Altri quiere sumarse?
El estallido social que ha producido el intento de la multinacional Altri y la Xunta de instalar una nueva celulosa en Galicia abre la necesidad de poner el foco en el sector forestal, donde se encuentran algunas de las mayores fortunas del Estado.
Siria
Rojava El rompecabezas sirio que estalló en Alepo
El nuevo escenario sirio se ha gestado bajo la intervención implacable de Turquía, patrocinadora del Ejercito Nacional Sirio y otros grupos yihadistas que libran la guerra de Erdogan contra el pueblo kurdo.