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Coronavirus
El terror a lo invisible
Las palabras que aquí escribo no vienen de la boca de una abogada, ni nadie que esté familiarizada con conceptos jurídicos, más allá de su propia lectura. Simplemente me vienen a la cabeza algunas cuestiones.
Las inquietudes que tengo, tienen más que ver con el significado de esta situación más allá de la propagación del virus covid-19.
Se puede comunicar de muchas maneras, utilizando el lenguaje de muchas maneras, entendido como mirada, tono de voz, gestualidad y palabras elegidas.
En su comparecencia, Pedro Sánchez declaró el 14 de marzo el estado de alarma por el virus covid-19. El estado de alarma es una situación excepcional que vive un país o una comunidad autónoma en un momento determinado y está regulado por los artículos del 4 al 12 de la LO 4/1981 de la Constitución Española. Por su parte, el artículo 116 de la Constitución da cobijo al estado de alarma, de excepción (del articulo 13 al 31 del Capítulo II) y de sitio (del articulo 32 al 36 del Capítulo III). El hecho de que estos tres artículos estén amparados por el articulo 116 quizás nos podría hacer pensar que hay similitudes entre ellos.
Estos días de encierro no puedo evitar preguntarme por qué se habla de confinamiento en pro exclusivamente de la salud cuando se quiere decir estado de sitio.
Soy consciente que la salud es una cuestión política, pero las medidas que están imponiendo están lejos, bajo mi forma de ver, de ser por una razón puramente de salud.
¿Qué es el confinamiento? Es una medida de reclusión que consiste en delimitar unos márgenes a alguien y no dejarlo salir de ahí. Tiene que ver con lo estático, con el inhibir y con el encierro. Se puede utilizar, por ejemplo, como una medida política de prevención o castigo.
El Gobierno está tomando medidas exclusivamente políticas para atajar un problema sanitario, quitándose la responsabilidad de las consecuencias
El estado de sitio es una situación en la que la autoridad militar, elegida por el Gobierno, toma el mando para ejecutar medidas en un territorio en concreto. Mi pregunta entonces es ¿el hecho de que el aparato militar tome las calles como lo está haciendo actualmente forma parte del estado de sitio? Cuando hay un estado de excepción y de sitio se les dice a lxs ciudadanxs cómo deben moverse, dónde les está permitido ir y a qué horas les está permitido circular por la calle bajo amenaza de prisión, pena de muerte (en el caso de que la haya) o multa, como está pasando en nuestra cotidianidad.
Actualmente el Gobierno nos dice dónde debemos ir y con quién, es decir, individualmente. Está tomando medidas exclusivamente políticas para atajar un problema sanitario, quitándose la responsabilidad de las consecuencias de esto; es decir, la cantidad de despidos y el no poder hacer frente a las hipotecas y alquilares, la cantidad de sanitarios que se necesitan en los hospitales, la pobreza que se va a generar después, los ataques de pánico y ansiedad que esta situación puede generar, las personas que viven con alguien que las maltrata, entre otras cuestiones.
Se está generando a nivel mundial un control de la circulación de los cuerpos a partir de lo inmunitario y de lo vírico. La base delx ciudadanx es la libre circulación. En estos días estamos dejando de ser ciudadanxs. En el confinamiento exclusivamente por razones de salud no se debería ir a trabajar, en un confinamiento por razones de salud no deberían estar los estancos abiertos, teniendo en cuenta que las personas con problemas respiratorios se ven más afectadas, en un confinamiento únicamente por razones de salud el lenguaje del Gobierno no debería ser bélico, sino de cuidado. El confinamiento que estamos viviendo me hace pensar más en un estado de sitio. Con el contenido que tiene actualmente el concepto de confinamiento las personas piden que se las encierre, piden un nivel de represión en pro de su propia salud y la de las personas que quieren. Si utilizaran el concepto de estado de sitio quizás habría más resistencia por parte de las personas a ser encerradas, ya que recordaría más a una dictadura directa que a una situación de emergencia sanitaria.
En este contexto, compartir, aunque sea de un modo microscópico, es un acto ya de resistencia
Siguiendo el hilo de estrategias de control de la cotidianeidad, debo decir que se está generando, a nivel mundial, un terror a partir de lo invisible. El concepto del enemigo gira entorno a aquello que no se ve y se parte de la base que se puede contagiar, aunque no se tengan síntomas. Cuando el enemigo es invisible, entonces tu vecinx (tu vecina?) es susceptible de ser tu adversario. Actualmente la idea de peligrosidad gira en torno a una condición de posibilidad de salud. Todxs y cada unx de nosotrxs somos susceptibles de contagiar, somos susceptibles de ser el adversario y, por lo tanto, como el marco es sanitario, pedimos ser encerradxs; con esto no estoy diciendo que el virus no sea real, sino que se está aprovechando la coyuntura para generar un régimen aún más represivo.
Por otro lado, el grado de represión se puede quizás ver en la posibilidad de resistencia. Ir a comprar los productos que necesitas uno a uno y no todos a la vez, pasear al perro cinco o seis veces al día, dar un abrazo a la persona con la que vives o a unx vecinx se han convertido en pequeños actos de resistencia. Esto me hace pensar que estamos delante de un régimen dictatorial al que le da igual las vidas individuales, sino que basa la salud en la represión. Cada unx de nosotrxs somos susceptibles de contagiar, cada unx de nosotrxs somos susceptibles de ser culpables sin delito previo. Este aspecto puede, para mi forma de ver, tener dos salidas: o colectivizamos más que nunca o nos tiramos al vacío de la individualidad. Estamos en un momento en que nos dividen en pro de nuestra salud. En este contexto compartir, aunque sea de un modo microscópico, es un acto ya de resistencia.
Todo esto me hace pensar que la relación que hay ahora con el poder es una relación de maltrato, donde se ejerce una violencia desmedida como es el encierro por nuestro bien. Las casas han pasado a ser cárceles.
Si aceptamos que estamos en un estado de sitio, la última pregunta que tengo y que dispara al futuro es si la forma de hacer guerra en el s. XXI será a partir de lo vírico y, por lo tanto, a partir de la prevención y el terror al contagio.
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Interesante y acaertado planteamiento. De hecho, en realidad los patrones de respuesta se están repeitiendo con ligeros matices dentro de un mismo marco Capitalista Neoliberal Global como si hubiera un punto al que volver (nostálgia), en vez de pasar pantalla porque nada será igual en el día después.
Dos apuntes interesantes para pensa desde otros marcos:
* Un libro: 'Bullshit jobs' del antropólogo David Graeber
* Una cita: 'The most influencial person right now in the world is a farmer in Hubei', del economista experto en desigualdad exdirectivo del Banco Mundial, Branko Milanovic.