Contaminación
La contaminación urbana se reduce un 55% durante el estado de alarma
Mejora sin precedentes en la calidad del aire de las principales ciudades del Estado, según el informe Efectos de la crisis de la COVID-19 sobre la calidad del aire urbano en España, realizado por Ecologistas en Acción.

No hay precedentes históricos de una caída tan drástica en los niveles de contaminación urbana como lo que se han producido entre los días 14 y 31 de marzo en las principales ciudades del Estado. El nivel de polución por dióxido de nitrógeno (NO2) ha caído un 55% durante las dos primeras semanas del estado de alarma respecto a los niveles habituales para esta época. Así lo señala el informe Efectos de la crisis de la COVID-19 sobre la calidad del aire urbano en España, hecho público este jueves por Ecologistas en Acción.
El análisis realizado por la confederación de grupos ecologistas recoge los datos oficiales de 125 estaciones de medición de NO2 repartidas por las principales 24 ciudades del país —todas con más de 200.000 habitantes— y compara la información obtenida durante estas dos semanas, en las que las medidas de confinamiento recogidas en el real decreto de estado de alarma han estado vigentes, con la de los últimos diez años. El resultado es que el nivel de NO2 es el más bajo de la última década en todas las ciudades analizadas.
De hecho, de nuevo en una situación anómala, la concentración de NO2 en el ambiente urbano está por debajo del valor límite anual recomendado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) —20 microgramos por metro cúbico (μg/m3) de concentración media anual—, cifras que se superan habitualmente en el mes de marzo y que se encuentran por debajo de los valores legales, muy superiores —40 μg/m3—.
En concreto, en las dos semanas el valor medio de NO2 ha sido de 12 μg/m3, mientras que para la media para el período 2010-19 en estas mismas fechas fue de 27 μg/m3. Si se atiende solo a las estaciones medidoras de tráfico —las ubicadas junto a importantes vías de comunicación— la reducción es más significativa: de de 35 μg/m3 de media en diez años a 16 μg/m3.
Centro y periferia
El desplome del tráfico motorizado, con una reducción del 90% del tráfico interurbano y el acceso a las grandes ciudades y disminuciones del 75% y el 77% en las zonas de bajas emisiones de Madrid y Barcelona, respecticamente ha hecho, además, que la mejora de la calidad del aire no se haya producido solo en los centros urbanos, sino también en las áreas periféricas.
Dicha mejora se ha visto acentuada, además, por la climatología, ya que la inestabilidad atmosférica y las precipitaciones contribuyen sustancialmente a limpiar la polución de nuestras ciudades.

A nivel territorial, la investigación aprecia una menor reducción de la contaminación en las ciudades de la cornisa cantábrica “debida quizás a factores meteorológicos no identificados”, señalan desde Ecologistas. Bilbao, Donostia, Oviedo, Pamplona o Santander registran rebajas de los niveles de NO2 inferiores al 50%, e incluso al 40% en sus estaciones de tráfico, con días concretos en los que dichos niveles alcanzan o superan los promediados en la década anterior. Gijón es la urbe septentrional que registra una mayor reducción del NO2, del 60%.
En el polo opuesto, las ciudades del arco mediterráneo han sido las que más han reducido sus niveles de NO2, destacando Alicante y València, por encima del 70% y casi el 80%, respectivamente. Barcelona y Palma de Mallorca han reducido sus niveles de NO2 en un 64% y un 63%.
7.000 muertes prematuras
Desde la confederación ecologista recuerdan que el NO2 provoca cada año en España alrededor de 7.000 muertes prematuras, según el Instituto de Salud Carlos III y la Agencia Europea de Medio Ambiente
“La crisis de la enfermedad covid-19 demuestra que la reducción estructural del tráfico motorizado y los cambios en las pautas de movilidad son la mejor herramienta para rebajar la contaminación del aire en las ciudades”, indican desde Ecologistas, “sin olvidar que esto se ha producido en el marco de una situación extrema, en absoluto deseable, que está originando muertes y graves problemas a muchísimas personas”.
Para la organización, la constatación de que la reducción del tráfico tiene claros efectos sobre la contaminación y la salud pública debería, una vez termine la crisis, “marcar las políticas de movilidad urbana, implantando zonas de bajas emisiones ambiciosas, recuperando el transporte público y potenciando la bicicleta y el tránsito peatonal, como medios de transporte alternativos al vehículo a motor privado”.
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