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Colombia
La victoria electoral de la izquierda en Colombia se empaña entre denuncias de fraude y golpismo
Las elecciones legislativas del 13 de marzo de 2022 supusieron un vuelco sin precedentes en la historia política de Colombia: primera vez una coalición de partidos y movimientos de izquierda representó la opción electoral mayoritaria. El triunfo del Pacto Histórico (PH) fue abrumador en casi todo el país, tanto en el escrutinio para el Senado y la Cámara de Representantes como en las elecciones primarias que, paralelamente, se realizaron para elegir al candidato presidencial de las tres grandes coaliciones que se disputarán la Presidencia el 29 de mayo próximo.
En la consultas primarias de las diferentes coaliciones para las elecciones presidenciales, el líder de Colombia Humana y del PH, Gustavo Petro, fue a gran distancia el candidato más votado (4.495.831 votos), seguido con menos de la mitad de sufragios por Federico (Fico) Gutiérrez, el candidato de la coalición derechista Equipo por Colombia (2.161.686 votos), mientras que en tercer lugar se posicionó la también candidata presidencial por el PH Francia Márquez Mina (785.215 votos), quedando así como postulante a la vicepresidencia en la fórmula de la coalición de izquierda. Con este resultado, la lideresa afrocolombiana —que anunció su participación hace apenas tres meses— superó al candidato más votado de la coalición Centro Esperanza, Sergio Fajardo (723.475 votos), y a los demás aspirantes de formaciones tradicionales aupados por sus respectivas maquinarias partidarias.
La suma de votos para cada una de estas alianzas en la carrera hacia la presidencia, incluyendo los votos obtenidos por otros candidatos de la misma formación, también muestra un resultado muy favorable al Pacto Histórico, que obtuvo un total de 5.818.375 sufragios entre sus cinco candidatos presidenciales, seguido por Equipo por Colombia, con 4.145.691 votos, y la coalición Centro Esperanza, con 2.287.603 votos.
Si bien el resultado supuso una gran victoria del Pacto Histórico sobre sus rivales de centro y derecha, las elecciones quedaron empañadas por denuncias de fraude y manipulación en el conteo previo de los votos. La lista más votada al Senado, la del Pacto Histórico, aparecía sin ningún voto en 29.000 mesas, el 25% del total nacional. Las críticas se dirigieron hacia la Registraduría, la institución encargada de presentar los datos del recuento de votos, y en particular hacia el registrador Alexánder Vega, considerado poco idóneo para el cargo —por sus escasos méritos intelectuales y porque su padre fue condenado por compra de votos—, pero cercano al partido CD del presidente Iván Duque.
Anomalías de recuento y maniobras de fraude
La maniobra institucional del Gobierno para reducir el caudal de votos del Pacto Histórico (PH) y de otras fuerzas opositoras tuvo cierta complejidad y fue al principio desconcertante. En primer lugar, en los formularios E14 —muy mal diseñados— donde se recogían los votos para los candidatos de los distintos partidos, no aparecía directamente el PH, de tal forma que los votos recibidos por esta agrupación mayoritaria debían apuntarse a mano al final de la lista. Esto facilitó que en muchos casos se transmitiesen las actas a la Registraduría sin esta última anotación manual, con lo cual el PH aparecía sin votos registrados aunque tuviera cientos. La Registraduría había sido alertada “de que dejar al Pacto Histórico como una especie de pie de página se iba a prestar para malos entendidos”.
Después de las primeras denuncias de los líderes de los partidos afectados por esta manipulación de las actas, la Registraduría notificó que había 390.000 votos más del izquierdista Pacto Histórico al Congreso que los que aparecían en el recuento previo
Otras anomalías denunciadas por los ciudadanos fueron la caída de la página de la Registraduría en momentos cruciales de la votación, impidiendo a muchos electores conocer su mesa electoral, así como las interminables filas de votantes colombianos en el exterior, reportadas desde los consultados de Colombia en Londres, Madrid, Barcelona, Santiago de Chile, Buenos Aires... Además, el sistema informático empleado para el recuento apenas fue terminado días antes de los comicios y no hubo tiempo para hacerle las pruebas de rigor.
Después de las primeras denuncias de los líderes de los partidos afectados por esta manipulación de las actas, la Registraduría notificó que había 390.000 votos más del PH al Congreso que los que aparecían en el recuento previo. La representación parlamentaria del PH aumentó en tres senadores, pasando de 16 a 19 curules. El registrador atribuyó esta diferencia a “errores”, sin dar más precisiones ni responsabilizarse personalmente, y todo esto puso en entredicho la profesionalidad de su trabajo, lo cual fue aprovechado por Álvaro Uribe, el gran derrotado en los comicios, para desconocer el resultado y exigir un nuevo recuento de votos sin ningún fundamento legal. Uribe rechazó el resultado por las “inconsistencias” según él detectadas en las elecciones: “No se puede aceptar este resultado”, afirmó. Además, insinúa alianzas inexistentes para explicar su derrota, como cuando cuestiona “la abrumadora votación del Pacto Histórico en zonas de narcotráfico”, a lo que el senador Roy Barreras —antes del derechista Partido de la U y ahora candidato del PH— respondió irónicamente: “El Narcotráfico está en el Gobierno Duque/Uribe, no en la ciudadanía! Pregúntenle a Matamba!” [jefe del Cartel del Golfo recién huido de prisión, supuestamente ayudado a escapar para que no revelase los vínculos de su organización con el gobierno].
El senador Iván Cepeda (PH) respondió así a esa maniobra: “Ante su estruendosa derrota electoral y política, Uribe y Pastrana promueven quiebre institucional para desconocer el resultado de las urnas. Que no quepa duda, las fuerzas alternativas nos uniremos para defender la democracia y cerrarle el camino a los golpistas perdedores”.
Mientras tanto, en las redes sociales los agitadores uribistas convocaban a sus seguidores a “salir masivamente a las calles” para “exigir un proceso transparente”, incitando al presidente Duque a declarar la nulidad de los comicios. Así por ejemplo se expresaba en Twitter la acérrima uribista Valentina Martínez, admitiendo que “el Pacto Histórico nos metió gol”, pero atribuyéndole a un fraude del registrador afín al uribismo. Ceremonia de confusiones para alterar los ánimos, hacer más digerible la derrota y a ser posible fomentar un golpe de estado institucional que impida un gobierno de la izquierda.
En las redes sociales los agitadores uribistas convocaban a sus seguidores a “salir masivamente a las calles” para “exigir un proceso transparente”, incitando al presidente Duque a declarar la nulidad de los comicios
Esa organización política que aún gobierna pero que está cada vez más desconectada de la realidad del país, aunque no se resigna a perder el poder, no consiguió empañar una victoria histórica no solo de la izquierda colombiana, sino también del pueblo empoderado a través de todo lo que representa la candidata del PH a la vicepresidencia de Colombia, Francia Márquez: el antirracismo, el feminismo, la marginalidad rural, las juventudes alzadas contra los corruptos, el ambientalismo, la lucha por la paz, la defensa de la víctimas del conflicto.
A causa del peso que ha cobrado Francia Márquez en un futuro gobierno progresista, dadas las diferencias ideológicas que mantiene con el presidente del Partido Liberal, el ex presidente César Gaviria, este rechazó llegar a un acuerdo con el PH. Gaviria puntualizó que relación entre los dos movimientos políticos actualmente es “inviable”. Para quienes priman la realpolitik, esto puede representar un gran obstáculo para alcanzar mayorías suficientes para gobernar, pero ante sus votantes, esa actitud la honra por su coherencia ideológica. En declaraciones a la revista Semana la flamante candidata a la vicepresidencia lo explicó más claro: “No tengo nada contra el Partido Liberal. Yo lo que he dicho es frente a César Gaviria, que es más de lo mismo y lo reitero. Siento que él no aporta nada a la transformación de este país. […] “Si el Partido Liberal, como partido, decide estar en esta apuesta, es una necesidad y debería articular a este proyecto, pero César Gaviria, como gamonal político que hemos tenido, no es un cambio en la política para este país”.
Sus palabras fueron matizadas más tarde por Gustavo Petro. “No quiero descalificar a personas cuando sé que Colombia necesita el camino de las rectificaciones. Reconocemos en César Gaviria la persona en la que el Partido Liberal ha designado su vocería. Esperamos que el liberalismo se apreste al camino de las reformas que necesita Colombia”, dijo buscando alguna forma de conciliación.
Gaviria respondió: “Mientras yo sea presidente del Partido Liberal doy por terminadas unas conversaciones que planeaba tener con ese sector político”. Pero pocas horas después de su intervención varias figuras políticas liberales, incluyendo al también ex presidente Ernesto Samper, se tomaron distancia de Gaviria y no cerraron las puertas a un acuerdo.
La radicalidad verbal del liderazgo de Francia Márquez, cuestionada por los medios de la derecha, despierta la adhesión incondicional entre sus votantes, entre quienes han contado de manera especial los jóvenes urbanos de ciudades como Bogotá
La radicalidad verbal del liderazgo de Francia Márquez, cuestionada por los medios de la derecha, despierta la adhesión incondicional entre sus votantes, entre quienes han contado de manera especial los jóvenes urbanos de ciudades como Bogotá, que valoran la coherencia que mantiene entre lo que dice, lo que hace y lo que piensa. Francia ya tiene suficiente peso —real y simbólico— en la coalición progresista como para reequilibrar los desaciertos de un proyecto político que fue cuestionado desde un sector al que Petro llamó feminismo urbano por un exceso de “masculinidad” en su interpretación de los derechos reproductivos de la mujer y en el ejercicio de la conducción política. Francia Márquez es, precisamente, la persona que puede 'parar los pies' a la dirigencia masculina el PH. Entre tantos apoyos sociales, cuenta para ello con el apoyo de Sofía Petro, activista política y declarada admiradora de la futura vicepresidenta que gobernaría con su padre. Ella tildó de “machista” el discurso de César Gaviria en el que reclamaba implícitamente a Petro que pusiera orden en su coalición.
Malabares del Gobierno para desconocer los resultados
Una semana después de las elecciones, el lunes 21 de marzo, la Registraduría Nacional indicó que iba a solicitar al Consejo Nacional Electoral (CNE) el recuento de votos para el Senado en todas las mesas del país. El registrador nacional del Estado Civil, Alexander Vega, lo comunicó el 21 de marzo a través de la página web de la institución: “Para tranquilidad del país, como registrador nacional solicitaré al Consejo Nacional Electoral que autorice el recuento de votos para Senado de la República de todas las mesas en el territorio nacional. Si hubo diferencias en el preconteo por causas externas hay que buscar la verdad electoral”. En ese momento la página web ya no mostraba los resultados electorales para el Senado, mientras que sí podían verse los resultados para la Cámara de Representantes, que ya estaban declarados en 11 departamentos, Alexánder Vega seguía así las recomendaciones de Álvaro Uribe sin siquiera considerar su probable ilegalidad, y era apoyado explícitamente por el presidente Iván Duque.
En respuesta al notorio desconocimiento del resultado electoral, Gustavo Petro lanzó este mensaje en Twitter: “Lo que hace el Registrador hoy ahora sí se llama fraude. La cadena de custodia de los votos terminó el sábado. A esta hora pueden estar llenando las bolsas de votos. Desobedecen la decisión de 5.000 jueces. Estamos ante un verdadero golpe de estado impulsado por Uribe.”
Al día siguiente, el 22 de marzo, Asonal Judicial (Asociación Nacional de Empleados de la Rama Judicial) denunció que el Gobierno de Duque desconocía los fallos judiciales, deslegitimando así el poder judicial colombiano. José Fredy Restrepo, presidente de la Junta Directiva Nacional de Asonal Judicial, declaró que el fraude en el conteo previo era aún más grave de lo inicialmente observado: “Después de que los jueces hicieran la labor de aplicar el debido proceso electoral, algunos jueces encontraron que en las mesas donde habían contado cientos de votos para el Pacto Histórico y la Coalición de la Esperanza habían 0, cuando ellos habían dictado cifras de 200 o más votos (…)”.
En el comunicado de Asonal se asegura que el partido de gobierno, “ante la derrota sufrida por esa colectividad en los comicios electorales realizados el pasado 13 de marzo, sale abiertamente a desconocer el resultado de las elecciones, porque no coincidieron con la información entregada por la Registraduría el día de los mismos. En el verdadero escrutinio, el realizado con posterioridad por los jueces y notarios como escrutadores y claveros, se revisó durante toda la semana la labor de conteo final y se procedió a la corrección de los errores y fallas detectadas, e inclusive, se ordenó la investigación ante los entes de control de aquellas conductas penales en las que podían estar inmersos los jurados de votación”. En otro párrafo advierten: “Pensar siquiera en invalidar o desconocer un proceso electoral, que ha sido verificado por el poder judicial con responsabilidad y pulcritud, cuando simplemente no beneficia los intereses del partido de gobierno, desconoce los principios y postulados constitucionales [...] Ello solo es posible incurriendo en prevaricato por acción, abuso de función pública y otras conductas ilícitas que estamos revisando. Ello ante el reporte de decenas de jueces en el país que aseguran que en el escrutinio dictaron cientos de votos a favor de colectividades como el pacto Histórico y otros y los funcionarios de la Registraduría en el acta E 24 colocaron 0.” dice el comunicado de Asonal Judicial.
Los funcionarios de la Justicia recuerdan además la desprotección en la que se encuentran todos los jueces colombianos bajo el actual gobierno, y cita como ejemplo emblemático las manifestaciones de Duque cuando la Corte Constitucional despenalizó el aborto en Colombia, reprobando que desconociera el ordenamiento jurídico al decir que “cinco personas no podían decidir por todo un país”, considerando esta manifestación del primer mandatario una “sublevación a la institucionalidad del país y una invitación a que se atente, no solo contra la justicia, sino, además, contra sus integrantes”. Aluden así a las amenazas de muerte recibidas por los magistrados de la Corte Constitucional por parte del grupo paramilitar Águilas Negras el pasado 4 de marzo, exigiéndoles que derogasen la ley. Esta supuesta organización paramilitar, muy activa en época preelectoral, se considera una pantalla detrás de la que se esconden los más turbios intereses políticos.
Desmontada esta estrategia de Uribe para cuestionar la validez de las elecciones legislativas, cabe esperar nuevos embates de la derecha para impedir el cambio que se avecina en las elecciones presidenciales
A final el registrador se retractó a los tres días de haber abierto la caja de los truenos. El 24 de marzo, temiendo ser imputado por prevaricato, se desdijo de sus intenciones de efectuar un nuevo recuento. Vega desistió de solicitar el recuento de votos luego de escuchar a los partidos políticos, la mayoría en contra de una figura inédita en el país. Solo tres partidos estuvieron a favor de un nuevo escrutinio: el uribista Centro Democrático, Verde Oxígeno (Ingrid Betancourt) y el Movimiento Salvación Nacional. En cambio otros 16 partidos, incluidos los siete que integran el Pacto Histórico, se opusieron tajantemente a esta posibilidad.
“Defiendo el escrutinio... no he presentado ninguna solicitud, quiero aclarar eso, y se hizo con el propósito de buscar una salida a todo esto, que estaban diciendo que (hubo) fraude. Fraude nunca ha existido”, dijo el registrador. “Para tranquilidad de las fuerzas políticas no voy a presentar la solicitud de recuento de votos”. Por su parte César Abreo, magistrado del CNE, celebró la decisión del registrador y aseguró que en Colombia nunca se ha hecho un recuento de votos, aunque las fuerzas políticas que lo desearan podrían solicitarlo a esa institución.
Desmontada esta estrategia de Uribe para cuestionar la validez de las elecciones legislativas, cabe esperar nuevos embates de la derecha para impedir el cambio que se avecina en las elecciones presidenciales. Los verdaderos demócratas —dentro y fuera de Colombia— deberían estar atentos a los próximos zarpazos que intentará dar una derecha desesperada por no pagar el costo político y las consecuencias judiciales de su derrota.