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Economía
Deuda soberana y criptomonedas: el petro venezolano
El Gobierno venezolano ha aprovechado el enorme éxito que cosechan las criptomonedas para introducir la suya con la esperanza de atraer inversores de todo el mundo. ¿Por qué ha realizado tan sorprendente movimiento? ¿Qué diferencia esta nueva criptomoneda de las otras?
Anunciaba recientemente Nicolás Maduro que Venezuela se dispone a crear su propia criptomoneda, el petro. Se trataría de una criptomoneda más, de entre las miles que existen a día de hoy, si no fuera porque se trata del primer Gobierno que se lanza a la emisión de la suya propia. El día 3 de diciembre de 2017 el propio Maduro anunciaba en su programa televisivo Los Domingos con Maduro la creación del Observatorio del blockchain de Venezuela, formado por cincuenta personas de diferentes áreas y que trabajarán en la emisión de esta nueva moneda.
El petro a diferencia de otras criptomonedas como pueda ser el bitcoin, está respaldado por las reservas de oro, petróleo, gas y diamantes del país bolivariano
El petro a diferencia de otras criptomonedas como pueda ser el bitcoin, está respaldado por las reservas de oro, petróleo, gas y diamantes del país bolivariano. Se pretende así dotar de un valor a esta nueva moneda que el bolívar venezolano ha perdido y con el cual hoy en día por desgracia no es posible afrontar los pagos de la deuda externa cuyo valor nominal está en divisas extranjeras.
Todo esto responde a una estrategia emprendida por el ejecutivo de Maduro para poder refinanciar la deuda exterior, estimada en más de 150 mil millones de dólares, y para iniciar nuevas emisiones. La bajada del precio del petróleo ha provocado que la cantidad de divisas necesarias para afrontar los pagos haya mermado hasta niveles insostenibles, al tiempo que la inflación y devaluación de la moneda local hacen muy difícil el pago de los vencimientos y amortizaciones de la deuda.
Existen dos maneras de impagar la deuda soberana cuando no se tienen suficientes reservas de divisas extranjeras en la caja. La primera y más evidente es anunciar el impago de la misma, esto evidentemente trae graves consecuencias puesto que en el corto y medio plazo ningún otro país o agente económico estará dispuesto a prestarnos más dinero.
El segundo método es más heterodoxo y consiste en recomprar esa misma deuda con un descuento. Rafael Correa lo puso en práctica hace una década cuando anunció que no iba a pagar parte de los bonos emitidos por gobiernos anteriores por considerar que los tipos de interés aplicados sobre la deuda eran ilegítimos. Cuando los tenedores de deuda ecuatoriana vieron que quizá no iban a cobrar, vendieron y vendieron y es cuando Correa recompró esa deuda con un importante descuento sobre el valor nominal. Maduro podía haber optado por emular a su homólogo Correa amenazando a sus acreedores con impagar parte de la deuda pero ya era demasiado tarde, la credibilidad del país y sus reservas no tienen nada que ver con las que existían en Ecuador a principios de la década de los 2000.
Cuba en 1994 creó el peso cubano convertible (CUC), una divisa paralela al peso cubano y con paridad oficial con el dólar
Por tanto, si lo que se quiere es seguir pagando y no perder más credibilidad en los mercados internacionales, existe una vía para estos casos límite en los que la percepción de país no va a cambiar en el corto plazo: la creación de un sistema de atracción de capitales que den la vuelta a la situación. No hay una única manera de hacerlo, Cuba en 1994 creó el peso cubano convertible (CUC), una divisa paralela al peso cubano y con paridad oficial con el dólar que provocó que la mayor parte de las divisas en dólares que había en el país fueran convertidas sin temor a esta nueva moneda y pasasen a ocupar el inmenso vacío que existía en la caja de las reservas con las que contaba el país caribeño en aquel entonces.
El Gobierno venezolano ya en el siglo XXI ha aprovechado el enorme éxito que cosechan las criptomonedas para introducir la suya con la esperanza de atraer inversores de todo el mundo dispuestos a invertir o, como algunos dirían, especular con esta nueva criptomoneda para poder atraer el máximo número de divisas posible.
Por todos es conocido el bitcoin y la evolución vertiginosa que está experimentando su precio en los últimos tiempos sin contar con ningún Gobierno o país que lo respalde y sin que los expertos sepan dónde se halla su valor objetivo. Aun así está consiguiendo que personas de todo el mundo se lancen a comprar alguno de los 21 millones de bitcoins totales que se estiman puedan llegar a existir en algún momento. Maduro en un intento por atraer a todas esos potenciales inversores, da una vuelta de tuerca al intrincado mundo de las criptomonedas y suma una nueva convertibilidad y apoyo a las mismas con bienes como el oro o el petróleo cuyo valor resulta menos volátil. ¿Será posible ver el petro más caro que el bitcoin?.
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