Catalunya
El Govern de ERC y Junts: objetivo, república catalana

“Mirada estratégica” fue la expresión más repetida ayer por el coordinador de Esquerra Republicana de Catalunya, Pere Aragonès, y el secretario general de Junts per Catalunya, Jordi Sánchez, en la rueda de prensa conjunta para presentar el acuerdo de Gobierno en coalición. Le precedían verbos como “fusionar”. Durante los últimos años, ambos partidos no habían compartido una mirada estratégica sobre cómo ejecutar la autodeterminación.
Junts seguía defendiendo que el Consell per la República, presidido por Carles Puigdemont, debía desempeñar un papel protagonista. Mientras que Esquerra apostaba por la mesa de diálogo con el Gobierno español. Tratar de refundir dos miradas antagonistas sobre un futuro compartido a sabiendas de que el resultado electoral del 14 de febrero —52% de votos independentistas— probablemente no volvería a repetirse ha empujado a Junts a ceder en su hoja de ruta, mientras que ERC, quien facilitó la investidura de Pedro Sánchez y los Presupuestos Generales del Estado, parece dejar la puerta abierta a caminos que contemplan la desobediencia civl, una mirada estratégica que Junts comparte con la CUP, para alcanzar la república catalana.
“No trabajaremos solo para el 52% que nos ha llevado a la mayoría parlamentaria, pero no les defraudaremos”, sostuvo Jordi Sánchez, quien fue uno de los dos interlocutores en las intensas negociaciones del fin de semana, junto con Aragonès.
Pere Aragonès se centró en tratar de aunar en su discurso ambas vertientes, aplicando el inconformismo no solo al marco autonómico actual de Catalunya: “Iniciamos una nueva etapa radicalmente inconformista, radicalmente transformadora, desde el minuto uno. Tenemos cuatro transformaciones inaplazables: en el ámbito social, en el feminista, la transformación verde y la democrática”. Aragonès, además de un pacto con Junts, tiene otro con la CUP, que insistió en que haría todo lo posible por cumplirlo —en dos años el apoyo de la CUP a ERC será examinado por sus bases, para refrendarlo o romperlo, lo cual debilitaría tanto a Aragonès que situaría a ERC en una situación de aritmética imposible en el Parlament—.
Pere Aragonès destacó que la presidencia del Govern gestionará el proyecto piloto de renta básica, así como la cartera de Interior, con el objetivo de reformar el actual modelo de orden público; se comprometió a ambas cosas con la CUP
Proyecto piloto de renta básica
Por ello una de las primeras cosas que destacó el presidenciable de Esquerra fue el proyecto piloto de renta básica en Catalunya, elevando su gestión al marco departamental de la presidencia —Junts tiene la cartera de Asuntos Sociales, y también la de Economía—. Asimismo, para cumplir el punto de reforma del modelo de orden público exigido por la CUP, ERC gestionará Interior. La CUP solicita el cese de las balas de gomas, así como la intervención policial en los desahucios.
ERC gestionará además Educación, Cultura, Empresa y Trabajo (que han unificado), Acción climática, agricultura y alimentación y la cartera de nueva creación Feminismos e igualdad. Junts se ocupará de Economía, Sanidad, Justicia, Política digital, infraestructura y agenda urbana (es decir, vivienda), Acción exterior y transparencia, Investigación y universidades. Ambas formaciones compartirán una comisión interdepartamental para gestionar los fondos europeos para la recuperación, con la que ERC espera hacer de contrapeso a Elsa Artadi (JxCat), futura vicepresidenta del Govern y consejera de Economía.
Entre hoy y mañana, Junts per Catalunya pasará a sus bases una pregunta para que voten si están a favor de este acuerdo de gobierno en coalición. En caso de que no lo estuvieran, Jordi Sánchez se ha comprometido con ERC a que Junts facilite la investidura en solitario de Pere Aragonès.
Mirada hacia atrás
Hace tan solo diez días, las negociaciones de ERC con Junts parecían haberse roto, y Aragonès anunció que estaba dispuesto a gobernar en solitario. Posteriormente, el 13 de mayo, la portavoz dels Comuns, Jéssica Albiach, rompió públicamente las negociaciones: “Ha de escoger”, le dijo a Aragonès. O Comuns o Junts. La formación morada siempre ha defendido un “tripartito de izquierdas”, considerando al PSC como formación de izquierda y obviando al partido de izquierdas la CUP.
El órdago forzó a ERC a buscar un acuerdo sólido con Junts, equivalente y compatible con el que selló con la CUP el 23 de marzo. Mientras la CUP y Junts fuerzan a ERC a la desobediencia civil, ERC y la CUP empujan a Junts hacia acuerdos sociales progresistas. La estabilidad del futuro Govern de Catalunya dependerá de estos equilibrios y el respeto hacia los consensos alcanzados.
Por su parte, el vencedor de las elecciones, el socialista Salvador Illa, ha vaticinado que el acuerdo entre ERC y Junts es “la repetición de un fracaso”. De momento, ha evitado la repetición electoral. El 26 de mayo era la fecha límite para tener un Govern investido y formado. Han tardado 90 días en alcanzar el acuerdo, un retraso por el que han pedido disculpas reiteradamente.
Más contundente se ha mostrado la portavoz del Gobierno español y ministra de Hacienda, María Jesús Montero: “Espero que hayan aprendido ambas formaciones que la conformación del Gobierno tiene que conllevar también el abandono de las vías unilaterales y de algunas cuestiones que ya sabemos a dónde nos conducen, que no es a nada bueno”.
El documento del acuerdo fue hecho público a primera hora de la noche de ayer. Se trata de un texto de 46 páginas dividido en cuatro bloques. El primero está dedicado a la consecución de la república catalana y para lo cual establecen un esbozo de hoja de ruta, en el que participarían Òmnium Cultural y ANC mediante el Consell de la República. Le siguen las “prioridades programáticas sectoriales”. El primer paso sería dotar al sistema público sanitario y social con 5.000 millones de euros adicionales durante los próximos cinco años, destinados tanto a mejorar el sistema sanitario como las condiciones salariales y laborales de sus trabajadores. Destaca la previsión de aprobar un pacto nacional para la salud mental. En Educación, no hay rastro de impulsar la educación pública frente a la concertada, aunque esperan elevar el gasto público al 6% del PIB para equipararlo con la media europea.
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