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La noche del domingo 2 de septiembre, un incendio de grandes proporciones dejó prácticamente destruido el Museo Nacional de Brasil y borró para siempre un importante patrimonio artístico y científico de más de 20 millones de piezas y documentos. El fuego acabó con colecciones de importancia internacional, como la de paleontología con huesos de animales prehistóricos, la de arte indígena y la colección egipcia. Entre las piezas también estaba el cráneo de ‘Luzía’, la mujer más antigua de las Américas, con más de 12.000 años. Lejos de ser una mera casualidad, el incendio tiene responsables: el abandono total de la educación y la cultura.
Las denuncias sobre la situación del museo de la quinta da Boa Vista, venían sucediéndose desde 2004, cuando el entonces secretario de Energía, Industria Naval e Petróleo, Wagner Victer, constató irregularidades durante las visitas que hizo al local. Dijo estar impresionado con las instalaciones eléctricas, que según él, estaban en un estado deplorable: “El museo va a incendiarse. Hay cables expuestos, mal conservados, humedades, una situación de total irresponsabilidad con el patrimonio histórico”, dijo en su momento a los medios estatales.
Las malas condiciones se agravaron con los recurrentes recortes de presupuesto, ya que desde 2014 el museo no recibía los 520.000 reales anuales (algo menos de 108.000 euros), fundamentales para mantener mínimamente las instalaciones. El descuido era tal que paradójicamente durante el aniversario de 200 años, celebrado en mayo de este año, diez de las 30 salas de exposiciones estaban cerradas, incluyendo las más populares.
La dirección, junto profesores y usuarios, vio la necesidad de impulsar por cuenta propia una campaña de financiación colectiva para reabrir una de las salas, en mal estado debido a la carcoma y las termitas, en la que se exponían los esqueletos de la ballena jorobada y el dinoprata (maxakalisaurus topai), el primer dinosaurio de gran porte montado en Brasil.
Una de las primeras medidas establecidas por el nuevo presidente de Brasil Michel Temer fue recortar los gastos del Ministerio de Cultura en aproximadamente el 43%, además de implementar una enmienda constitucional que congelará por más de 20 años los presupuestos de educación y sanidad, llamada PEC 241, conocida como “la PEC del techo de gastos”.
En un comunicado, profesores y estudiantes denunciaban los recortes del nuevo presidente: “Podría ser apenas una tragedia si el descuido con la educación publica no fuera cotidiano en los últimos años. Solo en la UFRJ (Universidad Federal del Rio de Janeiro donde el museo nacional era adjunto) es el tercer incendio, y nada de eso es por casualidad. En 2013, el valor invertido en el museo era de 531.000 reales (110 mil euros), en comparación a 54.000 en 2018 (algo más de once mil euros), y además tenemos que aguantar el pack que arruina (PEC 241) nuestras universidades y congela inversiones por 20 años”. Un día después del incendio, una manifestación con más de 20.000 personas en Río de Janeiro denunciaba los recortes y reclamaba mejoras en la educación publica.
El valor para el mantenimiento del Museo Nacional es solo un poco más bajo que un sueldo anual de los ministros del Supremo Tribunal Federal, que en el ultimo día 29 aumentaron sus propios salarios, de 33 a 39.000 reales (6.875 a 8.125 euros). Contando pagas extras y dietas, cada uno de los ministros obtiene más 106.000 euros al año, en un país donde el 50% de los trabajadores cobran por debajo del mínimo estipulado, actualmente 954 reales (198 euros), según datos publicados el año pasado por el Instituto Brasilero de geografía y estadística (IBGE).
Thais Mayumi, museóloga del Museo Nacional, lamentó la perdida en su cuenta de Twitter: “Son 200 años de abandono. Siempre supimos (que el incendio podría pasar), nuestra tragedia estaba más que anunciada. Pero soñábamos que iba a ser diferente. Trabajábamos todos los días para eso. Soñando que un día el Museo iba ser tan grande que iba ser portada en los medios internacionales. Grande ya lo era. Pero ahora, con la tragedia, todos se acordaron nuestra existencia. Solo quedó la carcasa. Y el bendegó (meteorito encontrado en Bahía, nordeste de Brasil)”.
Además del Museo nacional, en 2010 un otro incendio también devastó 70.000 especies de reptiles del Instituto Butantán en San Paulo. En 2013 le tocó al memorial de América Latina, diseñado por el arquitecto Óscar Niemeyer. En 2015 fue el turno del Museo de la Lengua Portuguesa. El Museo Nacional puede haber sido el incendio más trágico de este año. Sin embargo, si siguen los recortes, puede no ser el ultimo.
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