El último bastión: la lucha por el Hospital Garrahan en Argentina

Uno de los hospitales pediátricos de referencia en el continente planta cara a los recortes de Milei. Esta es la historia de un hospital, sus familias y sus trabajadores.
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Daniela Fernández Realin El hospital Garrahan, ubicado en la ciudad de Buenos Aires, es la institución pediátrica más importante de Latinoamérica y una de las diez mejores del mundo.
Buenos Aires, Argentina.
8 oct 2025 06:00

El reloj marcaba exactamente las 12:51 de la madrugada del 21 de agosto de 2025, cuando el Senado argentino aprobó la Ley de Emergencia Pediátrica con 62 votos a favor y 8 en contra. Una victoria parcial, que poco después enfrentaría el veto del presidente Javier Milei. 

Aquella mañana de jueves, María Eugenia Aguirre, madre de Dante, paciente de seis años, fue una de los tantos familiares que acompañó la caravana de profesionales de la salud y personal administrativo del Hospital Pediátrico Prof. Dr. Juan P. Garrahan hasta las puertas del Congreso, a la espera del resultado. Pasó un rato bajo el sol con su hijo en brazos y luego regresó a trabajar al almacén familiar.

María Eugenia —laburante e hija de laburantes— siguió después el debate desde la sala de su casa en Lomas de Zamora, en la zona sur del conurbano bonaerense. Ese día se discutieron varios proyectos en el Senado. La sesión se extendió durante 12 horas y la Ley de Emergencia Pediátrica fue la última en tratarse. “Resultando aprobada la orden del día número 425/25, se convierte en Ley y se comunicará al Poder Ejecutivo Nacional (...) queda levantada la sesión”, se escuchó decir al senador oficialista Bartolomé Abdala, encargado de conducir el cierre.

La Ley de Emergencia Pediátrica incluía un refuerzo a  la atención sanitaria infantil con más fondos para hospitales, mejores salarios, un alivio en el impuesto a las ganancias sobre horas extras, entre otras medidas

Afuera del Congreso, un pequeño grupo celebraba bajo el tenue alumbrado de una ciudad que dormía. Entre ellos estaba Maximiliano León, administrativo del laboratorio central y miembro de la Asociación de Profesionales y Técnicos del Garrahan (APyT). “Nuestra primera gran victoria”, recuerda.

Tras meses de lucha, la Ley de Emergencia Pediátrica incluía un refuerzo a  la atención sanitaria infantil con más fondos para hospitales, mejores salarios, un alivio en el impuesto a las ganancias sobre horas extras, compras más rápidas de insumos y medicamentos, y la derogación de la Resolución 2109/25 del Ministerio de Salud, que había modificado el sistema de residencias nacionales.

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Euge y el pequeño Dante. Daniela Fernández Realin

A las 12:51 del 21 de agosto, María Eugenia —o Euge, como la llaman cariñosamente— sintió un pequeño alivio. Sin embargo, unos días más tarde, el 10 de septiembre, y tal y como se preveía, Javier Milei anunció el veto a la Ley de Emergencia Pediátrica, en línea con una política de Estado que impacta especialmente en los sectores más vulnerables: niñeces, jubilados y personas con discapacidad. La excusa del mandatario: una medida como esa, se traducía en un incremento desproporcionado del gasto público. Las familias y los trabajadores del Garrahan, sin embargo, ya se encontraban preparados para responder a la decisión presidencial.

Hospital de referencia en el continente

El Hospital Prof. “Dr. Juan P. Garrahan, ubicado en la ciudad de Buenos Aires, es la institución pediátrica más importante de Latinoamérica y una de las diez mejores del mundo. Anualmente atiende a más de 125.000 pacientes, incluídos el 40% de los niños con cáncer en Argentina y el 70% de los que padecen cardiopatías congénitas complejas. También realiza el 50% de los trasplantes pediátricos del país.

Son muchas las cifras: 610.000 consultas anuales, 12.000 cirugías, 2,4 millones de análisis de laboratorio, 180.000 estudios de imágenes, 20 quirófanos, 200 consultorios. Áreas de Trasplantes, Neonatología, Unidad de Quemados, un Centro Integral para Pacientes Hemato-Oncológicos y el único servicio público de radioterapia pediátrica, equipado con acelerador lineal. El Garrahan es, además, el máximo referente de la salud pública argentina. Y, desde la asunción de Javier Milei, se convirtió en uno de los principales objetivos del gobierno de La Libertad Avanza. Desde diciembre de 2023, el hospital atraviesa una asfixia financiera que impacta directamente en la atención de menores de 15 años. El objetivo del oficialismo, según sostienen los trabajadores, es vaciar la institución.

Más de 200 renuncias por “sueldos de miseria” y reducción a la mitad de los días de cirugías

María Eugenia llegó con Dante al hospital el 16 de diciembre de 2023. Acudieron a la guardia porque el niño tenía fiebre. Quedó internado en aislamiento, donde le realizaron una punción de médula. Al día siguiente fue diagnosticado con leucemia linfoblástica aguda. Fue la primera de cinco hospitalizaciones. Euge asegura haberse sentido acompañada por el personal desde el primer día. No tenían, ni tienen, cobertura médica. Pero en estos casi dos años de tratamiento no han tenido que pagar nada. “No solo son buenos profesionales, son muy humanos”, comenta. “Dante pasó su cumpleaños internado y vinieron los médicos a saludarlo (...) Hay mucha, demasiada calidad humana y es injusto tanto para los residentes como para el personal en general”.

“Enfrentamos a un gobierno que cree que la salud es un gasto, que las jubilaciones son un gasto, que las pensiones por discapacidad son un gasto”

En los últimos meses, Maximiliano vio a muchos compañeros irse sin que el Gobierno de Milei hiciera propuestas salariales, lo que derivó en una sobrecarga de trabajo para los que quedaron. Más de 200 renuncias por “sueldos de miseria”. Habla de pacientes que deben esperar más por turnos y de una pérdida de calidad en el servicio, pese al esfuerzo del personal. “Milei quiere vaciar el Garrahan, porque es una cuestión ideológica. Enfrentamos a un gobierno que cree que la salud es un gasto, que las jubilaciones son un gasto, que las pensiones por discapacidad son un gasto. Y estamos dando una pelea ideológica, porque nuestra lucha no es solo salarial o sindical: es una defensa de la salud pública de calidad para todas las infancias y para toda la población”, argumenta. 

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Dante sufre una leucemia linfoblástica aguda y aún le queda un año de tratamiento. Daniela Fernández Realin

El financiamiento del Garrahan proviene en un 80% del Gobierno Nacional y un 20% de la Ciudad de Buenos Aires, además de ingresos por obras sociales, docencia e investigación. Durante el primer año de Milei, las transferencias nacionales aumentaron un 10% real respecto de 2023. Sin embargo, desde antes del 2025 ya se proyectaba una caída del 30% en términos reales frente a 2024. La situación en 2024 fue tan crítica que, a mediados de octubre, los recortes —alineados con la “política de déficit cero”— obligaron a reducir a la mitad los días de cirugía por falta de insumos como anestesia, cánulas y dispositivos de perfusión. La Asociación de Profesionales y Técnicos (APyT) llegó a exigir un aumento salarial del 100% y un salario inicial de 1.400.000 ARS (unos 800 euros al cambio). En los primeros cinco meses de 2025, la Nación giró un 7,2% menos que en el mismo período del año anterior. 

Los recortes que hacen peligrar la vida de miles de niños

En esos seis meses, los trabajadores y trabajadoras realizaron un total de diez paros. Las medidas de fuerza también incluyeron marchas a Plaza de Mayo y al Ministerio de Salud. Incluso se presentó una denuncia penal para advertir sobre el colapso del hospital. Allí detallaron faltantes de personal especializado, creciente precarización y salarios por debajo de la línea de subsistencia. La vida de miles de niños está en riesgo. “Pasamos verano e invierno internados”, relata Euge. “En verano había habitaciones donde los aires acondicionados no funcionaban. Un nene, tanto en la condición de Dante como en cualquier otra, está en el hospital no porque quiera, sino porque no se siente bien”.

La madre también describe el visible agotamiento del personal médico —un desgaste físico y psicológico— marcado por la constante preocupación por sus pacientes y por un contexto económico asfixiante. Se sentía en los pasillos. Pero nunca dejaron de estar presentes, incluso durante los paros. “Los médicos están y estuvieron siempre (...) Nunca vi un quirófano como el del Garrahan”, dice Euge. Las veces que Dante entró en la sala de operaciones, según cuenta, era como si fuese a jugar. Había autos, materiales para pintar, cosas que lo distraían y reducían la presión de la intervención.

El financiamiento del Garrahan proviene en un 80% del Gobierno Nacional y un 20% de la Ciudad de Buenos Aires, además de ingresos por obras sociales, docencia e investigación

En medio de la crisis, en marzo de 2025, la administración de Milei publicó dos actualizaciones presupuestarias: el decreto 186/25 y la decisión administrativa 10/25. Ninguna incluyó aumentos para el Subprograma de Funcionamiento del Garrahan. En un contexto altamente inflacionario se mantuvo el presupuesto de 2024: 169.445 millones ARS, es decir, unos 98.598.228 euros (según el cambio de Banco Nación). “El dinero no está llegando donde tiene que llegar”, dijo el 29 de mayo el vocero presidencial Manuel Adorni

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En seis meses, los trabajadores y trabajadoras del hospital han llevado a cabo hasta diez paros para protestar. Daniela Fernández Realin

La situación se agravó aún más en julio con la entrada en vigor de la Resolución 2109/2025 y el nuevo Reglamento General para el Sistema Nacional de Residencias de la Salud, que estableció convenios anuales bajo régimen de becas. Hasta entonces, los residentes cobraban unos 797,061 ARS (463 euros, según el cambio oficial) un salario por debajo de la línea de pobreza —fijado en aproximadamente, 1.800 euros, de acuerdo al INDEC—, y la nueva normativa implicaba mayor precarización: jornadas de 64 horas semanales que exceden los límites de seguridad, ausencia de licencias adecuadas, falta de seguros, mantenimiento de la figura de “becario” sin aportes jubilatorios, aguinaldo ni representación gremial. Aunque el texto oficial hablaba de “financiar estratégicamente a residentes en línea con las políticas sanitarias del Ministerio y las necesidades de la población”, la realidad era un cóctel de inestabilidad económica y profesional.

La Resolución 2109/2025 fue lo que terminó dando mayor fuerza a la Marcha Federal de Salud del 17 de julio, que comenzó en el Garrahan y culminó en Plaza de Mayo. La jornada fue rápidamente abrazada por un colectivo más amplio: organizaciones sindicales, sociales, políticas y de derechos humanos, además de ciudadanos de a pie. Una multitud que convirtió la defensa del Garrahan en bandera nacional frente a lo que consideran la destrucción de la salud pública. María Eugenia salió junto a otras familias desde la puerta del hospital y se encontró con un panorama inédito: un mar de personas que lloraban y saludaban al personal de salud en el recorrido. “Garrahan causa nacional”, cantaban.

Un hospital que no descansa

En lo que va del año, dentro del Garrahan se han llevado a cabo más de 30 trasplantes hepáticos, 28 renales y la primera cirugía intrauterina del sector público. Estos logros fueron destacados en redes sociales incluso por el ministro de Salud, Mario Lugones, quien —hasta ahora— nunca visitó el hospital ni respondió a pedidos de diálogo. Pese al vaciamiento, los salarios congelados, las renuncias masivas y la pérdida de equipos interdisciplinarios, el Garrahan nunca dejó de trabajar.

María Eugenia no sabe dónde estaría hoy su familia sin el hospital, pero tiene claro que no hubiese podido pagar el tratamiento de su hijo en un centro privado. Desconoce el precio de las sesiones de quimioterapia, pero sabe que se trata de una cantidad que no tiene. Sin embargo, entiende que la salud pública no es un regalo, es un derecho conquistado. “Yo pago impuestos. Es lo más básico que puede proveer un gobierno: salud y educación. Pero para Milei nosotros somos números, no personas”.

Dante es hoy un niño feliz, ya puede volver a montar bicicleta; da algunas vueltas por el barrio junto a su mamá mientras espera a su abuela. Le queda un año de tratamiento, pero no le teme al hospital. Dice querer mucho a su oncólogo y todavía tiene pendiente jugar con el auto que vio en la sala antes de entrar al quirófano. A pesar del duro proceso, Euge asegura que su infancia no quedó en suspenso, y eso es, en gran parte, gracias al Garrahan. A cada uno de los trabajadores.

“Yo pago impuestos. Es lo más básico que puede proveer un gobierno: salud y educación. Pero para Milei nosotros somos números, no personas”

El Garrahan cumplió 38 años el pasado 26 de agosto, a pesar de todo. Porque como símbolo de resistencia sanitaria frente al ajuste estructural, no es nuevo. En los años 90, bajo el gobierno de Carlos Menem, sufrió recortes y políticas de privatización. Los trabajadores realizaron huelgas prolongadas con un rol clave de la APyT. Durante la crisis de 2001, en pleno “corralito”, también fue epicentro de protestas.  La historia parece repetirse, o quizás nunca encontró solución definitiva.

Veto a Milei

El 17 de septiembre, la Cámara de Diputados dio un paso clave al rechazar el veto de Javier Milei a la Ley de Emergencia Pediátrica. La medida se hizo definitiva el 1 de octubre tras su paso por el Senado. No obstante, desde la APyT se pronostican nuevos paros y actividades conjuntas con otros organismos en lucha, hasta que se implemente el aumento salarial. “Vamos a llamar a la más amplia coordinación y movilización desde Ushuaia hasta La Quiaca”, aclara Maximiliano León. “No es solo ponerle un freno a Milei en su ataque al Garrahan, sino también a su ataque a los demás sectores de nuestra población. Por eso para nosotros es cualitativo”.

A Dante y a María Eugenia los vi abrazarse fuerte la tarde del 1 de octubre a las puertas del Congreso de la Nación, cuando se terminaron de contar los votos y se anunció la decisión del Senado. Ambos saltaban de alegría junto a los médicos, enfermeros y personal administrativo que los acompañaron desde aquel 16 de diciembre de 2023. “Un año más de tratamiento”, pensé. “Un año más”, dice Euge. “El Garrahan es vital, es una cuestión de vida”, concluye, con su hijo en brazos.

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