América Latina
Arantxa Tirado: “Venezuela es el paradigma de lo que le espera a cualquier gobierno que desafíe al neoliberalismo”
Arantxa Tirado es politóloga y experta en América Latina. Es autora de Venezuela: más allá de mentiras y mitos, un libro con el que quiere romper con las falsas verdades y bulos creados en torno al chavismo y la situación en Venezuela.

El discurso hegemónico en España sobre Venezuela es falaz, interesado y no se ajusta a la realidad. Esa es la tesis del nuevo libro de Arantxa Tirado, periodista, politóloga y doctora por la Universidad Autónoma de Barcelona. Con el explícito título de Venezuela: más allá de mentiras y mitos, el ensayo publicado por Akal analiza en profundidad al país venezolano y su posición en la geopolítica internacional, siempre desde una perspectiva de izquierdas, cómplice con la revolución bolivariana. Dialogamos en esta conversación sobre algunos de esos mitos y mentiras infundadas sobre Venezuela.
El senador empadronado en Sotosalbos, Javier Maroto, estuvo en Venezuela recientemente sentando cátedra sobre libertad y democracia, ¿qué opinas del episodio?
Lo que demuestra el episodio de Maroto es que la “dictadura venezolana” de la hablan es cuanto menos bastante curiosa, pues permite que un diputado español abiertamente opositor al gobierno venezolano vaya allí a soltar un discurso que apuesta por poner más sanciones al ya de por sí sancionado pueblo venezolano. Y lo hace alegremente, sin ningún tipo de limitación. Deja claro que esa supuesta dictadura no es tal.
Hace años se hicieron virales unos vídeos que grabaste sobre la cotidianidad venezolana que desacreditaban las teorías catastrofistas y que dieron lugar a reacciones muy violentas. ¿Hasta qué punto esos vídeos te incitaron a escribir este texto?
El germen del libro es mi vinculación teórica y militante desde hace más de 15 años con la revolución bolivariana, los vídeos son sencillamente el detonante. Pusieron encima de la mesa que hay gente interesada en obtener información alternativa y verídica sobre lo que está sucediendo en Venezuela, eso que nos están ocultando los grandes conglomerados mediáticos. Los vídeos rompieron el monopolio comunicativo e hicieron mucho daño a ese falso relato. Se dieron reacciones furibundas que acabaron haciendo más virales los vídeos y llegamos a la conclusión de que era buen momento para publicar un libro que explicara qué está pasando realmente en Venezuela.
En Venezuela hay problemas, pero como en todos los países del mundo y en especial en los de América Latina y el Caribe. Hablar de estado fallido responde obviamente a una matriz interesada¿Cómo podrías rebatir a los que afirman tajantemente que Venezuela es un “estado fallido”?
Con la realidad. Cualquiera que visite el país puede certificar que Venezuela funciona. Un estado fallido es el que está en una situación de ingobernabilidad y tanta es la gobernabilidad actual en Venezuela que, a pesar de todos los intentos de desestabilización, con manifestaciones continuas, un golpe de Estado en forma de un gobierno 2.0 a principios de año, y pese a la presión de EE UU y los medios internacionales, ahí sigue el gobierno de Nicolás Maduro. Más muestra de gobernabilidad no puede haber. La gente sigue trabajando y sigue saliendo de casa a hacer sus labores. Eso no quiere decir que no haya problemas, los hay, pero como en todos los países del mundo y en especial en los de América Latina y el Caribe. Hablar de estado fallido responde obviamente a una matriz interesada.
Escribes en el libro sobre el concepto de “guerra híbrida” contra Venezuela. ¿Consideras que también la ha habido contra Bolivia? ¿Responden estos movimientos a una estrategia sofisticada de bailar al compás del capitalismo estadounidense?
Habría que analizar las particularidades del caso boliviano. Hay muchos paralelismos. Me atrevería a decir que sí porque a la vista están los resultados. Es un golpe de Estado que tiene características clásicas que parecían que ya se habían abandonado en América Latina como la intervención directa de los militares en el derrocamiento de un presidente electo y legítimo. También tiene similitudes con los novedosos golpes de Estado que se han producido en el continente a lo largo del siglo XXI, como lo que hicieron en Honduras con Manuel Zelaya, en Paraguay con Fernando Lugo o el que trataron de hacer con Rafael Correa en Ecuador. En la lógica de lo que es una guerra híbrida, que es atacar a un Estado por diferentes vías ya sean mediáticas, políticas, diplomáticas, económicas y demás, Bolivia encaja perfectamente. Evidentemente Estados Unidos quiere conservar su posición hegemónica mundial, amenazada por China y Rusia. Cabe decir que para Estados Unidos cualquier experiencia, aunque sea tímidamente de izquierdas o reformista en América Latina, se convierte en revolucionaria. Lo que en otras partes del mundo a lo mejor se toleraría, en América Latina no.
Hace varios meses, en plena crisis del golpe de Guaidó, Venezuela se había instalado casi sin remedio en todos los hogares españoles. De repente, en España se hablaba más de Venezuela que de cualquier otro tema trascendente de nuestro país. ¿Quién impulsa esta ofensiva mediática? ¿Tan manipulables somos?
La dictan los grandes conglomerados mediáticos que forman parte de un capitalismo que invierte en medios igual que invierte en la industria petrolera o la armamentística. Son, al fin y al cabo, los mismos dueños. Por ejemplo, El País es propiedad de un grupo financiero estadounidense. Esto nos da pistas de porqué estos medios establecen una determinada agenda mediática. Hay muchos intereses detrás de acabar con el gobierno de Nicolás Maduro. Venezuela regenta las principales reservas de petróleo del mundo y vivimos en un capitalismo fósil, que se sustenta en la explotación del petróleo para movilizar gran parte de los movimientos cotidianos y la energía que nos mueve. Para ellos es importante convencer a los ciudadanos de lo malo que es el gobierno de Maduro y así justificar un eventual derrocamiento o cambio de régimen. Y sí, somos manipulables pero pienso que cada vez menos. Por suerte, para bien o para mal, existen las redes sociales y la gente a la que interesa el tema o le huele un poco mal este asunto busca información alternativa y la acaba encontrando.
Para nada, cualquiera que haya tratado con el Nicolás Maduro se habrá dado cuenta que es un tipo con gran sentido del humor, muy jovial, accesible y sencillo. Tiene tanto sentido del humor que en una ocasión le dije, bromeando, que mi libro lo había escrito con los millones que él me mandaba y me contestó que si finalmente me había llegado todo el dinero. Sólo así, con sentido del humor, se puede aguantar tanto ataque diario. A él se le intenta continuamente menospreciar con insultos clasistas como Maburro y similares, pero es un presidente trabajador y capaz.
Maduro tiene tanto sentido del humor que en una ocasión le dije, bromeando, que mi libro lo había escrito con los millones que él me mandaba y me contestó que si finalmente me había llegado todo el dinero
La izquierda de este país muestra miedo a hablar de Venezuela porque a menudo es una trampa electoralista que resta apoyos. ¿Se puede superar este estado de tabú permanente?
La izquierda podría superarlo con valentía, rigor y pedagogía. Cuando presentas datos demostrando lo que está sucediendo realmente y explicando las causas del porqué de las cosas eliminando cualquier tic ideológico, se aprecia claramente que lo que se piensa de Venezuela está totalmente inducido. Los niveles de hiperinflación y otros problemas económicos tienen unos condicionantes históricos. Estos problemas no son algo nuevo para Venezuela, vienen de antes. Lo podemos encuadrar en un marco histórico de cómo han sido las relaciones de EE UU con América Latina. Esto serviría a los votantes de izquierdas, que no son tontos, sino todo lo contrario. Seguro que agradecen que sus representantes sean valientes. Hay una cosa que parece que la izquierda no quiere ver: Venezuela es el espejo paradigmático de lo que le espera a cualquier gobierno que llegue para desafiar ciertas políticas neoliberales y que vaya en contra de los intereses de las grandes empresas. ¿Qué izquierda va a poder gobernar en España si no dota a los votantes de esos elementos para que entiendan la realidad? Ahora que nos adentramos en un gobierno de coalición entre el PSOE y Unidas Podemos seguramente mucha gente de izquierda se va a decepcionar con lo que haga Unidas Podemos en el gobierno. Y será porque tiene las manos atadas. Hay elementos estructurales y presiones que van a impedir que se pueda avanzar. Si la gente conoce cómo opera el poder real podríamos ser más compresivos y eso acabaría reforzando a la izquierda.
Estados Unidos va a seguir teniendo interés por derrocar al gobierno en Venezuela siempre. Quieren controlar el petróleo y establecer condiciones ventajosas para sus negocios¿Qué soluciones le ves a Venezuela y por dónde crees que caminarán sus designios?
El gobierno está apostando por el diálogo con los sectores más racionales de la oposición política, que existen, también hay que aclararlo. Lo que sucede es que son sectores que no están respaldados por Estados Unidos como sí lo están los sectores más intransigentes. Estados Unidos va a seguir teniendo interés por derrocar al gobierno en Venezuela siempre. Quieren controlar el petróleo y establecer condiciones ventajosas para sus negocios. Esa beligerancia va a seguir contra Maduro o con cualquier otro gobierno que pudiera venir, que fuera nacionalista y soberano. El conflicto no se va a mitigar. Se va ganando tiempo con esas conversaciones, pero ocurre que también hablamos de un conflicto de clases que polariza a la sociedad venezolana. La divide entre una mayoría de sectores populares que apoyan al chavismo; y una minoría de gente de clase media junto a las élites y las oligarquías, que quieren otro tipo de gobierno. El problema no se va a resolver porque la derecha nunca ha sido democrática y menos en América Latina. Ellos no pueden aceptar que haya una izquierda que llegue al poder y les dispute el gobierno.
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