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Feminismos
Reivindicando el 8M frente a su criminalización. La revolución social feminista ha venido para quedarse
En estos días, está siendo noticia de gran impacto mediático entre la opinión pública, la investigación y proceso político y judicial abierto para intentar demostrar la vinculación paradigmática entre la celebración de la manifestación del pasado 8 de Marzo en Madrid, Día Internacional de la Mujer Trabajadora, y la expansión del contagio por el coronavirus COVID-19.
Los partidos políticos de la derecha y extrema derecha han elegido el 8M como campo de batalla desde el que ejercer su estrategia de oposición para erosionar y desprestigiar al gobierno al considerarlo como el mejor argumento para desplegar su táctica política, no teniendo el menor escrúpulo en instrumentalizar el movimiento 8M y ponerlo al servicio de sus espurios intereses políticos partidistas reaccionarios, sectarios, machistas y patriarcales.
Para acusar al gobierno de una supuesta prevaricación al no haber impedido esta manifestación, ocultando, a sabiendas, información relevante sobre el desarrollo que estaba teniendo ya la pandemia, a esta derecha cavernaria no le duelen prendas para asociar sin escrúpulos el 8M con el elevado número de muertes, con la enfermedad y la muerte.
En un primerísimo análisis, sin tener que hacer una tesis doctoral ni convertirse en experta, es sorprendente que solo se plantee esta vinculación con la manifestación del 8M en Madrid ignorando los centenares de manifestaciones que hubo ese día en todo el país y los millones de personas que participaron.
Igualmente, es sorpresivo que solo se hable de esa manifestación cuando, según informe de la Guardia Civil, hubo 177 movilizaciones en Madrid entre el 5 y el 14 de marzo. Es curioso que tampoco se mencionen los eventos deportivos que se celebraron esos días, o el mitin en un recinto cerrado, como Vista Alegre, llevado a cabo por esa extrema derecha, así como muchas otras actividades lúdicas y recreativas y qué decir de la enorme movilidad de millones de personas que a diario toman los transportes públicos en Madrid.
¿Por qué solo se habla del 8M y se ignoran el resto de eventos públicos masivos celebrados esos días?
Nada de todo esto interesa. Lo único es identificar como culpable la manifestación del 8M de Madrid (sin duda, la más llamativa y mediática por su nivel de participación). Esto no es ni muchísimo menos por azar. No es casualidad que la voracidad que ejerce la oposición política de derechas contra el gobierno se lleve a cabo a través de utilizar el 8M y con ello cumplir un doble objetivo: erosionar al gobierno y criminalizar el 8M.
La campaña mediática orquestada en torno a esta vinculación del 8M y el COVID-19 se va haciendo cada día más grande y las ramificaciones van creciendo de manera exponencial, resultando increíble la cantidad de artilugios que la extrema derecha está utilizando para orquestar esta campaña de desprestigio del 8M. Está suponiendo cambios en la cúpula de la Guardia Civil; peticiones de dimisión expresa para el ministro del Interior y la ministra de Igualdad; es un argumento recurrente en los últimos debates en el Congreso y el Senado; se ha abierto un proceso en un juzgado de Madrid; se han emitido dos informes de la Guardia Civil y un informe forense con parcialidad, subjetividades, sesgos, medias verdades, especulaciones; se filtran conversaciones privadas off de record de la ministra de Igualdad; se producen imputaciones de personas, insinuaciones sobre la ética de prestigiosos científicos, etc. y nadie repara en el daño público subyacente que se pueda estar provocando contra el movimiento 8M por esta perversa instrumentalización e intento de criminalización.
Como decimos, no es casualidad, ni una mera coincidencia, ni una novedad el que, una vez más, se ponga el foco sobre el movimiento 8M porque, en el fondo, ese es el objetivo, atacar la lucha histórica de la mujer por su emancipación total. Desde sectores sociales rancios de extrema derecha, con sus ramificaciones en el poder político, judicial, policial, mediático, por supuesto económico, vuelven a la carga contra lo que llaman “la ideología de género” y desde posiciones supremacistas y negacionistas de la violencia machista, intentar asociar la celebración de las manifestaciones del 8M con la expansión de la pandemia provocada por el COVID-19.
Ciertamente, el objetivo que se persigue con este intento de asociación –8M y coronavirus– no es único, sino que pretende:
1. Erosionar al gobierno y su gestión de la crisis sanitaria, social y económica de esta pandemia.
2. Hacer ruido mediático y tapar otras deficiencias como la falta de responsabilidad llevada a cabo en la gestión de las residencias de mayores sin asumir las consecuencias de la verdadera tragedia humana vivida en estos espacios.
3. No considerar el recorte de recursos y las privatizaciones en la sanidad pública como responsable de la emergencia sanitaria.
4. Anteponer sus criterios economicistas a los criterios de salud de la población, de las trabajadoras y los trabajadores.
5. La propia lucha por el liderazgo al frente de la derecha política.
6. Y, por supuesto, un objetivo fundamental como es criminalizar una vez más al movimiento 8M. Las tintas vuelven a estar cargadas justo contra el 8M.
Ha sido una excusa perfecta utilizada por el sector rancio de la extrema derecha para hacer política de “tierra quemada” contra el gobierno y para ello no ha dudado en instrumentalizar el 8M.
¿De verdad, la extrema derecha hubiera entrado en esa deriva si el acto a celebrar en esos días previos a la aprobación del estado de alarma hubiera sido, por ejemplo, un desfile militar? ¿Alguien se cree que estarían asociando la celebración del desfile con la propagación del coronavirus?
Dejemos claro que el propósito de este artículo no es defender al gobierno y sus actuaciones de cara al control de la pandemia. El gobierno ya cuenta con sus recursos propios y apoyos de toda índole para llevar a cabo su acción política, justificar y defender su toma de decisiones. Entre otras cosas, alguien podría decir que este es el juego de la democracia parlamentaria y la política partidista aunque, como ciudadana libre y autónoma, simplemente apuntar que sí es mi deseo que dicho juego, en el que no participo, se desarrolle bajo los parámetros del respeto, la tolerancia, la ética, la inteligencia y la verdad. Por el contrario, si es propósito de este artículo defender al movimiento 8M como expresión de la lucha por la igualdad real entre las personas.
No nos engañemos, no caigamos en el juego de las mentiras mediáticas (fake new), no nos dejemos manipular ni dudemos del 8M.
Que nadie tenga la menor duda de que esta nube negra que se cierne sobre el 8M es pura ideología reaccionaria que pretende litigar contra el proceso de liberación de la mujer.
Cuando hablo de 8M me estoy refiriendo a un movimiento muy global, plural, transversal, que integra personas feministas, anarcofeministas, ecofeministas, activistas…, y contempla vectores y coordenadas como la racialización, la interseccionalidad, la clase social, el anticapitalismo, la divergencia e identidad sexual y personal… En definitiva, identifico e incluyo bajo el término-concepto 8M, toda la lucha que se lleva a cabo día a día en los múltiples planos de la vida (cultural, educativa, social, política, económica, laboral, personal, familiar, profesional, individual, colectiva…) para erradicar la supremacía del hombre, manifestada en lo que globalmente denominamos sistema patriarcal y que conduce a prácticas cotidianas de violencia machista y vejación sistemática de la mujer; la lucha hasta construir una sociedad que practique el humanismo integral, como lo definía el movimiento anarcofeminista Mujeres Libres en los años 30 del siglo XX, en la que todas las personas, con independencia de su sexo, género e identidad sexual, seamos totalmente libres e iguales en derechos y responsabilidades.
La lucha por la igualdad real se produce día a día y no se circunscribe a una celebración anual. Gritar ¡Viva el 8M! significa apostar por una revolución social feminista porque ese es el planteamiento de este movimiento plural: transformar los parámetros que regulan el funcionamiento de la sociedad; cambiar las reglas de juego que actualmente controla el capitalismo; alterar la asignación de papeles sociales diferenciados entre el hombre y la mujer; redibujar la imagen consciente y, sobre todo, subconsciente que regula el comportamiento machista; redistribuir el trabajo de cuidados, el trabajo doméstico, el de crianza, el trabajo productivo; pasar a vernos como personas integrantes de una misma especie que precisa para no extinguirse del apoyo mutuo, la solidaridad, el reparto, la justicia social, la armonización de su relación con el resto de especies y el propio planeta Tierra.
La revolución feminista, así lo creo, va mucho más allá del derecho al voto, más allá del número de mujeres con presencia en la vida pública o la vida política. Implica transformar los parámetros sobre los que se sustenta el sistema político, social, económico, educativo, cultural… y que globalmente reconocemos como patriarcado, capitalismo, neoliberalismo. Un sistema nuevo en el que se erradique la violencia, la competitividad, el individualismo, la ley del más fuerte, el supremacismo machista, la violencia de género y se construya una sociedad de iguales que colaboran mutuamente en libertad.
La revolución social feminista es imparable y estamos asistiendo a los últimos clavos ardiendo a los que se agarra la extrema derecha para intentar vencerla, paralizarla, desprestigiarla, abolirla. El germen de la revolución social feminista está en marcha y ha anidado en millones de corazones que creen en la igualdad y la justicia social.
Las mujeres no vamos a permitir dar un paso atrás en esta lucha por la igualdad que vamos construyendo. No nos dejaremos engañar por este argumentario fraudulento e interesado que criminaliza el 8M. No caeremos en su trampa. A la derecha no le interesa la vida y la salud de las trabajadoras y los trabajadores, les interesa la economía, sus empresas y beneficios y, sobre todo, les interesa el poder, ocuparlo, ejercerlo en pro de perpetuar sus privilegios, clasismo y patriarcado.
Las mujeres lo tenemos claro y vamos a seguir luchando porque el futuro se escribe con personas feministas, anarcofeministas, ecofeministas, activistas.
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Miles de muertos, un país hundido y muchos jóvenes con intenciones de emigrar al extranjero. Bonito país habéis dejado por haber antepuesto la ideología a la salud.
¿Por qué solo se habla del 8M y se ignoran el resto de eventos públicos masivos celebrados esos días? Se nombra el 8m y Vistalegre porque son eventos que no se realizan de forma continuada en el tiempo. Es algo puntual y por ello se podrían aplazar tanto el uno como el otro. No fue responsable realizar estos actos y punto