Impunidad policial
No adoptes nunca el nombre que te dé la Policía

Un policía puede hacer comentarios sobre tu aspecto físico o puede, obscenamente, “advertirte” de un cacheo. Un policía puede llamarte “puta de mierda” mientras ejerces tu derecho a manifestarte. También, la misma policía, -a través de alguno de sus pseudosindicatos-, puede intentar “chantajear” a organizaciones que señalan la complicidad del Estado y de sus instituciones a la hora de perpetuar un sistema que fomenta la violencia contra las mujeres.
Periodista. Militante anarcosindicalista.
14 mar 2021 18:55

Según Fabien Jobard, en su artículo “Violencia policial: Entre soberanía y contingencia” publicado en el libro “Os protegemos de vosotros mismos”, la Policía se define como una de las instituciones a cargo del “monopolio de la violencia legítima”. ¿Pero qué es la “violencia legítima”? A esta pregunta, explica Jobard, se podría responder haciendo alusión a lo que la ley define como el uso de la fuerza por parte de la Policía. Y en ese sentido, “legítimo” no es otra cosa que “legal”. Por lo que la “violencia policial” abarcaría todos los casos que la ley comprende como “uso policial de la fuerza”. El problema está, afirma este autor, en que la ley nunca deja claro el uso policial de la fuerza, hasta qué límites puede ejercerse la misma –aunque ya hemos visto en muchas ocasiones que esas líneas rojas se han sobrepasado ampliamente-,  y solo se refiere al mismo en tres casos: cuando los oficiales de policía se encuentren bajo amenaza de una violencia “real” o “inmediata”, en un caso de arresto de una persona que comete un crimen y es descubierta en el momento de llevarlo a cabo, y cuando se ejecuta una orden “legítima” - dada por un juez o cualquier otra “autoridad”-.

La detención del rapero Pablo Hasél y su posterior ingreso en prisión se producía el pasado martes, 16 de febrero de 2021. Sin embargo, para entonces ya llevábamos varios días viviendo episodios de enfrentamientos contra las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado tras los sucesos que tuvieron lugar en Linares (Jaén) durante ese mismo fin de semana. El pueblo había estallado tras conocerse que dos agentes de la Policía Nacional –uno de ellos subinspector-, destinados en la comisaría de la localidad, habían apaleado a un hombre en plena calle que le había recriminado a uno de ellos la actitud mantenida con una menor, -su hija-, de apenas 14 años. La prensa revelaría horas más tarde que uno de estos dos agentes ya había tenido “quejas formales” por tener “comportamientos inadecuados con chicas menores” utilizando frases fuera de contexto, como “voy a tener que cachearte” o “guapa, si quieres te llevo en el coche”.

La gente ya empezaba a estar cansada de la impunidad con la que estos “agentes del orden” se paseaban por el pueblo. Casi o igual que en un cortijo, imponían su autoridad con la tranquilidad de quienes se saben respaldados y “respetados” por los privilegios que el Estado otorga a sus servidores públicos del orden y la ley. Porque sabemos que de no haber existido pruebas audiovisuales de esta brutal agresión, estos dos funcionarios estarían hoy y ahora en su rutina diaria y contando las horas para la siguiente juerga. Y aún debemos esperar qué giro tomará este caso, puesto que en los últimos días hemos podido conocer que el juez del caso ha imputado a la víctima por “atentado a la autoridad”.

La existencia de estas imágenes vuelve a poner encima de la mesa la importancia que tiene grabar a la Policía en el ejercicio de sus “funciones”.  Porque como ya ha ocurrido en otros casos de violencia policial, y dado que el Estado otorga mayor credibilidad a la palabra de un agente que a la de cualquier otra persona –acordémonos del asesinato de Juan Andrés Benítez en el Raval de Barcelona en octubre de 2013-, estas pruebas sirven, al menos, para ir creando conciencia sobre el tema.

La placa es, sin duda, el privilegio para demasiados inestables emocionales que, a cambio de su sumisión, encuentran la manera “legal” de “hacer” y “ser” en sociedad disfrazados.

Este comportamiento sería impensable si no pertenecieran a ese grupo “autorizado” para ejercer la “violencia legítima” contra la población. Una violencia que se aplica a merced de lo que ellos mismos puedan considerar “inadmisible” según sus creencias ideológicas que, como hemos podido ver en otras situaciones, suelen coincidir en el 95 % con actitudes conservadoras y/o reaccionarias. De ahí la urgente necesidad de derogar la Ley Mordaza, que tanto poder ha dado a las fuerzas policiales en nuestro país durante los últimos años y que ahora se vuelve a cebar con quienes ejercemos la protesta.

La impunidad policial es lo que justificaría que durante bastante tiempo, en el caso de los dos policías agresores de Linares, sus responsables no hicieran nada por erradicar ciertas actitudes en ellos, más allá de mostrar de forma puntual “malestar” por un vídeo que uno compartió en una red social utilizando el uniforme de la institución. Cuesta creer que lo único que produjo “malestar” entre el resto de compañeros de estos energúmenos fuera ese vídeo porque se “insultaba” al uniforme y, por el contrario, no el trato a crías de la localidad.  

Hablamos de personas que “superan” unas pruebas psicológicas muy específicas para entrar a formar parte del Cuerpo Nacional de Policía. En muchísimas –por no decir todas- academias que preparan oposiciones a policía se indica a los aspirantes cómo superar con éxito no solo las pruebas teóricas y físicas, sino también estos exámenes psicotécnicos que les avalan para portar y utilizar armas de fuego y todo tipo de material antidisturbios contra la población. No es de extrañar que “accidentes”, como la grave herida provocada al joven de Linares al que disparó la Policía “por error” en una pierna durante una de estas manifestaciones, o la mutilación del ojo de una manifestante en Barcelona durante una protesta contra el encarcelamiento de Hasél, se produzcan con demasiada frecuencia sin consecuencias graves para quienes los causan.

Además de la violencia física que ellos mismos provocan y justifican, como hemos estado comprobando en los últimos días, practican la violencia verbal contra el pueblo, o esa parte del pueblo que odian y contra la que dirigen toda su frustración en cada carga policial. La violencia física te deja heridas y secuelas muy graves para toda la vida, pero la verbal nos indica a lo que realmente nos enfrentamos cuando salimos a la calle y sabemos que la Policía nos va a reprimir. Que un agente antidisturbios te llame “puta de mierda” no solo es un insulto en un momento de tensión. También demuestra el nivel cultural y formativo de quienes constituyen el brazo armado del Estado. Llamar “puta” a una mujer –en el espacio público o no-, es el intento de humillarla y rebajarla socialmente, porque “puta” es un adjetivo que se usa despectivamente para despojarla de credibilidad. La chica que en una de estas cargas es señalada como “puta de mierda” por parte de un agente de la UIP de Madrid está siendo víctima del machismo institucional, a través de un funcionario público en el ejercicio de sus funciones como parte de una institución que se presupone democrática y que trabaja por la igualdad. Es violencia machista llamar “puta” a una mujer, en este caso a una cría. Por lo tanto, desde el Estado español, a través de sus instituciones, se perpetúa un sistema que permite que alguien pueda humillar a una mujer por el simple hecho de serlo.  Y llegados a este punto, quizás deberíamos rescatar o recordar la “ofensa” que la campaña confederal contra las violencias machistas de la CGT para el pasado mes de noviembre de 2020 supuso para uno de los pseudosindicatos policiales –me niego a llamar a estas organizaciones “sindicatos” y a sus miembros “trabajadores”-. Jusapol llegó incluso a “exigir” al Ministro del Interior que obligara a la CGT a retirar su campaña porque uno de sus carteles “acusaba” a la Policía Nacional de fomentar la violencia de género. Todavía estamos esperando, irónicamente, a que el mismo colectivo exija a sus responsables políticos la expulsión del agente de Linares, por realizar comentarios “fuera de lugar” a mujeres, y la del antidisturbio de Madrid, por llamar “puta” a una chica. Como sabemos que esto no va a ocurrir, a nosotros y nosotras no nos queda otra opción que negarnos a aceptar los nombres que las fuerzas represivas quieran darnos en cada momento.

Archivado en: Impunidad policial
Sobre este blog
Alkimia es un espacio de reflexión donde miembros o personas afines al Anarcosindicalismo dan su punto de vista sobre temas de interés general. En una sociedad en la que los medios de desinformación moldean la realidad al antojo de los poderes económicos y políticos, cualquier nueva vía de contrainformación se hace necesaria para lograr que se pueda conocer la realidad de la vida cotidiana de las personas a la vez que pueda servir para su transformación.
Ver todas las entradas
Informar de un error
Es necesario tener cuenta y acceder a ella para poder hacer envíos. Regístrate. Entra en tu cuenta.

Relacionadas

Violencia policial
Represión 162 personas murieron en actuaciones o bajo custodia policial en España entre 2015 y 2022
VV.AA.
La causa de muerte más repetida en los datos facilitados por la administración española es la “natural”, con 65 personas fallecidas desde 2015, 27 de ellas entre 2020 y 2022.
Policía
Policía ‘Marta la estupa’, más de dos décadas infiltrada en movimientos sociales
El Salto desvela la identidad de la agente más veterana empotrada en organizaciones políticas, el noveno caso destapado desde 2022.
#84947
15/3/2021 12:21

Buen artículo.

0
0
Sobre este blog
Alkimia es un espacio de reflexión donde miembros o personas afines al Anarcosindicalismo dan su punto de vista sobre temas de interés general. En una sociedad en la que los medios de desinformación moldean la realidad al antojo de los poderes económicos y políticos, cualquier nueva vía de contrainformación se hace necesaria para lograr que se pueda conocer la realidad de la vida cotidiana de las personas a la vez que pueda servir para su transformación.
Ver todas las entradas
Oriente Próximo
Oriente próximo La diáspora kurda ante la caída de Bashar al-Assad
Siria enfrenta el fin de un régimen que durante décadas pareció inquebrantable. Desde la diáspora, la esperanza contenida de quien ha vivido demasiadas traiciones y promesas incumplidas.
Ley de Seguridad Ciudadana
Congreso de los diputados Reforma de la Ley Mordaza: ¿esta vez sí se puede?
Una de las mayores deudas de toda la izquierda del Estado español parece que está a punto de saldarse.
Análisis
Análisis El independentismo se reorganiza, pero ¿sigue siendo independentista?
Los partidos independentistas han sufrido la crisis del procés y el posprocés, y todavía no la han resuelto, sino, a lo sumo, la han aplazado. El PSC aparece como el ganador de una carrera con corredores agotados.
Literatura
Gustavo Faverón Patriau “Quizá la novela sea ahora mismo más relevante que nunca”
El escritor peruano Gustavo Faverón Patriau quería narrar en su nueva novela la historia de un boxeador que no sabía boxear pero tumbaba a sus rivales recitándoles al oído versos de César Vallejo. ‘Minimosca’ acabó siendo un cuentacuentos inagotable.
Galicia
Memoria histórica Así fue como el Patronato de Protección a la Mujer transformó Galicia en un convento de clausura
Las mujeres que cayeron en las redes del Patronato iniciaron un periplo de encierro, humillaciones, abusos y explotación que es desconocido para la mayor parte de la población. Queda hoy en la impunidad de un silencio que tenemos el deber de romper.
Que no te cuenten películas
Comunidad El Salto Suscríbete a El Salto y llévate seis meses de regalo a Filmin
Estas navidades, haz posible que El Salto llegue más lejos con sus contenidos críticos y llévate de regalo medio año de Filmin. Y si ya tienes Filmin, suscríbete a El Salto y regala el acceso a esta plataforma a quien quieras.
Derecho a la vivienda
Vivienda El Sindicato de Vivienda de Euskal Herria propone la “expropiación de pisos turísticos”
Ponen en el punto de mira los intereses del sector inmobiliario y tachan de “falsas” a todas las medidas propuestas por los partidos políticos como la Ley de Vivienda.
Opinión
Tribuna Todas las razones para decir ‘Altri non’
Aquí van unos cuantos motivos para juntarnos este domingo en Compostela y dejar clara nuestra postura frente a un expolio que nos están tratando de imponer disfrazado de progreso, pero que sólo trae beneficio económico a unos cuantos indeseables.
Palestina
Eyad Yousef “No cuentes lo que queremos ser, cuenta lo que nunca hemos dejado de ser: un pueblo que quiere la paz"
Eyad Yousef es profesor en la Universidad de Birzeit, Cisjordania, y comparte su experiencia en una universidad que “representa el pluralismo y la libertad que tanto anhela la sociedad palestina”

Últimas

Relato
Relato Descubrirse las manos
Descubres tus manos: el palmar y el dorso, la posibilidad futura de la pinza atrapacosas, dos miembros que te vinculan al chimpancé y al lémur. Aprendes su mecanismo.
Música
Música Un coro para homenajear las luchas obreras: “La canción protesta del pasado es historia viva”
El coro de canción protesta de Madrid nació para rescatar del pasado las tonadas de la lucha obrera y ponerlas al servicio de distintos activismos en el presente.
Opinión
Opinión Sobrevivir pagando en el Álvaro Cunqueiro
Una de las victorias ideológicas del PP de Feijóo en Galicia ha sido hacernos creer que pagar por servicios esenciales en los hospitales durante el cuidado de nuestros enfermos es lo natural, que no hay otra manera de abordarlo, pero es mentira.
Siria
Oriente Próximo Israel impone hechos consumados sobre Siria para condicionar la transición según sus intereses
“Está escrito que el futuro de Jerusalén es expandirse hasta Damasco”, dijo este octubre el ministro de Finanzas israelí, Bezalel Smotrich, uno de los exponentes ultras del Ejecutivo.

Recomendadas

Pensamiento
Sarah Jaffe “En realidad tenemos que hacer menos. E impedir que algunas cosas sucedan”
La escritora y periodista Sarah Jaffe aborda el desengaño cotidiano al que nos aboca el mundo laboral e investiga cómo, a pesar de todo, las personas se organizan colectivamente en sus empleos para que “trabajar apeste menos”.
Ocupación israelí
Palestina Vivir en alerta: la resistencia palestina frente la ocupación israelí
La cruda realidad de las feministas palestinas que, ante la represión y las detenciones arbitrarias, continúan su lucha por la libertad, la justicia y los derechos humanos.
Madrid
Ciudades Fake Madrid, un paseo por los hitos del simulacro
Un recorrido por los grandes éxitos de la conversión de Madrid en una ciudad irreal.