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Política
La miserabilidad de la política “institucional” sigue siendo miserable, lo diga Agamenón o su porquero
“Si para subir el SMI, tenemos que aplaudir al Rey por respeto institucional, lo aplaudiremos” (Irene Montero, ministra de Igualdad y militante de UP)
Más que contradicciones… “Al estar en minoría en este gobierno, tendremos que acostumbrarnos a que no se podrá realizar nuestro programa” (carta de Pablo Iglesias a sus inscritos)
“UP, conjuntamente con PSOE, PP y resto de la mesa parlamentaria, considera que el expediente de Billy el Niño, el torturador y servicial del fascismo y del régimen, por cuestiones jurídicas, no puede hacerse público” (posición inicial de UP en la mesa del parlamento)… a continuación de saberse su posición por los medios de comunicación, dicen que lo sienten, que fue un error
Juan Carlos I de España, pillado “in fraganti” -una vez más- en una fechoría de las suyas (como le coge la impunidad absoluta, otorgada por los “padres constituyentes” y el aparato militar, eclesiástico y empresarial del régimen del todo atado y bien atado que se pacto entre derechas, izquierdas, liberales y el sursum corda), dijo al salir del hospital (privado, claro está): lo siento mucho, no volverá a ocurrir…
La condición humana, la “buena” o la “mala”, para mí, que soy de pueblo castellano profundo, la película “Los santos inocentes” la condensa, expresa e interpela políticamente, de manera magistral.
El peón y guardas de la finca, siempre que fue siervo del señorito de la finca, le servía bien y era eficaz (productividad se le denomina ahora) en sus cacerías con sus compinches (militares, empresarios, terratenientes, clase política) tenía el derecho al uso de casa decente, abrir la verja de la entrada a la casa grande, comida y hasta permisibilidad de ocuparse y cuidar a la niña… cuando dejó de ser productivo se le desterró a la casa de arriba (fría, sucia…) a la del porquero…
Azarías, “el loco”, se cagaba en la finca del señorito, cuidaba a su milana (bonita) y a la niña… y tenía claro que el “señorito era un cabrón y muy mala gente”… Azarías hizo justicia humana -no institucional- cuando le colgó…
Los medios de comunicación, los institucionales del socioliberalismo (PSOE), así como los medios progres de la nueva socialdemocracia (UP) consideran que nos encontramos ante contradicciones normales de quienes en las tribunas de las calles sostenían con criterios decentes, éticos y radicales (en el sentido de ir a la raíz de las causas), que quienes fueron los constituyentes de un régimen atado y bien atado (transición) por los de siempre (empresariado, militares, Iglesia católica); que quien gestionó la “modernización del Estado español” a base de desindustrializar y privatizar la economía nacional; de quienes desregularon el mercado de trabajo y lo subordinaron a la competitividad y la productividad marcada por Bruselas y Maastricht; de quienes cubrieron de cal el “terrorismo de estado”; de quienes dieron una patada en la puerta de las libertades; de quienes se plegaron con nocturnidad y alevosía a los intereses del capital financiero reformando el artículo 135 de la CE y convirtiéndonos a todas en “paganinis” de una deuda ilegítima e ilegal, con nuestros servicios públicos más esenciales (sanidad, educación, dependencia, vivienda, empleos…); de quienes eran “casta”, y ahora, una vez que se encuentran en la responsabilidad institucional de gobernar, están aprendiendo…
Reabrir el asqueroso debate sobre el “deber ser y el ser”, resulta cuanto menos maquiavélico, y se convierte en miserable, pues las gentes de este Estado hemos sufrido y vivido demasiados años (todos los que transcurren desde el 77 -Pactos de la Moncloa-, hasta la actualidad -Pacto de Estabilidad y Gobernanza de la U€-), este tipo de debates y planteamientos políticos.
En estos largos años de lo que se “puede y no se puede”, del “deber ser y del ser”, millones de personas, en su inmensa mayoría clases asalariadas, hemos perdido derechos materiales e inmateriales a “porrillo”.
Estamos subempleadas, cuando no paradas; el patrón, ahora, en las empresas, se ha convertido en el “señorito de la finca” y si se nos ocurre ponernos enfermas, sus “guardianes de la ley”, nos manda a la casa del porquero, es decir a la mierda, pues no le somos productivos; cientos de miles de esas mismas personas, cuando reclaman su salud, su sanidad, sus viviendas… como DERECHOS ESENCIALES Y FUNDAMENTALES BÁSICOS y protestan y hasta hacemos huelgas, se nos criminaliza y se nos dice que “todo es por nuestro bien” y se nos sujeta con unas reglas de juego que ni tan siquiera han puesto sus señorías, sino organismos totalmente ajenos a una mínima democracia representativa…
También hemos tenido que soportar -y así seguiremos hasta nunca acabar- que cuando Vds. han ocupado las instituciones locales no era el momento ni se daban las condiciones jurídicas para que se nos devolvieran los servicios públicos comunes que las derechas nos habían arrebatado…
Lo que no es de recibo, así lo pinten sus señorías del color y lo político institucionalmente correcto que eso de el SMI, la “no derogación total -técnicamente hablando- de la RL del PP (¿y la del PSOE?); la ley de igualdad real; la derogación de la Ley Mordaza y sus leyes represivas con la excusa del terrorismo; la vivienda como un bien de uso; la reforma fiscal para ver si quienes se apropian y se reparten entre unos pocos lo de todas, aportan lo que deben; el necesario y no postergable cambio de modelo de producción, distribución y de consumo, para darle una oportunidad al planeta…, insisto, no es de recibo que se nos diga que “tenemos que aplaudir al Rey”…o eso de que ha sido un error…
La Justicia Social requiere de convicción, ética y generar simpatías entre quienes sufren y son víctimas de los “señoritos de la finca” y, añado, una gran dosis de “locura” como la de Azarías.
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