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Opinión
El gelocatil, el cuponazo, las ultras, el tiempo y su falta
El estrés se define como “estado de cansancio mental provocado por la exigencia de un rendimiento muy superior al normal, suele provocar diversos trastornos físicos y mentales”.
Pues bien, reflexionemos un poco sobre esta situación. Se considera tan normal, tan habitual, que nos autoexijamos o nos exijan un rendimiento muy superior a lo normal, que hasta se anuncian medicamentos para paliar los trastornos que provoca el estrés. Es cierto que la publicidad tiende a la exageración pero, es que la situación contraria, la ausencia de estrés, la tranquilidad se sortea como nos muestran los anuncios de la ONCE. Para vivir desahogado de tiempo tienes que ser rico. “Sé rico en vivir” dice el anuncio del cuponazo, ricos en sobremesas, en rayos de sol, en libros, en nada... en tranquilidad.
Cuando era más joven aparecían en el imaginario publicitario y del cine, los nuevos ricos como gente atareada, de esos que se dice, hechos a sí mismos. No tomaban Gelocatil, sino cocaína, eran los yuppies que ganaban dinero con sus negocios y su esfuerzo. Se ocultaba, que como pasa ahora, el esfuerzo no era de ellos sino de la explotación de sus empleados y empleadas que eran quienes tenían que tomar medicamentos para aguantar el ritmo, mientras esperaban acertar una quiniela de 14 para ser ricos en tiempo.
Nos han hecho entender que el tiempo es oro, precisamente para poner el patrón oro por encima del patrón tiempo. Es decir, la riqueza material, por delante del tiempo de los cuidados, del tiempo destinado a compartir, con la familia, la sociedad, la naturaleza, la reflexión, la lectura... esas cosas que hacen que podamos ser humanos, ser ricos en lo verdaderamente importante.
Nos han hecho entender que el tiempo es oro, precisamente para poner el patrón oro por encima del patrón tiempo.
Han buscado, y lo están consiguiendo, que estemos completamente atontados sin ser capaces de prestar atención más de 5 segundos. De esa manera, cualquier reflexión profunda, que vaya más allá del tuit de 120 caracteres, no tiene cabida, de esta manera, el bulo camina sólo, rápido y sin tropezar con neurona alguna.
Eso sí, si te toca el cuponazo no te vayas a poner a reflexionar, que ya serás rico y eso de pensar ya no lo necesitas. Ricos en sobremesas sí, pero para hablar de los posos del vino, los sulfitos y del último vídeo de Shakira o parida de Ayuso, de lo mismo que antes del cuponazo pero con más tiempo y menos reflexión aún, si cabe.
Los ultras lo saben y lo utilizan mucho en sus campañas electorales. Así en estas municipales, por poner un sólo ejemplo, la candidata ultra a la alcaldía de Sevilla afirmaba que los funcionarios del Ayuntamiento debían de dejar de perder el tiempo en cursos de nuevas masculinidades y sobre igualdad de género, y ponerse a aprender inglés, porque había que atender a los inversores. Con una sólo intervención daba a entender que los funcionarios pierden el tiempo y además lo pierden porque el Ayuntamiento les obliga a formarse en cosas que para esta señora de verde, deben ser chorradas, como la violencia de género y el machismo. Para esta señora, así como para el resto de señoras que se presentan con el partido ultra a las elecciones lo importante es que los empleados municipales sepan inglés para que hablen con inversores extranjeros y entreguen sus pueblos a la especulación foránea. No se han parado a pensar, quizá no tengan tiempo, en que si no fuera por algunos avances educativos en materia de igualdad, muchos empleados municipales cuando las vieran (a las señoras del partido ultra) en el consistorio, perfectamente conjuntadas, las mandarían a su casa a fregar con voces y gestos grandilocuentes capaces de igualar los decibelios que las señoras y señores ultras dan en sus mítines de campaña.
La falta de tiempo para reflexionar no es un castigo divino, ni nada que se pueda curar con Gelocatil o ganando un cuponazo, es fruto de jornadas interminables de trabajo, de transportar a los nenes a las tareas extraescolares para que en el futuro sean competitivos, de cuidar a nuestros mayores que no reciben atención adecuada en los centros sanitarios o geriátricos y de atender a las tontás que ha creado la sociedad del megaconsumo.
Sabemos que la solución no está en el Gelocatil ni en la lotería. Démosle vueltas a las pocas neuronas que nos quedan y busquemos desde la pluralidad la unión para conseguir reducir la jornada laboral y acabar con las exigencias de la sociedad megaconsumista y consigamos tener más tiempo para compartir, culturizarnos y pasarlo bien...
Cocaína para trabajar porque mi curro me lo exige
Tabaquismo, propaganda, religiones, violaciones, suma y sigue
Comprar y comprar diciendo que responde a una necesidad
Drogar a los viejos 'tos los días en la seguridad social.
Vicio de Reincidentes