Palestina
Berlín contraataca en nombre del pueblo palestino

El pasado viernes 19 de septiembre del 2025 un grupo de abogados de Berlín con el apoyo del European Legal Support Center (ELSC), Palestine Institute for Public Diplomacy (PIPD) y Law for Palestine presentaron su demanda de más de 100 páginas contra 11 dirigentes políticos y de grandes empresas armamentísticas alemanas por su complicidad con el genocidio del pueblo palestino en Gaza.
Los cargos se presentaron en la oficina de la abogacía del Estado en Karlruhe (‘Generalbundesanwaltschaft’) contra antiguos y actuales miembros del Gobierno alemán y directores generales de fabricantes de armas, concretamente el antiguo canciller federal Olaf Scholz, la antigua ministra federal de Asuntos Exteriores Annalena Baerbock, el antiguo ministro de Economía y Protección del Clima Robert Habeck, el actual canciller federal Friedrich Merz, el actual ministro federal de Asuntos Exteriores Johann Wadephul y la ministra federal de Economía y Energía Katherina Reiche, el ministro federal de Defensa Boris Pistorius, así como el Dr. Jörg Stratmann, director ejecutivo de Rolls-Royce Solutions GmbH, Michael Humbek, director ejecutivo de Dynamit Nobel Defence GmbH, y el Dr. Alexander Sagel y Susanne Wiegand, directores ejecutivos actuales y anteriores de RENK Group AG.
Alemania es claramente coperpetradora del genocidio en Gaza, tanto por sus palabras como por sus acciones. Todos los dirigentes demandados por el grupo de abogados han reiterado su completa sectaria devoción al Estado terrorista de Israel y defendido (casi) todas sus criminales acciones. El Estado alemán ha votado en contra o se ha abstenido de todas las votaciones en la ONU o en la EU para parar la masacre en Gaza, la ocupación de Cisjordania y deniega que Israel cometa apartheid. Alemania es el único país del mundo que tras la demanda por genocidio de Sudáfrica frente Tribunal Internacional de Justicia de La Haya se ha presentado como codefensor de Israel.
Alemania, además, como explican los abogados en su demanda, ha multiplicado por 10 su venta de armas al Estado genocida de Israel tras el 7 de octubre del 2023, lo que le ha puesto en el segundo lugar de exportadores de material armamentístico al Estado sionista. Parte de las grandes empresas que se han beneficiado de este incremento de venta de armas son las de las personas demandadas mencionadas anteriormente. Mercenarios de guerra llenándose los bolsillos con dinero manchado de sangre palestina con el beneplácito de la cúpula política alemana. Lo que le ha ganado una demanda presentada por Nicaragua contra Alemania en el Tribunal Internacional de Justicia de La Haya por su complicidad en el genocidio.
Alemania además se sigue enfrentado a algunas de las otras tres demandas realizadas anteriormente por asociaciones de abogados en este mismo país, presentadas en nombre de personas que han perdido a familiares en Gaza, por su venta de armas al Estado genocida tras advertencia de la CIJ de que Israel podría estar cometiendo un genocidio en febrero del 2024. Un par de estas demandas han sido desestimadas por motivos que hacen que Kafka se esté revolviendoexportadoresdya que los motivos dados por la abogacía del Estado para desestimar las demandas son kafkianos a la par que estúpidos, tales como fechas de permisos de exportación de armas; no se puede parar lo ya mandado, pero no podemos saber cuándo mandarán más y no vamos a prohibirlo preventivamente porque la abogacía del Estado sufre de la inhabilidad para determinar si las partes de armamento mandados han sido usadas para atacar o defenderse en un genocidio de manual.
En su territorio, mientras tanto, Alemania criminaliza toda solidaridad con Palestina. Manifestaciones y actos son reprimidos con una fuerza cada vez más bruta. La libertad de reunión, de expresión y de prensa están siendo reprimidas por un aparato estatal autoritario y racista. Esta represión está sobresaturando las cortes de activistas que piden el fin del genocidio.
Alemania criminaliza toda solidaridad con Palestina. Manifestaciones y actos son reprimidos con una fuerza cada vez más bruta.
Se estima que sólo en Berlín, y solo desde el 7 de octubre del 2023, se han abierto 11.000 investigaciones contra activistas propalestina. Muchas de esas investigaciones, bajo mandato de del gobierno de Berlín están llegando a juicio. Cientos de activistas se enfrentan a juicios por su participación en manifestaciones, ocupaciones y su actividad en las redes. Es por ello que en abril del 2024 un grupo de activistas, que presenciaban y documentaban los juicios racistas contra las personas racializadas y activistas políticos desde hacía 10 años, se dividió y se creó un subgrupo que asiste a los juicios contra la solidaridad con Palestina.
Este grupo de observadoras de los juicios muestran solidaridad con las personas criminalizadas por el gobierno alemán por su actividad política contra el Estado terrorista de Israel. A veces, estas personas mismas acusadas de propagar propaganda terrorista por haber gritado o posteado en redes “From the river to the sea, Palestina will be free (desde el río hasta el mar Palestina vencerá)”, slogan que el gobierno alemán, sin pruebas, atribuye a Hamás. El grupo de observadoras también asisten a los juicios para documentarlos, ya que no se guardan transcripciones públicas de lo dicho en los mismos.
Habiendo asistido a más de 200 de estos juicios, estas activistas han presentado un informe demoledor con las conclusiones de lo visto en dichos procedimientos. Entre sus conclusiones se encuentran que el sistema judicial alemán actúa como un brazo más de la represión del Estado alemán y está llevando a cabo una auténtica lawfare contra activistas políticos. De hecho, comparado con otros movimientos políticos altamente reprimidos como los de izquierda “radical”, el que lucha por los derechos del pueblo kurdo o el activismo por el clima, simplemente por simples cifras de juicios llevados a cabo y planeados, las autoras concluyen que el movimiento pro-Palestina es el más perseguido en Alemania desde su reunificación. También concluyen que hay sesgos claramente racistas en la abogacía del Estado y demasiados jueces. Las personas racializadas son a menudo obligadas a asistir a cursos de adaptación al Estado alemán, además de su condena. Los juicios, en una gran parte, se realizan en salas de alta seguridad, lo que recriminaliza a una persona, cuyo único cargo puede haber sido el de allanamiento de propiedad privada por haber hecho una sentada en su propia universidad.
Las propias observadoras se enfrentan a dificultades en su trabajo, con el personal de seguridad haciéndoles dejar todas sus pertenencias en taquillas en el exterior y no dejándoles entrar con papel, bolígrafo y agua a juicios que pueden durar hasta 5 horas. Para más información se puede encontrar el informe traducido a varios idiomas aquí.
Esta lawfare pagada por los ciudadanos, junto con la represión en las calles de la libertad de expresión y de reunión, y censura en las redes representa un claro y peligroso retroceso en las libertades democráticas en Alemania.
Sin embargo, hoy en día, no ha habido grandes manifestaciones y actos de protesta por Palestina. Hubo una “gran” manifestación en junio del 2025 en Berlín, bastante grande para lo que es Alemania, pero que palidece en comparación con la gran mayoría de países. Se espera una nueva gran manifestación el sábado 27 de septiembre también en Berlín e, inshalla, se llenen las calles de banderas Palestinas y condenas al genocida Israel y a su cómplice Alemania. A estas alturas del genocidio lo mínimo que puede hacer la población alemana es salir a las calles y, aun así, sin acciones concretas posteriores en directa solidaridad con Palestina y los activistas pro-Palestina que llevamos dos años siendo abusados por un racista gobierno autoritario, esto se quedará en un mero gesto simbólico, en un lavado de manos.
Alemania, que ha hecho de la cultura de la memoria su seña de identidad, que monetiza en incontables películas, libros y tours turísticos, y que lleva décadas dando lecciones al mundo, lleva años demostrando que no tiene ni cultura ni memoria. Parece que sus dirigentes, periodistas y otras personas con poder no tienen ni la menor idea del derecho internacional, ni el menor respeto del derecho de todos los seres humanos o bien lo ignoran por raciones racistas y autocomplacientes. Alemania no tiene memoria, parece que no se acuerda de cómo se cometió el holocausto; con una gran y ferviente participación de muchos nazis, pero también con el silencio y la complicidad de la mayor parte de la población, que no hizo nada mientras sus compatriotas eran atacados en las calles, expulsados de la vida pública, perdían su trabajo y sus hogares, eran enjuiciados y finalmente masacrados.
El holocausto comenzó cuando se fraguó la idea de la necesidad de la expulsión o asesinato de todo aquel que no cumpliese con los estándares de la supuesta raza aria, desde gente con discapacidades, sinti-roma, el colectivo LGTBIQ+, al pueblo eslavo y al pueblo judío. Y la complicidad del pueblo alemán y sus secuaces ese primer día que un vecino o compañero de trabajo no actuó e hizo todo lo posible para parar a los nazis y ayudar a su compatriota y no con las cámaras de gas.
El genocidio del pueblo palestino empezó con la primera bota sionista en suelo palestino hace 78 años y con la complicidad del mundo con la primera persona que favoreció y justificó la creación del Estado sionista, con la primera que criminalizó a todo aquel que se oponga a él y se ha alimentado del silencio e inacción de la gran mayoría.
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