Funcionarios que quieren romper la barrera social y económica de las oposiciones

Nuevas iniciativas tratan de ofrecer preparación gratuita para que la Administración Pública sea accesible a todas las personas. El objetivo, que haya una representación más interseccional en el funcionariado.
Oposiciones
David F. Sabadell Opositores, durante la cola de ingreso para un examen en Madrid.

“Eso que se intenta vender de que el acceso a la Función Pública es meritocracia es mentira, hay barreras socioeconómicas y geográficas muy importantes. El acceso en condiciones de igualdad no existe”. Quien habla no es un opositor o una opositora enfadada por los resultados de la última prueba, si no una funcionaria, Valentina García Carrasco, que ha reflexionado mucho sobre lo que supone entrar a trabajar en la Administración Pública y las complicaciones que representa para muchas personas. Barreras de tipo socioeconómico, ya que poder estudiar a tiempo completo durante dos o tres años de media no es algo que se pueda permitir todo el mundo. Y la preparación: barreras geográficas, de cuidados, de precariedad, etc. La paradoja está en la privatización que sufre el acceso a los puestos públicos solo a través de las academias privadas. 

Valentina quería cambiar esto, encontrar más diversidad de personas en la Administración, y encontró a la Escuela Ciudadana de Administración Pública (Ecap). “Yo apruebo una plaza para Administración Civil del Estado (Gace, nivel A2) y tengo dos amigos y dos amigas que también quieren opositar. Les doy el temario, les digo que con una caña todos los jueves repasamos y vemos casos prácticos”, comenta a El Salto Ernesto Castellano Altable, fundador de Ecap. Además de divertirse, sigue contando, sus amigos logran aprobar las oposiciones. “Ahí nos damos cuenta de que si hubiéramos tenido que pagar por los temarios, las clases prácticas, el repaso, etc, no nos lo hubiéramos podido permitir”, explica, y nace esta especial academia: el boca a boca, el voluntariado y un local en Madrid de la asociación la Cultureña

“El primer año pasamos de tener 28 alumnos a no caber en la sala, no podíamos ni poner las diapositivas porque no se veían”, recuerda Ernesto cuando dieron el paso a dar clases online. Momento en el que Valentina se incorporó. “Somos muchas las funcionarias que compartimos esta idea, es una militancia, y se empieza a construir”, explica ella que asegura que esta idea de la academia preparatoria para todas y todos “está siendo acogida con muchas ganas”. Una idea que comparte Ernesto: “nos encontramos mucha gente con ganas de cambiar la administración”, y explica que ya son más de mil alumnos, ocho oposiciones diferentes las que preparan y ya tienen un aula más grande, gracias al alquiler que pagan con las cuotas de socios de todos los funcionarios apuntados. 

Y es que esta barrera socioeconómica, de género y geográfica de la que se dieron cuenta tanto Valentina, como Ernesto como sus compañeros está reflejada en los datos y las estadísticas. Para el profesor de la EHU, Mikel Barba, “lo que nos dicen los datos sobre el empleo público es que la estabilización es muy tardía, es decir, las estabilizaciones son a partir de los 30 e incluso de los 40 años”. Esto, explica, “tiene un sesgo importante de clase” ya que hace que quien logra esos puestos ha estado muchos años de interino, sin saber qué ingresos va a tener, cuánto tiempo va a trabajar, cuándo le volverán a llamar, etc. “Esto dificulta que aquellas personas que no tienen un soporte económico, familiar o patrimonial puedan acceder al empleo público”, explica. Para Barba el sesgo de género también es muy claro. “Los datos dicen que son las mujeres quienes se estabilizan más tardíamente que los hombres y que las tasas de temporalidad entre las mujeres son mayores que entre los hombres”, lo que se plasma, explica el profesor, en que el “70% de los trabajadores temporales mayores de 40 años, son mujeres”.

“No solo queremos dar temarios y clases, queremos ser el puente entre la ciudadanía diversa y la función pública”, cuenta el fundador de Ecap

“Ese perfil lo percibimos increíble, mujeres mayores de 40 años con cargas familiares”, comenta Ernesto, que se han dado cuenta de varios perfiles muy concretos que recurren a ellos. Porque dice que además del clásico perfil de formado que quiere atender a los puestos de alto nivel de la Administración, hay muchas personas que huyen de la precariedad del mercado privado. “Todo el mundo sabe las barreras de acceso a la función pública, un coste muy alto y nadie te garantiza que toda esa inversión, de tiempo y dinero, se convierta en un puesto de trabajo”, reflexiona Ernesto, que insiste en que la Escuela Ciudadana que él arrancó quiere también hablar de políticas públicas y de transformación de la Administración. “No solo queremos dar temarios y clases, queremos ir a buscar opositores comprometidos, queremos ser el puente entre la ciudadanía diversa y la función pública”. 

“La administración pública tiene que ser un reflejo de la diversidad de la sociedad”, dice Valentina, que comenta que los formadores de Ecap trabajan por la mañana y dan clases en su tiempo libre por la tarde. “Hay que ser conscientes de que no solo hay igualación en el acceso, pero también de que quien accede es quien aplicar y diseña las políticas públicas”, advierte. Y es que este es un punto que va más allá de un temario o casos prácticos: ya solo estar al corriente de qué convocatorias salen, qué niveles de funcionariado hay, cómo es el acceso es muchas veces una barrera en sí. “El grupo de la asociación que se dedica a la academia es fuerte, pero cada vez crece más quienes se encargan de temas para conocer mejor la administración”, explica esta funcionaria. 

 “Estamos centrando en los cuerpos superiores y si quieres cambiar la Administración no puedes hacerlo sin el resto de los cuerpos del estado”, indica el formador voluntario

Desde Ecap, de momento, prestan ayuda en oposiciones a la Administración central y un puesto de la Comunidad de Madrid, pero la idea es seguir creciendo según otras funcionarias y funcionarios se apunten como formadores desinteresados. Se trata de una iniciativa muy novedosa ya que hasta este momento no existía nada así fuera de los gremios funcionariales. Por ejemplo, en la judicatura. Desde Juezas y Jueces por la Democracia, llevan cinco ediciones preparando a futuras y futuros jueces y fiscales con programas de formación gratuita para personas que no tengan recursos económicos suficientes para recurrir a una academia privada. 

“Facilitamos es la gente el acceso a ayudas públicas que hay en algunas comunidades autónomas y nivel nacional a través del sistema de becas y preparamos tanto presencialmente como telemáticamente”, comenta a este medio Edmundo Rodríguez Achutegui, portavoz de la asociación de jueces progresista, que añade que lo hacen gracias a un grupo de preparadores con experiencia. La idea, indican desde Juezas y Jueces por la Democracia, es crear “una red de apoyo y soporte” para la gente que no puede permitirse un preparador pero que “tiene el mérito suficiente como para poderse postular a la condición de juez o de fiscal”. Algo que parece que han logrado con el programa de preparadores gratuitos y con las becas. 

Unas becas que se pueden encontrar en niveles altos, como el ofrecido para los Inspectores de Hacienda, pero que rara vez se encuentran en niveles más modestos de la función pública. “Estamos centrando en los cuerpos superiores y si quieres cambiar la Administración no puedes hacerlo sin el resto de los cuerpos del estado”, indica Ernesto, que recuerda que asociaciones gremiales como los Técnicos Comerciales y Economistas del Estado tienen programas así pero rara vez se ve en Comunidades Autónomas y mucho menos para puestos de funcionariado en la Administración local. Por eso desde la Ecap ya miran al futuro: “Queremos más capas del estado, otros cuerpos, pero también queremos que sea transversal, como la sociedad donde vivimos”, finalizan los funcionarios de la Escuela Ciudadana de Administración Pública.
Laboral
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