Huelga general
La libertad está más cerca el día después de la huelga general

Esta huelga se ha gestado desde la reflexión de que en Euskal Herria existen condiciones sociales y políticas para dar un paso más en la confrontación, ya que,  la tensión mostrada por los movimientos feminista, pensionistas y sindical es de subrayar. La única forma que tenemos de avanzar es seguir trabajando en la construcción del contrapoder en los centros de trabajo y en los barrios.

Habría que complementar, que no sustituir, la frase de “La libertad es cuando inicia el alba en un día de huelga general” con la de “La libertad está más cerca el día siguiente a una huelga general”. La Huelga General llamada por la Carta de Derechos Sociales de Euskal Herria, sujeto que aglutina a más de cien organizaciones sociales y sindicales, ha generado debates acalorados en los centros de trabajo, en los barrios y en las organizaciones políticas, sociales y sindicales. Debates, algunos recurrentes y repetitivos entre los actores sociales y sindicales, pero otros novedosos y pertinentes, que nos permiten analizar con más detenimiento el mundo que nos rodea y plantear líneas de actuación para seguir profundizando en la articulación de la clase trabajadora.

La Huelga General del 30 de enero era la primera huelga convocada después de un largo ciclo de lucha que se extendió desde el 2009 hasta el 2013. Aquel ciclo estuvo marcado por la mal llamada crisis económica, donde el ataque del capital fue total y supuso un cambio radical en el modelo de relaciones laborales, en la precarización de la vida, así como en la composición de la clase trabajadora y en su intento de desarticulación. Es importante no perder de vista este pasado reciente, ya que marca de manera determinante la coyuntura actual y condiciona la forma de plantearnos las batallas. En aquel momento el movimiento sociosindical de Euskal Herria fue capaz de marcar su propia agenda de resistencia frente a los poderes fácticos, una agenda más sólida que en otras partes de nuestra vieja Europa. Sin embargo, aquel ciclo tuvo también sus carencias: no se comprendió del todo la dimensión europea de aquella batalla (con Grecia como paradigma), la resistencia en las calles no tuvo una traslación directa a la arena política, etc.

Más allá de las personas que se hayan sido capaces de movilizar, las bases reivindicativas del feminismo y del conjunto de los pensionistas atacan la acumulación del capital por parte de unos pocos.

El 30 de enero nace desde la necesidad de dar otro impulso a las masivas movilizaciones, sobre todo, del movimiento de pensionistas y del movimiento feminista. Además, también tenemos que tener en cuenta que la conflictividad en los centro de trabajo ha aumentado. Según los datos del CRL, las personas trabajadoras afectadas por las huelgas han aumentado en un 80% en 2019 en Bizkaia. Esta huelga se ha gestado desde la reflexión de que en Euskal Herria existen condiciones sociales y políticas para dar un paso más en la confrontación, ya que, como se acaba de apuntar, la tensión mostrada por los 3 movimientos (feminista, pensionistas y sindical) es de subrayar.

Existe el peligro de analizar la potencia de estos movimientos únicamente desde un prisma movimentista; pero más allá de las personas que se hayan sido capaces de movilizar, las bases reivindicativas del feminismo y del conjunto de los pensionistas atacan la acumulación del capital por parte de unos pocos. Especialmente significativa es la cualidad que ha tenido el feminismo de poner en cuestión las bases materiales, productivas y reproductivas, del capitalismo. Todos estos elementos permiten explorar, ante la agenda involucionista de la derecha en todas sus versiones y la agenda reformista del nuevo lifting “democrático” del estado que ha traído un reflujo de los movimientos sociales, una tercera agenda, la agenda rupturista de la clase trabajadora vasca. Esa es la base de lo que vivimos el 30 de enero; esa es la base de una huelga política (como todas, todo sea dicho) y a la ofensiva.

Frente al intento de algunos sindicatos y partidos políticos de intentar canalizar las demandas de la clase trabajadora a través del mal llamado “Diálogo Social” (de social tiene poco y de diálogo menos aún) o apoyando unos presupuestos completamente neoliberales, se ha optado por seguir abriendo brecha en la calle. Diálogo Social mediante el cual los sindicatos mayoritarios del estado español acordaron subir la edad de jubilación de los 65 a los 67 años o tragaron con la (contra)reforma laboral de Zapatero. Diálogo Social que solo pretende cooptar y domesticar a las organizaciones sindicales, más si tenemos en cuenta que estamos, supuestamente, a las puertas de una nueva crisis económica.

El reto es no convertir la huelga reproductiva en un simple fetiche y habilitar mecanismo específicos para las siguientes convocatorias.

Se ha conceptualizado la tabla reivindicativa de la huelga como programa mínimo de transición hacia una vida digna, donde los intereses de la clase trabajadora sean la prioridad. Sin embargo, un programa por sí solo, despojado de una praxis y de una apuesta organizativa, carece de potencia para transformar la realidad. Es por ello que también la Carta de Derechos Sociales de Euskal Herria se define como espacio de confluencia de diversos movimientos sociales y sindicales.

Desde LAB, y me atrevería a decir que desde la mayoría sindical vasca y otros sindicatos combativos, se están dando pasos a la hora de intentar articular a las capas más desposeídas de la clase trabajadora; allí donde el sindicalismo más clásico ha dejado de ser una herramienta útil, se ha repensado la acción sindical en dos dimensiones.

• Una, desde la interioridad del sindicato, esto es, ofreciendo herramientas desde el mismo sindicato para articular luchas especificas en sectores totalmente atomizados. Ejemplo de ello es la experiencia de “Piztu Alarma” en Nafarroa, el trabajo que se ha hecho con los riders de Glovo o el proceso que está llevando LAB con las trabajadoras del hogar, la gran mayoría migrantes, sobre todo en Bizkaia. También apunta en este sentido la inclusión de materias específicas en la negociación colectiva para proteger a las trabajadoras más precarias; por ejemplo, en la negociación del convenio del metal de Bizkaia, la subcontratación fue uno de los elementos clave.

• Otra, desde la exterioridad del sindicato y planteando alianzas con otras experiencias de (auto)organización de las trabajadoras. El trabajo en conjunto con Eragin (Asamblea de Jóvenes Precarizadas de Bilbo), con organizaciones que trabajan en contra de la exclusión social o las acciones desarrolladas con la Asociación de Manteros Senegales de Bilbao - Mbolo Moy Dole dan fe de ello.

Huelga general
La huelga ha terminado, la lucha sigue

Lo más importante de lo sucedido el 30 de enero ha sido el proceso, las redes creadas, la implicación de la gente, el trabajo de los barrios y pueblos, la complicidad y el debate necesario entre movimientos sociales y sindicales. La huelga ha terminado, la lucha sigue.

¿Esta Huelga General ha sido perfecta en estas dimensiones? Claro que no. Básicamente porque la Huelga General perfecta no existe y organizarla es un proceso lleno de contradicciones. Esta Huelga General ha supuesto un paso adelante y ha abierto nuevas posibilidades para seguir incidiendo en esa necesaria recomposición orgánica de la clase trabajadora como clase para sí.

Una huelga que tiene como ambición traspasar la estrecha esfera reglada del empleo es una huelga que ha comprendido las nuevas dimensiones sociales. No es casualidad que los pensionistas tuvieran un peso determinante en la convocatoria. De hecho, el llamamiento a la huelga nace de ahí. Y no es casualidad que también se intentara tratar la esfera reproductiva de la vida, disponiendo para ello zonas de cuidado y de descanso. Es cierto que este último hecho no se desarrolló con éxito, pero es un paso adelante hablar sobre ello y ponerlo en la agenda; ahora el reto es no convertir la huelga reproductiva en un simple fetiche y habilitar mecanismo específicos en las siguientes convocatorias.

Los comités locales son consecuencia de la necesidad que tenemos de articular las luchas laborales en el eje geográfico. La ciudad se ha convertido en un centro de trabajo en sí mismo.

Uno de los aciertos de la convocatoria, precisamente, ha sido la creación de comités locales para trabajar la convocatoria; han sido, en total, más de 170 comités en todo el país. Pero estos comités también son consecuencia de la necesidad que tenemos de articular las luchas laborales en el eje geográfico, sobre todo en las zonas urbanas. Como bien ha descrito la geografía marxista, la ciudad se ha convertido en un centro de trabajo en sí mismo y por consiguiente, los barrios y los espacios más próximos son claves para generar formas de articulación exitosas. Seguro que, en un futuro próximo, los comités de huelga pueden aportar en esa dirección. El “sindicalismo social”, más allá de la esfera estrictamente laboral, también se enmarca dentro de este paradigma: sindicatos de inquilinos, redes de apoyo a las personas en exclusión social… todas estas experiencias convergen en ese eje territorial antes mencionado.

También han sido interesantes las variables introducidas a la hora de repensar los piquetes o los bloqueos de la producción. Se ha viciado el debate intentado alimentar un marco de “parar la producción VS manifestaciones masivas en la calle”, como si se tratase un simple selfie reivindicativo. Esa dicotomía es falsa. Los piquetes clásicos en las grandes fábricas se produjeron como es habitual en la Huelgas Generales. También apuntar que más 1500 comités de empresa se unieron a la huelga, en algunos casos con la complicidad de delegados de sindicatos que no llamaban a la misma, como es el caso de la fábrica de Mercedes en Gasteiz. Sin embargo, ¿Qué supone intentar parar la producción en las grandes ciudades? ¿Acaso colapsar las entradas de las grandes conurbaciones y grandes centros comerciales, como se hizo en Bilbo o en La Morea de Iruñea, no es obstaculizar el desarrollo normal del capital? ¿No es atacar, en su dimensión territorial, el flujo de la mano de obra? Solo hay que ver los ataques de los medios de comunicación ante estas formas de protesta o la represión empleada especialmente en Nafarroa por fuerzas policiales de todos los colores.

No podemos caer en la inacción y el idealismo de pensar que hasta que llegue una agenda común europea no podemos seguir avanzando en nuestros respectivos países.

Seguramente una de las asignaturas pendientes que tenemos es la de dar pasos en una mayor integración de las fuerzas de izquierda en el contexto europeo. Es un problema que llevamos arrastrando desde la tragedia griega. Sin embargo, eso pasa en un primer instante por articular las fuerzas en nuestros territorios más próximos, siempre desde la soberanía y el respeto a la diversidad de naciones. En esta huelga también ha habido experiencias enriquecedoras: los apoyos recibidos en todo el estado por muchos sindicatos de clase y combativos (SAT, IAC, CUT, CIGA, Intersindical Valenciana…), la manifestación realizada conjuntamente por los pensionistas del LAB de Iparralde y Hegoalde uniendo la huelga del 30 de enero con la huelga del estado francés… Son pasos que caminan en esa dirección pero que no son suficientes. Sin embargo, no podemos caer en la inacción y el idealismo de pensar que hasta que llegue una agenda común europea no podemos seguir avanzando en nuestros respectivos países. Claro que hay batallas que se libran en el contexto europeo, pero la cuestión es que pasos vamos dando para acercarnos a ese objetivo.

Y en ello seguimos, creando escenarios que nos acerquen cada vez más a la libertad y a la emancipación de clase trabajadora. El 30 de enero no fue un punto de salida ni un punto de llegada, pero si fue un acontecimiento importante en el continuum de las luchas sociales de Euskal Herria. Sabiendo que no va a haber un día D ni una huelga perfecta, la única forma que tenemos de avanzar es seguir trabajando en la construcción del contrapoder en los centros de trabajo y en los barrios.

Huelga general
Voces después de la huelga

Dos semanas después de la huelga convocada en Euskal Herria abrimos un espacio para los análisis y el debate desde los movimientos. En lo próximos días publicaremos diversos textos de valoración.

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#48208
29/2/2020 9:22

¿Cuando el oficialismo abertzale firme unos presupuestos que no atiendan las demandas de la clase trabajadora o cuando estando de socio de algun gobierno se sigan produciendo deshaucios o cuando se tenga que cumplir con los mandatos de la trika o cuando haga campaña como ha hecho el sinn fein en irlanda del norte para que l@s jovenes se alisten en las fuerzas represivas o .... cual va a ser la postura del sindicato lab? Eskerrik asko.

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#48218
29/2/2020 16:05

Auskalo!. De primeras por las obras de cada unx nos vamos conociendo todxs. Osea que criticamos la posibilidad de que algo ocurra?. Eso es como Minority Report, o mejor aun, como el sumario contra Haika-Segi: Yo les condeno ahora por que el futuro seran terroristas.

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0
#48233
1/3/2020 11:42

https://www.boltxe.eus/2020/02/25/sobre-el-cambio-de-estrategia-vasca/

0
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#48214
29/2/2020 12:03

La respuesta a los presupuestos lo tienes estos últimos años en Nafarroa. EHBildu ha apoyado los presupuestos y la Carta Social (de la cual LAB forma parte) se ha manifestado en la calle.

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#48232
1/3/2020 11:29

Efectivamente como dice 4828 por sus actos los conoceremos y ya se vio como actuo con el gaztetxe Maravillas y en relacion a los presupuestos de Nafarroa el blanqueamiento de la historia del psoe es bochornoso.

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#48103
26/2/2020 20:09

Impecable. Frente a análisis que sitúan el foco mas en lo que quisiéramos que en lo que existe, praxis en estado puro

3
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#48083
26/2/2020 15:37

Muy de acuerdo con este análisis!

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#48045
26/2/2020 10:28

Y para cuando la ruptura con la socialdemocracia reformista abertzale y actuar como contrapoder?
https://eh.lahaine.org/a-10-anos-de-zutik

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#48139
27/2/2020 12:55

Que pesaus!!!!

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#48108
26/2/2020 22:13

No t equivoques d enemigo y no aburras.

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