Adelante Andalucía
Una sociología de los andalucismos en Podemos: un (re)cuento de fracasos y desencuentros

Personajes y bodegón
Fragmento de personajes y bodegón, de Rafal Zabaleta (1907-1960) Pensar Jondo
Historiador y sociólogo, militante del Sindicato Andaluz de Trabajadores/as
18 jun 2020 13:35

La vida política de la izquierda andaluza lleva ya varios meses atravesada por dos fenómenos de ámbito estatal y su plasmación en nuestra Andalucía. En primer lugar la organización Anticapitalistas se ha salido del partido Podemos,( ambas organizaciones de carácter estatal). Una decisión tomada para el conjunto del Estado que los anticapitalistas andaluces han tenido que asumir, con diferentes respuestas dentro de la propia organización. Las cosas en Andalucía son algo diferentes al Estado, principalmente por dos circunstancias: La primera, que el aparato andaluz de Podemos era el único aparato autonómico (Consejo Ciudadano Andaluz) controlado por los anticapitalistas. En segundo lugar, la marca genérica Unidas Podemos, en Andalucía se llama Adelante Andalucía, y además de Podemos e IU, está formado por dos pequeños grupos andalucistas: Izquierda Andalucista y Primavera Andaluza.

En segundo fenómeno estatal que atraviesa la vida política de la izquierda andaluza es la incapacidad de Podemos para construir espacios confederados más o menos democráticos, por lo que termina construyendo burdas sucursales con liderazgos frágiles, carentes de toda legitimidad y órganos repletos de cargos técnicos, también de personas desconocidas que provienen del mundo universitario o hambrientos de poder que pasaban por allí. La incapacidad de Podemos para crear sus propios espacios confederados nos lo explica su estrategia Gallega (que ha hundido a Anova), sus problemas con Compromís (que ha pasado a pactar con Más País) o la tensión de su marca en Cataluña con la suspensión de los órganos y la expulsión de su secretario general Albano Dante ante sus posturas críticas con el centralismo. Este segundo acontecimiento estatal está desencadenando en Andalucía toda una serie de polémicas en torno a la nueva Secretaria general que llegará al órgano andaluz, en el contexto de la crisis afrontada por el partido tras la salida de Teresa Rodríguez y los anticapitalistas. 

La polémica se ha agudizado estos días a través de varios enfrentamientos y acusaciones a raíz de unas declaraciones de la que será la nueva secretaria general de Podemos Andalucía, Martina Velarde. En primer lugar, habría que dejar claro que la posición de Martina Velardee responde a las consecuencias de las guerras internas en el pablismo. La guerra emprendida hace años entre facciones del pablismo ha tenido sus consecuencias en la elección de la candidata, imponiéndose desde Madrid la elección de Martina Valverde sobre otros perfiles. No se trata de un proceso de primarias nacido desde abajo, ni de una candidatura nacida de diálogo andaluz, de construcción colectiva entre los sectores, cuadros dirigentes y círculos (si es que se puede hablar de círculos en Podemos Andalucía). Se trata de un dedazo, siguiendo la peor tradición del pablismo andaluz que fundó la diputada Isabel Franco. 

Lo que me interesa discutir en esta reflexión que propongo  tiene que ver con unas declaraciones de la candidata propuesta desde Madrid para dirigir el Partido en Andalucía, Martina Velarde, quien ha afirmado que ella misma es andalucista y que su equipo es andalucista al 100%. Tras estas declaraciones no han tardado en llegar fuertes críticas de los movimientos sociales y sectores andalucistas organizados políticamente. Tanto Isidoro Moreno miembro de la Plataforma Andalucía Viva, como Pilar Távora, coordinadora de Izquierda Andalucista, han respondido a Martina Velarde, en redes y en prensa respectivamente, aclarándole las diferencias que existen entre ser andaluz o andaluza y ser andalucista. Las críticas recibidas Martina Velarde las ha encajado muy mal y ha proseguido su defensa en redes alegando que “después de vivir en Cádiz, Sevilla, Granada y Córdoba, durante mi vida, y amar mi tierra, todavía no me había enterado que hay gente que se encarga de repartir el carnet de andaluza” o “Ser andalucista es defender el derecho de los andaluces a llegar a fin de mes. Y eso es lo que estamos haciendo desde el Gobierno de coalición”. 

Cualquier activista andalucista, miembro de una organización o cualquier persona mínimamente formada en la historia o la política andaluza sabe que nada tiene que ver el ser andaluz, con el considerarse andalucista. Al igual que no tiene nada que ver ser español con el ser españolista, o haber nacido en Cataluña y ser catalán, con el ser catalanista. Llevado a una plano internacional no tiene nada que ver haber nacido en Israel con ser sionista (reivindicar el Estado de Israel). La condición o identidad nacional/regional viene dada por nacimiento, por etnia o por comunidad. La condición nacionalista es un proyecto de país que se asume. Al igual que el municipalismo está compuesto por aquellas personas que consideran que el sujeto principal de soberanía y de acción política debe ser el municipio, los andalucistas creen que el espacio social, histórico y cultural que concretar como proyecto de país, es decir, de comunidad histórica, ha de ser Andalucía. Martina no sabe lo que es el andalucismo, o lo confunde interesadamente, porque se enfrenta a una misión compleja y estrecha, como es co-gobernar Andalucía junto al PSOE con la legitimidad que le da el poder del Partido en Madrid. O eso cree que va a hacer, como hizo Susana Díaz y Manuel Chávez gracias al apoyo de Felipe González y como ha hecho Juan Manuel Moreno gracias al apoyo que le dio Mariano Rajoy. 

Lo grave de todo esto, lo que verdaderamente tiene implicaciones serias para la izquierda andaluza y el andalucismo es que la renovación de los cargos directivos de Podemos Andalucía, la incapacidad de Podemos para crear sujetos regionales/nacionales federales y la salida estatal de Anticapitalistas de Podemos, nos hagan pensar en un contexto favorable para el andalucismo político. He comenzado diciendo que una serie de acontecimientos estatales están trastocando la vida de las izquierdas andaluzas, por lo que ahora voy a tratar de leer la situación desde Andalucía, desde sus izquierdas y desde las posibilidades del momento político andalucista.

¿Porqué Podemos ha pactado con diferentes agentes políticos nacionalistas (como Anova), federalistas (como Catalunya en Común) o regionalistas (como Compromís) mientras no ha hecho tal cosa en Andalucía? Pues básicamente por la inexistencia de un sujeto político andalucista a la altura de la primavera de 2015, más allá de la existencia de movimientos populares, referentes culturales, luchas sindicales o plataformas culturales. Los únicos espacios que podrían haber sido considerados interlocutores andalucistas estaban en plena desintegración. El Partido Andalucista en 2015 se encontraba en plena desintegración dando lugar a las iniciativas Izquierda Andalucista, Primavera Andaluza, Somos Andaluces y Andalucía x Si. Las Candidaturas Unitarias de Trabajadores/as (en IU desde 1985), brazo político del antiguo Sindicato de Obreros del Campo, y de parte del nuevo Sindicato Andaluz de Trabajadores, igualmente se encontraba en el año 2015 en plena implosión. La deriva de la CUT y su incapacidad para liderar un bloque andalucista fuera de IU durante el Gobierno PSOE-IU de 2012-2015 daría lugar a que una parte de sus referentes se mantuvieran en IU, otra parte se saliera de IU para integrase en Podemos. Una vez dentro de Podemos, una parte de la CUT se vincularía con la corriente centralista afín a Pablo Iglesias y otra parte se vincularía con anticapitalistas y serán compañeras de viaje hasta la fase actual de Adelante Andalucía. 

A partir de esas implosiones, nuevas configuraciones del andalucismo tomarían parte en el mapa de las izquierdas y se inaugura así una fase que irá desde 2015 a 2019 en el que los andalucismos (una parte importante de ellos, pero no todos) se disputarán la existencia en el interior de Podemos, como vía para asegurar su supervivencia, negándose a desaparecer y a cerrar un ciclo, que hubiera podido, y que aún puede, dar lugar a un nuevo ciclo de acumulación andalucista. Lo que viene a continuación es un recuento y un recorrido por las iniciativas de articulación de la corriente andalucistas dentro del partido Podemos, desde 2015 a la actualidad, a partir del cual trataremos de obtener algunos aprendizajes o de generar una serie de reflexiones que nos puedan acompañar en el próximo ciclo andalucista que se nos viene.

A nadie se le escapa la simpatía que ha sentido Pablo Iglesias por Diego Cañamero, siendo una de las personas que el líder madrileño escogió siempre para liderar el proyecto en Andalucía. Tras haberse negado, el liderazgo de Podemos Andalucía recayó sobre Teresa Rodríguez y los anticapitalistas andaluces que han sabido aprovecharlo gracias a una virtuosa combinación de apoyo popular en la ciudad de Cádiz y de articulación de un aparato político andaluz con capacidad de enunciación desde los altavoces que suponen las redes de Podemos. Pero la apuesta de Pablo Iglesias por Diego Cañamero no acabó ahí, ya que ha sido una de las personas escogidas por Madrid para plantarle cara a Teresa y a los anticapitalistas en el intento de estos por construir un aparato de Podemos al margen (o autónomo) respecto al poder centralista del Partido. La iniciativa Andalucía Digna, el apoyo a la candidatura de Isabel Franco a la secretaría general de Podemos Andalucía o el apoyo actual al retorno de los pablistas, son prueba de ello. Personalmente considero a Diego Cañamero el dirigente sindical andaluz más importante de las últimas décadas, una de las figuras centrales de las izquierdas andaluzas, principalmente del movimiento jornalero andaluz y una figura también central para el movimiento obrero del Estado español, pero su voluntad de construir espacios de obediencia andaluza han sido, en la práctica, escasos. Su negación de que la CUT saliera de Izquierda Unida, su fuerte apuesta por las Marchas de la Dignidad (frente a la Plataforma 4 de Diciembre) o su fuerte apuesta por construir Podemos junto a la corriente pablista así lo han demostrado la última década. La esperanza puesta en que el propio Diego Cañamero encabezara un proceso andalucista junto a los movimientos sociales y las luchas sindicales andaluzas esta aún cobrándonos factura.

El siguiente gran desencuentro andalucista en el contexto interno de Podemos, fue el que protagonizo el profesor de la Universidad de Granada y escritor  José Luis Serrano, junto a otra gran figura del andalucismo cultural, Antonio Manuel Rodríguez, organizados en el espacio que se llamó ‘Andalucía como la que más’, junto a activistas andalucistas como Manuel Ruiz Romero o Rubén Pérez Trujillano. La posibilidad de construir un espacio andalucista con capacidad de enunciación dentro de Podemos fue desgraciada y tristemente abortada por los comisarios del partido, encabezados por la figura de Sergio Pascual, para más paradoja, delegado sindical del SAT en la Junta de Andalucía, y una de las personalidades más nefastas y más oscuras de los diferentes episodios del andalucismos en Podemos. La segunda razón fue la más que trágica y triste despedida del Profesor José Luis Serrano, diputado por Granada. Una de las voces más autorizadas, legitimadas y fuertes del andalucismo de la última década. Su prematura despedida, supuso un durísimo golpe para los intentos de cristalizar un espacio andalucista en Podemos, del que aún no nos hemos recuperado.

El tercer episodio que tenemos que tener en cuenta para comprender la tensa relación entre los andalucismos y Podemos, es la tensa relación que el aparato andaluz (en manos de los anticapitalistas) ha mantenido con los sectores andalucistas organizados en torno a las plataformas 4 de Diciembre y Andalucía Viva. Ambas plataformas están compuestas por sectores del andalucismo cultural e intelectual y en muchas ocasiones empujadas por las bases de organizaciones como son el Sindicato Andaluz de Trabajadores/as y otros movimientos sociales de sensibilidad andalucista. Los miembros de Podemos Andalucía no comprendieron que el diálogo con los referentes de estas plataformas había de ser horizontal y que en ningún caso estas iban a ser parte del acumulado político del partido, al servicio de las estrategias electorales de cada coyuntura. Fruto de ese desencuentro no se han sumado sinergias y tanto el mensaje andalucista de Podemos como la capacidad política de estas plataformas ha quedado intensamente mermado, hasta un punto que no interesa a nadie.

Creo que el último episodio que tenemos que valorar en este recorrido es el transito protagonizado por la organización Anticapitalistas hacia una cierta sensiblidad andalucista en los últimos años. Es evidente que la trayectoria política de los anticapitalista ha estado mucho más vinculada al troskismo, el anti-capitalismo y el sindicalismo en educación que a la tradición intelectual y activista del andalucismo. Es evidente también que este transito ha estado condicionado por la pugna dentro del aparato de Podemos para expulsar a Teresa y copar los órganos autonómicos del Partido pese al fuerte apoyo que Teresa Rodriguez ha tenido dentro de Podemos. La creación de la alianza estratégica Adelante Andalucía responde, en cierto modo a la articulación de una salida ordenada de los anticapitalistas andaluces. Pero aún quedan muchas cosas por saber, sobre todo las más importantes, ¿seguirá Anticapitalistas dentro de Unidas Podemos a nivel estatal? ¿Será Adelante Andalucía el homólogo andaluz de Unidas Podemos e incluirá a Podemos, Partido Comunista, Anticapitalistas además de Izquierda Andalucista y Primavera Andaluza? ¿O será por el contrario un nuevo espacio de diálogo, construcción y acumulación andalucista? Estas son las cuestiones esenciales que están por descubrir. 

Al margen de todo esto, el andalucismo de izquierdas tiene la obligación de construir espacios organizados, más allá de las lógicas internas del Podemos, de Anticapitalistas y del proceso Adelante Andalucía o Unidas Podemos-Andalucía. El andalucismo de izquierdas, el soberanismo andaluz vinculado a los movimientos sociales y sindicales tiene la tarea de reconstruir tejidos organizativos, espacios de discusión política y horizontes propios de emancipación. 

Podemos tras casi seis años de existencia se ha configurado como un partido de Gobierno recomponiendo el ala izquierda del PSOE y el ala derecha de las izquierdas radicales. Se inserta como una modalidad de gobierno, siempre en coalición (tanto a nivel estatal, como en las diferentes experiencias autonómicas y municipales) que recompone el espacio del PSOE pre-15M, ahora un espacio compuesto y más complejo. La tarea de los andalucismos cada vez se aleja más de la senda que hace muchos años tomó el Partido madrileño. Han sido muchos los procesos, intentos y estrategias de reconstruir el andalucismo en Podemos, han sido diferentes, llevados a cabo por distintos actores y en situaciones y momentos políticos dispares. Pero todos comparten algo muy hondo. Un sabor amargo en la garganta.

El partido político Podemos nunca tuvo demasiado margen para que convivieran en el diferentes corrientes políticas, ideológicas y tampoco diferentes sensibilidades nacionales o nacionalistas. En cierto modo es normal, una máquina de guerra como es un partido con vocación de gobierno tan sólo mantiene el rumbo si hay una unidad interna granítica. Es parte del juego y nunca lo han negado demasiado. Perder diversidad interna no ha supuesto un problema para el núcleo dirigente, sino todo lo contrario, una forma de depurar y de definir los contornos de partido. Al igual que se afirmaba que Rajoy era una máquina de fabricar independentistas, por su autoritarismo, su vehemencia, su verticalidad y su falta de escucha y de proyecto de país, podemos afirmar con la misma rotundidad que Podemos Andalucía ha sido una máquina de fabricar andalucistas. Cuando más estrecho se hace Podemos más amplios son los lugares desde los que construir Andalucía al sur de su frontera.

Sobre este blog
Espacio de enunciación colectiva, encrucijada de ideas y reflexiones en torno a la descolonización de Andalucía, de sus prácticas y de su teoría social crítica. Cooridinado por Javier García Fernández @JavierGarcaFde1
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#63666
20/6/2020 0:21

El texto aporta ideas sobre el andalucismo realmente interesantes. Sin embargo, tiene tantas erratas y faltas de ortografía que cuesta seguir el ritmo. Por favor, cuiden este tipo de detalles.

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#63607
19/6/2020 12:40

Por favor, corrijan las faltas de ortografía. Palabras como pablismo, historia o estrategia gallega van en minúscula. Secretaría General va en mayúsculas iniciales y acentuada en la i.

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#63604
19/6/2020 12:07

Sinceramente,me parece que la aventura de los anticapitalistas andaluces dentro del nacionalismo andaluz huele a fracaso electoral, pretender a estas alturas resucitar los antiguos vientos progresistas del PSA de la transición cuando lo cierto es que este andalucismo politico siempre ha devenido en desastre no le hace ningún bien a la izquierda en Andalucia. Por cierto, no se llamaba Julio Serrano el diputado por Granada fallecido, sino José Luis Serrano.

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#63602
19/6/2020 11:35

bien, pero Sergio Pascual nunca fue delegado sindical de la Universidad, sino de la Junta de Andalucia. Dices desde el inicio que Pablo eligió a Diego Cañamero, y esto no lo comparto. A Diego le costó mucho llegar a ser parlamentario, y lo fue porque Bodalo tuvo que dejar su escaño y ganó en Jaen; no, a Pablo tampoco le gustaba Diego ni nada que huela a andalucismo, otra cosa es que cuando vio que no podia controlar a TEresa entonces buscó a Diego, y Diego por razones que yo al menos no conozco, aceptó, y a partir de ahí el SAT se quedó muy tocado (algo que interesa a muchisimos) y todo el andalucismo que sigue siendo muy debil, tambien. Conclusión: hay que seguir trabajando por un andalucismo que llegue realmente a la gente, y desde luego no es el de Podemos ni el de sus militantes, que de andalucismo no quieren oir ni la palabra.

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