Yolanda Díaz entrevista para El Salto

La semana política
Díaz hiperbólica

La ministra de Trabajo cumple su objetivo de presentar una reforma laboral con avances sobre la de 2012 pero que no revierte la pérdida de derechos en caso de despido. Se consolida el liderazgo de Yolanda Díaz entre los votantes de izquierda.
Pablo Elorduy
25 dic 2021 05:31

No hay modo efectivo de contener un hype. Hay que explicar el concepto (hype) pero no el fenómeno. La palabra, estadounidense, proviene de hipérbole. El hype es lo exagerado, lo que por sí solo crea expectación y atrae la atención sin esfuerzo. No es posible detener un fenómeno de estas características, solo tratar de refutarlo con pasión o apuntarse a él con pasión. Eso no significa que ese hype llegue a toda la gente, pero sí que no hay otro que ocupe su lugar: ninguna persona escoge cuál será la próxima hipérbole política, puede ser creada artificialmente, pero no por cualquiera, y no funcionará del todo si detrás no hay algo que enganche genuinamente (Albert Rivera es un ejemplo de construcción fallida de liderazgo).

En este ciclo posiblemente no ha habido ninguna de tanto impacto como Manuela Carmena —al menos en Madrid, que es hablar de mucho impacto—. Las hipérboles políticas del año que termina han sido Isabel Díaz Ayuso y Yolanda Díaz. Ellas han rejuvenecido la querella entre la derecha y la izquierda. Han opacado a sus respectivos superiores políticos y proyectado sus liderazgos antitéticos.

El jueves fue el día de Yolanda Díaz. Los tiempos permitieron que su principal objetivo como ministra llegase unas pocas horas después de un error mayúsculo de Pedro Sánchez con la reimposición de la mascarilla al aire libre. La ministra de Trabajo ha abrochado finalmente el acuerdo para la reforma laboral. En las últimas semanas ha desaparecido la idea de que se trataba de una derogación de esa reforma, no así la sensación de que el menos interesado en el acuerdo era la patronal CEOE, a la que la derecha ya ha colgado la etiqueta de traidora y criptocomunista. 

La principal victoria de la ministra ha sido, sin embargo, conseguir salir indemne de la trampa que a mediados de octubre le planteó Pedro Sánchez con la colaboración de Nadia Calviño. Díaz desactivó el marco de que la reforma era demasiado osada, simplemente porque nadie creyó nunca que lo fuera. En la negociación nunca se llegó a plantear una vuelta a la indemnización por despido perdida por la reforma de 2012. Tampoco la recuperación de los salarios de tramitación, una cláusula contra la arbitrariedad desaparecida en combate tras la crisis de 2008, nunca del todo superada. Es decir, el despido seguirá siendo libre y asequible para los empresarios. 

La reforma de Díaz será positiva para las personas con contratos temporales encadenados de manera fraudulenta —se calcula que 1,5 millones de personas— y perjudicará a las empresas que quieran imponer un salario por debajo de las condiciones estándar.

En un año, la reforma puede ser la acreditación electoral de una líder que no cuenta con una organización detrás y sí con su carisma

Son medidas que, de no contar con la figura de Díaz, serían presentadas como un avance discreto tras una cascada de concesiones que parece no tener fin. Un empatito en el tiempo de descuento arrancado a unos Estados europeos, y muy especialmente el español, que no pueden permitirse las cifras de desempleo del ayer y sí (recomendado por los organismos competentes) el subempleo. Un 48% de la población está en situación precaria, bien por los bajos salarios o por una combinación de elementos que incluyen la temporalidad o la sobrecualificación como los factores típicos. Otro cuarto de la población corre el riesgo de precariedad. Para el tercio que vive sin agobios, la oferta es la seguridad securitas, antes que la seguridad de un empleo de calidad que ya tienen. 

La baraka y la organización

Hace tiempo que la responsabilidad de esa ruptura en la correlación tener un trabajo y tener seguridad en la vida no corresponde al ministerio de Trabajo —en ningún lugar de Europa— si no al de Economía. No hay que subestimar, sin embargo, la carga de emoción y convicción que despliega la ministra de Trabajo, que ha sido capaz de espantar la idea de que su cartera es una de las superfluas o folclóricas de cualquier Gobierno — más aún después del desgajamiento de la Seguridad Social aprobado en el pacto de Gobierno de 2019— y, a través de los ERTE, presentarla como más importante de lo que ha sido en los últimos 40 años. Un Ministerio del que es posible esperar que no actúe exclusivamente para facilitar victorias al 28% de asalariados top o para el rentismo. Por limitadas que sean sus atribuciones. 

En un año, la reforma puede ser la acreditación electoral de una líder que no cuenta con una organización detrás y sí con su baraka, su carisma. Una cosa sin la otra no suelen funcionar del todo, pero esa es otra historia.

Pese a que el viernes han aparecido fundamentadas críticas a la reforma laboral y al significado real de los ERTE como un blindaje para las empresas, la penúltima semana ha sido francamente buena para Díaz. Los datos de diciembre del CIS muestran que la política gallega puede seducir al espacio de Más País y tiene campo para correr entre los votantes del PSOE. Más importante desde el punto de vista táctico ha sido la sustitución que ha tenido lugar en el Ministerio de Universidades. El prestigioso, pero inadvertido como ministro de Unidas Podemos, Manuel Castells ha cedido el paso a Joan Subirats, un referente intelectual de los Comunes, con capacidad para participar en el diseño de un programa socialdemócrata solvente. Es el enlace que faltaba con el proyecto de Ada Colau, que hoy aparece como el principal apoyo de Díaz en la búsqueda de un cuarto político-organizativo propio.

Si la presidenta de la Comunidad de Madrid es hoy el hype que arrastra y deja sin energía a la población que se considera o es considerada de izquierdas —esa categoría resbaladiza que sigue funcionando a fin de cuentas—, la ministra de Trabajo ha emergido en el último medio año como campo gravitatorio alternativo al de Díaz Ayuso. Como una buena hipérbole de nuestros días,  Yolanda Díaz tiene la capacidad de aumentar con cada gesto su número de genuinos creyentes, que confrontan a sus aun minoritarios haters en el campo inagotable y casi siempre vacío de la “ilusión”.

No hay manera de hacer desaparecer un hype, así que a estos últimos solo les queda esperar que termine el fenómeno —todo lo hiperbólico deja un día de serlo— y trabajar con acierto bien para colocar a sus propias figuras carismáticas, bien para que llegue un día en el que el liderazgo se ejerza de manera colegiada y colectiva, un día en el que no sean necesarias las hipérboles. Esa última posibilidad es contracíclica y extraña, muy difícil de poner en marcha; pero eso ya lo sabíamos antes que apareciera Yolanda Díaz y, desde luego, no se le puede responsabilizar de la adicción al carisma y a los símbolos que gastamos.

Informar de un error
Es necesario tener cuenta y acceder a ella para poder hacer envíos. Regístrate. Entra en tu cuenta.

Relacionadas

Solo para socias
Solo para socias Nueva carta mensual: “Redactor en crisis”, por Pablo Elorduy
Después de La Semana Política, el coordinador de Política de El Salto regresa a un formato periódico.
La semana política
La semana política Lo que pasó, pasó
Hora de algunas despedidas. Ada Colau tiene difícil volver a ser alcaldesa de Barcelona y la izquierda tiene difícil volver a convocar el espíritu de una época en la que pudieron cambiar muchas cosas.
La semana política
La Semana Política La nave del misterio electoral
La compra de votos en Melilla y otros puntos del Estado agita la última semana de campaña y muestra el auge del conspiracionismo.
Andros
27/12/2021 12:13

Pelorduy jugón, como siempre. Al hilo de lo que se comenta sobre el carisma de Díaz y su iniciativa electoral (cesarista en mi opinión), me parece que la reacción a este acuerdo precario entre su electorado portencial acentúan su valor como candidata. Díaz es capaz de atornillar el There Is No Alternative entre la población que no es CEOE. Se vende una tímida reforma como algo épico y la concertación con la clase empresarial más extractivista de Europa como algo positivo de por sí.

Cada vez que el reaccionariado actúa, no necesita de la validación del precariado; a lo sumo, aguantar un día de protesta y poco más. Que Díaz sea capaz de amansar a gente sindicada y que reaccione a jun mal acuerdo con sonrisas o retorciendo la idea de correlación de fuerzas, es un valor muy alto para el status quo.

Supongo que no saldrá en la prensa concertada la cantidad de movidas políticas (y alguna turbiedad) que jalonan la carrera política de Díaz porque sería como arruinar al flautista de Hamelín. En mi opinión, es una prueba más de que la izquierda con base Madrid (no la gente, no la ciudad, sino como centro del poder establecido) carece del mínimo criterio como para ofrecer un programa viable para todos los pueblos, empezando poir la aecptación acrítica de una plataforma basada en el carisma de una sola persona.

2
1
LuisRC
26/12/2021 12:35

De derrota en derrota hasta la derrota final. Es triste porque hay gente que tiene puestas en ella todas sus esperanzas y se verán truncadas más rápido de lo imaginable.

1
1
doctoranimacion
25/12/2021 18:17

Otra vende motos, como Oltra y Colau. De lo que pometio no ha cumplido nada, ni deregación de la reforma laboral ni pacto de las pensiones ni aumento salarial digno ni se cumple el salario minimo vital

1
2
RamonA
25/12/2021 12:24

El proceso de escucha y de diálogo que propone Yolanda Díaz con la sociedad civil, en términos electorales y de organizaciones políticas abarcaría desde lxs socialistas hasta los anticapitalistas. Construir un proyecto alternativo de país significa contar con los semilleros de ideas de la sociedad civil y de las formaciones políticas.

1
0
Genocidio
Genocidio Los Gobiernos europeos reprimen las muestras de apoyo a Palestina ante la inminente masacre de Rafah
Estados Unidos suspende por el momento la entrega de bombas a Israel ante la perspectiva del arrasamiento de Rafah. La UE organiza un seminario con el ministro de Exteriores y sus gobiernos reprimen las muestras de apoyo a Palestina.
Universidad pública
Acampadas propalestinas “Es nuestro deber señalar la complicidad de nuestras universidades con el genocidio”
Arrancan las acampadas universitarias en Madrid para exigir el fin de las relaciones con Israel y el apoyo a las víctimas del genocidio. Las acciones de protesta están ubicadas en Ciudad Universitaria, centro simbólico de la lucha universitaria.
Opinión
Opinión ¿Por qué lo hacen?
Los estudiantes que ocupan Bolonia y otros lugares no pueden detener el Holocausto. Pero pueden señalar que estamos del lado de los colonizados de todo el mundo y que desertamos de la guerra que los nuevos Hitler nos están imponiendo.
Palestina
Universidades Estudiantes de la Universidad de Alicante acampan para pedir el final del genocidio
Comienzan la acampada con una jornada en la que han realizado charlas, asambleas y un taller de pancartas en el campus de San Vicent del Raspeig.
Desempleo
Reforma Podemos apoyará el nuevo decreto de subsidio al no incluir el recorte en la cotización para mayores de 52 años
Este acuerdo desatasca la Componente 23 para la recepción de fondos Next Generation y fue tumbado el pasado enero en el Congreso con los votos en contra de Podemos, PP, UPN y Vox.
Elecciones
Elecciones Aliança Catalana: a las puertas del Parlament de Catalunya atizando la xenofobia y escondiendo la ‘estelada’
El partido liderado por Sílvia Orriols llega con una campaña mediática promovida por los principales medios españolistas del Estado, con el discurso antiinmigración como punta de lanza y con el deseo explícito de hacerse con parte del voto de Vox.

Últimas

Formación El Salto
Formación El Salto Fotoperiodismo y movimientos sociales: una mirada a las luchas desde abajo a través de un objetivo
La Escuela de Periodismo Crítico de El Salto ofrece su primer curso presencial, en el que abordaremos, de la mano de nuestros fotógrafos, cómo plasmar a través de la imagen movilizaciones y resistencias.
Crisis climática
Nuevo hito climático El pasado mes fue el abril más caluroso jamás registrado
Con una temperatura promedio del aire en la superficie de 15,03ºC, el pasado mes fue 0,67ºC más caluroso que el promedio de dicho mes entre los años 1991-2020 y 0,14ºC más que el anterior récord, el de abril de 2016.
Educación pública
Huelga de profesorado La Marea Verde vuelve a vaciar las aulas para tomar las calles de Madrid
Con un seguimiento que supera el 65% la primera jornada de huelga del profesorado madrileño transcurre entre piquetes y marchas por todos los puntos de la Comunidad de Madrid para exigir que se reviertan los recortes.
Sphera
Libertades civiles La secuela de un infiltrado
Los nuevos movimientos ecologistas llevan tiempo siendo objeto de vigilancia y criminalización por parte de los cuerpos de seguridad del estado y la judicatura.
Energía nuclear
Cerrar Almaraz Una primavera para empezar a cerrar Almaraz
Unas palabras para explicar la urgencia del necesario cierre de la contestada central nuclear de Almaraz y sus argumentos.
Ecología
¿RENOVABLES? La lucha contra los megaproyectos eólicos en Euskal Herria
Dicen querer luchar contra el cambio climático, pero el despliegue renovable no va acompañado por medidas reales para reducir el consumo fósil.
Aborto
"Mi voz, mi decisión" Madrid se llena de estatuas masculinas en favor del aborto
Una acción del colectivo Violetas(N) viste al famoso Oso y el Madroño o al exministro Alonso Martínez con el pañuelo verde en defensa del derecho al aborto, dentro de la campaña “Mi voz, mi decisión” para combatir el auge de la extrema derecha.
Palestina
Opinión Israel deja a la humanidad sin refugio
Otra vez Israel nos demuestra que puede hacer lo que quiera. Sus tentáculos de intereses económicos y sus sofisticadas bombas son capaces de asesinar a la justicia misma.

Recomendadas

Cómic
Julie Doucet “Cada cómic es un experimento, no me gusta ceñirme a categorías asignadas por otros”
Julie Doucet, icono del cómic alternativo y feminista de los años 90, publica ‘El río’, su nueva novela gráfica que constituye un hito editorial, dado que llevaba un cuarto de siglo alejada del medio.
Universidad pública
Protestas contra el genocidio El consejero de Educación de Madrid pide sacar “la política” de la facultad de Políticas
La Comunidad de Madrid reacciona contra una declaración universitaria que exige al Santander, con quien la UCM mantiene un convenio, que deje de financiar proyectos contaminantes y a la industria armamentística corresponsable del genocidio en Gaza.