Coronavirus
El neoliberalismo no padece de coronavirus

El neoliberalismo está estableciendo sinergias con la propia pandemia y con las medidas económicas adoptadas al calor de la misma.

aceite de palma
Campesinas en una plantación de aceite de palma en Colombia. Jheisson A. López

Integrante de la Cooperativa Ecojerte


Agricultor ecológico en el Valle del Jerte.
18 abr 2020 10:30

El edificio neoliberal, aquel que asume económicamente el papel preponderante del precio (de objetos y del propio dinero) por encima de todas las cosas, se encuentra tocado. El Financial Times publicaba un editorial (Virus lays bare the frailty of the social contract) el pasado 5 de abril apelando a un nuevo contrato social. Se necesitan “reformas radicales” y un “papel más activo” de los gobiernos. Y concluía: “como los líderes occidentales ya aprendieron después de la Gran Depresión, y después también de la segunda guerra mundial, para exigir sacrificios colectivos tienes que ofrecer un contrato social que beneficie a todo el mundo”. Se está llevando a cabo esta dirección. Con dos matices. El primero es que no se va a tocar el edificio especulativo, antes al contrario. Y el segundo es que beneficiar a todo el mundo no quiere decir repartir la riqueza o hacer justicia. Si me regalan una pizza yo también soy “beneficiado” aunque puede que mis necesidades alimentarias y  mis derechos sociales se vean socavados .

Es más fácil, por ahora, que el neoliberalismo acabe comiendo del coronavirus que al revés. Cuando una agenda política está establecida con un alcance mundial, permeando todo el software social (conocimiento que se considera respetable, imaginarios “válidos”) y todo el hardware de una sociedad (normativa y anclaje territorial de los flujos económicos), las cosas no cambian de hoy para mañana. Hace falta pasar de las fisuras a la consolidación de alternativas, como ejemplificaré después.

Se comprarán mayoritariamente bonos hipotecarios y deudas en poder de bancos y fondos de inversión

El neoliberalismo está estableciendo sinergias con la propia pandemias y con las medidas económicas adoptadas al calor de la misma. Con respecto a las políticas monetarias hay que decir que las ingentes cantidades de dinero que los bancos centrales de Estados Unidos y la Unión Europea están hablando de inyectar no se van a dirigir ni a la población ni a los Estados. Se comprarán mayoritariamente bonos hipotecarios y deudas en poder de bancos y fondos de inversión. Habrá algún cheque para los de abajo, pero es pecata minuta. Por otro lado, la llamada solidaridad entre países de Unión Europea está por aparecer, ante la negativa a mutualizar deudas o declarar deudas como impagables o ilegítimas en el caso de que atentaran contra el mantenimiento de servicios básicos para la población. En países como España, el llamado “escudo social” ha supuesto que el gobierno impida suspender el acceso a suministros básicos, se regule el despido momentáneo y en algunos casos (autónomos, clases más empobrecidas, empleadas de hogar) se permita la emisión de cheques de ayuda que se ofrecerán como un avance en la “renta básica”. Pero la mayor parte de los ayudas a personas hipotecadas, inquilinos que no pueden pagar el alquiler o moratorias en el pago de impuestos son en realidad créditos a cargo del ICO, que a su vez una parte del dinero del que impriman los bancos centrales. Ni el grueso del escudo es social, ni aparecen políticas nítidas para frenar la maquinaria neoliberal: los bancos ganan en estas operaciones. 

Lo mismo ocurre con las relaciones entre economías centrales y periféricas. El FMI ha impulsado una prórroga de seis meses en los pagos de las deudas de las naciones más pobres del mundo, la mayoría africanas. Una prórroga. Habrá razones humanitarias. Pero también existe un interés: el de garantizar que siga fluyendo el suministro de materias primas, energía o alimentos. La Comisión Europea ha instado a los países mediterráneos a considerar “trabajadores esenciales” a los temporeros del sector primario. Eurobonos no, pero seguridad alimentaria sí. La amenaza del desabastecimiento está ahí. Informa la agencia Reuters que Canadá anda preocupada por la llegada de berenjenas y cebollas procedentes de la India, a raíz de los cierres aéreos. En otros casos la propia FAO advierte contra la negativa de países a exportar alimentos cuando se avecina una larga época de problemas y confinamientos relacionados con el coronavirus: Kazajstán ha prohibido exportaciones de trigo, Vietnam las de arroz y Serbia va a controlar la salida del aceite de girasol. 

Kazajstán ha prohibido exportaciones de trigo, Vietnam las de arroz y Serbia va a controlar la salida del aceite de girasol

Pandemia y políticas neoliberales se han dado ya la mano, a juicio de Viçenc Navarro: el neoliberalismo habría sido uno de los mayores agravantes del impacto que ha tenido el coronavirus, como ejemplificarían Italia, España y Estados Unidos. Los recortes en políticas de prevención sanitaria y en camas hospitalarias entre 2008 y 2016 (Estados Unidos pasó de 3,13 camas por 1.000 habitantes a 2,77, España de 3,2 a 2,97) explicarían la saturación de la red pública de salud y por ende la mayor propagación del virus. Con seguridad hay otros factores incidiendo, pues Portugal ha estado al margen de la escalada de muertes, y países mediterráneos africanos no presentan esas cifras de contagio. Pero sin duda, como explica Toussaint, hay una relación directa entre el deterioro de servicios sanitarios y el incremento de la deuda externa, así como el de la estatalización de deudas privadas (como el programa actual de incentivos a grandes empresas del banco central). Y no parece que nadie se plantee dejar de pagar o señalar una deuda como ilegítima al haberse consolidado en contra de las necesidades de la población. 

El capitalismo de shock se extiende a otros sectores, como el agroalimentario. A través de una carta pública, las multinacionales del negocio de la comida piden dinero. En la misma, los líderes de la industria alimentaria advierten de que “el riesgo de una gran interrupción en el suministro de alimentos durante los próximos meses no cesa de aumentar y afectará más a los países de bajos ingresos que dependen de las importaciones, esto es, gran parte del África Subsahariana”. Se habla de garantizar la “entrega de comida”, comenta también la directora para África del World Resources Institute, y de apoyar a “la distribución final, la última milla, la que llega a las casas de la gente”. En lo concreto, gobiernos como el del País Vasco han comprometido varios millones de euros para que la gran distribución facilite la entrada en el mercado de la pequeña producción, la más afectada por la crisis, ya que las trabas sociosanitarias son inmensas para quien vive de forma ajustada en torno a mercados sociales, con pocas posibilidades de invertir y con necesidades de mano de obra muy puntuales. No son grandes fábricas ni grandes procesadoras ni distribuidores con capacidad inmediata de incorporar normativas que no velan, a pesar de lo expresado por la Unión Europea desde hace más de una década (Reglamento 853/2004 del Parlamento europeo), por acomodar las normas a la producción artesanal y no sancionarla. 

Gobiernos como el del País Vasco han comprometido varios millones de euros para que la gran distribución facilite la entrada en el mercado de la pequeña producción

A ciudades revueltas, ganancia de las distribuidoras de comida. Ya conocemos el caso de la atención hipercalórica que en Madrid se dispensa a antiguos usuarios de comedores sociales, a través de Telepizza y de Rodilla. El coronavirus va a servir para construir una excepcionalidad política que lejos de separarse del camino recorrido, ahonde más en la vertiente de la destrucción social y ambiental. Apelando a la situación provocada por la enfermedad, el Parlamento de Andalucía desregulaba actividades económicas para que no supusieran “trabas” los informes ambientales a la hora de urbanizar zonas costeras y forestales o abrir una mina. 

¿No hay alternativas? Sí, las hay, como explicaré en el próximo artículo. Pero hemos de partir de la situación actual: el neoliberalismo se está alimentando del coronavirus; los escudos sociales siguen supeditados a salvar el capital especulativo; y las alternativas no tenían construida una base de experiencias y de articulación capaz de enfrentar las pandemias globales, sean virus internacionalizados o políticas hegemónicas.

Informar de un error
Es necesario tener cuenta y acceder a ella para poder hacer envíos. Regístrate. Entra en tu cuenta.

Relacionadas

Agroecología
Opinión Contra el desalojo del proyecto agroecológico Otxantegi Herri Lurra en Berango
El jueves 18 de abril pretenden expulsar un proyecto que ha recuperado campos de cultivo para ejecutar un PGOU que acabaría con 40 hectáreas de espacios naturales y suelos fértiles
Promociones
Promociones Disfruta, experimenta y aprende en la Ribeira Sacra con esta nueva promoción de El Salto
Pasa un fin de semana formándote en economía regenerativa y transición ecosocial con el proyecto Guardabosques y aprovecha el 15% de descuento para socias de El Salto.
#57784
20/4/2020 20:02

Gran síntesis de las realidades que tenemos fagocitando la vida, tanatopolitica desbocada con el estado de excepcion

0
0
Catalunya
Catalunya Salvador Illa acaricia la Generalitat
El PSC ha obtenido 42 escaños, 9 más que en 2021, año que ya ganó las elecciones al Parlament de Catalunya. Pasqual Maragall consiguió presidir la Generalitat también con 42 escaños en 2003, formando un tripartit con ERC e ICV.
Catalunya
Elecciones Mayo de 2024 La izquierda en Catalunya pasa un mal trago aunque suma para un posible gobierno del PSC
A falta de un 2% del escrutinio, la suma de PSC, ERC y Comuns Sumar llega al mínimo de 68 diputados para que Illa intente formar Gobierno. Mala noche para la izquierda en Catalunya, que obtiene sus peores resultados en una década.
Salud
Salud perinatal Susana Carmona: “No encuentro nada más feminista que estudiar lo que pasa en nuestros cuerpos”
La psicóloga clínica Susana Carmona recoge en ‘Neuromaternal’ casi todo lo que la neurociencia puede enseñar sobre las madres. Por ejemplo, que la La maternidad, como la adolescencia, era una época de neuroplasticidad y de adaptación.
Catalunya
Así te contamos la jornada electoral El PSC gana las elecciones y buscará el apoyo de ERC y Comuns mientras el bloque independentista cae
El caos suscitado por el robo de cable en la estación de Montcada (bifurcación de los trenes del norte de Barcelona) ha sumido a la red de Cercanías en un caos ferroviario. Las juntas provinciales pueden ampliar el horario de los colegios electorales
Palestina
Noura Erakat “Nuestra lucha por salvarnos como palestinos es también una lucha para salvar el mundo”
La organizadora y abogada defensora de la Campaña en Estados Unidos por el fin de la ocupación israelí Noura Erakat respondió a las preguntas de Olga Rodríguez para la entrevista de la revista trimestral de primavera de El Salto.

Últimas

Música
Música y política Israel gana Eurovisión 2024 antes de la final
Tímidos gestos de protesta de los artistas, actos de censura por parte de la organización y llamamientos al boicot en la semana grande de Eurovisión, un evento que se dice apolítico para justificar la participación de Israel.
Análisis
IPC y Salarios ¿Es la inflación igual para todos?
El IPC y la inflación, para el cálculo del incremento de salarios y de pensiones, son ambos un continuo y acumulativo vector de desigualdad social.
Formación El Salto
Formación El Salto Fotoperiodismo y movimientos sociales: una mirada a las luchas desde abajo a través de un objetivo
La Escuela de Periodismo Crítico de El Salto ofrece su primer curso presencial, en el que abordaremos, de la mano de nuestros fotógrafos, cómo plasmar a través de la imagen movilizaciones y resistencias.
Opinión
OPINIÓN Cuando el dolor es (casi) lo de menos
El 12 de mayo se celebra el Día Mundial de la Fibromialgia, el Síndrome de Fatiga Crónica/Encefalomielitis Miálgica y la Sensibilidad Química Múltiple, un conjunto de enfermedades que afectan de manera desproporcionada a las mujeres.
Palestina
Acampadas pro palestinas Las acampadas advierten que el comunicado de los rectores busca la desmovilización
En diferentes comunicados y ruedas de prensa, las asambleas de las acampadas califican de hipócrita e insuficiente la posición de la CRUE
Más noticias
La vida y ya
La vida y ya Una línea imaginaria
Querían que supieran lo que les pasa. El miedo. La llave en la mano en el camino de vuelta de noche. El mirar atrás. El caminar deprisa. El mensaje de: “Ya llegué a casa”.
Literatura
Opinión Lectura enemiga y lectura aliada
La lectura enemiga aprueba las infiltraciones, las escuchas ilegales, el patrullaje cibernético, se sienten autorizados a meter las narices en las ideas que movilizan la vida de los otros.
Crisis climática
Crisis climática El podio en emisiones y el vertido de Perú centran la triple protesta en la junta de accionistas de Repsol
La nula reducción de emisiones por parte de la empresa española que más contribuye a la crisis climática y su escasa respuesta ante el desastre de la refinería peruana de La Pampilla en 2022 han centrado las protestas de las organizaciones sociales.

Recomendadas

Barcelona
Barcelona El Lokal se queda en el Raval
En un giro inesperado de su historia, el mítico espacio libertario El Lokal, de Barcelona, ha tenido que decidir si mudarse o firmar un contrato de compra-venta para preservar su espíritu, a ras del Raval.
Catalunya
Elecciones en Catalunya Andrés García Berrio: “Nuestro objetivo es evitar el retorno de la sociovergencia y las medidas del pasado”
Entrevista con el abogado y activista Andrés García Berrio, que da el salto a la política como número tres en la lista de Comuns Sumar en la provincia de Barcelona.
Extrema derecha
Perspectivas electorales La ultraderecha en Austria aprende a cabalgar el tigre
El Partido de la Libertad de Austria (FPÖ) lidera desde hace meses los sondeos para las próximas elecciones europeas en el país centroeuropeo, con entre un 22% y un 28% de la intención de voto.
Crisis climática
Ana Moreno, científica “La política no está entendiendo la gravedad de la emergencia”
Ana Moreno, investiga Instituto Pirenaico de Ecología, fue invitada a hablar ante el Pleno del Ayuntamiento de Zaragoza sobre el porqué de la acción de desobediencia civil protagonizada por Rebelión Científica en abril de 2022 en el Congreso.