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Salud
“El Centro de Infecciones de Transmisión Sexual de Sevilla es necesario y ahorra a la Atención Primaria”
El nombre de Isabel Pueyo va en el ADN del Centro de Infecciones de Transmisión Sexual de Sevilla. Esta doctora, natural de la localidad sevillana de Cantillana ha coordinado el espacio durante 28 años, desde que abriera sus puertas en 1989 y hasta su jubilación en 2017. A lo largo de su carrera profesional vinculada a la detección, tratamiento y prevención de las enfermedades de transmisión sexual ha ejercido de dermatóloga, psicóloga o ginecóloga. “He hecho lo que más me ha gustado, mi trato con los pacientes, el cuidado, aunque no lo he pasado tan bien cuando he lidiado con los de arriba”, matizando que se refiere a la administración, la que confiesa “me ha puesto muchas zancadillas”.
Isabel se define como una firme defensora de la Sanidad Pública. “Negociar con la salud me parece una cosa tremenda”, expresa tajante. Ahora se encuentra sumergida en su etapa de jubilada y dedica su tiempo a lo que le gusta “hago lo que me apetece. Cuando acabemos la entrevista, me voy para el club de lectura” dice mientras mira el reloj. Y no solo lee, sino que sale a caminar, hace pilates, incluso pinta. Una agenda apretada para una vida de desconexión, pero al corriente de lo que sucede en el centro de ITS. Una vida que no termina de desligarse del que fuera su lugar de trabajo.
El pasado 23 de abril, el Servicio Andaluz de Salud (SAS) anunció el cierre del Centro de Infecciones de Transmisión Sexual de Sevilla, un espacio que se creó con el propósito de apoyar al distrito de Atención Primaria y provincial. Ahora, el motivo de todo está en que la Junta de Andalucía y desde la Consejería de Salud y Familias se quiere efectuar un protocolo de atención de ITS. En resumidas, se quiere traspasar todas las funciones que realiza el CITS a la Atención Primaria. ¿Cuál es su reacción y cómo interpreta esta noticia?
De indignación. Me parece un disparate lo que se quiere hacer porque la Atención Primaria no puede englobarlo todo. Los compañeros no tienen tiempo y más ahora que están desbordados. Sin embargo, el centro cuenta con un pequeño laboratorio donde se hacen pruebas rápidas, hay otras que se mandan a un laboratorio de primer nivel. Esto es más complejo de lo que parece, ya que se necesita ciertas habilidades para atender y cuidar a los pacientes, cosa que hemos aprendido a lo largo del tiempo. Con lo que quieren hacer, cuando la Atención Primaria no sepa o no pueda, tendrán que derivar a un especialista. ¿Qué supone ahora una lista de espera? Aguantar meses y meses. Siempre lo digo, estas infecciones si no se tratan a tiempo, dan duplicaciones y secuelas. Complicaciones no solo físicas, sino también psicológicas. Sinceramente, me parece un error, no sé dónde ven el problema.
La Junta de Andalucía y su Consejería de Salud y Familias quieren vender un proyecto que, técnicamente, no es viable”
¿Por qué ven necesaria la clausura de este centro?
No lo sé. Tal vez detrás de esto haya un cambio de ideología. Pero vamos, no sé qué decir al respecto porque aquí todos estamos metidos en el ajo. Vamos a tener relaciones sexuales y es que la salud sexual de la población es muy importante. No estamos inventando nada, ni estas infecciones se van a erradicar. Pero lo que sí que se debe de tener es un buen servicio para que se controle y no se expanda cada vez más. Entonces, la Junta de Andalucía y su Consejería de Salud y Familias quieren vender un proyecto que, técnicamente, no es viable. Se olvidan de que el Centro de Infecciones de Transmisión Sexual de Sevilla no encarece, sino que ahorra y ayuda a la Atención Primaria.
¿Qué cuentan los trabajadores sobre la situación actual?
Que se encuentran muy limitados porque el trabajo que antes hacía una plantilla más grande, ahora lo hace otra más reducida. El dermatólogo solo va dos veces por semana y no da abasto. Y a causa de esto, imagino que la escucha activa con el paciente queda en un segundo plano porque no puede llevarse a cabo. No hay tiempo.
33 años son los que cumple el CITS de Sevilla desde que abriese sus puertas, ¿cómo nace?
Era mediados de la década de los 80 cuando, la unidad que se encargaba de estas infecciones en el Hospital Virgen Macarena, propuso la idea de hacer una reunión a nivel nacional para citarse con otros compañeros de la profesión. En este grupo había microbiólogos, algún ginecólogo y dermatólogos. Además, invitamos al consejero de Salud que entonces era Pablo Recio. En esta reunión, donde yo iba como secretaria junto a otro compañero que era el presidente, surgió la idea de crear los Centros de Infecciones de Transmisión Sexual y parece que al consejero le gustó.
¿Y qué pasó después? ¿Se cumplió la iniciativa?
El consejero aspiró a crear una red de centros, uno por cada provincia de Andalucía, pero no se llevó del todo acabo a nivel andaluz porque a la hora de abrirlos tenía que pasar por las delegaciones de cada provincia. Primero se abrió en Sevilla, luego vino Granada, Málaga y en Cádiz hubo dos, uno en el Puerto de Santa María y otro en Algeciras. Pero con el paso del tiempo se le empezó a poner piedras en el camino. Pablo Recio prestó atención, le pareció buena idea, pero los que vinieron después miraron hacia otro lado.
“Cuando le decías a una persona que era VIH positivo, ya sabías lo que venía después, hemos visto morir a mucha gente”
¿Cómo recuerda los comienzos, cuando los casos de VIH parecían no tener fin?
Con mucha dureza. Los primeros años con el VIH fueron muy difíciles, no había tratamientos y era una época en la que no se usaba el preservativo. Cuando le decías a una persona que era VIH positivo, ya sabías lo que venía después. De hecho, hemos visto morir a mucha gente.
¿Se preparaba para sobrellevar esa realidad?
Sí, me decía a mí misma que al día siguiente tendría un paciente con resultado favorable. No me quedaba otra, era mi oficio. Este trabajo ha formado parte de mi vida, pero cuando salía por las puertas del centro, tenía que dejarlo allí, no podía llevarlo a casa.
¿Qué respuesta dio la ciudad de Sevilla?
Ni se enteró (ríe). La primera consulta se abrió en la calle Jesús del Gran Poder, donde había una antigua Casa de Socorro y que el propio Ayuntamiento nos cedió la primera planta. Al principio no iba nadie.
¿Y cómo hizo para atraer a los usuarios?
A través de las labores de captación. Como estábamos cerca de la Alameda de Hércules, un lugar donde se encontraba los prostíbulos, además de haber muchos toxicómanos, pues las dos enfermeras, el administrativo y yo teníamos que ir a estos sitios para que la gente fuera al centro. También tiramos de la prensa y así poco a poco fue creciendo el número de pacientes.
Sanidad pública
Sanidad El futuro incierto por el que atraviesa el centro de ITS de Sevilla
Si volvemos a la actualidad, se puede comprobar cómo las tasas de incidencias de algunas infecciones de transmisión sexual están en aumento. Por ejemplo, la sífilis, la gonorrea o la clamidia. ¿Cuál podría ser el motivo de que esto ocurra?
Se ha dejado de usar el preservativo. Desde que el VIH ha pasado a ser, entre comillas, una infección crónica gracias a que los nuevos tratamientos controlan la carga viral y la persona contagia menos. A finales de los años noventa, tanto la sífilis como la gonococia, que son las infecciones bacterianas que más hemos tenido como referencia para ver las evoluciones, disminuyeron muchísimo. Tenía documentos donde se apreciaba perfectamente el descenso. Y ya, en la primera década del siglo XXI, volvió a remontar poquito a poco hasta nuestros días.
¿Solo la falta del preservativo o hay más?
Otro factor que influye son las redes sociales, las aplicaciones de citas etc. Mira que el sexo anónimo lo ha habido toda la vida, pero lo de ahora es el colmo de los colmos. Esto es muy tremendo. O el chemsex, la combinación de drogas y sexo, eso es peligrosísimo y la gente se engancha a ello. En definitiva, pienso que hay una falsa seguridad.
Las enfermedades venéreas han estado siempre ahí, no se ha conseguido su erradicación.
Las ITS no son nuevas, han existido siempre. Creo que van a estar y seguirán estando, pero si las tratamos bien, darán menos problemas. De lo contrario, puede traer muchas complicaciones. Por ejemplo, hay algunas infecciones que pasan desapercibidas durante mucho tiempo o, como, por ejemplo, la sífilis, que se puede confundir con mil cosas. Por eso los dermatólogos somos los venereólogos, porque tenemos el ojo hecho a este tipo de infecciones y estamos al tanto. Recuerdo cuando me han llegado pacientes que venían con unas manchitas y el médico de cabecera le mandó una crema, sin darse cuenta de que era una sífilis.
“El sexo es algo humano, tenemos que hablar de él con naturalidad, aunque todavía arrastremos parte de esa educación cristiana”
¿La educación y pedagogía sexual pueden ser igualmente herramientas de prevención?
Por supuesto, pero la realidad es que no se ha tratado mucho. No se ha hablado apenas de las ITS en los institutos, ni se ha abordado estos temas con seriedad. Puntualmente he ido a algún instituto para dar charlas, pero no ha servido de nada. Este tipo de contenidos deben impartirse de manera continuada.
¿Qué tendrá el ‘sexo’, que aún se considera un tabú dentro de nuestra sociedad?
Y mira que forma parte de nuestra vida, nadie se libra de él, ni en las mejores familias. El sexo es algo humano, tenemos que hablar de él con naturalidad, aunque todavía arrastremos parte de esa educación cristiana.