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Sanidad pública
Una plataforma, muchos pacientes y pocos trabajadores: el futuro incierto por el que atraviesa el centro de ITS de Sevilla
La cuenta atrás comenzó para el Centro de Diagnóstico y Prevención de Infecciones de Transmisión Sexual (ITS) de Sevilla desde que el pasado 23 de abril, el Servicio Andaluz de Salud (SAS) anunciara su cierre. “Sabemos de compañeros de Atención Primaria que piensan que el CITS está cerrado a día de hoy y por ello no nos derivan a sus pacientes”. Esta declaración proviene del personal sanitario y deja entrever que el desmantelamiento es una certeza de la que no hay retorno.
Otra realidad que lo evidencia está en el personal de trabajo. De conformar una plantilla de dos auxiliares administrativos, tres enfermeras, dos dermatólogos y un médico de familia; se pasa a un solo auxiliar administrativo, el mismo número de enfermeras y un único dermatólogo que va dos días a la semana. Pese a esta reducción, los trabajadores sacan músculo, ejercen su profesión de la mejor manera para sus pacientes. En 2020 atendieron a 14.147 usuarios, según datos de las memorias anuales. En su mayoría son de la provincia de Sevilla, pero también vienen de otras, como Córdoba, Huelva o Cádiz.
“Sabemos de compañeros de Atención Primaria que piensan que el CITS está cerrado a día de hoy y por ello no nos derivan a sus pacientes”
Estos profesionales también han sufrido una reducción en el horario de consultas. Antes, los usuarios acudían por la mañana o por la tarde. Ahora, “el Centro de ITS atiende solo en horario de mañana hasta nuevo aviso”. Así consta en un papel colocado en el tablón de anuncios situado en la sala de espera.
Momento delicado el que cruza este centro. Desde que abriese en 1989, su actividad no ha cesado y no se ha visto en una igual como esta. Ahora, parece que los días están contados. Y todo ello cuando los datos de las enfermedades venéreas no son halagüeños, ya que aumentó respecto a 2019. En el caso de la sífilis, según el CITS a fecha de 2020, pasó de un 3’8% a un 6’43% o la chlamydia, de un 11’69% a un 12’71%.
El porqué de su venidera clausura
El motivo está en el reciente protocolo de atención de ITS que llevará adelante la Consejería de Salud y Familias de la Junta de Andalucía. En su web y a través de un escrito recoge lo que pretende con esta nueva actividad. “Comienza por el origen o puerta de entrada de la primera visita presencial del afectado: consulta o urgencias de atención primaria y urgencias del hospital. Posteriormente, se establece un circuito asistencial de acto único donde se identifica el síndrome ITS y se prescribe tratamiento empírico. Además, se gestiona la derivación para completar estudios junto a una segunda o tercera visita telemática, si proceden, para los resultados de ampliación de estudios, seguimiento o control de contactos”, explica. Esto supone eliminar la atención médica especializada en ITS y derivarlas a la atención primaria, ya saturada.
Este nuevo protocolo primero debe pasar una fase de prueba, que aún no ha arrancado y su fecha de iniciación está en el aire. Por el momento se quiere implantar en 33 centros sanitarios del Área de Gestión Sanitaria Sur de Sevilla, los cuales tendrán acceso directo al Laboratorio de Microbiología del Hospital Universitario de Valme. A su vez, también se ofrecerá una formación a sus sanitarios.
Una plataforma como respuesta
A raíz de que se conociera el nuevo proyecto de la Junta de Andalucía, emergió a principios de mayo la Plataforma contra el cierre del CITS. Una entidad formada por 25 colectivos y organizaciones sociales, sindicales y políticas, que cuenta con profesionales de la salud de larga trayectoria. Desde que comenzara a dar los primeros pasos, no ha dejado de trabajar. En junio llevó adelante una concentración en San Telmo y otra el primero de diciembre frente a la Administración Autonómica del SAS en la Avenida de la Constitución. Además, en ambas citas se recogieron firmas, sumándolas a la campaña online a través de la plataforma change.org.
La plataforma considera que la propuesta de Junta es “inviable”, “escandalosa” y hace un flaco favor a la salud sexual de la ciudadanía. Por el momento, esto no sería factible porque “los centros de salud están desbordados, no tienen personal suficiente y mucho menos para reactivar un plan de formación a estos médicos”, asegura el portavoz de Marea Blanca de Sevilla, Sebastián Martín Recio.
En un supuesto caso en el que una persona tenga dudas acerca de si se ha contagiado de una sífilis, clamidia, gonorrea o herpes genital, por ejemplo, “tiene que pedir cita a su médico de cabecera y esperar casi dos semanas que tarda ahora en atenderte. Luego, si tienes que hacerte una analítica, debes de aguantar de promedio una semana y otra más para los resultados. Cuando te das cuenta, ha pasado un mes sin tener nada claro y eso si luego no te deriva a un especialista”, reflexiona Martín Recio. Según los datos del Sistema Nacional de Salud son más de 720.000 las personas que están en lista de espera en la comunidad andaluza. Como resultado de esto, “tendremos a un paciente con posible ITS durante largos periodos de tiempo hasta que sepa su diagnóstico”, concluye.
Concentraciones, recogida de firmas, mociones en los Ayuntamientos y encuentros con los políticos. El portavoz de Marea Blanca, también cuenta que la plataforma se reunió con la delegada territorial en Sevilla de la Consejería de Salud y Familias, Regina Serrano. Una conversación en la que se dejó entrever que, “mientras ellos preparan ese proyecto maravilloso en todos los centros de salud de la provincia y forma a los médicos de atención primaria”, dice, “nosotros le sugerimos un dermatólogo más, que ambos vengan durante toda la semana, un médico de atención primaria y la enfermería correspondiente”. La reacción de Serrano parece que fue cordial. “Nos dijo que le parecía razonable, pero que esto era una cosa del propio consejero y viceconsejera de Salud. Ellos son los que tienen que dar el visto bueno”. La espera aún continúa porque “no nos han respondido”.
Confidencialidad y especialidad por encima de todo
Lucas, Carmen, M. L. C. o Verónica. Estos nombres y siglas al ser ficticios y no corresponder a las personas que han hablado para El Salto Andalucía sobre su experiencia vital en el CITS, guardan algo en común: la confidencialidad. “Número doce, tres, veinte”, dice en voz alta uno de los trabajadores para referirse al paciente que debe pasar a la consulta. Su nombre no importa. Ninguno de los presentes en la sala de espera tiene que saberlo, ya que es algo muy personal. Aquí lo que impera por encima de todo es la atención y el cuidado de la salud sexual.
“La lectura que hago de lo que ocurre es que muchas personas por vergüenza y para no ser discriminadas prefieren acudir a este lugar en vez de ir a su médico de cabecera”, explica M. L. C. En la actualidad, el CITS se localiza en el Hospital Duque del Infantado. Además, esta persona añade que “por desgracia, la sociedad discrimina y no entiende estas situaciones. Por ello hace falta mucha información, hablar de estos temas y eliminar barreras legales para que todo se tome con normalidad”.
Confidencialidad, pero también especialidad. Saber qué sucede, poner respuesta a tantas incógnitas. “Este centro es necesario porque además de aportar seguridad al paciente, da la importancia que se tiene a los especialistas. Al igual que un médico de cabecera no trata un caso de ginecología, tampoco lo debe de hacer con una ETS”, explica Carmen. Un caso concreto fue el que le ocurrió a un allegado de Lucas: “en Atención Primaria le trataron una gonorrea como si fuese una infección de orina. No eran capaces de detectar que se trataba de una ITS sexual y le recetaron medicación errónea”.
En un momento complicado como este, cuando parece que el agua alcanza el cuello, lo que se necesita es ayuda para que así pueda prevalecer la calma. “Mi ginecólogo me recomendó ir al Centro de ITS, donde allí me hicieron seguimiento del brote de herpes, me atendieron con una calidad maravilla, una empatía increíble y todas mis dudas se aclararon”. Gracias a ellos, “puedo hablarlo con tal naturalidad porque me hicieron comprender qué ocurrió y que era algo con lo que tenía que convivir”, recuerda Verónica.
“La alternativa que da el Gobierno no es una solución sanitaria, sino política. Ellos lo que quieren es derribar este servicio público para así favoreces al privado”
Las cartas están sobre la mesa, ahora queda saber qué pasará, qué final tendrá todo esto. El presidente de la Asociación LGTBIQ Adriano Antinoo, Pablo Morterero, lo tiene bien claro. “La alternativa que da el Gobierno no es una solución sanitaria, sino política. Ellos lo que quieren es derribar este servicio público para así favorecer al privado”, opina. Los palos ya están colocados en las ruedas para que la actividad no avance, y si se lleva a cabo, que sea a fuego lento. Cocción ralentizada hasta confirmar su clausura. Aún se desconoce cuándo ocurrirá, pero el ambiente que se respira augura que llegará más pronto que tarde.