Estados Unidos
Colin Kaepernick, el ‘quarterback’ que se enfrentó a Trump

El ‘quarterback’, activista de los derechos civiles, es la figura política más conocida del fútbol profesional en Estados Unidos.

Colin Kaepernick
El jugador de fútbol americano Colin Kaepernick.

preside el departamento de literatura en la Universidad Sarah Lawrence. Es autor de 'Winning the Peace: The Marshall Plan and America’s Coming of Age as a Superpower'.

24 ene 2018 04:00

Cuando en el verano de 2016, el quarterback de los San Francisco 49ers Colin Kaepernick rechazó ponerse en pie por el himno nacional durante un partido de pretemporada de la Liga Nacional de Fútbol Americano (NFL, por sus siglas en inglés), dejó de ser el quarterback que había llevado a su equipo a dos Super Bowls. En su lugar se convirtió en quien es hoy: la figura política más conocida del fútbol profesional.

Al rechazar ponerse en pie por un himno que simboliza, en palabras suyas, “un país que oprime a la gente negra y a la gente de color”, Kaepernick, que es de dos razas, se vinculaba de inmediato con los atletas negros que han luchado por la justicia racial a lo largo de los años.

Pero Kaepernick también se vinculaba con el más amplio e histórico movimiento por los derechos civiles. Cuando en 1963, en la Marcha sobre Washington, Martin Luther King Jr. lanzó su famoso discurso “Tengo un sueño”, habló desde los escalones del Monumento a Lincoln como una forma de mostrar que el país no vivía de acuerdo con los valores igualitarios que Lincoln personificaba. Kaepernick ha empleado una estrategia similar respecto al himno nacional. Más que faltarle al respeto, de lo que le han acusado sus críticos, Kaepernick usó el hecho de arrodillarse para simbolizar el vacío entre las prácticas raciales del país y los valores de los que habla el himno nacional con su énfasis en América como la “tierra de los libres”.

El modelo de atleta comprometido políticamente lo estableció Jackie Robinson, que en 1947 comenzó la desegregación de la Liga Mayor de béisbol al unirse a los Brooklyn Dodgers como primera base. Veinte años después, Mohamed Alí fue tan controvertido como lo había sido Robinson, cuando rechazó, en el momento álgido de la Guerra de Vietnam, ingresar en el ejército. “Ellos nunca me llamaron negro”, fue el famoso comentario de Alí sobre los vietnamitas del norte.

Al año siguiente, durante los Juegos Olímpicos de 1968 en Ciudad de México, las estrellas de la pista Tommie Smith y John Carlos elevaron a altura internacional su protesta racial al hacer el saludo del Black Power, tras recibir las medallas por llegar primero y segundo en la carrera de los 200 metros.

Kaepernick estaba preparado para las críticas que le traería su rechazo a permanecer en pie. “No busco aprobación”, dijo a los medios. “Si me quitan el fútbol y me dejan sin apoyos, sé que defendí lo que es justo”. 
Lo que Kaepernick no podía saber de antemano era cómo iban a tomarse sus compañeros de equipo y los jugadores de la NFL su rechazo a ponerse en pie, que cambió enseguida del gesto pasivo de permanecer sentado en el banquillo al más activo y respetuoso de arrodillarse.

El compañero de equipo de Kaepernick, el safety Eric Reid, fue el primero en unirse a él y arrodillarse durante el himno nacional, a comienzos de la temporada de 2016. Jugadores de los Seattle Seahawks se unieron a la protesta poco después. Pero no fue hasta esta temporada, con Donald Trump en el cargo, que la protesta despegó realmente, con jugadores de los Denver Broncos, de los Miami Dolphins y de los New England Patriots entre los que participaron. Hoy, arrodillarse durante la ejecución del himno nacional es común en toda la NFL.

Además, otros atletas han seguido el ejemplo de los jugadores de la NFL. Megan Rapinoe, del equipo olímpico de fútbol femenino de EE UU, se apoyó en una rodilla durante la ejecución del himno nacional; lo mismo han hecho equipos de fútbol de instituto a lo largo del país, y también las animadoras de la Howard University.

La NFL ha respondido suprimiendo a Kaepernick. Cuando este optó por rescindir su contrato con los 49ers, que estaban a punto de sacarlo de la plantilla, Kaepernick ya había sido degradado a backup. Desde entonces ningún equipo se ha ofrecido a contratarle, a pesar de una temporada 2016 en la que mantuvo su juego en un espantoso equipo de los 49ers, y de un récord en su carrera de 12.271 yardas de pases y 72 touchdowns.

La NFL no es la NBA

Si hubiera estado en la Asociación Nacional de Baloncesto (NBA, por sus siglas en inglés), Kaepernick podría haber contado con una acogida más calurosa. Los jugadores de la NBA, encabezados por algunas de las estrellas más grandes de la liga, se han esforzado en hablar de los problemas raciales.

En 2012, LeBron James y sus compañeros del Miami Heat publicaron imágenes de sí mismos vistiendo sudaderas con capucha para simbolizar su apoyo a Trayvon Martin, el adolescente negro de Florida al que disparó George Zimmerman, el voluntario de vigilancia vecinal, que pensó que la sudadera le hacía parecer “realmente sospechoso”.

En 2014, la protesta se extendió más ampliamente en NBA cuando jugadores de la liga se pusieron camisetas con un “No puedo respirar”, en recuerdo de Eric Garner, un neoyorquino negro que murió después de que la policía le asfixiara cuando lo arrestaron por vender cigarrillos sueltos.

Aunque el 70% de los jugadores de la NFL son negros, la NFL es políticamente diferente a la NBA. Los jugadores de la NFL son más vulnerables a los dictados de los propietarios de los equipos. Los contratos de la NFL no están garantizados completamente. Un jugador que sea eliminado de su equipo antes de que termine su contrato de larga duración, a menudo acaba con mucho menos dinero del que firmó originalmente. Business Insider sitúa la cantidad de dinero que Kaepernick recibió, después de que firmara un lucrativo contrato en 2014, solo en el 31% de lo que hubiera obtenido si se hubieran garantizado todas las provisiones del contrato.

Kaepernick solo tuvo una ventaja al tratar con la NFL en 2016. La NFL ha creado una enorme desconfianza entre sus jugadores y el público, primero por minimizar los peligros de las conmociones cerebrales, luego por mostrarse reacia a distribuir el dinero que se comprometió a pagar en un acuerdo con los jugadores respecto a las conmociones cerebrales. De las 1.400 reclamaciones por conmoción registradas hasta ahora, muchas de jugadores que sufren encefalopatía traumática crónica, solo 140 han sido aprobadas por la NFL.

APOYO ENTRE JUGADORES

Que Kaepernick se arrodillara durante el himno nacional ha conseguido suficiente apoyo entre los jugadores como para provocar repetidamente la ira del presidente Trump. El presidente recibió una extendida contestación por decir, en un discurso, que le gustaría ver a los propietarios de la NFL responder a alguno de los jugadores que se arrodillaban durante el himno nacional, con un “saca a ese hijo de perra fuera del campo ahora mismo”.

La cuestión es qué va a hacer Kaepernick próximamente. Jackie Robinson se sintió justificado cuando un equipo tras otro de la Liga Mayor fichó a jugadores negros, pero la protesta racial de Kaepernick no está ligada a ningún aspecto de la legislación sobre derechos civiles, mucho menos a un comportamiento específico de la NFL. Por el momento, su éxito a largo plazo depende de la medida en que haya facilitado que los jugadores de fútbol profesional y otros atletas se conviertan en activistas políticos.

Cuando Bob McNair, propietario de los Houston Texans de la NFL, se refirió al poder que los jugadores ejercían en la polémica de ponerse de rodillas como el equivalente a “los presos que dirigen la prisión”, diez jugadores de su propio equipo abandonaron brevemente el entrenamiento. McNair se vio forzado a disculparse por su comentario, pero eso no impidió que 40 miembros del equipo se arrodillaran durante el himno, en el partido de aquel domingo contra los Seattle Seahawks.

Mientras tanto, Kaepernick sigue excluido del fútbol profesional por iniciar esa ola de protestas. Ha registrado contra la Liga Nacional una reclamación, acusando a los propietarios del equipo de mantenerle fuera de la liga por arrodillarse durante el himno nacional, pero en un deporte en el que mucho del proceso de evaluación de los jugadores depende de intangibles, Kaepernick afronta una batalla cuesta arriba. Puede que tenga que contentarse con el hecho de que otros jugadores no sean excluidos de las plantillas de la NFL por seguir su camino.

En noviembre, el presidente Trump volvió a Twitter para recordar al país la influencia de Kaepernick. “El Comisario ha perdido el control de esta liga hemorrágica. Los jugadores son los jefes”, tuiteó el presidente el viernes de Acción de Gracias. Trump no fue el único en reconocer la influencia de Kaepernick. Dos semanas después de su ataque a Kaepernick, Time hizo a este finalista a Persona del Año, colocándole en la lista de aspirantes, justo detrás de Trump, Xi Jinping, Robert Mueller y Kim Jong Un.

Respecto a la NFL, sigue esperando encontrar una manera de conseguir que los jugadores dejen de arrodillarse durante el himno nacional. A finales de noviembre, la liga llegó a una propuesta de acuerdo, la cual prevería una donación a las organizaciones de justicia racial de hasta 100 millones de dólares. Esa es una cantidad seria de dinero, pero muchos de los jugadores no ven en la oferta sino un esfuerzo por comprar su protesta. Han dejado claro que no planean detenerla a corto plazo.

Artículo original publicado en Dissent Magazine
Traducción de Ricardo Molina Pérez

 


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