En saco roto (textos de ficción)
Luna menguante

“¿Te acuerdas del silencio, Marina?”, escribió una mañana de lunes Isabel en el título de un correo electrónico. “Sí, me acuerdo”, contestó Marina. Y desde aquel día empezaron a intercambiarse mensajes sin texto y sin título.
Javier de Frutos
26 nov 2022 06:00

¿Quién no se ha visto alguna vez en la incómoda situación de estar en casa de alguien sin estar seguro de haber sido invitado? Esa incomodidad la vivieron Marina e Isabel una noche de verano. Cuando llegaron al pueblo, la oscuridad era casi completa. Solo iluminaban las calles tres farolas de luz fría rodeadas de mosquitos. Siguieron de memoria las indicaciones de una amiga de una amiga —no recordaban ya con precisión quién les había dado las indicaciones— y llamaron a la puerta de la última casa de la calle situada en lo alto del pueblo.

Tardaron en abrir. Cuando los goznes de la puerta giraron, apareció una mujer somnolienta, de pelo cano, que se secaba las manos en un mandil. Marina e Isabel saludaron sin demasiada convicción y trataron de explicar su presencia allí: les habían dicho que podrían pasar la noche en aquella casa antes de emprender la subida a la montaña, pedían disculpas por llegar tan tarde, pedían también disculpas por si se habían equivocado. Hubo un momento de silencio, un momento que se prolongó hasta que la mujer sonrió. Sin decir nada, las precedió por una estancia informe con una televisión encendida y un sofá de escay. Luego, indicó una escalera y, con palabras que no era fácil descifrar, dio a entender que en la planta de arriba encontrarían una cama con sábanas y mantas.

La cama era un colchón de lana sobre un somier de hierro. Las sábanas y mantas, unos tejidos recios con olor a jabón. A cada movimiento, por leve que fuera, crujían los muelles, las patas oxidadas y el cabecero con relieves frutales. Marina e Isabel decidieron no moverse mucho. Entonces, en la quietud de la noche, escucharon el trotecillo de los ratones del desván, el rumor de la televisión de la planta baja y el viento entre los árboles. Sonrieron. Rieron. Prefirieron no encender la luz, pero no lograron dormir. En algún momento de la madrugada en el que el insomnio les resultó insoportable, se levantaron y buscaron a tientas la puerta de la galería. Lograron abrirla y la luz de la luna menguante las iluminó: sus pies descalzos y sus miradas cansadas moviéndose con cautela por las tablas encajadas en el suelo entre una cristalera y un muro blanco. Se sentaron y permanecieron en silencio. El ruido atropellado de un animal corriendo entre el maizal —tal vez un jabalí— se unió al trote de ratones y el viento entre los árboles. Escucharon también la marcha fúnebre de la lechuza y el murmullo de un arroyo. Siguieron en silencio, aguzando el oído. Distinguieron el motor de un coche, los cencerros inquietos y el ladrido de varios perros. Y, de pronto, a escasos metros de la casa, la luna iluminó la silueta de un pequeño zorro: un raposo. Se acercaron al cristal de la galería para apreciar los movimientos de aquel visitante. Y, mientras observaban cómo el zorro no terminaba de irse, se quedaron dormidas.

Al día siguiente, subieron aquella montaña cuyo nombre ninguna recuerda. Y luego pasaron los años con sus urgencias. Poco a poco, Marina e Isabel dejaron de verse. Emprendieron caminos, viajes y búsquedas. Escribieron cartas y mantuvieron discusiones. Sostuvieron conversaciones laberínticas con sus parejas y sobre sus parejas. Intentaron vivir algo parecido a la vida que habían imaginado y siguieron hablando y escuchando, y a veces escribiendo. Bajaron muchas veces el volumen de la radio, procuraron no atender a las conversaciones ajenas. Y, sin quererlo, volvieron otra vez a contar, a explicar. Ahogadas en palabras que se alejaban, alguna vez se detenían. Eran breves paréntesis en los que a veces recordaban aquella noche de luna menguante, aquella noche en la que sobraban las palabras y en el silencio estaba dicho todo.

“¿Te acuerdas del silencio, Marina?”, escribió una mañana de lunes Isabel en el título de un correo electrónico. “Sí, me acuerdo”, contestó Marina. Y desde aquel día empezaron a intercambiarse mensajes sin texto y sin título.

“¿Desea enviar mensaje sin asunto?”, preguntaba un cuadro automático de la pantalla. “Enviar de todos modos”, contestaba cada una sin dudarlo.

Y en cada mensaje en blanco, en cada texto sin texto, estaba contenida la claridad menguante de aquella noche, el miedo sin miedo ni palabras.

Informar de un error
Es necesario tener cuenta y acceder a ella para poder hacer envíos. Regístrate. Entra en tu cuenta.

Relacionadas

En saco roto (textos de ficción)
En saco roto No me esperes
Dedicó la tarde del último día del año a teclear en el ordenador un texto en el que intentaba explicarse a sí mismo lo que le había ocurrido durante aquellos 365 días.
En saco roto (textos de ficción)
En saco roto Tres bicicletas
¿Cuánto tiempo duró esa imagen tan nítida? No sabría decirlo. Se evaporó cuando alguien abrió la puerta del portal, se encendió la luz y la claridad se coló en el cuarto.
En saco roto (textos de ficción)
En saco roto Respira
Supuse tal vez que todos los huéspedes estarían en las montañas y que los encargados del hotel, una vez concluidos los desayunos y terminadas las habitaciones, tendrían algo mejor que hacer. Fue una suposición ingenua.
Gobierno de coalición
Gobierno de coalición Sumar pisa el acelerador y se anima al choque con Sánchez
En el grupo parlamentario están decididos a aprovechar la crisis de los “días de reflexión” para marcar perfil propio y recobrar iniciativa con medidas de agenda “social y democratizadora”.
Sanidad pública
Sanidad Pública Madrid ha aumentado un 140% el presupuesto dedicado a privatizaciones sanitarias en la última década
Catalunya lidera el porcentaje de gasto en conciertos, con un 22,6%, seguida de Madrid, con un 12,3%, mientras el nuevo proyecto de ley no blinda los contratos con entes privados.
Migración
Migración y Asilo La Europa Fortaleza ya está en marcha en Líbano
Líbano devuelve 200 refugiados a Siria en el primer retorno supuestamente voluntario desde que Von der Leyen anunciara el pacto anti-inmigración con Beirut.
Contigo empezó todo
El Salto libros El Salto lanza su propia línea editorial con un libro sobre la otra historia de España
El Salto Libros se estrena con el volumen ‘Contigo empezó todo’, del periodista Eduardo Pérez, otra visión de la historia de España a través de 30 episodios olvidados. Suscríbete y te lo enviamos gratis.
Entrevista La Poderío
Cristina Consuegra “La cultura es aquello que te posiciona contra la barbarie”
A Cristina Consuegra es difícil encajarla en una cosa. Consuegra es un torbellino de colores que lo lleva to' palante. Lo mismo organiza un festival de cine de índole nacional en los barrios, que la escuchas en la radio, por citar algo. Consuegra es mucha Cristina y Cristina es demasiada Consuegra.
Opinión
Geopolítica El efecto mariposa en la geopolítica de nuestro tiempo
El planeta se encuentra inmerso en cuatro encrucijadas, cada una de las cuales por sí misma, tiene la potencia para dislocar el mundo que conocimos.

Últimas

Cómic
Cómic ‘Grandville’, de ucronías antropomórficas y viñetas ‘steampunk’ victorianas
‘Grandville’, el cómic creado por Bryan Talbot, situó París en una realidad alternativa donde es la ciudad más grande de un mundo poblado por animales, y advirtió del riesgo de creer que los horrores pasados no se repetirán.
LGTBIfobia
Lesbicidio Cientos de personas en vigilia ante la embajada argentina: “Fue lesbicidio”
Una vigilia en el centro de Madrid señala la responsabilidad del gobierno de Milei en el asesinato de tres mujeres lesbianas en Buenos Aires que fueron quemadas vivas el pasado 6 de mayo: “Es el responsable”.
Palestina
Acampadas pro palestinas La acampada de la Universitat de València cambia de estrategia
La asamblea anuncia que levanta la ocupación permanente de un espacio del campus y que seguirán realizando acciones de protesta.
Movimientos sociales
Opinión Garanticemos la autonomía de los movimientos
Hay que establecer unas relaciones sanas de respeto mutuo y de no injerencia con los partidos y sindicatos que postulan un cambio social profundo
Formación El Salto
Formación El Salto Fotoperiodismo y movimientos sociales: una mirada a las luchas desde abajo a través de un objetivo
La Escuela de Periodismo Crítico de El Salto ofrece su primer curso presencial, en el que abordaremos, de la mano de nuestros fotógrafos, cómo plasmar a través de la imagen movilizaciones y resistencias.
Sidecar
Sidecar Fantasmas de 1968
Las universidades estadounidenses se han transformado paulatinamente en organizaciones policiales y carcelarias público-privadas, que responden ante los benefactores y los políticos, no ante los estudiantes ni el profesorado.
Neocolonialismo
Francia El níquel, la batería detrás del proyecto de recolonización de Macron en Nueva Caledonia
Las protestas de la población canaca se producen contra una reforma electoral que beneficiará aún más a los colonos asentados recientemente en la isla. De fondo están los beneficios de la minería de níquel, que la metrópolis quiere acaparar.
Literatura
Día das Letras Galegas As poetas queer ante Luísa Villalta: “A poesía é unha ferramenta para poder cambiar o espazo que habitamos”
Afra Torrado, Cinthia Romero e Lara Boubeta, tres poetas disidentes galegas, xúntanse para reflexionar sobre o seu vínculo coa poesía, a importancia de referentes na literatura e a implicación que ten o Día das Letras Galegas.

Recomendadas

LGTBIAQ+
Lesbofobia El triple lesbicidio en Argentina evidencia el impacto de los discursos de odio
La escasa repercusión mediática de un brutal feminicidio de tres mujeres lesbianas en una pensión de Buenos Aires alerta sobre la normalización de los discursos estigmatizantes.
Cuidados
Darcy Lockman “Antes de los niños no hay mucho que hacer y la desigualdad se tolera más fácilmente”
La psicóloga explica con datos en ‘Toda la rabia’ por qué la crianza intensifica la desigualdad en las parejas pese a todos los incentivos para que los hombres cuiden.
Instituciones culturales
Descolonizar el museo Colombia pide a España que devuelva el Tesoro de los Quimbayas
El Ministerio de Cultura de Colombia solicita formalmente el retorno de la colección Quimbaya que se encuentra en el Museo de América en Madrid.