Opinión
Un camino estrecho entre mil callejones sin salida: izquierda, verdes, extrema derecha y caos climático

En términos de justicia climática, las elecciones portuguesas fueron una secuela de 'Don't look up'. Nadie, desde la extrema derecha a la izquierda, propuso un programa compatible siquiera con un escenario de 2ºC del insuficiente Acuerdo de París.
Assambleia da República Portugal
Reunión plenaria de inicio de la XVI Legislatura de la Asamblea de la República de Portugal.
João Camargo

Investigador en crisis climática y militante de Climáximo.

Leonor Canadas

Agrónoma, organizadora de la red internacional Global Climate Jobs y militante de Climaximo.

@leonor_canadas

31 mar 2024 05:45

La extrema derecha está en alza en todas partes. El hecho de que obtuviera un abultado resultado en las recientes elecciones portuguesas es sólo una sorpresa para quienes no hayan estado atentos. En términos de comunicación, la extrema derecha es el antisistema. Existe, se construyó con enormes cantidades de capital sobre las cenizas de grupos neonazis, los restos de colonialistas, fascistas de antaño y oportunistas con el apoyo de los principales medios de comunicación y un enorme impulso de las redes sociales. Fue un esfuerzo organizativo, planificado y ejecutado con mucho dinero, tiempo y energía. En Portugal, Chega, nueva formación neofascista, ha movilizado a más de un millón de personas para votar, llegando a mas de 18% de la votación nacional.

Crisis climática
Opinión No hay justicia climática en las elecciones de 2024
El movimiento por la justicia climática debe intervenir activamente en las elecciones para dejar bien claro que no hay ningún programa de justicia climática en las papeletas.

En Portugal, la izquierda rechazó cualquier forma de programa rupturista, declarando su voluntad de apoyar al centro desde el primer día del periodo electoral para intentar bloquear teóricamente la ascensión de la extrema derecha que, para entonces, ya había hecho adoptar parte de su cruel programa del centro a la derecha. Después de los resultados, aparentemente, la estrategia sigue siendo la misma.

En términos de justicia climática, la campaña fue una auténtica secuela de Don't look up. Ningún partido, desde la extrema derecha a la izquierda, propuso un programa compatible siquiera con un escenario de 2ºC del largamente insuficiente Acuerdo de París. En 2024, ningún partido hizo ni siquiera un esfuerzo nominal por tener un plan para detener la crisis climática. El tirón hacia el centro ha sido terrible. Los resultados electorales también han sido terribles, revelando el fracaso de la estrategia.

La crisis climática significa fascismo. Es Física. En el aumento de la escasez material, el autoritarismo y la violencia para mantener el orden capitalista, el privilegio y la propiedad siempre empujarán hacia ahí

La crisis climática significa fascismo. No es una idea nueva, es Física. En el aumento de la escasez material, el autoritarismo y la violencia para mantener el orden capitalista, el privilegio y la propiedad siempre empujarán hacia el fascismo, incluso si ese no era el plan. Pero el fascismo es claramente uno de los planes clave de las élites capitalistas. Ursula Von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea acompañó la ultima semana a Georgia Meloni, primer ministra de extrema derecha de Italia a El Cairo para pagar a la Dictadura egipcia de Sisi en nombre de la UE para que detenga allí a los refugiados climáticos y de guerra. El Partido Popular Europeo ya ha señalado que se aliará con los Conservadores y Reformistas Europeos, uno de los dos partidos europeos de extrema derecha, en los próximos años. El centro-derecha ya gobierna con políticas de extrema derecha. La extrema derecha y su programa se han normalizado en todos los sentidos y todo el mundo ha sido arrastrado hacia la derecha, de tal manera que políticas blandas como el Estado del Bienestar son ahora tachadas de “extrema izquierda” o “comunistas”.

En el Reino Unido, el golpe contra Jeremy Corbyn en el Partido Laborista dio paso a un liderazgo centrista bajo Keir Starmer, que sucederá al Gobierno tory con una nueva ola de política conservadora que hará que Tony Blair parezca de izquierdas. La convergencia gradual de Podemos y luego Sumar en España con el establishment (tanto como organización como de cara al público) sigue alimentando a Vox como alternativa. Las desastrosas políticas climática y palestina de Joe Biden están garantizando el regreso de Trump. En Alemania, intentando gobernar a través del consenso neoliberal, el SPD y los Verdes están en el intervalo del 10-15%, ambos por debajo de la neonazi AfD.

En otra variante, Macron ha incorporado directamente la política de Marine Le Pen a su propio programa, con la ultraderecha en el poder sin tomar el poder (aunque las encuestas los muestran más altos que nunca). Cada vez es menos creíble tratar de explicar la tendencia del ascenso de la extrema derecha utilizando historias contextuales y nacionales. El error no es táctico ni comunicativo. El error está en el análisis de la situación política y de hacia dónde nos dirigimos.

Enfrentarse al ascenso de la extrema derecha significa abandonar el análisis de los ciclos electorales como marco de referencia. El poder en 2024 no se basa solamente en parlamentos nacionales

El ascenso de la extrema derecha podría haberse evitado con un enfoque político muy diferente de la última crisis estructural del capitalismo hace más de una década, con la creación de programas y praxis revolucionarias. Ese tiempo ya pasó. El ascenso del fascismo debe afrontarse ahora de frente, mientras simultáneamente nos sumergimos más profundamente en la crisis climática, lo que significa malas cosechas, bancarrotas, crisis del coste de la vida, austeridad y odio, alimentando el sentimiento antisistema entre la gente.

Enfrentarse ahora al ascenso de la extrema derecha significa abandonar el análisis de los ciclos electorales como marco de referencia. Sin duda, el poder en 2024 no se basa solamente en parlamentos nacionales o regionales. Ya no hay normalidad a la que aferrarse.

La izquierda y los verdes no lo han  hecho todo mal, sólo ha hecho la mayoría de las cosas con normalidad. En esta época, eso significa hacer las cosas mal. La cultura organizativa de la mayoría de las organizaciones progresistas y de izquierdas (partidistas y no partidistas, incluidos los Verdes) se consolidó en una época de relativa regularidad, previsibilidad y lento desarrollo de las ideas. Esa época ya pasó. En cambio, las organizaciones de extrema derecha se han desarrollado y prosperan en este contexto. No ha sido la moderación ni la respetabilidad lo que ha dado grandes resultados a la extrema derecha en las últimas elecciones.

Hacemos una simple afirmación: ganar elecciones no es hacer una revolución o un cambio de sistema. Nunca lo ha sido. Ganar el poder formal en las instituciones capitalistas significa hacer pequeños cambios en este sistema. Algunos pueden ser beneficiosos a corto plazo, pero no se puede alcanzar una medida real de cambio y la probabilidad de que se revierta rápidamente es alta, por no decir segura. Esa es claramente la experiencia portuguesa tras el gobierno de 2015 apoyado por la izquierda. Ese tiempo ha pasado. La reacción es obvia. La guerra cultural emprendida por la extrema derecha se está produciendo en una mesa inclinada que debería abandonarse.

Un nuevo fantasma recorre Europa. Ese fantasma es la extrema derecha. Pero no es más que un fantasma, una aparición, por muchos likes, shares e incluso votos que obtenga. Detrás de ese fantasma se alza un monstruo muy carnoso y material: la crisis climática que destruirá el capitalismo por muchos pequeños Hitlers y Mussolinis que empuje como influencers, candidatos electorales o incluso como dictadores golpistas. La cuestión ahora es si nos dejaremos destruir junto con él.

¿Hay algún plan en la izquierda, a nivel internacional, para detener a ese monstruo carnoso que se comerá a la civilización? Esperar al próximo “ciclo electoral” y aglutinarse en el centro, entregando todo el espíritu y sentimiento antisistema y rebelde a la ultraderecha no ha sido un buen plan. Se ha intentado repetidamente en los últimos años y ha fracasado.

Ya hemos esperado bastante. Si verdes e izquierda institucional se erigen como guardianes de la revolución, en lugar de promoverla, deben apartarse del camino. Hay un camino muy estrecho que ganar

Necesitamos un plan para llegar al poder y dar un paso adelante con programas radicalmente justos para hacer frente a la crisis climática y social. Eso significa convertirse en una amenaza real para el statu quo, significa asumir riesgos, ser popular y audaz. La falta de un programa revolucionario y de una praxis revolucionaria, por muy verde que sea, es una de las razones del auge de la extrema derecha.

No hay polarización política, sólo un giro completo a la derecha, con la izquierda arrastrada al agujero negro del centro y presentando en realidad planes que pretenden salvar el capitalismo, cuando deberían estar empujando todas las bolas de demolición para derribarlo antes de que nos derribe a todos con él. Necesitamos una verdadera polarización con la extrema derecha, no una política de apaciguamiento. Eso significa un cambio revolucionario y en 2024 significa un cambio de táctica hacia la acción y la movilización por un programa ecosocial radical de cómo debe organizarse la sociedad para evitar el colapso y ofrecer justicia social e histórica.

Ya hemos esperado bastante. Si verdes e izquierda institucional se erigen como guardianes de la revolución, en lugar de promoverla, deben apartarse del camino. Hay un camino muy estrecho que ganar y mil callejones sin salida. Ninguno de ellos incluye seguir esperando.

Informar de un error
Es necesario tener cuenta y acceder a ella para poder hacer envíos. Regístrate. Entra en tu cuenta.

Relacionadas

Opinión
Elecciones autonómicas Hauteskundeen irabazleak, galtzaileak eta umezurtzak
Aldaketa giroko hauteskundeetan, ia guztiak irabazle Ezker Konfederalaren espazioa salbu. Galtzaileak betikoak, umezurtz politikoak, abstentzionistak, zalantzatiak edo eskola segregazioa jasaten dutenak.
Tauromaquia
Federico García Lorca Usar el nombre de Federico García Lorca en vano
El alcalde de Madrid genera controversia al usar una cita de Lorca para defender la tauromaquia. Una apropiación paradójica de un símbolo de izquierdas y de la memoria histórica.
Política
Politica Gobernar por compasión
No se me ocurre descripción más descarnada, violenta y precisa de en qué se ha convertido lo que hoy llamamos política, que esta forma desdeñosa, humillante y peyorativa de referirse a la compasión.
Ocupación israelí
Ocupación israelí Israel ataca Rafah y se hace con el paso fronterizo con Egipto
Tel Aviv da la espalda a las negociaciones internacionales que piden un alto el fuego e invade Rafah, el último refugio de los palestinos de la Franja expulsados por la ofensiva israelí.
Universidad pública
Acampadas en Madrid “Es nuestro deber señalar la complicidad de nuestras universidades con el genocidio”
Arrancan las acampadas universitarias en Madrid para exigir el fin de las relaciones con Israel y el apoyo a las víctimas del genocidio. Las acciones de protesta están ubicadas en Ciudad Universitaria, centro simbólico de la lucha universitaria.
Palestina
Opinión Israel deja a la humanidad sin refugio
Otra vez Israel nos demuestra que puede hacer lo que quiera. Sus tentáculos de intereses económicos y sus sofisticadas bombas son capaces de asesinar a la justicia misma.
Cómic
Julie Doucet “Cada cómic es un experimento, no me gusta ceñirme a categorías asignadas por otros”
Julie Doucet, icono del cómic alternativo y feminista de los años 90, publica ‘El río’, su nueva novela gráfica que constituye un hito editorial, dado que llevaba cuarto de siglo alejada del medio.
Universidad pública
Protestas contra el genocidio El consejero de Educación de Madrid pide sacar “la política” de la facultad de Políticas
La Comunidad de Madrid reacciona contra una declaración universitaria que exige al Santander, con quien la UCM mantiene un convenio, que deje de financiar proyectos contaminantes y a la industria armamentística corresponsable del genocidio en Gaza.
Sanidad pública
Sanidad Pública Aumenta el gasto en conciertos sanitarios mientras el Ministerio crea un observatorio de la corrupción
Organizaciones como Mareas Blancas piden la derogación de la ley 15/97, al tiempo que esperan el borrador de una nueva ley de gestión pública que el Ministerio de Sanidad estaría ultimando con los diferentes grupos parlamentarios.
Derecho a la vivienda
Derecho a la vivienda Podemos amenaza con romper con el Gobierno si no aprueba una nueva moratoria hipotecaria
La medida vence el próximo 15 de mayo y protege al menos a 30.000 hogares. La PAH defiende que la ley no solo tiene que ser prorrogada sino mejorada para que llegue a las familias que la necesitan.
Contaminación
Contaminación Los entornos escolares suspenden en calidad del aire
Un informe analiza 114 entornos escolares de cinco provincias y los resultados son alarmantes: ninguno cumple las recomendaciones de la OMS. Solo una quincena de municipios de los 149 obligados a ello ha implantado su zona de bajas emisiones.

Últimas

Formación El Salto
Formación El Salto Fotoperiodismo y movimientos sociales: una mirada a las luchas desde abajo a través de un objetivo
La Escuela de Periodismo Crítico de El Salto ofrece su primer curso presencial, en el que abordaremos, de la mano de nuestros fotógrafos, cómo plasmar a través de la imagen movilizaciones y resistencias.
Análisis
Análisis Mercados de carbono sesgados, distorsionados y debilitados
Un reciente documento del Fondo Monetario Internacional reconocía que «las diferencias existentes entre los precios eficientes y los precios al por menor de los combustibles son enormes y generalizadas».
Gasto militar
Gasto militar El Gobierno reconoce 22.000 millones de nuevos programas de armas, el doble del presupuesto de Defensa
La cifra admitida por el Gobierno se queda corta, según denuncia el Grupo Tortuga, ya que esconde sobrecostes, créditos a coste cero y otros gastos asociados a esta nueva escalada armamentística.
Sidecar
Sidecar El núcleo de Europa
En los años de auge de las décadas de 2000 y 2010, Alemania consolidó su posición como plataforma de producción globalizada, pero los triunfos de ayer ensombrecen hoy su renqueante economía orientada a la exportación.
Más noticias
Literatura
Azahara Palomeque “Yo quería hacer una novela que fuera un torrente de voz”
Azahara Palomeque realiza en su última obra, ‘Huracán de negras palomas’, un ácido repaso de la desigualdad, la racialización y la soledad, en el marco de unos Estados Unidos de difícil redención ética.
Desempleo
Paro El paro cae en abril y se superan los 21 millones de afiliados
La cifra de desempleo disminuye en 60.503 personas y se sitúa en 2.666.500, la cifra más baja registrada desde septiembre de 2008.
Baleares
Plurilingüismo Mallorquines y mallorquinas salen a la calle y gritan un rotundo “Sí a la llengua”
La Plaça Major de Palma se quedó pequeña para albergar a las miles de personas que acudieron al acto organizado por la OCB en defensa del catalán.
Literatura
Literatura La Feria del Libro de Buenos Aires, sin plata
La 48º edición de la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires no es una más, se volvió un síntoma de la situación del libro y su industria en la Argentina gobernada por la extrema derecha.

Recomendadas

Eventos
Evento Un Salto al periodismo del futuro: súmate a nuestro primer evento para estudiantes y jóvenes profesionales
El viernes 10 de mayo, El Salto organiza una jornada de periodismo joven para profundizar en temas clave, nuevos lenguajes y formatos, desde un enfoque eminentemente práctico.
Lawfare
CLOACAS DEL ESTADO Manos Limpias: génesis de la querella como arma política de la ultraderecha
Ruiz-Mateos fue pionero en presentar demandas y personarse como acusación particular en causas judiciales sobre la corrupción del PSOE. Miguel Ángel Rodríguez y Manos Limpias sofisticaron este ‘modus operandi’ con bulos desde “pseudomedios”.
El Salto n.74
Revista 74 Cuando los algoritmos te explotan: no te pierdas el número de primavera de la revista de El Salto
De cómo los algoritmos y la IA gestionan el trabajo de cientos de millones de personas con ritmos y condiciones del siglo XIX, y de mucho más, hablamos en nuestro número de primavera. Ya disponible para socias y en los puntos de venta habituales.