Música
Chill Mafia: “No te mereces tu puesto, primo. No te mereces tu cocaína”

La policía hostigando con perros a grupos de jóvenes que beben en un parque... ¿qué es si no una imagen cargada de sentido? Mendillorri es vivero de metáforas y, además, una de las dos bases de operaciones de Chill Mafia, junto al barrio de la Rochapea, que también tiene lo suyo.
12 abr 2021 09:00

El 14 de febrero se publicó Ezorregatik x Berpizkundea (Chill Mafia Records, 2021), la mixtape que ha sacudido las aguas tranquilas de la música popular en la metrópolis vasca. Lo que sigue es el destilado de una hora de conversación junto al lago de Mendillorri, alrededor de una caja de cervezas. Las voces son de Kiliki Frexko y Flakofonki, de Chill Mafia, Ion Celestino de la Broken Brothers Brass Band y un servidor. Ningún chaval resultó herido durante la grabación. Los señores mayores hicimos de escudos humanos.

[Sirenas, pasa un coche de la Policía municipal]

Flakofonki: ¡Mendillorri!

Esa va a ser la sintonía de inicio de la entrevista.
Kiliki Frexko: ¡Síííí, tío!

Había aquí una pancarta que decía “31016 x 1312” (el código postal de la zona y ACAB).
F.: ¡La de “Dejar de rayar, primo”! Qué buena. Es muy serio. Y que es igual la época más jodida para los jóvenes y lo único que hacen es venir a hacer redadas con perros y a poner bien de multas. “¡Que no tengo ni un duro!”.
K.F.: Y que nos hemos portado como dios. Vuestra generación se habría portado mucho peor… Eta pozten nauk pilo bat, gutxienez jada, Pablo Hasél-en mobida izan zela el detonante de toda España ardiendo, ¿sabes? A tomar por culo, como tiene que ser.
F.: Azkenean Pablo Hasél-en manian ez zeuden bakarrik manifestantes a favor de Pablo Hasél sino ya un cúmulo de… Zegoen jende pilo bat que quería liarla porque está ya hasta la polla de todo, primo.
K.F.: Porque si no quieres liarla ahora mismo, si eres chaval, es que eres tonto. ¡Eres tonto!

¿Os han preguntado mucho por Pablo Hasél?
F.:
 Qué va, nada, ¿no? Sacamos nosotros el tema.
K.F.: Bastante poco nos han preguntado, la verdad. Para la barbaridad que es, muy poco.

¿Habéis visto el vídeo de Cecilio G?
K.F.:
¿El de The Animals? ¡Sí! Ya le dije a este… Ha sido la mejor forma de posicionarse. En vez de hacer un panfleto de “Pablo Hasél libertad”, hacer un vídeo en la mani, apoyándolo claramente y sacando las pegatas o las pintadas. No hace falta que diga que es injusto que esté en el talego porque claramente es injusto. Lo que hace falta es que deje claro su apoyo.
Ion Celestino: Y curiosamente es justo lo contrario de lo que haría Pablo Hasél. No arma un manifiesto racional, con su desarrollo…
F.: Desde luego, desde luego. Cecilio es que siempre ha dicho “yo no he venido a comer cocos, en plan esta es mi idea” y está muy bien, es que es eso.

Entonces, buscáis modelos de relación entre poética y política que no sean obvios.
F.:
Igual hace algunos años meterte en temas políticos exageradamente, en plan mensajes anticapitalistas o en plan macarreo punki sí que era algo súper rompedor, que llamaba la atención. Pero es que aquí en Iruñea llevamos, ¿qué?, ¿20 años haciendo canciones de “puta policía”?
K.F.: Panfletos. Estuvo guapo cuando Rage Against The Machine, pero ahora… En los años 90 era jodidamente rompedor porque la gente vivía de la hostia, boom inmobiliario y cocaína, pero ahora no. Es súper obvio.
I.C.: Está guapo que digas lo de Rage Against The Machine porque también aquí esa movida de lo explícito ha sucedido mucho más en los 90 que antes. Quiero decir: había poca ambigüedad política en Tijuana in Blue, pero no había nada explícito en sus letras. Y en la gran mayoría del punk, por ejemplo en The Clash, están contando las cosas, no intentando aleccionarte. El punk tras el franquismo es explícito en su pose pero en las letras no tanto. Quizá el quiste viene luego. El quiste, del que hablamos muchas veces, por ejemplo en el Rock Radical Vasco, son los siguientes 20 años cuando ya se muere y lo seguimos arrastrando.
F.: Y que, según como yo lo veo, con todo esto del disco de Chill Mafia y el jaleo que hemos generado en Twitter, ha salido mogollón de debate… ¡Y eso es política, primo!
K.F.: En los 2000, antes de que llegara la crisis de 2008, que hicieras letras explícitamente políticas era rompedor. Pero hoy por hoy es mucho más político que hables de tu realidad. Que salga Yung Beef diciendo “aquí no llega la beca para la universidad, papi” es más político que decir “¡Organízate! ¡Por la causa!”.
F.: Las personas que hacen mogollón de vainas reivindicativas al final están en no sé si una clase media o algo así, no sé cómo llamarlo. Y hablan como desde fuera: “Organízate, por la revolución, por los chavales, ¡por la pobreza!”. Pero sin estar en la pobreza. Luego llega la gente del trap y toda esta peña que son el último escalón de la sociedad y te hablan de su realidad. Y aunque no te dan un mensaje súper explícito de política, su mundo queda ultrarreflejado. Y artísticamente son más atractivos.
K.F.: Sí, sí. Porque también es mucho más político decir “no quiero trabajar, no quiero entrar en toda esa mierda” que decir “el trabajo embrutece”. ¿Sabes?
I.C.: Eso es algo muy constante en todo el rap. Es mucho más directo el mensaje de explicar cómo es mi barrio y cómo es la mierda que yo he vivido en mi barrio, porque eso es un espejo.
K.F.: Además, si haces una canción panfleto, lo que tienes es un nicho de mercado. Entras al Viña Rock seguro. Y le estás vendiendo tu mensaje a peña que ya estaba ideologizada antes, ¿sabes? No has roto con nada.
F.: Y siempre que ves ese rollo hay un tufillo a superioridad moral súper asqueroso. Es en plan “yo estoy fuera del sistema, yo me entero de todo, tú no. Aprende de mí, primo.” Y es como, pfff, déjalo. Ahora mismo te llama mucho más la atención, es mucho más revolucionaria, la pancarta esa de “Dejar de rayar primo, 1312” que un cacho hilo de que la policía te está oprimiendo. Sin más: dejar de rayar, ¡a tomar por culo!
K.F.: En este tipo de géneros para que la gente se sienta identificada tienes que partir de ahí. Tienes que ser tú hablando de tu localismo o de tu realidad concreta y la gente conecta porque tiene realidades parecidas solo que a 200 kilómetros o los que sean. Pero es lo mismo. Es lo mismo si eres de la Rocha, o de Bidebieta o de Baraka.

Aun así, hay que ser fino para encontrar resonancias, ¿no? No imponer consignas sino ser sensible a lo que ves, escuchar.
K.F.:
No creerte Lenin, tío. Que además eres músico, no político. Para eso ya hay movimientos sociales… ¡Y tú eres un músico!

Es mucho más político decir “no quiero trabajar, no quiero entrar en toda esa puta mierda” que decir “el trabajo embrutece”

I.C.: Sin embargo, hay una batalla entre GKS y la Izquierda Abertzale para conseguir a Chill Mafia. ¡Me encanta! A ver quién se lleva el gato al agua.
K.F.: Para llevarnos a su terreno, tío. ¡Es una gozada! Los dos están ahí. Y nosotros: “¡Viva el Cura Santa Cruz!”.

Chill Mafia
Chill Mafia en Mendillorri Carlota Vidán

Uno de los versos que más me impacta de Ezorregatik x Berpizkundea es “vieja con pasta y bastón, quita de en medio”. Para vosotros son dos líneas de confrontación fuertes: la edad y la pasta, ¿no?
F.:
Es que antes escuchábamos Asto Pituak y grupos punkis que estaban venga a hablar de conciencia de clase. Luego ya nos pasamos al trap, que igualmente y aunque no fuera tan explícito iba en el fondo de las diferencias entre clases.
K.F.: Así que hemos mamado todo eso porque a los 14 años teníamos cresta. Y escuchábamos grupos más punkis que el copón. Los primeros bolos guapos que yo recuerdo eran los de El Conde Rata.
F.: Y El Fiemo y esta peña, tú. ¡Y qué a gusto la Sorgin Gaua!
K.F.: Es que en Iruñea el etxeko punk ha sido algo muy gordo. Además era una escena que se hacía cien por cien en la calle, enchufándote a una farola o a un generador. Y nosotros vivimos el final de eso. Esa fue la primera música que oímos nosotros de chavales.

Y la diferencia generacional se ha convertido casi en una cuestión de clase, en el fondo, ¿no? Vuestra generación, además de estar más presionada por la policía, tiene muchas menos posibilidades de colocarse en el mercado de trabajo o de acceder a una vivienda.
F.:
Supongo que lo que hay es una confrontación con esos viejos que nos dan lecciones desde un lugar súper acomodado, desde arriba un poco. No sé.
K.F.: También en todo tipo de música nueva hay, sobre todo al principio, un componente generacional. Primero hay que decir: “Todo lo que se ha venido haciendo hasta ahora no me gusta”. Se lo hace el punk al rock, se lo hace después el grunge al punk… Pasa todo el rato eso.

Guk ezagutu genituen etxeko punk-aren azken koletazoak, baina gero jada ETAk armak uzten ditu eta geratzen da euskal eszena bat superbuenrollera

I.C.: Batez ere euskararen ikuspuntutik eta euskarazko rap-aren ikuspuntutik azaltzeko: Espainan rap modu berrien eszena hip-hop zaharraren kontrara izan zen. Baina hemen ez zegoen. Orduan, zuek konfrontatzeko daukazuena da euskararen mainstream-a. Ez da musika generorik, ez da estilorik, baina ekosistema ekonomiko bat horren inguruan.
K.F.: Bai! Guk ezagutu genituen etxeko punk-aren azken koletazoak, baina gero jada ETAk armak uzten ditu eta geratzen da euskal eszena bat superbuenrollera...
I.C.: ETA ez dago hor, orduan Silveira desagertzen da…
K.F.: Bizardunak desagertzen dira eta geratzen zaiguna da eszena superbuenrollero hori esperanzari  kantatzen diona, dela prácticamente autoayuda, ¿sabes? Es que beste egunean egon nintzen entzuten a los Bulego. Tú, unas letras a la esperanza que era como “tío, no le puedes cantar eso a un chaval de ahora. ¡No puedes!”.
I.C.: Mr. Wonderful.
K.F.: “Elkarrekin ametsak egin...” esas barras, ¿sabes? No puedes. No vas a conectar con nadie.
F.: Eta da tortura bat txabaleriarentzat. Una tortura del subconsciente de la hostia: “Debería ser feliz, tío, y estoy aquí amargado. Puta vida. Todo el mundo es feliz y yo no”.
I.C.: A la vez hay una cosa que a mí me mola mucho de cómo vosotros producís. A veces vuestro rollo se vende como una especie de nihilismo individualista y en realidad es justo lo contrario. Lo que hay es una forma de hacer muy colectiva, muy en cuadrilla. La figura del genio individual capaz de componer las canciones y escribir las letras ha desaparecido definitivamente.
K.F.: Eso existió, y se sigue vendiendo, pero es que es una mentira del horror. Es un mito, una forma de vender un producto. Esa figura del genio-ídolo está rotísima. Eso está muerto desde el momento en que sale Britney Spears a muletazos con los periodistas, con un brote del copón. Eso está roto y ya no te puedes creer esa figura como de dios. Porque es gente igual de mierda que tú.
F.: Y que ahora con todos los medios que hay, con todos los vídeos de YouTube, los tutoriales… Siempre va a haber un jambo en tu barrio mejor que tú haciendo lo que sea. Ahora es que todos esos saberes están tan abiertos, tan generalizados, que es imposible que seas tú el mejor en todo.
K.: Y ahora además tienes todos los medios por nada, por 200 pavos. 150 de la tarjeta de sonido y 50 de un micro. Prau.
I.C.: Sí, sí. Y la multinacional que tiene los medios económicos para hacer cosas muy tochas, en realidad lo que busca es la credibilidad que da hacer videoclips que parezcan de mierda.
K.F.: Claro. En el momento en que necesitan esa estética tan trash, que nace de no tener casi medios, te los puedes follar en un momento. Ya da igual que tengas detrás una compañía del copón. Da igual. Aparte, porque tampoco lo hacen especialmente bien. No te digo ya las “majors”, te digo, por ejemplo, las discográficas de Euskal Herria.
F.: Es impresionante que no nos haya hablado ninguna aún.
K.F.: Ninguna. Cero. Cero visión empresarial. Y te hablo solo desde una perspectiva capitalista.
F.: No te mereces tu puesto, primo. No te mereces tu cocaína. A los dos días nos llamó una empresa de cervezas para darnos birras para que salieran en un videoclip. Y de las discográficas, que ven que nuestras canciones tienen 200.000 visitas (la de “Gazte Arruntaren Koplak”) y 80.000 en una semana (la de “31014”) y que ahora mismo somos de lo más mainstream en Euskal Herria, no nos ha hablado ninguna.
K.F.: Está más al tanto de lo que se hace Astore, que es una empresa de ropa, que la propia industria de la música. Bueno, que yo creo que no se puede considerar ni industria. Creo que son cuatro chiringuitillos que además no funcionan muy bien. No tienen ninguna visión.
F.: Tiene delito que una cuadrilla de chavales de 20 años, unos desgraciados, nos hayamos follado todo el panorama en un mes. En todos los aspectos.
K.F.: Es muy grave por su parte, un insulto muy gordo a su trabajo como empresa, que tengamos más views nosotros que lo último que ha sacado Baga Biga. Esa industria discográfica vasca lleva muriéndose desde los 90. Lleva sin adaptarse a lo que está pasando desde que apareció internet.

La industria musical vasca son cuatro chiringuitillos que además no funcionan muy bien. Esa industria discográfica vasca lleva muriéndose desde los 90, sin adaptarse a lo que está pasando desde que apareció internet

I.C.: Para mí hay un problema con esto. Y es que estar en Spotify, a día de hoy, es palmar pasta.
K.F.: Es un robo de la hostia.
I.C.: Es un negocio de miles de millones de dólares, que hay un pequeño grupo de gente al que le reporta beneficios…
F.: Yo lo veo como un negocio en segundo plano, como YouTube. Yo de YouTube no voy a sacar pasta, pero voy a tener reproducciones que me van a conseguir conciertos. Y en Spotify también.
I.C.: A eso es a lo que voy, que aquí la única manera de sacar algo de pasta de la música es hacer directos. Y creo que el sistema de la música vasca está muy destinado a conseguir controlar eso: qué ayuntamientos organizan conciertos y cómo poder acceder a ese circuito. Esa es la movida. En euskera, objetivamente, es muy difícil llegar a tener las reproducciones necesarias para monetizarlas.
K.F.: Pero es que esas empresas vascas se han limitado exclusivamente a explotar un nicho de mercado dentro de las txoznas. Cuando eso es un espacio de los movimientos sociales y lo que mola es que ahí toque cualquiera y que tú, con 14 años y tu grupo que estáis empezando, podáis tocar delante de tu peña.
I.C.: Pero donde hay pasta es en los presupuestos municipales de cultura, no en las txoznas. El otro día me contaron que había un ayuntamiento que tenía un contrato con cierta promotora para llevar a Su Ta Gar todos los años a fiestas del pueblo. ¡Y era un contrato de 15 años!
K.: LOL. ¡Pensión!
I.C.: Pero hay una cosa para la que confiamos en vosotros. Y es que en los últimos años, en esa escena proveniente del rap sí que ha habido un circuito de bolos completamente al margen de los medios. No hace falta que los mayores se enteren. Las canciones se hacen virales y la gente quiere venir a la fiesta.
K.F.: Que es lo que nos ha pasado a nosotros. Se nos viralizó “Gazte Arruntaren Koplak” y a partir de ahí, saques lo que saques, ya tienes asegurada una cantidad de reproducciones.
F.: Y no sé hasta qué punto, pero creo que sí puedes tirar sin una discográfica o sin una “major”. Un poco ni que sea.
K.F.: Un poco y al cien por cien también.
F.: Digo un poco por no fliparme.

Es la grieta de lo contracultural, que siempre vuelve. Una escena que le importa a la gente, no porque lo promocione nadie sino porque tiene sentido, porque resuena con las vidas y las preocupaciones de mucha peña.
K.F.:
Y siempre aparece el capitalismo a sacar rentabilidad de esa contracultura, pero aparecerá otra que rompa esa apropiación.

La lectura que yo hago de Berpizkundea como título es un poco esa. Lo que renace es la posibilidad de una ruptura en el campo pacificado que es la cultura, la vasca y la de cualquier territorio. Siempre renace la ocasión de que alguien diga una verdad que desafíe los relatos oficiales.
K.F.:
En verdad hemos dicho en entrevistas que lo de Berpizkundea era en el sentido de renovar la cultura vasca, pero es mentira. Tenemos mucho más que ver con Califato, aunque sean de Andalucía.

Entonces ¿cómo se os ocurrió lo de Berpizkundea? ¿De dónde sale?
F.:
De vacileo máximo. Se nos ocurrió con un colega que dijo: “Va, ¿le llamamos al disco Berpizkundea?” Y nosotros: “demasiado seco, tío”. Y no sé quién dijo “Ezorregatik”. Y ya está: Ezorregatik x Berpizkundea.
K.F.: O sea, el doble de vanidad. Era muy chapas si no.
I.C.: Esto ya como comentario de viejo: Berpizkundea es un concepto que se ha usado varias veces. El tocho es a principios del siglo XX. Cuando se ve un retroceso de la cultura imparable y hay como un nuevo impulso de lore jokoak, mobida hori guztiak.
F.: Yo también lo veo mucho en ese aspecto.
I.C.: Y en música clásica el segundo nacionalismo. El primero es en el siglo XIX y el segundo es ahí.
K.F.: Pero en realidad nosotros no somos para nada nacionalistas, sino más de nuestro barrio o lo que sea.

Chill Mafia 13

Me han dicho que Iruñea es ahora donde pasan las cosas, pero yo salgo a la calle y no lo veo tampoco…
F.:
 Eso es porque no has ido a Mendillorri de abajo [risas].
K.F.: Pero hazme caso, tú. Además, con todos esos grupos de Iruñea nos llevamos de la hostia. Ahora mismo tenemos un hermanamiento entre grupos y un apoyo mutuo que flipas. Y eso lo suyo es que vaya yendo para arriba. Que lo hagamos más y más organizado.

De las opiniones y críticas que habéis recibido por redes sociales, ¿os ha dolido alguna? ¿Os han dado que pensar?
K.:
Dolido no, dar que pensar sí, muchas. Siempre. Yo de hecho si entro a Twitter es para pensar. Me dicen: “Siempre estás insultando”. Y no, yo estoy insultando y pensando. Si suelto un bombazo es para que alguien me conteste todo lo contrario y decir “Ah, pues igual estoy un poco equivocado con esto. Ok”.

Pensar sin paños calientes, ¿no? Sin precauciones, sin buenos modales.
K.F.:
Sí, que es lo que estamos haciendo aquí un poco.
I.C.: Ahí hay una diferencia de visión, y es que nosotros, los viejos, vemos las redes como una especie de foro público, como el foro romano: vamos, sentamos cátedra, discutimos cara a cara… Y sin embargo, estos las usan como si fuera el grupo de WhatsApp de la cuadrilla, pero global.
F.: Que también es el foro, pero con otros códigos.
I.C.: Pero en los grupos de colegas, hasta los viejos nos insultamos. Pero en la plaza pública no nos insultamos.
K.F.: ¿Sí? ¿Los viejos os insultáis? [risas].

La grabación recoge, a partir de este momento, la llegada de Carlota, la fotógrafa, los saludos de la chavalería del barrio (“¿somos famosos o no somos famosos?”) y más cosas que no deben quedar reflejadas por escrito. Contra pronóstico, no hubo intervención policial y las cervezas tampoco se agotaron. Abandonamos Mendillorri con la sensación de que, afortunadamente, la juventud no es lo que era, sino de nuevo algo desconocido. Y que, como dijo Jaume Sisa, la historia es larga y no se ha acabado.

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#88388
28/4/2021 22:07

a ver si hablan así dentro de 3 años... que hay que currar eguneroeveryday

0
0
doctoranimacion
12/4/2021 10:34

Aupa Mendillorri

8
3
#87106
12/4/2021 16:42

No sabes nada de nada

3
6
#87174
13/4/2021 18:08

Aupa Mendillorri

0
1
#87187
14/4/2021 0:16

Gracias iluminao

0
1
doctoranimacion
12/4/2021 10:34

Aupa Mendillorri

0
4
doctoranimacion
12/4/2021 10:34

Aupa Mendillorri

0
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