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Especulación inmobiliaria
“No queremos ser Brooklyn”: vecinos y comerciantes de Puerta del Ángel se organizan frente a la especulación
“Dónde yo vivo hay gente que ha conocido el barrio desde antes de que estuviesen las calles pavimentadas. Me cuentan que cuando pusieron el primer McDonald algunas vecinas se pusieron furiosas, era como algo de fuera, algo que sintieron una invasión. Eso fue hace más de 10 años. Ahora lo que hablamos es que ya no se ve vida. No es que haya algunas cadenas, es que pronto no estarán los comercios de toda la vida”.
Una vecina cierra así su intervención en una reunión del Sindicato de Inquilinas de Puerta del Ángel. Durante un par de horas, algo más de una veintena de personas han debatido estrategias de resistencia contra la progresiva gentrificación del barrio, la cabeza de puente de la especulación al otro lado del río Manzanares, más allá del centro.
Han hablado del bloque de la calle Ermita del Santo 14, que provocó la movilización que los convirtió en una de las caras visibles de la lucha por el derecho a la vivienda en Madrid el pasado septiembre. Entre ellos, representantes de la Plataforma No las Torres, los vecinos de la misma zona que se oponen a la recalificación del centro comercial del mismo nombre para construir casi 600 nuevas viviendas, incluidas dos torres de más de 20 pisos.
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Unos intentos de resistencia que incluyen brigadas para localizar inquilinos e inquilinas en condiciones de abuso por parte de las inmobiliarias, un futuro mapa de pisos turísticos ilegales e incluso un manual para comunidades de vecinos que deseen aplicar la reciente sentencia del Tribunal Supremo que les permite prohibir los famosos y cada vez más rechazados AirBnb en las escaleras.
Por 2018 se animaban a invertir en el Distrito Latina rebautizándolo como ‘el Brooklyn madrileño’ y describiendo cómo los jóvenes que ‘huían’ de Malasaña y Lavapiés lo 'revitalizaban'
Una de las vías de trabajo es “ponerle nombre a quien está destrozando el barrio”, explica Alberto, uno de los portavoces del Sindicato. Se refiere, en concreto, a la campaña contra Madlyn, inmobiliaria del fondo de inversión BRWE y propietaria de más de 30 inmuebles en todo el barrio a través de diferentes sociedades desde 2018. Por esa época empezaron a aparecer los reportajes en prensa que animaban a invertir en el Distrito Latina rebautizándolo como ‘el Brooklyn madrileño’ y describiendo cómo los jóvenes que ‘huían’ de Malasaña y Lavapiés lo “revitalizaban”.
“Yo no sé si lo llamaría revitalizar”, responde Jesús González, de la Asociación Vecinal Puerta del Ángel (AVPA!), “la gente que viene tiene todo el derecho a venir, pero también estamos viendo que es mucha población de paso. No solo no hacen vida en el barrio, sino que repercute en que haya más infraestructuras o equipamientos [una de las reivindicaciones tradicionales del barrio es tener una biblioteca pública y más instalaciones deportivas para las familias]. Y eso lo vemos en cómo cierran comercios de toda la vida y aparecen hamburgueserías, gastrobares y cosas así, que no es que estén mal tampoco que existan, pero por los precios ves que no es para el perfil de vecino que estamos aquí de toda la vida”.
Una de las mudanzas más sonadas fue la de la administración de Loterías ‘La Violetera’ del Paseo de Extremadura, que tuvo que cambiar de ubicación (aunque solo a la acera de enfrente) porque según los nuevos propietarios “no encajaba con el perfil de negocio que querían para sus locales”. En su lugar ahora hay una franquicia de panaderías “artesanal”.
“Nos preocupa, más que quien llega nuevo, la gente a la que se expulsa, que siempre es la más vulnerable, la de menos poder adquisitivo, la que lleva décadas en el barrio”
“Tenemos claro que Madlyn no es la única empresa que actúa así, pero sí que es representativa y que su estrategia ha tenido su efecto llamada, ha sido un agente clave de este proceso”, explica Alberto, del Sindicato de Inquilinas. “En los últimos años se han centrado sobre todo en potenciar su eje comercial, a través de varios bares que tienen ahí en torno al mercado de Tirso de Molina, que se los alquilan a grupos inversores que ya abrieron negocios similares en Malasaña y en Lavapiés”. También han constatado “el cambio de perfil en el tipo de vecino de los bloques que regentan. Nos preocupa, más que quien llega nuevo, la gente a la que se expulsa, que siempre es la más vulnerable, la de menos poder adquisitivo, pero que lleva décadas formando parte del barrio”.
El ejemplo más extremo es el de la evidente campaña de atracción de los llamados ‘nómadas digitales’, ya muy presentes en el centro y barrios como los mencionados Lavapiés y Malasaña. El ejemplo más evidente es el del Hotel Madrid Live Coworking, situado en la calle Mariano Carderera. Ese efecto de relevo en la población, sustituyendo rentas bajas por altas y foráneas, lo provocan subidas del alquiler de 600 a 1300 euros en algunas viviendas.
“Está cambiando el barrio, cosa que es normal, como también que cambien las formas de consumo. Lo que no es tan normal es que sea a costa de acabar con el tejido comercial y social de un sitio”. Juan tiene su comercio, Muss Cosméticos, en el Paseo de Extremadura, no muy lejos de ‘La Violetera’. Aguanta en parte porque su negocio es también mayorista y sirve a peluquerías, aunque le molesta estar perdiendo su clientela tradicional porque vino a Puerta del Ángel por haberse criado en Lucero, el barrio de al lado, y vivir ahora en el también vecino Carabanchel.
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“De cinco años a esta parte ha ido cambiando el perfil del vecino y es gente que no consume en el barrio, o que directamente compra solo solo online. Así que buenos, el comercio va para abajo” nos explica. “Es la sustitución de unas personas por otras. Es evidente que hay menos familias, lo notas en la clientela o por la calle. Esto siempre fue un barrio con todo tipo de edades, muy heterogéneo, y eso ya no lo veo. Si expulsas tanto a los niños como a los mayores, ¿qué clase de barrio tienes?”.
“Es la sustitución de unas personas por otras. Es evidente que hay menos familias, lo notas en la clientela o por la calle. Esto siempre fue un barrio con todo tipo de edades, muy heterogéneo, y eso ya no lo veo”
No es optimista y acaba dándonos prácticamente un mitin: “es que esto no es Madrid, es Berlín, es Londres, es todo… Es como funciona: que se muevan fondos de inversión, que esto es lo que llamamos libertad. Libertad para el dinero, las personas según lo tengan o no, claro. Y luego la presión fiscal: si yo, que soy un pequeño comercio, pago mi IRPF del 28%, pero Amazon se va a Irlanda y paga un 2% o un 3%, ¿cómo me dicen que mi problema es que no soy competitivo?. Y los estados permiten que tengan esa ventaja, supongo que porque a nosotros nos quieren destruir. Solo lo puedo interpretar así. El mensaje que nos mandan cada día es que el del pequeño comercio o el que solo tiene su casa, esos pueden ir desapareciendo”.
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La función de las administraciones no sea tanto garantizar el derecho constitucional del acceso a la vivienda, sino mantener el mercado. Eso fue lo que hicieron cuando estalló la burbuja. Tras el rescate al sector financiero, una opción podría haber sido asumir las carteras inmobiliarias de las cajas para dotarse de una oferta pública, habitual en otros países europeos. En cambio, se buscaron nuevos inversores a los que se les ofreció esas carteras a precio de saldo.
La idea de que hay que construir más y cuanto antes presiona a las administraciones para facilitar los trámites y echar mano de la clásica política de ayudas directas o indirectas, que acaban siendo una transferencia de rentas al sector inmobiliario.
J. Dioni López