Agricultura
El abandono de Mercadona a uno de sus proveedores de hortalizas pone en jaque más de 300 empleos en Villena

La empresa Agrícola Villena acaba de anunciar un ERTE mientras negocia la continuidad del contrato con la firma intermediaria de la cadena de supermercados que ha sido su único cliente durante más de dos décadas
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Las instalaciones de Agrícola Villena cerradas mientras se dilucida la continuidad del contrato con Mercadona Kánovas

 

13 ene 2022 06:00

Los trabajadores de Agrícola Villena llevan meses viendo venir la situación en la que se encuentran ahora. Normalmente antes de Navidad los pedidos aumentan, pero en la pasada temporada los meses previos a las fiestas apenas hubo trabajo. Cuando el día 23 la empresa les dio vacaciones ya advirtieron lo peor, y al comenzar el año y encontrarse con el anuncio del ERTE se terminaron de confirmar sus sospechas. Este lunes se concentraron en uno de los muelles de carga de las instalaciones varias decenas de los más de 300 empleados que trabajan en la empresa. Producen hortalizas como zanahoria, puerro o apio y han tenido durante más de dos décadas un solo cliente. El cliente.

“Lo llamamos el cliente pero deberíamos decir ya su nombre, porque parece que es delicado”. En estos términos comienza a explicar la situación Ángela Mas, secretaria del comité de empresa por CCOO, al ser contactada por El Salto para conocer los detalles del difícil trance que atraviesa esta centenaria sociedad, fundada como cooperativa en 1920 y transformada en SL hace apenas seis meses como condición impuesta por el cliente para seguir negociando la continuidad de su vínculo comercial.

El cliente en cuestión es Mercadona, el reparo al pronunciar su nombre se debe a que “todo esto le molesta muchísimo”, indica Mas en referencia al conflicto laboral derivado de la decisión de abandonar al proveedor que la cadena de supermercados había adaptado a sus necesidades durante décadas, por lo que mientras se negociaba la continuidad del contrato desde la otrora cooperativa sus trabajadores han sido “muy prudentes” para no perjudicar los acuerdos, que empezaron a discutirse hace más de un año y que para su firma pasaron por condiciones como la conversión a sociedad limitada para favorecer la llegada de la inversión que garantice el rescate de la compañía villenera. No obstante, siendo SL, con los trabajadores ya sobre la balsa salvavidas del ERTE y el sueldo de diciembre congelado, el rescate sigue sin llegar.

Proveedor exclusivo

El gigante de los supermercados comandado por el empresario valenciano Juan Roig lleva desde mediados de los años 90 encargando parte de las hortalizas que vende en sus tiendas a la Cooperativa Agrícola de Villena. Hasta el año 2014 la cooperativa estaba obligada a producir vegetales exclusivamente para los supermercados de Juan Roig, el producto estrella eran las bandejas de arreglo para el cocido con zanahoria, puerro, apio y demás verduras producidas, envasadas y distribuidas en las instalaciones que Agrícola Villena tiene repartidas entre Alicante, Cádiz y Segovia.

La cooperativa se fue “haciendo grande pero por la necesidad” de la cadena comercial, indica Ángela Mas, pues al forzarles a ser su único cliente debían adaptarse a su demanda y “en cuanto él ha abierto una tienda nosotros hemos tenido que producir más”

“Nosotros hemos sido hasta el 2014 [proveedores] exclusivos” de Mercadona, “pero por exigencia de él”, matiza la secretaria del comité de empresa al explicar que si actualmente Agrícola Villena pasa de los 300 empleados es porque la empresa se fue “haciendo grande pero por la necesidad” de la cadena comercial, indica Ángela Mas, pues al forzarles a ser su único cliente debían adaptarse a su demanda y “en cuanto él ha abierto una tienda nosotros hemos tenido que producir más”, recordando con ironía “con qué ilusión le trabajábamos” cuando llegaba con sus contratos a cinco y diez años para comprarles toda su producción.

“Teníamos un mapa y ahí teníamos todas las tiendas puestas, todas, cuando abría una tienda le dábamos ahí con un pin, como si las tiendas fuesen nuestras”, recuerda Mas sobre la relación que los trabajadores tenían con su cliente, hasta el punto de que “cuando nos hacían el contrato en la empresa nos decían que había que ir a comprar a Mercadona porque era nuestro cliente”, explica la sindicalista. Los 400, 500 y hasta 600 trabajadores entre fijos y eventuales que han llegado a ser en las temporadas de mayor producción, “todos hemos ido a comprar a Mercadona, todos enganchados”, asevera Ángela Mas. Un enganche cuyo fin puede suponer la extinción de una cooperativa centenaria que enviaría al paro a más de 300 personas y afectaría a los empleos de casi mil que dependen indirectamente de la cooperativa, habiendo familias que tienen varios miembros empleados en Agrícola Villena y que están viendo sus trabajos al borde del precipicio.

El desenganche

El principio del fin de esta simbiosis asimétrica entre Mercadona y Agrícola Villena comenzó en el año 2014, cuando la firma valenciana interpuso a la sociedad Anecoop como agente intermediario entre la cooperativa y la cadena de supermercados. “Nos dijeron que Mercadona había cambiado su política”, explica la secretaria del comité de empresa, “y desde el 2014 [Mercadona] nos puso al intermediario pero exigido, lo debíamos tener sí o sí para llevarle el producto”. Anecoop es la empresa con la que llevan batallando desde entonces para que, entre otras cosas, paguen más por la zanahoria, un producto con el que la cooperativa lleva más de una década perdiendo dinero que debe compensar con los márgenes de otros productos más rentables como el puerro en un equilibrio contable que hace tiempo se volvió imposible.

A partir de 2014, ya con Anecoop como entidad delegada, Mercadona dejó también de lado la política de exclusividad que había mantenido con la cooperativa durante años animándola a “salir a buscar nuevos mercados”, asegura Mas. Un empujón que, según recuerda, se les planteó “en positivo” pero, explica, después de varios lustros de dependencia lo que pasó fue que Mercadona les ha ido retirando progresivamente los puntos logísticos que solían proveer y con ello reduciendo el trabajo para la empresa villenera sin que ésta pudiera adaptarse a la nueva situación y rellenar el agujero que la salida paulatina de su único cliente les estaba generando.

Agrícola Villena lleva desde entonces tratando de buscar nuevos clientes adaptados a las dimensiones que Mercadona confirió a la cooperativa. “Hemos ido a Carrefour, al Eroski.... pero cuando hemos ido ellos tienen ya a sus proveedores”, y en el caso de cerrar algún acuerdo con otras grandes superficies ha sido “con muy poquito género”, lamenta Mas, señalando que si Mercadona, a través de Anecoop, les ha “quitado un 20, nosotros hemos recuperado un dos, y con ese dos qué pasa, pues que nos sobra gente”, remata Mas resumiendo que Mercadona les ha “hecho grandes, pero ahora nos va soltando”.

Según explica la secretaria del comité de empresa, sienten como “una burla” que Mercadona anunciara “a bombo y platillo” que a partir de enero de 2022 subiría el sueldo un 5% a sus trabajadores, mientras a su proveedor es incapaz de subirle unos céntimos al precio que le paga por las zanahorias

Además, según explica la secretaria del comité de empresa, sienten como “una burla” el hecho de que Mercadona anunciara en diciembre “a bombo y platillo” que a partir de enero de 2022 subiría el sueldo un 5% a sus trabajadores para equipararlo con el IPC, mientras a su proveedor es incapaz de subirle unos céntimos al precio que le paga por las zanahorias, “asfixiando” a los trabajadores que cultivan y envasan sus hortalizas, que también están sufriendo los efectos del incremento de precios de consumo sin que su principal cliente contemple la piedad en su implacable política de proveedores.

Ahora, en los primeros días de 2022, después de un año de incertidumbre, los trabajadores de Agrícola Villena esperan que las negociaciones con el cliente salgan adelante y los empleos sobrevivan al ERTE, planteado con una duración de un mes, que es el plazo marcado para que las negociaciones concluyan con la continuidad del contrato o con la rescisión y por tanto, salvo milagro, con el cierre de la empresa. El alcalde de Villena se reunió esta semana con representantes del comité de empresa, ofreciéndose a mediar entre las partes y con las administraciones para evitar el cierre definitivo de una cooperativa local centenaria hipertrofiada para atender las necesidades de un gigante que al decidir marcharse amenaza con enviar al paro a cientos de personas.

No obstante, de no fraguar positivamente las negociaciones que permitan la continuidad de la empresa, los trabajadores no van a dejar sus puestos en silencio y van a movilizarse, tal como ya ha anunciado la secretaria del comité de empresa: “Nosotros si esto no se para, si ellos no reaccionan, a partir del lunes vamos a hacer movilizaciones todos los días”.

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