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Uruguay
Uruguay: Vigilia y memoria 50 años después
La agenda está cargada el día de la conmemoración del golpe de Estado del 27 de junio de 1973 en Uruguay. 50 años atrás se disolvían las cámaras, entraban las fuerzas armadas y se daba paso al periodo dictatorial que duraría 12 años.
Jacarandá, un reciente colectivo por la cultura de la memoria, trabajó por este encuentro en conversación con más de 25 colectivos para conectar con el momento presente y repensar qué ha sucedido con el paso del tiempo. Bajo el nombre de vigilia por la democracia, la tarde del 26 de junio fue una explosión de memoria frente al apagón cultural de la dictadura. Jacarandá es una comunidad de personas atravesadas por la dictadura que se unen para que el Nunca Más Terrorismo de Estado se asocie al cuidado de la calidad de la democracia. Se trata de tomar el silencio con un fuerte presente. Como exponen en su proclama, “aquella madrugada del 27 de junio de 1973 se concretaba el secuestro de la democracia”.
Uruguay
Marcha del silencio “¿Dónde están?” Uruguay marcha en silencio por sus desaparecidos
Se trata de una jornada de reflexión sobre la democracia que queremos y su calidad 50 años después del golpe. Una acción performática y simbólica de acción colectiva que es a su vez una invitación a pensar en nuestro lugar como sociedad civil organizada. Tamara del Castillo, organizadora del colectivo Jacarandá, se pregunta “qué democracia queremos y cómo la cuidamos”, ya que “los derechos no son estáticos, hay que defenderlos”. Victoria Sequeira, también del colectivo, acota que “de hecho, hemos perdido muchos derechos, el derecho del agua se nos está negando” y que “por eso rodeamos el Palacio Legislativo, donde se hacen las leyes que afectan directamente a la población civil”. Se trata, relata Sequeira, de que la población civil “interactúe con esa democracia”.
“La ley de caducidad es una gran herida en nuestro Estado de derecho” al tratarse de “la foto de un momento histórico que perpetúa el miedo”, lamentan desde el colectivo Jacarandá
Por eso analizan cómo “la ley de caducidad es una gran herida en nuestro Estado de derecho” al tratarse de “la foto de un momento histórico que perpetúa el miedo”. Jacarandá denuncia que “en nombre de la seguridad del país, el gobierno de facto secuestró, encarceló, torturó, violó, desapareció, exilió y marginó al propio pueblo”. Dejando claro que “saquearon el país y su patrimonio, humano, cultural, nos endeudaron”.
Junto a una multiplicidad de expresiones artísticas y culturales, se pone luz sobre el estado de la democracia. Artistas como Carmen Pi o Supervielle son algunas de las que pasaron por un escenario en movimiento durante toda la tarde. Población civil, sindicatos, movimientos sociales, estudiantes… se sumaron de una forma u otra a la vigilia. Esta idea surge del sueño de un artista del colectivo, se trata de un acto performático de rodear, cuidar y vigilar la democracia. Se iluminó así el inicio del 27 de junio en el Palacio Legislativo, lugar en el que comenzó la dictadura y represión. La población se suma a la convocatoria de Jacarandá, trayendo velas y bidones, que sobran en mitad de una crisis hídrica y política, apuntando a visibilizar su deterioro democrático y la importancia del rol de la sociedad civil. A las 23:00 de la noche ya está el Palacio rodeado y se comienzan a encender las velas. Luz para ver la democracia de cerca, para reflexionar sobre si estos 50 años han sido suficientes para afirmar que “nunca más” y actuar colectivamente por ello.
A las 22:30 tuvo lugar una sesión especial de memoria en el Palacio, conmemorando esa última asamblea general del 26 de junio de 1973. La población civil rodea el Palacio, no como espectadoras sino reivindicando que la memoria se hace entre todas, invitando a senadores y senadoras presentes en el acto oficial a sumarse al terminar la sesión. Sin embargo, las puertas del Palacio quedan cerradas para quien no tiene invitación. A las 23:30, entre bruma y con la oscuridad de la noche, el Palacio ya está rodeado de velas encendidas. Las personas participantes se reúnen en la entrada principal bajo los gritos de “¿Dónde están?” y “Nunca más”. Entre los reclamos, un profundo silencio.
La represión también debe tener una perspectiva de género. Actualmente siguen vivas 28 mujeres que reivindican en un proceso judicial que se condene a 100 militares identificados como responsables de las violaciones y abusos sexuales que sufrieron
La mañana del 27 de junio culmina con la inauguración del memorial de las expresas políticas, “que no solo conmemora y homenajea a las mujeres que resistieron dentro de las cárceles, sino también a todas las que sostuvieron”, como explica Sequeira. “Es muy importante estar con ellas en agradecimiento y que tengan un espacio que nos recuerde lo que pasaron estas mujeres” y es que el terrorismo de Estado “se ensañó puntualmente con el ser mujer” ya que, en palabras de Sequeira “no era suficiente ser sindicalista, estudiante o en contra del gobierno de facto, sino que al ser mujer tenían que estar en casa cuidando”. La represión también debe tener una perspectiva de género. Actualmente siguen vivas 28 mujeres que reivindican en un proceso judicial que se condene a 100 militares identificados como responsables de las violaciones y abusos sexuales que sufrieron, pero solo dos han sido condenados desde el 2011.
Las vivencias alrededor de la dictadura y el Terrorismo de Estado son diversas. En los últimos años se han empezado a alzar nuevas voces. Voces de infancias, adolescencias y mujeres. Sequeira ha estado relatando parte de su historia y de lo que la moviliza en los medios de comunicación durante la preparación de la Vigilia. “Con 80 días nos llevaron a mi madre y a mí. Ella estuvo en cana ocho años. Mi padre diez. Mi infancia fue entre visitas”, por eso hace falta hablar de la historia de las infancias y adolescencias durante la represión dictatorial. Para hablar de Jacarandá, Sequeira hace referencia a lo importante que ha sido “conectar desde el arte con la historia que nos afectó a todas, ya solo por vivir en este país”.
La jornada de memoria no termina, aunque el día acabe con una manifestación en el barrio de La Teja. Los y las desaparecidas están presentes a lo largo de todo el año. Por los 50 años del golpe en Chile y Uruguay, y los 40 de democracia en Argentina, este año se habla aun más de memoria en la región. “Quisieron que fuéramos la generación del silencio y fuimos la generación de la memoria” concluye una expresa política que relataba sus vivencias en el Asilo del Buen Pastor en el que fue recluida a los 15 años por su participación en las organizaciones estudiantiles.