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Redes sociales
Only Fans: mina de dinero y de problemas
La crisis provocada por la COVID-19 llevó a muchos jóvenes a recurrir a Only Fans como fuente de ingresos. @crys_swingladiess fue una de ellas: “los dos trabajos que tenía los perdí, cobraba ERTE mínimo y dije, voy a probar”. Para algunos crear contenido en esta plataforma ha supuesto un alivio económico, para otros, un grave error.
Dicen que la prostitución es el oficio más antiguo de la historia, razón de peso para que la profesión no deje de evolucionar. Primero señalaban con ramas en los balcones sus servicios, luego se colocaron en los parques como el del Oeste de Madrid -en el que empezó la Veneno-, pero cada vez son menos visibles. El mundo digital ayuda a que sea más disimulada. Only Fans es un ejemplo de ello.
Se trata de una red social como cualquier otra, aunque la diferencia su objetivo. Busca poner precio a las creaciones de los usuarios. Los seguidores, conocidos como Fans, pagan al creador de contenido una suscripción mensual o semanal que oscila entre los 5€ y 50€ -el pago se realiza en dólares-. El creador no recibe el 100% del dinero. Dos de cada diez euros quedan en manos de Only Fans por actuar como intermediario. Las publicaciones pueden ser de todo tipo: yoga, nutrición, deporte… pero sin duda reina el contenido erótico y sexual, aunque la red social no nació con este propósito. O eso dicen.
Son muchos los que piensan que en la plataforma se da una sobreexposición del desnudo a cambio de dinero. Vamos, un “mercadeo de cuerpos”, en palabras del detective privado experto en ciber investigación Salvador Gamero. No obstante, la ley dice lo contrario, lo explica Raúl, subinspector del grupo de delitos tecnológicos de la Policía Nacional: “la prostitución en España no está penalizada, sí lo está su favorecimiento y explotación. Desde ese punto de vista, las personas que suben su contenido erótico a este tipo de páginas de forma voluntario están haciendo algo que, pese a que se pueda catalogar como prostitución, no es delictivo”.
Es normal que surja la duda: ¿es Only Fans una plataforma que fomenta la prostitución? Gamero mantiene su opinión: “es evidente que se da una prostitución camuflada, porque si -a través del chat privado- pueden solicitar vídeos específicos […] el siguiente paso es la cita”. Un ejemplo es lo que le ocurrió a @crys_swingladiess, creadora de contenido en Only Fans: “En el chat me han ofrecido 3.000€ por pasar 5 horas con un tío, así que, sí, me han ofrecido prostitución. No he accedido y a esas personas las he restringido”, asegura. Al final el creador es el que decide si cruzar o no el límite.
¿Y sabiendo que Only Fans se lleva el 20% de las ganancias de los creadores, se le consideraría una “entidad proxeneta”? La plataforma se lava las manos: actúa como mero intermediario. Si alguien publica contenido erótico o pornográfico por voluntad propia, y alguien se hace con él, no podría juzgarse como tal. Pilar Diago, experta en Derecho Internacional Privado, afirma que “está relacionado con la pornografía, que no es ilegal siempre y cuando haya consentimiento y sean mayores de edad. No es prostitución” a lo que añade que “están desbancando a los sitios web de pornografía”; muchos trabajadores del cine para adultos están aumentando sus ingresos en esta plataforma, donde no todo el contenido es sexual. @crys_swingladiess aclara qué demandan los fans: “Es una plataforma en la que el contenido o es pornográfico o es erótico. Yo es que hago erotismo, no hago pornografía. Entonces, ¿Qué pasa? Una vez han visto desnudos y fotos eróticas, a los suscriptores o les das más o van bajando. Me dan dinero, pero no tanto como a otras personas”.
No hay que confundir sexual con sensual, mostrar con sugerir. El problema reside en que, a veces, los fans quieren cruzar los límites que los creadores han definido, y aprovechan la vía directa del chat para obtener una oferta más explícita:” A mí me han pedido de todo. [...] Me han pedido que me masturbe analmente y lo grabe, entonces es cuando entro y digo que pornografía no hago. Te piden de todo, striptease, sexo en pareja… Ahí está ya donde tú lo orientes”. La tentación existe, y @crys_swingladiess comprende que la gente dé el paso: “Te pueden picar las ganas de hacer algo más para ganar más dinero, pero al final te la estás jugando. Te echas para atrás porque no sabes quién está en el otro lado. Protegerme a mí es mi prioridad. Por 4 duros más no quiero tener problemas.”
Only Fans: El pacto con el diablo
No podemos pasar por alto que las redes sociales son empresas. Pero, ¿quién está detrás de esta? Tim Stokley es el fundador y actual CEO de la plataforma. Aunque ahora no le pertenece: la vendió a Fénix International Limited. Puede parecer superfluo, pero no lo es. El dueño de esta multinacional es Leonard Radvinski, que también posee el portal web MyFreeCams.com -ofrece shows eróticos en directo y gratis-. No es de extrañar que en Only Fans el contenido erótico prime ante el resto. Toda cuadra.
Una vez entrados en materia, podemos hablar de cómo Radvinsky y Stokleyse llenan los bolsillos. Only Fans es un ejemplo de la ‘economía de las plataformas virtuales’, un fenómeno novedoso que está generando millones de dólares. En este modelo de negocio, se identifican tres actores: consumidor, creador de contenido y plataforma. Entre ellos se da una relación triangular “muy parecida a BlaBlaCar o Uber: la plataforma es solo un intermediario. Lo único que hace es poner su plataforma al servicio del consumidor y del creador de contenido. Pone el software para que ellos se pongan en contacto y se genere el negocio” afirma Pilar Diago, experta en Derecho Internacional Privado.
Esta pirámide relacional se asienta sobre unos términos y condiciones, según la jurista, “mejores que los de Twitter e incluso que los de Apple”. Con ellos la empresa se blinda y se exime de cualquier tipo de responsabilidad: es la piedra angular de este tipo de sistemas. Pero OnlyFans siempre va un paso más allá. Cuando un fan se suscribe a un perfil se despliega un contrato extra que ambos deben firmar, convirtiéndose en los únicos responsables de un posible mal uso de la plataforma. Esto implica una cesión de derechos y asumir unas consecuencias que se supone que todo usuario de OnlyFans ha estudiado en las 36 páginas de términos de uso antes de aceptarlos: “He leído y acepto los términos y condiciones de uso” -click-.
El dinero nunca es tan fácil
El 57% de la población mundial está en Internet. La mayoría navegan por la web libremente sin conocer la amenaza de un tsunami de delitos que acecha de manera sigilosa. ¿Quién lee los términos y condiciones de las aplicaciones y páginas web que utiliza? En la teoría, todos. En la práctica gana la pereza. Esta desinformación unida al enorme conocimiento de los hackers, provoca que las infracciones sean ya una costumbre en esta plataforma. Su continua y rápida evolución hace que este tsunami vaya muy “por delante de las reacciones legislativas”, explica Diago. Esta actualización constante de los ciberdelincuentes adelanta también a los encargados de investigar y proteger a la ciudadanía de los delitos informáticos: la policía también se queda atrás.
Día tras día nos encontramos con estos problemas. Seguro que sabes de alguien cuyas fotos más íntimas pasaron de móvil en móvil por todo el instituto. Con bastante probabilidad, las fotos surgieron en un chat privado de alguna red social mientras practicaba sexting. Pero, ¿qué es el sexting? Esta práctica tan difundida entre los jóvenes, consiste en el envío de imágenes y vídeos explícitamente eróticos. El ‘listo’ que difunde sin permiso las fotografías por sus grupos de amigos se enfrentaría a procesos legales: está cometiendo un delito. Sin embargo, a la víctima le podrían haber ocurrido cosas peores. Es muy común que los contenidos intercambiados puedan aparecer en una red pornográfica. El principal riesgo no es que tu barrio sepa si te depilas o te haces algo de diseño -como dijo en Purpurina Alberto Gambino-, sino que te conviertas sin querer en una estrella porno y ni siquiera tengas derechos sobre tus fotografías y/o vídeos. Si todos conocemos a alguien al que le ha pasado, no hace falta ser Einstein para intuir que la ciberdelincuencia es un problema diario. Las cifras hablan por sí solas.
Otro posible escenario es el de la sextorsión. En este caso, el receptor convierte las fotografías en una moneda de cambio. Su objetivo es sacar beneficio bajo la amenaza de difundir esas fotos entre los contactos de la víctima. Ante la intimidación, accederá a todos los chantajes y coacciones que el agresor imponga, temerosa de las consecuencias de su publicación. Así lo explica una denunciante en el portal web sextorsion.es, dedicado a visibilizar este delito:
“[...] He tenido sexo virtual con una persona y ha grabado nuestras sesiones. Ahora me obliga a continuarlas a cambio de no enviárselos a todos mis contactos [...]. Estoy desesperada, esta persona maneja mi vida, decide a qué hora debo conectar, a qué hora debo dormir, a qué hora debo levantarme, etc. Me ha convertido en su esclava virtual, y yo me he convertido en su esclava real”.
En Only Fans la línea que divide lo legal de lo ilegal es difusa. “Imagina que esta página web tiene colaboración con xvideos.com. Si ves tu video ahí, irías a denunciar, pero realmente cuando se investiga y se piden las condiciones de los contratos que se han firmado, te puedes encontrar con una cláusula con la que legalmente Only Fans puede hacer eso” afirma Raúl, subinspector del Grupo de Delitos Tecnológicos de la Policía Nacional.
Está claro que existe una cara oculta en Only Fans. Hay gato encerrado. ¿Te acuerdas de ese segundo contrato con el que la plataforma se lavaba las manos? Pues bien. Este es el contrato que protege al creador de contenido del posible mal uso que pueda hacer su fan de sus publicaciones. Atentos.
¡Pero si yo no he subido mi video aquí!
3 millones de fotografías, unas 750 horas de vídeos. La mayor filtración de contenido de Only Fans hasta el momento. Sucedió en marzo de 2020 y afectó a estrellas de Tik Tok, influencers de Instagram y profesionales del porno. No hay que irse tan atrás, en octubre de ese mismo año sucedió algo similar. En ambos casos estas fotos y vídeos se dispersaron por todo Internet provocando pérdidas millonarias a sus creadores, sin olvidar el desprestigio de su imagen.
En la respuesta de Only Fans ante lo sucedido se habla de incluir marcas de agua como única solución, y añaden: “Si esto sucede alguna vez, debe ponerse en contacto con nuestro equipo dedicado a derechos de autor, que está aquí [...] para ayudarlo a resolver el asunto". Muchos usuarios como @crys_swingladiess conocen esta posibilidad: “Only Fans está muy bien protegido por un equipo de abogados y si hay algún problema te pones en contacto con ellos y ya ellos lo gestionan”. Este supuesto asesoramiento explicaría al creador de contenido que la plataforma no tiene ninguna responsabilidad. Se limpian las manos y los contenidos filtrados siguen -y seguirán- ahí sin que el creador reciba algún beneficio. Al fin y al cabo, ellos son “solo” intermediarios y la responsabilidad la tiene un tercero que, por norma general, es indetectable. Este tercero también será el causante del posible desprestigio que la filtración genere en el creador. No se sabe con certeza si este delito fue obra de hackers o de fans que se dedicaron -ardua tarea- a difundirlos de manera conjunta. Aunque parece extraño, porque las capturas de pantalla están más que restringidas en la plataforma. Only Fans tiene claro que ellos nunca son culpables. La plataforma siempre gana.
¡Denunciad esta cuenta!, se están haciendo pasar por mí
“De repente empecé a recibir mensajes en mi cuenta de Instagram en los que me enviaban un perfil con mis fotos, y el user cambiaba solo una letra del mío. Me metí, acojonada, y vi que tenía un enlace en la bio a un supuesto Only Fans”. -comenta @mariales.c-. ¿Cuántas historias de Instagram, con mensajes como: ‘denunciad esta cuenta, se están haciendo pasar por mí’, habéis visto en los últimos meses? No es de extrañar. Subir una fotografía a Instagram -o a cualquier red social- significa perder todos tus derechos sobre ella. Tener las redes sociales públicas es ponérselo demasiado fácil a estos ciberestafadores que buscan lucrarse creando estas cuentas. El modus operandi es muy sencillo: “Buscan perfiles, normalmente de Instagram, que son abiertos al público. Toman las fotografías de ese usuario y crean una distinta con nomenclatura parecida. En la información insertan un enlace URL a un OnlyFans -explica el subinspector Raúl-. Cuando se pincha en ese enlace, aparece una información para suscribirse previo pago para acceder al contenido erótico, accediendo a una página donde hay que insertar los datos de la tarjeta bancaria, momento en el que los autores culminan su proceso de obtener todo lo necesario para estafar a la víctima”.
No obstante, desde la policía aclaran que “en el marco legal actual, coger una fotografía de un perfil de una red social y usarla para crear otro distinto en otra red social, siempre que no se difundan datos personales de quien sale en esa foto y/o no se hagan acusaciones en su nombre (…) no es delictivo”. Entonces, a no ser que ese agresor se dedique a “abrir una cuenta bancaria, pedir un crédito o material pornográfico…” quedaría impune de cualquier delito “contra la intimidad o de descubrimiento y revelación de secretos”.
Aquí pone +18… ¿será verdad?
OnlyFans asegura tener un férreo control de la identidad de la persona desde el momento en el que se registra. Para poder dar de alta una cuenta de creador de contenido es necesario adjuntar una foto de tu DNI. Además, debes incluir una foto sujetándolo cerca de tu cara, para que la plataforma verifique tu personalidad mediante reconocimiento facial. Pero parece ser que esta “súper tecnología” no es tan puntera como presumen. Esto incrementa el posible acceso de menores.
De hecho, a pesar del símbolo +18, que atraviesa desde las condiciones hasta la web, se conocen casos de menores que han accedido. No sabemos si son igual de ágiles que James Bond en 007, pero han sido más inteligentes que la inteligencia artificial -valga la redundancia-: han logrado superar las barreras de una plataforma con contenido poco adecuado para su edad. Entonces, en Only Fans es muy probable que un adulto consuma contenido creado por un menor, que en el peor de los casos no alcance la edad de consentimiento sexual -16 años desde el año 2015, antes era 13-, cometiendo un delito de pederastia. Aquí no vale el famoso “Tengo 18 años de edad o más. ENTRAR” -click- propio de páginas pornográficas. En OnlyFans hay que currárselo un poco más.
En esta misma línea, surge el Online Grooming. Save the Children lo define como “formas delictivas de acoso que implican a un adulto, que se pone en contacto con un niño o niña” vía online con el fin de “ganarse poco a poco su confianza para después involucrarle en una relación sexual”. En estos casos, el delincuente se suele hacer pasar por menor. De esta manera se crea un clima de intimidad que puede acabar en un encuentro físico. En la plataforma el chat privado podría llevar a este tipo de situaciones delictivas.
Los peligros están claros. Ahora ya sabemos de qué se protegía @crys_swingladiess, que conoce a la perfección las reglas del juego: “Mi madre no me diría lo mismo a los 35 que a los 20. Mi madre a los 20 me habría dicho ´ ¡pero hija mía no lo hagas! `, me habría dado una lección, pero yo ya sé lo que me puede pasar. Sí que es verdad que de tener 20 años a 35 cambia. Este contenido en niñas tan jóvenes es pan para hoy y hambre para mañana. Hoy gano mucho dinero, pero en el futuro no te va a ir nada bien este contenido”.