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Política
Sensaciones térmicas. Templados y extremos, según sople el viento
Esta sensación térmica se puede trasladar a la sensación que nos dan los discursos dependiendo del tono en que se utilicen, así si se pegan voces parece que se dicen barbaridades destempladas y si se dicen barbaridades en tono bajito, se deduce que se está en la moderación y no el extremo.
Hay personas que pese a ser extremistas pasan por moderadas por su tono. Así podemos ver al portavoz ciudadano Edmundo Bal utilizando un tono en el Congreso suave que no nos hace recordar que este hombre entró en política porque se negó a seguir en la Abogacía del Estado porque quería pedir 25 años de prisión por delito de sedición aduciendo que hubo violencia, en vez de los 12 años que por este delito la Abogacía del Estado pedía para Oriol Junqueras.
Creo que hay que ser muy extremista para pedir un cuarto de siglo de prisión por un delito de sedición que suena a decimonónico, por muy suave que sea el tono utilizado.
El caso es que ahora sopla un viento desde el costado huracanado, que ha desplazado tanto el tablero político hacia la derecha que los programas políticos planteados en los años 70 por partidos socialdemócratas o laboristas (monopolio estatal de empresas energéticas, control de precios de los productos básicos, universidad gratuita…), sólo son reivindicados por partidos extraparlamentarios que se sitúan en el imaginario de los medios de información en la extrema izquierda.
Para estos medios, lo templado es un Moreno Bonilla que reparte millones a las cofradías, mientras recorta todos los programas de atención a la mujer maltratada y recorta líneas en la educación pública. Eso sí, con un tonito suave, incluso dulce, que no nos hace recordar que puso a Javier Arenas como senador de designación autonómica para evitarle el trago de no estar aforado en su declaración como beneficiario del dinero de la caja B del PP. Presunto beneficiario, no quiero parecer extremista, que, según he oído en la SER, hay 168 Javieres Arenas en España, sólo hay una posibilidad entre 168 de que el senador popular sea la persona anotada por Bárcenas tras la entrega del sobre relleno de billetes.
Luego están los extremos, con el viento de costado que lo desplaza todo a la derecha, cualquiera que sea medio socialdemócrata es considerado un extremo al que hay que buscarle un detalle o inventarse un delito que ponerlo fuera del tablero. Así, tenemos por un lado una cantidad de procesos judiciales y de injurias que si fueran dirigidas contra el rey sin mérito en vez de contra personas que tienen un cargo o un escaño por una formación a la izquierda del PSOE, se volverían en contra del denunciante, juez o jueza y acabaría en Guantánamo, con mono naranja, como mínimo.
Y, por último, están los olvidados, los que luchan de verdad, los que ya no sólo son tildados de antisistema, sino directamente de terroristas, precisamente porque denuncian las injusticias y además luchan contra ellas. Así Ruyman Rodríguez, anarquista grancanario, responsable de conseguir gracias al proyecto “La Esperanza” del sindicato de inquilinas de Gran Canaria, que 200 personas -77 familias- puedan vivir bajo techo, se enfrenta a un juicio por atentado a la autoridad, tras haber sido detenido en 2015 cuando se dirigía a su trabajo.
Y es que, tampoco creo que sea necesario que el tiempo, que lo solemos ver de forma relajada, se dedique a explicarnos lo dura que es la vida en la calle, o el frío que se siente cuando se está empapado, pero en el programa previo a la información meteorológica, sí que sería necesario que nos explicarán qué es la moderación y el extremo y el motivo de adjetivar a unos de radicales y a otros de moderados. Quizá así, sería más fácil que hubiera menos injusticias y se evitaran sufrimientos por sensaciones térmicas extremas.