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Huelga decir que las huelgas de personas trabajadoras pretenden presionar a la patronal o a quien dirija cualquier empresa o administración publica para que cumpla lo pactado. Alguien puede pensar que también se utiliza, esta herramienta sindical, para conseguir mejoras aún no acordadas en negociación colectiva alguna. Si bien esto último es posible, rara vez se da el caso. Normalmente se ha impuesto la concertación social y desde hace décadas el sindicalismo oficialmente reconocido, ha optado por mantener su acción sindical ajustada a la negociación colectiva. Enunciando, sólo eso, y en contadísimas ocasiones los aspectos a futuro que deberían ser mejorables para dignificar la vida de las personas, a través de desarrollos legislativos gubernamentales.
También la Huelga se convoca para permitir que las personas puedan, aun a costa de perder los días de salario, dedicar el tiempo de trabajo a la asistencia de manifestación o acciones que reivindiquen algún aspecto importe de la vida social. Por ejemplo este 8M, en el que la Confederación General de Trabajo de Andalucía CGT_A ha convocado huelga general en ese territorio para enfatizar el carácter reivindicativo de esta conmemoración, que tiene su origen en las trágicas muertes de 123 mujeres y 23 hombres, un 23 de marzo de 1911 por el incendio de una fábrica de textil en Nueva York. La discriminación, no sólo salarial, de las condiciones laborales de las mujeres en todo el mundo es el núcleo que permite englobar todas las discriminaciones sociales que la mujer viene padeciendo históricamente en estas sociedades patriarcales. Un día, este 8M, para proclamar y exigir igualdad en derechos y deberes de todas las personas sean hombre o mujeres. Y aunque esto parece aceptado por el común, no ocurre. ¿Qué lo impide?
En la vertiente más puramente sindical la Huelga está muy presente en este mes de marzo, ya que al conflicto propiciado por la empresa Acerinox, y que parece indefinido, a pesar de la voluntad negociadora de las personas que trabajan en esa fábrica, se le unen las próximas jornadas de Huelga en Transportes Generales Comes. El comité de empresa ya ha anunciado para general conocimiento que: “Después de agotar todas las vías de diálogo y sin obtener soluciones satisfactorias, nos vemos en la obligación de iniciar una serie de acciones de protesta que afectarán a la operatividad de la empresa en las próximas semanas. Calendario de Acciones: · Paros de 24 horas: 22, 27 y 31 de marzo de 2024. · Paros parciales (06:30 - 09:30): 5, 8, 12, 15, 19, 22, 26 y 29 de abril de 2024; 3, 6, 10, 13, 17, 20, 24, 27 y 31 de mayo de 2024; 3, 7, 10, 14 y 17 de junio de 2024. · Paros indefinidos de 24 horas: A partir del 23 de junio de 2024”.
La Huelga está muy presente en este mes de marzo, ya que al conflicto propiciado por la empresa Acerinox, y que parece indefinido, a pesar de la voluntad negociadora de las personas que trabajan en esa fábrica, se le unen las próximas jornadas de Huelga en Transportes Generales Comes.
Cuando la Huelga afecta a la prestación de servicios públicos, sería conveniente que el interés general estuviera representado en la negociación. Precisamente la externalización de servicios públicos para ser gestionados por empresas privadas crea no pocas contradicciones ya que deberían ser prestados por las administraciones públicas. De esta forma tanto las personas usuarias como trabajadoras establecerían las condiciones en las que prestar el servicio público. Pero al estar en manos privadas la negociación debe contar con la perspectiva de quienes tienen el derecho a recibir ese servicio público. No es una negociación de libre mercado, por mucho que las empresas pretendan manejarlo de esa forma. Las condiciones laborales de las personas trabajadoras en los servicios públicos deben estar garantizadas por un marco global que dignifica ese trabajo y por tanto los pliegos de concesiones administrativas, que las administraciones presentan a las empresas, debe recoger todas estas garantías. Si esto fuera así, ninguna empresa privada le traería a cuenta gestionar un servicio público, ya que impediría el abusivo margen de beneficio que extraen de la explotación de las personas contratadas.
Hay otras Huelgas que se circunscriben al ámbito puramente empresarial. Por ejemplo la de Acerinox. En esta esfera de las relaciones laborales en empresas privadas parecería conveniente que las administraciones mantuvieran una actitud vigilante que garantizara el derecho a la negociación. Porque lo que debe garantizarse es que esta se produzca, y sea precisa establecerla como obligatoria. Los resultados de la misma siempre estarán sujetos al acuerdo de aquellos aspectos que empresa y personas trabajadoras alcancen. Lo que no es discutible que si una de las partes requiere la negociación la otra esté obligada a sentarse. Esto es precisamente lo que está desbordando el conflicto de Acerinox porque, sin entrar en el contenido de lo que haya que acordar, la empresa se niega a sentarse a negociar con quienes legítimamente fueron elegidos democráticamente por sus compañeras y compañeros. Y esto torpedea la línea fundamental del estado democrático y de derecho. Ante actitudes prepotentes y autoritarias las administraciones públicas deben intervenir exigiendo a la empresa el reconocimiento de la interlocución del comité de empresa elegido democráticamente. El libre mercado en democracia no puede ser tan “libre” como a los “amos” les ha venido gustando. Porque sin la intervención de las instituciones del Estado el conflicto se desborda y afectando al ejercicio del derecho a la movilidad de la ciudadanía. Pronto deben las personas en huelga percatarse de que sus acciones de presión deben ser muy medidas, perjudicando lo menos posible a la ciudadanía en general, ya que ésta puede pasar de comprenderlos a indignarse con ellas.
La Huelga fue regulada en este país por un decreto preconstitucional publicado en 1977 en plena efervescencia de cambio de régimen, por cierto no concluida. Es un instrumento muy potente que supuso una conquista de la clase trabajadora. Las clases dirigentes, quienes ostentan el poder de los mercados, a fuerza de “domarla”, han ido consiguiendo alterarla para que no pueda dañar sus intereses de acumulación de la energía de las personas contratadas. Por ello parece conveniente que las gentes trabajadoras reflexionen sobre cómo afilar y aplicar convenientemente la Huelga, a modo de bisturí, para que, manteniendo la vida de la empresa, se le pueda extraer el cáncer de la avaricia a quienes la dirigen. Para ello conviene conocer y transferir las enseñanzas de Sun Tzu, recogidas en el librito “El arte de la Guerra”, fácilmente accesible en internet.
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muy interesante, pero he ido al enlace final y me dice que el archivo no existe!