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Empecemos por el poder judicial. Así, esta semana tenemos que el Tribunal Constitucional en pleno ha aprobado por un voto (6 a 5) que instar a quemar una bandera (que no quemarla) es un delito. Se ve que estos seis señores y señoras consideran que un dirigente de la Intersindical Gallega no puede decir megáfono en mano: “Aquí tenéis el silencio de la puta bandera, hay que prenderle fuego a la puta bandera” durante una manifestación ante el Arsenal Militar de El Ferrol, porque nuestra Constitución no ampara que en el lugar en el que nació el caudillo, un rojo, nacionalista y además sindicalista inste a quemar una bandera en una protesta por un conflicto laboral del servicio de limpieza de instalaciones militares. Se ve que se sale de contexto. Si hubiera gritado el clásico “obrero despedido patrón colgao”, lo mismo no pasa nada, lo importante es el contexto.
Ya sabéis, estudiad bien el objeto de las manifestaciones a las que vais, leeros el manifiesto, no vaya a ser que estéis en una manifestación por mejoras en el convenio del comercio y pidáis la República.
Debemos estar tranquilos, que los del Tribunal Constitucional, que tanto han estudiado para sacarse unas oposiciones de lo más complicadas, saben que la Constitución Española está para velar por el buen uso de las expresiones en el contexto determinado, vamos, que son como la seño de lengua cuando te equivocabas con el sujeto y predicado pero a lo bestia, por eso han ratificando la sentencia de sus compis del Juzgado de lo Penal de El Ferrol y de la Audiencia Provincial por ultraje a la bandera.
Despreciar a un trapo debe de ser una ofensa muy gorda, seguro, nada que ver con fusilar a 26 millones de españoles o provocar la cancelación de una prueba ciclista, que contaba con la autorización de Comunidad de Madrid. Esto lo hizo un representante de nuestro poder ejecutivo, Jaime Peral, alcalde de Navas del Rey, ayudándose de su exquisito verbo: “por mis cojones no vais a pasar por mi pueblo y para eso he convocado a la Sociedad de Cazadores para que cierren todas las fincas por donde pasa la prueba. Habrá 60 cazadores armados dispuestos a hacer lo que haga falta como alguno de los corredores se les ocurra pasar”. Como nos dirían los seis magistrados del Tribunal Constitucional, esto se ampara perfectamente en nuestra Constitución, un alcalde actuando en su territorio y ejerciendo las competencias que como munícipe le corresponden (además colocó candados en las vallas de entrada y salida de la dehesa de Navas del Rey) utilizando las palabras apropiadas y ajustadas a derecho haciendo hincapié en algo tan patriótico como los cojones y los cazadores armados, que no sólo no ultrajan a nuestra bandera, sino que la engrandecen como símbolo de nuestra patria común e indivisible, no como el sindicalista de la limpieza o los que hacen deporte en bicicleta.
Mientras tanto, las entrañables fechas de fin de año siguen con sus tradiciones ligeramente alteradas por la pandemia, así nuestra televisión local recauda junto a la Unión de Cofradías para los más necesitados que este año incluyen a los conventos de las monjas que hacen dulces, las mismas que ya han contado con el apoyo institucional del Ayuntamiento para la venta de sus productos, promoción mucho mayor que el apoyo a las empresas que pagan sus impuestos en nuestro municipio para poder comercializar sus productos de pastelería pese a las limitaciones de la covid-19.
Limitaciones que, en cuanto se han levantado por parte de la Junta de Andalucía, rápidamente fueron replicadas en Úbeda. Así, al Ayuntamiento no se le pasó ni un instante en anunciar por las redes sociales que la pista de hielo y la ciudad de los niños abrirá hasta la noche y no sólo hasta las 18 horas como lo venía haciendo obligado por el decreto de Junta de noviembre. Lo que no acordó nuestro consistorio es en anunciar a bombo y platillo que la zona azul que gestiona Aussa, Sociedad Mercantil con sede en Sevilla, volvía a operar por las tardes (en un gesto de magnanimidad el Ayuntamiento ha permitido unos días que no se lucre por las tardes el consejero delegado de Aussa a costa de los tickets de aparcamiento). Sobre el retraso en la información a los aparcadores, no hay que ser mal pensado, quizá fue para recaudar con espíritu navideño unas multitas el lunes destinadas a solventar los problemas de los conventos que venden dulces tax free.
Pero vuelvo al principio, estemos tranquilos, que aunque te multen o te quedes sin empleo, tenemos unos jueces que velan por nuestra bandera (y por el buen uso del lenguaje), unos alcaldes y alcaldesas que velan por el buen uso del espacio público, unas empresas que lo gestionan y unas monjas que rezan por nosotros y nosotras.
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Es como si volviera la España franquista y fascista que nunca se fue. Hay que quitarse de encima estos pesos muertos -jueces, empresarios, curas y monjas, militares- que no dejan avanzar a la España democrática, moderna, de derechos y libertades, plurinacional, ecologista, feminista y republicana.