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Guerra en Ucrania
Ucrania se resiste a entregar la ciudad de Mariupol, clave para la pinza rusa en el Donbás
La batalla en torno a la ciudad portuaria de Mariupol, en el sur de Ucrania está marcando el futuro inmediato de la guerra. El gobierno de Volodimir Zelensky ha rechazado el ultimátum por parte de Rusia para que los combatientes en esa ciudad —que forma parte de la franja sur, con la que el Kremlin quiere dominar el mar de Azov— depusiesen sus armas. La amenaza rusa incluía el aviso de que los funcionarios ucranianos que permanezcan en la ciudad se enfrentarán a tribunales militares.
El coronel ruso Mikhail Mizintsev aseguró que a las 10h de hoy, 21 de marzo, se abrirá un corredor humanitario para quienes depongan las armas. Iryna Vereshchuk, viceprimera ministra ucraniana fue la encargada de anunciar que se rechazaba la propuesta rusa y en solicitar la apertura del corredor. Ahora mismo hay ocho corredores, ninguno en Mariupol.
Esta ciudad es, al comienzo de la cuarta semana de la guerra, la clave para la defensa de otros puntos como la capital, Kyiv, Dnipro y Odesa. El Ejército ruso espera que, tomada la ciudad del sur —reducida a escombros según los reportes internacionales— sus tropas se podrán desplazar hacia otros enclaves. A fecha de hoy, las tropas rusas ya controlan el puerto y la población de la ciudad —que tenía 400.000 habitantes antes de la guerra— ha salido en masa o ha sido víctima de los ataques. 200.000 personas permanecen atrapadas en la ciudad, sin electricidad, gas o agua a temperaturas bajo cero.
Controlando esta ciudad, Rusia puede ejercer una pinza desde el norte, desde la zona próxima a Jarkov, donde se produce un avance de sus fuerzas, y desde el sur, para cercar al ejército ucraniano que combate en el Donbás.
Mientras tanto, siguen los bombardeos sobre otras ciudades. La mañana ha estado marcado por el ataque a un centro comercial en Kyiv, en el que han fallecido al menos ocho personas. La capital vuelve a imponer un toque de queda de 35 horas que llegará hasta el miércoles. Las autoridades de Odesa han denunciado otros bombardeos sobre zonas residenciales.
Para Ucrania, la mayor ambición sigue siendo que una intervención militar de las potencias occidentales cambie el curso de la guerra. En ese frente hay pocas novedades. Distintos congresistas estadounidenses, en su mayoría del Partido Republicano, han avalado un papel más “proactivo” del país en la guerra, aunque la demandada por Zelensky zona de exclusión aérea, no está encima de la mesa.
Las sanciones, sin embargo, siguen siendo la principal herramienta de la Unión Europea. Estos días se discutirá sobre la posibilidad de un embargo al petróleo ruso, algo que el Kremlin advierte que perjudicará a los países europeos pero no tanto a los Estados Unidos.