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Feminismos
“Las mujeres líderes cooperan, cuidan, democratizan y humanizan los procesos”
¿Por qué un estudio sobre el perfil competencial de las mujeres en la ESS?
Este proyecto feminista enfatiza en la asignatura pendiente de la igualdad de género en el ámbito laboral. Es una cuestión especialmente urgente dado que, según la ONU Mujeres, la crisis económica provocada por COVID-19 impactará más en las personas de género femenino, precisamente como consecuencia de la desigualdad de las condiciones que ya venían sufriendo antes de dicha crisis. Por ello serán todavía más necesarias políticas, campañas y acciones enfocadas a sensibilizar sobre el problema, y minimizarlo desde las estructuras.
Para la economía social y solidaria (ESS) el tema de la igualdad de género en el ámbito laboral es un tema importante porque se corresponde con dos valores de su carta de principios: el trabajo y la equidad. La ESS crea un entorno laboral respetuoso desde la perspectiva de género y este hecho se demuestra año tras año a través de los datos obtenidos mediante la Auditoría Social. No obstante, al ser un entorno constructivamente autocrítico, se siguen buscando maneras para reducir todavía más las brechas detectadas. Este estudio ha surgido como una herramienta más para lograrlo. El objetivo ha sido diagnosticar una serie de factores relacionados con el universo de las competencias: el perfil, los puntos fuertes y las áreas de mejora, el estilo de liderazgo, las características del entorno y las necesidades de aprendizaje para, finalmente, realizar una propuesta de acciones formativas en sintonía con el diagnóstico formulado. El acceso equitativo a la formación es una de las medidas para fomentar la igualdad de las oportunidades entre los géneros.
Cuéntanos sobre el enfoque y desarrollo de esta investigación
Desde el momento de su diseño la metodología del estudio fue el hilo conductor de todo el proceso. Se escogieron tres herramientas de investigación, tanto cualitativas (entrevistas en profundidad y grupo focal) como cuantitativas (cuestionario de encuesta) y todas ellas seguían la misma estructura de bloques temáticos: diagnóstico competencial, perspectiva de género y necesidades formativas. En la fase cualitativa procuramos incluir una amplia variedad de diferentes perfiles de las participantes para conocer diversos puntos de vista y así, obtener una muestra ampliamente representativa. Los resultados recopilados, analizados y sintetizados sirvieron de base para diseñar el cuestionario, en el que finalmente contamos con la participación de 150 personas. La triangulación de las distintas técnicas ha permitido sumar las fortalezas y aminorar las debilidades de cada una de ellas.
¿Cuáles son las principales conclusiones del estudio? ¿Confirmaban las hipótesis de partida?
No tanto trabajamos para confirmar o descartar una hipótesis, aunque sea cierto que partíamos desde algunos supuestos, sino que para responder una serie de preguntas clave: ¿Quiénes son las mujeres en la ESS? ¿Qué competencias tienen? ¿Cómo lideran? ¿Qué necesidades de formación tiene el entorno? En base a ellas reunimos una enorme cantidad de información válida que acabamos sintetizando en “los grandes mensajes”.
Uno de los principales productos finales ha sido definir el perfil de las mujeres. Hemos podido comprobar que, en términos generales, tienen entre 30 y 50 años y llevan más de 4 años vinculadas con la ESS, tienen un nivel de estudios alto y comparten intereses en diversas materias de carácter profesional y extraprofesional. Ha sido interesante determinar en paralelo dos retos que se plantean para el sector si de perfil se trata. Por un lado, el perfil socioeconómico y cultural a día de hoy no resulta tan heterogéneo como sería de desear. Diversificarlo podría ayudar a promover la instauración de una oferta más variada y completa de la ESS, cubriendo nuevos sectores y cerrando la cadena de producción de manera interna. Por otro lado, la ESS tiene que encontrar las fórmulas para involucrar más a sus trabajadoras “no técnicas” en los espacios participativos, para que su voz pueda ser escuchada.
Asimismo, el estudio ha confirmado que fortalecer las competencias de sus trabajadoras se considera importante para perfeccionar el ecosistema laboral de la ESS. Las participantes han considerado que la formación más prioritaria es la de las actitudes de las personas, seguida por las habilidades y dejando los conocimientos en último lugar. En cuanto a la autoevaluación en competencias relevantes se ha podido observar la tendencia de puntuaciones más altas en cuestiones relacionadas con el trabajo y la comunicación con las personas, mientras las más bajas en las que tienen que ver con las competencias técnicas de gestión empresarial, al ser principalmente las actividades no vocacionales.
Las mujeres líderes cooperan, cuidan, democratizan y humanizan los procesos. Su estilo es único y cada vez gana más reconocimiento al traducirse en múltiples beneficios para las organizaciones que dirigen. La ESS debe reforzar el liderazgo femenino no sólo para lograr el mero hecho de una mayor igualdad de las condiciones, sino que también, para poder plenamente aprovechar su potencial humano.
¿Habéis encontrado diferencias respecto de la economía convencional?
El contraste entre ambos ámbitos laborales acabó siendo uno de los pilares del marco contextual de nuestro estudio. Dada la envergadura habitual de los proyectos, el perfil de las mujeres vinculadas con la ESS se asemeja al de las empresarias PYME de la economía convencional. Gestiona muchos frentes simultáneamente, saben cómo funcionan todas o casi todas las áreas técnicas de gestión de sus proyectos, trabajan mucho y casi al borde de la sobrecarga. Existen, sin embargo, algunas diferencias. Para nombrar algunas: las mujeres de la ESS hacen el esfuerzo añadido por desarrollar su actividad económica de acuerdo con los valores de la ESS y, además, su entorno laboral es mucho más considerado si de igualdad de condiciones y oportunidades de trata. Los datos que proporciona el Instituto de las Mujeres con respecto a su situación en el mercado laboral desvelan que en la actualidad en España la población activa femenina accede al empleo en menor medida que la masculina, sufre mayor riesgo de desempleo y gana cerca de 16% menos. En el caso de la ESS las mujeres son la principal fuerza laboral y la brecha salarial de género sí existe, pero se estima en 5%. Cabe destacar que además en las entidades de la Red se implementan medidas y políticas feministas, tales cómo el lenguaje inclusivo, mejoras en la conciliación y corresponsabilidad, y participación más equitativa.
En conclusión, podemos establecer que la mujer en la economía solidaria es…
Es mayormente una mujer entre 30 y 60 años, con un nivel de estudios alto y lleva vinculada con el entorno más de 4 años. Es polifacética, trabajadora e inquieta. Cree que las competencias relacionadas con el trabajo y la comunicación con las personas son sus puntos fuertes y reconoce tener margen de mejora en distintas áreas de gestión técnica de su proyecto. Prioriza los aspectos humanos, pero entiende la relevancia de tener atados todos los cabos de su proyecto. Antepone la formación de las actitudes ante las habilidades y los conocimientos. Piensa que la formación tiene que estar dirigida de manera global a todas las personas, independientemente de su género, y a toda la Red de entidades. Asimismo, considera que la formación sólo tiene cabida si se realiza en consonancia con los principios de la ESS, en formatos de acompañamiento y un enfoque de lo más práctico y aplicable en su día a día.
¿Qué podemos hacer ahora con este estudio? ¿Alguna recomendación a tenor de los resultados?
El estudio fue impulsado por la Fundación Estatal para la Formación en el Empleo (Fundae). Fundae es una organización del sector público vinculada con el SEPE, al que apoya en cuestiones de formación profesional. A raíz de las conclusiones a las que hemos podido llegar se hizo una amplia recomendación en cuanto a la oferta formativa que estuviera de acuerdo con las necesidades del entorno detectadas. Esta recomendación fue trazada en diversas dimensiones, tales como los grupos de las destinatarias de la formación, contenido y el formato de la acción formativa. Con respecto a las destinatarias, es interesante destacar que se han incluido grupos de personas de dentro y de fuera de la ESS. Se ha sugerido realizar las formaciones a todas las personas y no tan solo a las mujeres, algunas de manera separada y otras de manera mixta. La formación de carácter externo ha incluido dos grupos de personas. Por un lado a las formadoras, para que aprendan sobre los principios, misión, visión, la estructura y todo lo demás relacionado con la ESS y sepan incluir este conocimiento en las acciones formativas que realicen. Por otro lado, a las alumnas, con el objetivo de concienciarlas sobre la existencia de economías alternativas, a modo de difusión para que el movimiento crezca.
Asimismo, consideramos que es una lectura sugerente desde el punto de vista feminista, cuestión que durante el mes de marzo adquiere una importancia extraordinaria.
¿Algún momento, declaración, vivencia del proceso que queráis compartir?
Creo que lo más destacable y que merece un reconocimiento es la enorme generosidad de todas las participantes del estudio. Su desinterés en compartir todo el conocimiento sobre el que pudimos construir las conclusiones. La agregación de estos dos componentes, el conocimiento y la generosidad, es la gran riqueza de la ESS. Cada etapa del trabajo de recopilación de información contó con importantes aportaciones. Las entrevistas fueron un buenísimo punto de partida para dotarnos de una enorme cantidad de información que nos aportó una visión global basada en su amplia experiencia. Durante el grupo focal se pudo establecer un cómodo y constructivo diálogo entre las participantes que creemos que congeniaron muy bien. Finalmente, el cuestionario de encuesta contó con una participación por encima de las expectativas y no solamente femenina. Todos estos momentos acabaron siendo hitos de gran peso para el estudio.
Puedes consultar el informe completo aquí.
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Hasta el Salto ha llegado el tontismo de este feminismo liberal y esencialista.
Los líderes (sean mujeres u hombres) por lo general no son buenos. De hecho, ser mala gente es un requisito bastante importante para llegar a ser líder en una empresa. Ser capaz de sentarte en un despacho, mandar al paro a unas cuantas familias en un rato y después dormir a pierna suelta. O pretender que la gente te sonría mientras la estás jodiendo la vida.
¿Las mujeres líderes cooperan, cuidan, democratizan y humanizan los procesos? Esto que se lo digan a Ana Botín. Si la igualdad socio-económical es repetir el rol de los hombres, el feminismo se convertirá en machismo tarde o temprano. Hay que alejarse de ese concepto, quiero decir, de lo material de ganar dinero, es precisamente eso lo que nos divide.
Que poco me gusta el concepto "mujeres líderes" en lo empresarial. Hay que desempoderarse...