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Censura
La Censura
A lo largo de la historia de España podemos encontrar varias épocas marcadas por la censura.
Así, libros como “El Lazarillo de Tormes”, que es hoy en día considerado una de las más importantes obras de la picaresca española, se vio incluida en los 11 índices de libros prohibidos entre 1551 y 1790 que publicó la Inquisición.
Igualmente, la censura llegó a los cuadros y en el siglo XIX, Francisco de Goya tuvo que declarar ante la Inquisición durante su investigación sobre quién posó para su famoso cuadro “la Maja Desnuda”. La censura en el arte llegó a expandirse tanto que se creó el cargo de “veedor” de la inquisición, cuya misión era la de supervisar que los cuadros no contraviniesen las normas religiosas.
Pero no solo las pinturas sufrieron la censura, sino que, por ilógico e irracional que parezca, la música también llegó a ser censurada, alcanzando incluso a un villancico preparado por la iglesia de San Salvador de Jerez de la Frontera.
La superación de la Inquisición no acabó con la censura, sino que está se volvió a reanudar durante la época franquista. El objetivo era claro; la aniquilación total de toda la obra cultural creada durante la II República y velar por la pureza ideológica del nuevo Estado totalitario.
De esta manera, se crea la Ley de Prensa de 1938. En virtud de esta ley quedaba bajo control gubernativo todo tipo de publicaciones, así como cualquier otra manifestación cultural y una larga serie de escritores que, catalogados como antifranquistas o simplemente indiferentes al “Movimiento Nacional”, no podían mencionarse en los órganos informativos.
Con la promulgación de la Constitución de 1978 y la democracia se acabó con la censura impuesta durante el régimen franquista, pero, a pesar de que estas épocas nos parecen muy lejanas, hoy en día seguimos teniendo presente la censura. Quizás no sea el Gobierno quien controla lo que manifestamos o lo que mostramos, pero es cierto que no somos libres para exteriorizar todos nuestros pensamientos.
El debate más actual sobre la censura lo encontramos en la red social conocida como “Instagram” y su famosa censura del pezón femenino.
La plataforma de Instagram ha puesto en marcha lo que denomina “control de contenido delicado”, a través del cual elimina toda fotografía en la que se pueda observar, entre otras, pezones femeninos o madres amamantando a sus hijos.
Creo que se nos está olvidando lo natural de la vida, la belleza que se puede encontrar en como una madre amamanta a su hijo, en como ella sola en capaz de crear el alimento que este necesita y en como ella sola es capaz de mantenerlo con vida.
¿Acaso hay algún padre o madre que le tape los ojos a sus hijos cuando ven un torso masculino desnudo en la playa en un intento de proteger su indemnidad sexual e inocencia? No, porque realmente no nos molestan los pezones. Nos molestan los pezones femeninos. Nos molesta que una mujer se crea lo suficientemente libre como para enseñar lo que es suyo. Nos molestan las mujeres empoderadas. Nos molestan las mujeres guerreras, aquellas que saben lo que valen, aquellas que no están dispuestas a agachar la cabeza mientras un hombre les dice lo que tienen que hacer. Nos molestan las mujeres que puedan poner en peligro el patriarcado, nos molestan las mujeres que les puedan quitar el poder a los hombres. En definitiva, nos molestan las mujeres que reclaman lo que es suyo.
Por tanto, todo esto de la censura no es un intento de proteger las mentes más influenciables e inocentes. No se trata de impedir que se muestre públicamente contenido delicado. Se trata de seguir manteniendo el control, pero ya no solo sobre las mujeres. Se trata de seguir manteniendo el control sobre las mujeres, sobre los hombres, sobre las personas y, sobre todo, sobre sus pensamientos.