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Crisis climática
Amenazados por cinco omnicidios II
Artículo publicado originalmente en Beyond Nuclear International.
Viene de la primera parte.
4. La Inteligencia Artificial o IA es vista por los principales científicos y tecnólogos como la herramienta definitiva capaz de hacer avanzar un futuro catastrófico fuera de control. Las máquinas que se replican a sí mismas y se vuelven contra sus creadores ya no son ciencia ficción. Una advertencia coherente vino del experto informático Bill Joy en su artículo seminal publicado por la revista Wired el 1 de abril de 2000, titulado “Why the Future Doesn't Need Us“ (Por qué el futuro no nos necesita). En su tríada de horrores plausibles incluía la IA, la biotecnología y la nanotecnología y cómo se entrelazan entre sí.
Sin ningún tipo de regulación, estas tecnologías están siendo impulsadas por prioridades comerciales/corporativas de beneficios a corto plazo, con fuertes subvenciones y contratos gubernamentales. La opinión de los ciudadanos no forma parte de la ecuación.
Sin ningún tipo de regulación, estas tecnologías están siendo impulsadas por prioridades comerciales/corporativas de beneficios a corto plazo, con fuertes subvenciones y contratos gubernamentales. La opinión de los ciudadanos no forma parte de la ecuación.
En 2014, pesos pesados de la ciencia y la tecnología, encabezados por Stephen Hawking, publicaron una carta al mundo advirtiendo de los robots que podrían tomar el control de sus operaciones y replicar sus algoritmos dando lugar al control directo de los seres humanos, armas autónomas y otras confiscaciones de decisiones de la especie humana. Fue una noticia de uno o dos días en los medios de comunicación, seguida de un encogimiento de hombros mundial y vuelta a las andadas. El Congreso y los Parlamentos no están preparados y han hecho poco para desarrollar la legislación aplicable necesaria para frustrar este implacable impulso autoinfligido hacia el omnicidio.
5. Luego viene el omnicidio fundacional derivado de una oleada de dictadores electos habilitados por una sociedad civil excluida y en deterioro. El poder político y empresarial se concentra cada vez más en manos de unos pocos a expensas de la mayoría. En la mayoría de los países, la economía política ha convergido en un Estado Corporativo en constante maduración del que advirtió el Presidente Franklin D. Roosevelt en un mensaje al Congreso en 1938:
”La primera verdad es que la libertad de una democracia no está a salvo si el pueblo tolera el crecimiento del poder privado hasta un punto en que se hace más fuerte que su propio estado democrático. Eso, en su esencia, es el fascismo: la propiedad del gobierno por un individuo, por un grupo o por cualquier otro poder privado controlador.“
”La primera verdad es que la libertad de una democracia no está a salvo si el pueblo tolera el crecimiento del poder privado hasta un punto en que se hace más fuerte que su propio estado democrático. Eso, en su esencia, es el fascismo: la propiedad del gobierno por un individuo, por un grupo o por cualquier otro poder privado controlador.“
Los regímenes cleptocráticos se presentan en varios estilos, dependiendo de la etapa de desarrollo de la nación, y operan robando del futuro para enriquecerse y afianzarse en el presente. Tanto en los llamados países desarrollados como en los que están en vías de desarrollo, están desplazando cualquier atisbo de democracias modestamente operativas capaces, con la primacía de los valores civiles y el Estado de Derecho, de prever y adelantarse a estos omnicidios que se avecinan. ¿Dónde está la esperanza?
Donde siempre ha estado, en las sociedades con prácticas democráticas deliberativas y tradiciones de compromiso cívico que se inclinan hacia gobiernos de, por y para el pueblo. Basta con que el uno por ciento de la población decida comprometerse y conectarse para empezar a invertir esta ominosa deriva hacia el precipicio.
Como dijo Thomas Jefferson: ”No conozco otro depositario seguro de los poderes últimos de la sociedad que el propio pueblo; y si pensamos que no está suficientemente ilustrado para ejercer su control con una sana discreción, el remedio no es quitárselo, sino informar su discreción mediante la educación...".
Traducción de Raúl Sánchez Saura.