conferencia OSAKA
Conferencia del G-20 en Osaka en el año 2019.

Acuerdos comerciales
El Gobierno español intenta salvar el acuerdo comercial con Mercosur

La Ministra de Industria, Comercio y Turismo, Reyes Maroto (PSOE), impulsa una carta a la Comisión Europea pidiendo la pronta ratificación del polémico acuerdo comercial con el bloque del Mercosur.

@tomkucharz

18 nov 2020 12:21

El Gobierno de Pedro Sánchez sigue por la senda de la misma política comercial que sus antecesores tanto del PSOE como del PP. Primero fue la carta del mismo Sánchez junto con Angela Merkel, António Costa y Mark Rutte, entre otros, en la que reclamaron la firma del acuerdo comercial con Mercado Común del Sur Mercosur, formado por Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay, que se llevaba 20 años negociando en secreto, con el argumento de que “la Unión Europea no puede permitirse el lujo de ceder a argumentos populistas y proteccionistas en materia de política comercial”. 

La razón era obvia: defender los intereses de las grandes multinacionales europeas. “El Mercosur parece decidido a seguir liberalizando varios sectores que son de gran importancia para nosotros (...) Se beneficiarán especialmente muchos sectores europeos de importancia estratégica, sobre todo en la industria manufacturera, incluidos, entre otros, los automóviles y las piezas de automóviles, la maquinaria, los productos químicos o los productos farmacéuticos”, subrayaron los jefes de Estado, el 20 de junio de 2019, al entonces Presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker.

Unos días más tarde, el actual inquilino de La Moncloa se hizo la foto bochornosa con el presidente de Brasil, el ultraderechista Jair Bolsonaro, en la cumbre del G20 en Osaka, Japón. Y ello a pesar de las graves denuncias sobre violaciones de derechos humanos, la militarización, la deriva anti ambiental o la corrupción del ejecutivo brasileño. Aún resonaban los coros con el lema #EleNão de las movilizaciones del movimiento feminista de Brasil y el mundo contra el político racista, misógino y homófobo.

Si lo comparamos con la carta de 2019, llama la atención la ausencia de Alemania entre los firmantes. La canciller Angela Merkel había expresado “serias dudas” sobre el futuro acuerdo comercial

Aquel 28 de junio de 2019 anunciaron el acuerdo político, una especie de final fingido de las negociaciones entre la Comisión Europea y los ministros del Mercosur aunque todavía quedaba mucho por atar.

Ahora se ha filtrado una carta, promovida entre otras por la Ministra de Industria, Comercio y Turismo, Reyes Maroto o otros ocho ministros europeos para demandar de la Comisión la pronta firma y ratificación del acuerdo con el bloque del Mercosur. La diplomacia comercial desplegada por el ejecutivo español puede interpretarse como una decepción con la presidencia alemana de la UE que no ha cumplido con su promesa de tramitar la ratificación y puesta en marcha del acuerdo en este semestre. 

Carta Mercosur by El Salto periódico on Scribd


La misiva, a la que ha tenido acceso El Salto, trata de contrarrestar el creciente desacuerdo de gobiernos y parlamentos con el pacto comercial a causa del aumento de los incendios forestales en Brasil, el negacionismo climático de Bolsonaro o porque afecta a sectores nacionales sensibles como la agricultura y la salud. 

Firmantes
Además de Reyes Maroto, ministra de Industria del Gobierno de coalición también firman la carta Anna Hallberg, Ministra de Comercio Exterior y Asuntos Nórdicos de Suecia, Augusto Santos Silva, Ministro de Asuntos Exteriores de Portugal, Edgars Rinkēvičs, Ministro de Relaciones Exteriores de Letonia, Ivan Scalfarotto, Subsecretario de Estado (Viceministro) del Ministerio de Relaciones Exteriores y Cooperación Internacional de Italia, Ville Skinnari, Ministro de Cooperación para el Desarrollo y Comercio Exterior de Finlandia, Raul Siem, Ministro de Comercio Exterior y Tecnología de la Información de Estonia, Jeppe Kofod, Ministro de Relaciones Exteriores de Dinamarca así como Karel Havlíček, Viceprimer Ministro, Ministro de Industria y Comercio, Ministro de Transporte.

En la correspondencia advierten al Comisario de Comercio de la UE, Valdis Dombrovskis: “El hecho de no firmar y ratificar el Acuerdo UE-Mercosur no sólo afectará a la credibilidad de la UE como socio negociador y geopolítico, sino que también reforzará la posición de otros competidores en la región… al tiempo que debilitará aún más el peso geoestratégico y las oportunidades económicas de la UE”. Una clara alusión al creciente poder económico y geopolítico de las élites de China y la competición con Estados Unidos y otros estados asiáticos por los recursos naturales de América Latina.

Si lo comparamos con la carta de 2019, llama la atención la ausencia de Alemania entre los firmantes. La canciller Angela Merkel había expresado “serias dudas” sobre el futuro acuerdo comercial, tras reunirse con Greta Thunberg a finales de agosto. Tal vez para sembrar confusión o desmovilizar Merkel había dicho a Fridays For Future que no ratificaría el acuerdo “en su versión actual”. Su ministra de agricultura, Julia Klöckner, llegó a oponerse abiertamente. En contraste el ministro alemán de economía, Peter Altmaier, ha elogiado el acuerdo y “no tiene intención de solicitar a renegociarlo". 

Austria lidera el rechazo al acuerdo UE-Mercosur

Esta semana, durante la reunión de ministros de agricultura de la UE, Austria, Bulgaria, Luxemburgo, Rumanía y Eslovaquia instaron a la Comisión Europea a “reconsiderar el acuerdo de Mercosur”. En un documento conjunto describieron el acuerdo como una “amenaza para los agricultores europeos” que también “provocaría un deterioro masivo de la balanza comercial de la UE”. 

“Con nuestra declaración queremos seguir oponiéndonos al acuerdo comercial con el Mercosur”, dijo Elisabeth Köstinger, ministra de agricultura de Austria quien pidió a los otros estados de la UE que tomen una posición clara contra el pacto.

Hay temor de que el acuerdo baje aún más los precios de los productos que ya se enfrentan a una fuerte presión como la carne de vacuno, etanol, azúcar, miel y aves de corral. 

Los cinco gobiernos instaron a la Comisión Europea a supervisar la trayectoria del comercio agrícola con los países del Mercosur, a introducir mayores controles veterinarios, fitosanitarios y de seguridad alimentaria y a prestar más atención a la deforestación. 

La oposición austriaca al acuerdo con el Mercosur no es nueva. Las movilizaciones contra el tratado comercial transatlántico (TTIP) en el país transalpino fueron muy relevantes. La nueva coalición de gobierno entre conservadores y verdes ha asumido la negativa del parlamento y el Consejo de las Regiones que obligaron al ejecutivo a votar en contra del acuerdo en Bruselas.

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Por qué cada vez más países rechazan el tratado UE-Mercosur

Crecen las dudas en torno al tratado comercial con Mercosur en vísperas del comienzo de la presidencia alemana de la Unión Europea.

El acuerdo UE-Mercosur, en la cuerda floja 

La Comisión Europea tenía previsto presentar el acuerdo para su ratificación en la reunión de ministros de comercio de la UE, el pasado 9 de noviembre, y no lo ha hecho. El asunto no estaba en la agenda aunque sí se mencionó, según fuentes ministeriales, pero no se dieron pistas sobre un posible calendario. 

El vicepresidente de la Comisión Europea Dombrovskis dijo a comienzos de octubre en el Parlamento Europeo que “tal como está, no propondremos el acuerdo con Mercosur para su ratificación”, pero matizó inmediatamente que no se reabrirán las negociaciones y que está pactando con Brasil ”precompromisos" para salvar el acuerdo. El comisario de comercio ya se ha reunido con el Ministro de Relaciones Exteriores de Brasil, Ernesto Araujo, para explorar la posibilidad de negociar un anexo no vinculante.

Por su parte, el Parlamento Europeo ha aprobado en 7 de octubre una enmienda subrayando que “no se puede ratificar el acuerdo entre la UE y el Mercosur en su estado actual”. La advertencia, que forma parte de una resolución no vinculante más amplia sobre la política comercial de la UE, salió adelante con 345 votos a favor y 295 en contra. 

El presidente de la Comisión de Comercio Internacional de la Eurocámara, Bernd Lange (SPD, Alemania) también prefiere congelar el acuerdo: “Sólo puedo decir, por favor, pongamos este acuerdo en la nevera”. Asimismo, unas 1850 autoridades locales de la ”Alianza por el Clima“ también acaban de oponerse al acuerdo con el Mercosur por considerarlo un ataque frontal contra los objetivos climáticos.

Todo este revuelo se debe al desacuerdo entre los estados miembros de la UE y por la creciente movilización social. Junto a Austria y Luxemburgo también hay fricciones entre los gobernantes de Francia, Alemania, Irlanda, Países Bajos y Bélgica porque la apertura del mercado europeo para productos agrícolas del Mercosur aumente la crisis del mundo rural y la deforestación del continente suramericano. 

En Bélgica, tanto el parlamento de Valonia y de Bruselas votaron una resolución que rechaza el acuerdo en su forma actual y condiciona la firma del gobierno federal a un gran número de exigencias previas en materia de clima y de respeto de las normas sociales, medioambientales y sanitarias. Tampoco está claro si Irlanda ratificaría el acuerdo a menos que se añadan nuevas garantías ambientales exigibles, según el ministro de agricultura mientras las organizaciones agrarias se oponen claramente.

Previsiones económicas infundadas 

Los ministros que firmaron la carta publicada aquí no parecen muy sensibles a los impactos para los sectores agropecuarios. “Desde el punto de vista económico, la UE se beneficiará de una ventaja sustancial de ser el primero en actuar, ya que se convertirá en el primer socio global en firmar un acuerdo de libre comercio con el Mercosur. Esto permitirá a nuestras empresas un acceso privilegiado a un bloque”, señalan. 

En realidad, se profundizará una relación comercial asimétrica en la que los países del Mercosur exportan productos agrícolas y materias primas a la UE, mientras que las multinacionales europeas exportan hacia el Mercosur principalmente productos con valor agregado. “La llegada de productos europeos con aranceles bajos provocará una disminución del comercio dentro del propio Mercosur” desplazando la producción local y destruyendo empleos del sector industrial, especialmente de las pequeñas y medianas empresas, según el estudio de Luciana Ghiotto y Javier Echaide.

Más de 190 economistas de 24 países han explicado en una carta abierta lo inadecuados y en gran medida infundados que son los datos utilizados por la Comisión Europea para justificar los beneficios económicos que se esperan de un acuerdo de este tipo, mientras que otros estudios “muestran que el impacto neto real de la liberalización del comercio sobre los ingresos, el empleo, la productividad laboral, la innovación y la competitividad podría ser muy negativo”. Piden a Bruselas que lleve a cabo una evaluación del impacto más seria. La comisión de expertos que evaluó el impacto del acuerdo a petición del gobierno francés ha calculado que con el acuerdo crecerían la deforestación y la emisión de gases con efecto invernadero.

¿Qué puede pasar a partir de ahora?

En estas circunstancias es imposible predecir cuándo podría llevarse el acuerdo para la firma al Consejo de la UE. Todo parece indicar que no será durante la presidencia alemana. Tampoco parece muy probable que pueda firmarse durante la Presidencia portuguesa de la UE ─en el primer semestre de 2021─ aunque el ministro de Exteriores luso figure entre los firmantes de la carta filtrada.

Este retraso es “una primera victoria” de la sociedad civil organizada, según la campaña francesa que consiguió por ejemplo que más de 90.000 personas escribieran a Emmanuel Macron para que Francia lidere la batalla en Bruselas por el abandono del acuerdo. En junio, Macron anunció ante la Convención Ciudadana sobre el Clima: "He detenido las negociaciones sobre el Mercosur por completo” aunque es mentira.

Sin embargo, no parece que Macron vaya a enfrentarse al gobierno de Merkel por el acuerdo con Mercosur. Necesitan mostrar “unidad“ como motor de la UE ante los desafíos del proyecto europeo: Brexit, la crisis económica y la recesión mundial con ocasión de la covid-19, la relaciones gélidas con Estados Unidos o las crecientes tensiones con China.

Por su parte, la Comisión Europea sigue intentando salvar el acuerdo y está considerando la posibilidad de añadir anexos en un intento desesperado de tranquilizar a los gobiernos sobre cuestiones climáticas o agrarias.

La ratificación del acuerdo UE-Canadá (CETA) ha enseñado que la práctica política europea es llegar a un ”consenso" aunque sea con amenazas, corrupción y extorsiones. 

Se podría repetir el escenario con la firma del CETA en 2016. Retrasarán unos meses la decisión. Escenificarán ante los medios y la opinión pública la “preocupación” por los incendios, la Amazonía y los “estándares europeos” en la agricultura. Mientras tanto seguirán las reuniones secretas del Comité de Política Comercial del Consejo de la UE para decidir el procedimiento de ratificación. 

La Comisión Europea redactará una declaración interpretativa, una especie de “paquete sobre la Amazonía” que no será vinculante con la intención de calmar a los gobiernos de Francia, Austria o Luxemburgo. También puede servirles como coartada en sus países para justificar finalmente su firma. En realidad, la supuesta protección de la selva tropical será sólo una pastilla tranquilizante y no valdrá ni el papel en el que estará escrito.  

Si fracasara ese plan y el gobierno austriaco y francés ─u otros─ defendieran su veto, habría una segunda opción para los partidarios del acuerdo. Bruselas quiere dividir el acuerdo. El acuerdo de asociación consta de una sección comercial y otra de cooperación política, que afecta las competencias nacionales y por lo tanto requiere de unanimidad entre los Estados miembros. Hasta ahora, ambas partes fueron atendidas como un solo tratado. 

Ahora, si la UE divide el texto y deja que se vote primero el pilar comercial ya no requiere la unanimidad en el Consejo de la UE, como sucede actualmente. El voto negativo de Austria o Francia no bloquearía el proceso. Por ello, el vicecanciller de Austria, Werner Kogler de los Verdes, ha apelado al gobierno alemán que no permita esta maniobra. Pero si un día llega la ratificación del acuerdo, los gobiernos díscolos podrían echar toda la culpa a Bruselas. 

La insoportable posición del gobierno español

Concluir el proceso de ratificación del acuerdo comercial con Mercosur es una prioridad para el Gobierno de España. Así de rotunda se ha expresado Cristina Gallach, Secretaria de Estado de Asuntos Exteriores y para Iberoamérica y el Caribe, en la Comisión de Asuntos Exteriores del Congreso de los Diputados, el pasado 29 de octubre. 

El Ministro de Agricultura y Pesca, Luis Planas, lleva tiempo defendiendo el tratado comercial aunque la mayoría de sus colegas europeos estén en contra o, por lo menos, sean escépticos. Aún con todo la crisis del campo y los impactos negativos del sistema agroalimentario globalizado y, exactamente, de su industria, Planas sostiene que el acuerdo es una "oportunidad”. El ministro ignora, por ejemplo, la responsabilidad de España por la deforestación en Brasil. El 21% de las exportaciones brasileñas de soja a la UE tienen como destino España, destinada principalmente a la ganadería industrial causando a su vez graves estragos socio-ambientales. 

A Planas le guían los intereses de la industria. Cuando dice, por ejemplo, que “no se deben aplicar fórmulas aislacionistas que dificulten la llegada de productos necesarios a la UE” defiende en realidad los intereses del agronegocio transnacional en Brasil o Argentina, pero también la que comercializa los piensos en la UE y España -como la patronal Cesfac. Todo ello mina no sólo la lucha contra el cambio climático sino que contradice la Agenda 2030 y los objetivos de la estrategia comunitaria “De la granja a la mesa”.

Con estas posiciones, indudablemente la parte minoritaria del gobierno de coalición tiene mucho trabajo por delante. Las eurodiputadas María Eugenia Palop y Sira Rego y el diputado Juan López de Uralde, entre otras, han mostrado el rechazo de Unidas Podemos a la ratificación del Acuerdo UE-Mercosur, ya que “impide la consecución de objetivos climáticos más ambiciosos al externalizar las emisiones de gases de efecto invernadero de España en terceros países”, pidiendo, además, un estudio de impacto medioambiental. Pero eso es aún insuficiente para mudar la posición del PSOE. La diputada Maria Dantas, de Esquerra Republicana de Catalunya, es la parlamentaria que más se ha implicado hasta ahora para lograr un debate en el Congreso y cambiar la postura del gobierno. De momento, sin éxito.

Por su parte, las principales organizaciones ecologistas, Ecologistas en Acción, Greenpeace, Amigos de la Tierra, WWF y Seo BirdLife han afirmado que el acuerdo con el Mercosur es un “palo en la rueda para la consecución de las políticas climáticas” apelando al PSOE y concretamente a la ministra Teresa Ribera.

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